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Lo que sucede en Destiny Islands por pessova

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Notas del capitulo: Volvi < : (?)
Oh mi dios que este ha llegado meses tarde. En un hiatus semi temporal, es dificil dedicar mis pensamientos a este mientras el otro se me cola por la espalda.
Perdon ) :
Después de unas no muy inspiradoras palabras de su temible profesor de educación física, todos bajaron a los vestidores sin muchos ánimos de realizar ningún tipo de ejercicio. Los compañeros de Roxas soltaron todos una risita cuando Cloud le preguntó que si a él ya no le había dado clases esa misma mañana. Y las chicas aprendieron que no obtendrían un trato especial por ser niñas.
“Todos sufren por igual” Era el lema secreto del general Strife.
- Ya que es el primer día, haremos una prueba diagnóstica y ver como es el desempeño físico de cada uno. – explicó con suma tranquilidad cuándo los alumnos de la 1-B, ya cambiados a su uniforme de deporte esperaban por indicaciones sentados en línea frente al campo de fútbol.
Todos intercambiaron miradas de preocupación. Y ellos creían que harían algo más didáctico, como atrapar la bola, o un partido de futbol, tenis, hasta habrían aceptado un partido de voleibol por ser “el primer día”, no obstante, todos sabían perfectamente que “prueba diagnóstica” significaba que además de algunas vueltas en la pista de 100 metros planos, tendrían que hacer otros ejercicios más, todos a diestra y siniestra de su profesor.
Serían contados aquellos en quedar bien durante la prueba diagnóstica, y Roxas se sabía excluido de dicha cuenta.
Señaló con el dedo unos cuantos rostros. – Ustedes, los que llegaron tarde – exclamó Cloud buscando su cronometro. –, quiero que le den una vuelta a la escuela, por cada minuto que llegaron tarde.
A los 5 niños se les escapó el color de las mejillas, y un mohín causó eco en lo profundo de sus corazones. No se quejarían, a menos que quisieran que la cuota se duplicara.
Las niñas susurraron entre sí lo injusto que estaba haciendo, pero nadie se atrevió a protestar, ya que no querían terminar igual que sus compañeros.
- Imagino que Sora si debió protestar… - le confesó Kairi a Roxas en un casi inaudible susurro. Roxas asintió, era bastante probable, y explicaba más que bien por qué Sora había quedado tan traumatizado con la clase de educación física.
- Bien, levántense. – gritó el General Strife. Todos se incorporaron de un brinco y las risitas corearon cuando un chico dijo por lo bajo “malditos inútiles”; todos sabían que se corroía por dentro de las ganas de decirlo.
Las niñas fueron enviadas a dar vueltas en la pista de 100 metros planos mientras los niños hacían flexiones sobre el césped que estaba rodeado por la pista. Un punto donde Cloud podría observar con detenimiento que cada uno estuviera largando el cuerpo y disfrutar el espectáculo del sufrimiento de aquellos que estuvieran fuera de forma, es decir, la mayoría. Todos se preguntaban por qué no se reía histéricamente, tal vez no era tan descarado para eso, pero si sonreía de placer con total indiscreción. Era un día soleado en el caluroso e invariable clima de Destiny Islands y los estudiantes no podían usar gorras. Protegidos por el protector solar observaban moribundos a su profesor cuyo rostro estaba resguardado bajo la sombra de una gorra azul, que combinaba con su uniforme.
Roxas se desplomó en el suelo después de unas increíblemente forzadas doce flexiones y vio sorprendido a otros de los chicos alcanzar números el doble o hasta el triple de altos, Tidus era uno de ellos, que alcanzó hacer unas treinta y pico, asegurando que hacía más si estaba en la sombra.
Kairi se unió a ellos después de las primeras 4 vueltas y estuvo charlando con Roxas hasta que el profesor Strife indicara que era el turno de los chicos de ir a la pista y viceversa.
Roxas que creía que era un buen trotador descubrió que no era así si estabas bajo el ardiente sol, sumido en el sofocante calor, y su cuerpo ya estaba exhausto de haber realizado en aquellas condiciones unas flexiones que tanto le habían costado. Por mucho tiempo que hubiese pasado sin hacer nada en lo que se realizaba el cambio, esperar bajo el sol no era en lo absoluto refrescante y mucho menos renovador.
Dio unas cinco vueltas y media, y ya no podía sentir sus rodillas y tenía un nudo en el pecho. Cuando se acordó de darle una ojeada a Kairi, ya ella estaba desplomada sobre la grama charlando con sus amigas.
Le dio una última mirada de desprecio a Tidus, que aún vigoroso seguía trotando lúcidamente sobre la pista, y se unió a ellas.
Las amigas de Kairi lo bombardearon con todo tipo de preguntas, y confirmaron todas confundidas si él tenía un gemelo o caminaba demasiado rápido. Todas querían saber sobre su vida en Twilight Town, y cuando alguien le preguntó si tenía novia todas la callaron diciendo que era algo más que obvio, a pesar de que no era así. Sin embargo Roxas simplemente se calló y se limitó a contestar a las preguntas.
- Y bien, ¿Cómo se llama tu hermano? – le preguntó una rubia bastante pequeña. Todas sonrieron entre sí, que definitivamente habían advertido que Ven sería un blanco fácil para ellas, y él sabía que a su hermano de hecho no le iba a importar mucho.
- Ven.
Varias arrugaron la cara; jamás habían escuchado ese nombre. – Y ¿…l también tiene novia? – preguntó la misma rubia, que parecía ser la más atrevida de las cinco que lo rodeaban. Roxas negó con la cabeza, y observó las sonrisas de las chicas. Ven tendría unas quejas con él, por mucho que hubiese soñado con la popularidad.
- No, no tiene. – les confió Roxas, ansioso de observar el rostro de Ven cuando viera al grupo de niñas sonriéndole en los pasillos o a la hora del almuerzo. Si, no podía aguantar.
Volvió a ver algunos estudiantes mayores hablando muy tranquilamente con Cloud, ahora sí era su hora del almuerzo, si no se equivocaba. Pero ninguno de ellos era los que estaban en la cafetería a las doce.
- Habría sido genial que nos permitieran nadar en la piscina en vez de ponernos a hacer esto. – se quejó una niña. Todas asintieron con la cabeza, para su sorpresa, incluso él. Natación sonaba como algo idílico en aquel clima; Roxas no era un nadador experto pero le habría ido unas cuantas veces mejor que ahora.
- Claro, hasta que piensas en esos horribles trajes de baño. – protestó la pequeña rubia, cruzándose de brazos. Roxas puso los ojos en blanco; aquello era una idiotez, pero esos eran asuntos de niñas.
Aunque él mismo no estaba muy emocionado por usar un Speedo frente a sus nuevos compañeros. Bajó la vista a su reloj de muñeca y rogó por que faltara poco para el cambio de hora, estaba a punto de colapsar a causa del calor.
- Oye Kairi… - le dijo otra de las niñas de aquel grupo. – Riku creció mucho durante el verano… ¿No crees? – Roxas tuvo que volver a poner los ojos en blanco; no era nada agradable estar en medio de ese tipo de conversaciones. El supo más que bien que ella no se refería realmente a su estatura.
Kairi no supo qué responder y asintió con la cabeza.
Incluso Roxas estaba al tanto de que Riku era tremendamente popular no solo entre las chicas de su mismo curso sino entre las de cursos más abajo y entre algunas superiores también. Aun así, no se le conocía novia.
- Selphie siempre ha dicho que Riku está en el mismo plan que Sora. – comentó la atrevida pequeña rubia. – Pero si eso fuese verdad ¿No se le habría adelantado ya? – inquirió ella.
Las demás parecieron de acuerdo, excepto por Kairi, que pareció molestarse un poco. – No es como si Sora fuese un verdadero rival para Riku.
Roxas supo que estaban pisando terreno de guerra cuando vio a Kairi molesta. – Y ¿A ella que le pasa? – preguntaron varias al ver a Kairi que se iba hacia los filtros.
Bravo niñas, pensó Roxas. Se les adelantó a todas ellas antes de que fuesen a buscarla, puesto que no tenía planes de quedarse entre aquellas niñas atrevidas a chismear, ni ir a sentarse escuchar a Tidus parlotear con sus seguramente pesados compinches.
Sabía que ir a buscarla podría atraer algo de chisme entre aquellas chicas pero en realidad no le importaba mucho.
- ¿Qué pasó allá? – preguntó cuando vio a Kairi tomando agua, con el ceño fruncido, auténticamente molesta. Ella se despegó del filtro y subió la vista hacia él.
- Podrías haber defendido un poco a tu primo allá. – le espetó ella. Roxas la fulminó con la mirada.
- ¿Defenderlo de qué? – le espetó Roxas, incrédulo. - ¿De que un grupo de niñas hablaran tonterías? – ella bufó, cruzándose de brazos. - Sora no necesita que ninguno de nosotros diga nada por él – le dijo Roxas. –, mucho menos que nos molestemos por tonterías así.
- Si él lo supiera, diría que es verdad. – suspiró ella. – Creo que eso es lo que más me molesta. – rió.
- Como sea, creo que por fin veo algo de movimiento de vuelta a los salones. – sonrió Roxas, abriéndole el camino de vuelta con el brazo, cambiando el tema. Aunque cuando lo pensó de nuevo tendría que ser el camino hacia las duchas.
Kairi asintió con la cabeza, adelantándosele.
Después de una incómoda ducha, todos regresaron aliviados de que no verían al General Strife hasta el jueves, y él había asegurado que harían natación ese día. Solo quedaban tres horas más, y luego les tocaba ir a conocer los clubes; en bachillerato era obligatorio formar parte de al menos uno.
- ¿Qué toca ahora? – le preguntó Roxas a Kairi, desplomándose sobre su silla. Ella buscó su horario dentro de uno de sus cuadernos, buscando la hora con la mirada.
- Física – leyó tranquilamente.
El salón rápidamente volvió a llenarse de todos sus alumnos, y los murmullos cesaron cuando la puerta se abrió de golpe. Todos subieron su vista hacia la profesora de Física.
- ¿Tú no eres la secretaria? – corearon casi todos.
Rinoa puso los ojos en blanco, mientras dejaba sus cosas sobre el escritorio y escribía su nombre claramente en el pizarrón.
- Tifa Lockhart. – leyó ella en voz alta, mientras lo escribía en la pizarra. Todos se mordieron la lengua; lucía idéntica a la secretaria Rinoa. Su rostro delataba que era algo que le sucedía a menudo, como una rutina del primer día de los de primero. – Y les daré Física.
Bueno. Pensaron todos. - ¿Pero por qué eres igual a la secretaria? – volvió a preguntar un niño.
Todos voltearon inevitablemente a mirarlo, pensando que había perdido probablemente la cabeza. Su compañera de atrás le dio un golpe en la nuca, disculpándose por él ante la profesora Lockhart, para que diera inicio a la clase.
Tifa Lockhart, resultó ser otra profesora más con mucho carácter, con unas buenas intenciones similares a las de la Srta. Gainsborough pero con una actitud un poco más estricta, menos encantadora y no tan fácil de llevar.
Y con solo el programa del semestre anotado en sus nuevos cuadernos de física, gastaron otra hora de clases en que la profesora hiciese un intento en vano de grabar aquellos rostros en su memoria. Partiría al encuentro de su hermano gemelo y probablemente le preguntaría si le había gustado tanto la clase que se había escapado.
A Roxas le costaba creer que aún quedaran dos horas más de clases, era como el día interminable y le parecía inconcebible que existían profesores que no conocerían hasta el miércoles, aun con todas las horas de clase disponibles.
- Solo queda Inglés y la última hora es con nuestro profesor guía. – le confió Kairi, poco después de que la profesora Lockhart saliese del salón al cambio de hora. Aún no habían conocido a ese profesor guía, y ni siquiera estaba escrito en la hoja del horario. Si variaban con los años, tal vez no querían tomarse la molestia.
Tras conocer a su profesor de inglés, Xigbar ó Mr. Xigbar, Roxas imaginó que los profesores no eran elegidos precisamente por su buena presencia y aspecto confiable. Sin embargo no se imaginaba en que criterio se basaron al contratar al mastodonte de parche y cabello samurái como profesor a cargo de la materia.
Xigbar había probado tener más sentido del humor que conocimiento, bromeando a lo largo de la clase y evadiendo hábilmente cada pregunta. Una habilidad excepcional de devolver las preguntas y conseguir que uno fuese el que las respondiera.
Todos los alumnos que ya comenzaban a comentar entre sí lo extraños que estaban resultando ser todos sus profesores y el personal entero del bachillerato, se callaron de golpe al ver entrar al último educador de aquel día.
De cabello largo, presencia más atemorizante que la del general Strife, y unos fríos ojos rojos, dejó los libros que llevaba en sus brazos sobre el escritorio, mientras en completo silencio, coronado por las bocas cerradas de sus alumnos, tomaba la tiza del marco de la pizarra, comenzando a trazar su nombre.
Vincent Valentine.
Todos se preguntaron quienes habrían sido los sucios afortunados en conseguir a la Srta. Gainsborough como su profesora guía.
Corrieron a través de los pupitres las notas con comentarios acerca de que poseía una terriblemente oscura historia y una temible bien entablada amistad con el profesor Strife, algo que además de difícil de imaginar, resultaba espeluznante.
Tras haber todos leído los tres papeles que recorrieron a la velocidad del trueno sus asientos todos volvieron la vista de la mesa hacia su profesor guía, que ahora lucía más temible que antes, quien estaba sacando una pila de hojas de su maletín, comenzando a repartirlas entre los niños que estaban en primera fila, para que las fuesen pasando hasta atrás.
- Una lista de los clubes de la escuela, su ubicación y horario. – se escuchó decir a la profunda voz de su profesor, totalmente inexpresiva. Todos asistieron con la cabeza mientras le daban una rápida ojeada a sus hojas.
El profesor Valentine pasó la lista a la velocidad de la luz, y tachó a algunos distraídos con una inasistencia, les dio unas ensayadas palabras sobre como esperaba lo mejor de todos durante aquel año escolar que comenzaba y un buen comportamiento.
Y con todo eso dicho, soltó la rienda para que fuesen a conocer a los presidentes de los clubes, justo antes de que se llenaran con sus auténticos integrantes.
Kairi esperó por Roxas afuera del salón y lo invitó a ir a encontrarse con Sora y Ven en el patio, tal y como habían acordado “supuestamente” durante el almuerzo.
Al salir del edificio, Roxas vio casi enseguida a su hermano sentado al lado de Sora, con una cara de fastidio que seguro era una réplica de la de él.
Kairi corrió a saludarlos nuevamente, mientras casi al instante Sora comenzaba a lanzar todo tipo de comentarios que enhebraron algún tipo de conversación. Roxas ayudó a su hermano a levantarse del suelo, quedándose unos pasos atrás.
- ¿Y bien? – preguntó. - ¿Quién es su profesor de guía?
El rostro de Ven pareció aumentar su nivel de fastidio, mientras recuerdos desagradables se reproducían en lo más profundo de su cabeza. – Marluxia.
Prefiriendo no hacer más preguntas al respecto, se propuso alcanzar a Kairi y a Sora. - ¿En qué club has pensado Sora?
Le escuchó preguntar a Kairi para el instante que los alcanzó. – Creo que alguno de deportes. – respondió con sencillez, una prueba de que no le importaba pensarlo demasiado.
Kairi murmuró algo entre dientes. – Ya veo. – sonrió. – Yo he pensado en el de jardinería, o tal vez teatro.
- Yo creo que deberías formar parte del consejo estudiantil. – sonrió Ven, que finalmente los había alcanzado. – Siempre has sido de muchos ideales, ¿No?
Kairi comenzó a negar aquellas palabras, mientras Roxas le daba otra ojeada a la hoja. De arriba abajo y de abajo para arriba.
Ven probablemente se uniría a algún equipo donde pudiese golpear a alguien, de vez en cuando sostenía mucha furia dentro de él.
- ¿Y tú Roxas? – escuchó preguntar a la voz de Sora. Roxas despegó los ojos de aquella hoja bestialmente fotocopiada, con una vaga idea de qué contestar.
- Creo que el de astronomía. – los demás asintieron sin mucho interés, comenzando leer la ubicación de los clubes que habían mencionado hacía unos instantes, y antes de que se diera cuenta Roxas se había quedado solo, justo donde había estado hablando con ellos.
Imaginaba que en Destiny Islands deberían verse muchas más estrellas que en Twilight Town, había incontables zonas por allá que había visto con falta de cableado eléctrico, sino, era lo suficientemente oscuro como para ver un grupo de estrellas algo mayor que en cualquier punto de su antigua ciudad.
Leyó la ubicación de aquel club, mientras buscaba el mapa de la escuela que le habían entregado aquella misma mañana, y salió en marcha con el paso apresurado.
Se topó con algunas caras que le resultaban de algún modo familiares y pidió un sinfín de indicaciones a todos los superiores con los que se tropezó, hasta el punto de que dudó de que ese club de verdad existiese; dividido años atrás tal vez aún no lo borraban del malayo sistema.
Convencido de aquellos pensamientos se rehusó a cambiar de idea hasta que un profesor lo guió directamente hasta la puerta de entrada. Y solo se sintió medianamente convencido al leer “Club de Astronomía” en un nada atractivo pedazo de papel impreso pegado con cinta plástica sobre la puerta.
Abrió la puerta, con unas cuantas dudas de que hubiese alguien allí. Pero sorprendido, observó nuevamente aquella cabellera vistosa e imposible de evadir. Sentado en una silla de ruedas con los pies sobre el escritorio, tenía la mirada de quién creía que nadie aparecería por allí en toda la tarde. Con un cigarrillo entre sus dedos, era más que obvio que estaba al borde de encenderlo.
Alterado lo lanzó sobre la mesa y parándose de golpe caminó hasta la entrada. – Hola.
Roxas volvió a dudar. Con el decepcionantemente aburrido ambiente y el perezoso cartel, todas sus esperanzas parecieron esfumarse al ver al que debía ser su presidente. Con el aspecto de un metalero bueno para nada, no tenía mucho sentido que fuese parte del club al que Roxas tenía pensado unirse.
- ¿Me equivoqué? – murmuró Roxas en voz alta. - ¿Este es el club de astronomía?
El tipo de tercero asintió algo sorprendido. – Si. – replicó con naturalidad. – Aunque no te dejes llevar por lo que ven tus ojos. – advirtió él. – Este es el lugar en el que menos estamos así que, no lo tenemos en muy buen estado.
Roxas volvió a darle una ojeada a aquel salón vacío, sin más que aquel viejo escritorio un pizarrón para el cual seguro no había tizas, menos de diez sillas extras, y ni un solo indicio de afición astronómica. En un no muy buen estado parecía quedarse corto de adjetivos para lo que él pensaba de aquella habitación.
- Por cierto – recordó él, extendiéndole su mano. – Axel.
Roxas dudó nuevamente sobre qué hacer, dándole una rápida ojeada a aquella hoja. No habría problema si aquel club era un desastre y se cambiaba unos pocos días después así que, qué más.
- Roxas.
- Entonces ¿Bienvenido abordo? – preguntó Axel volviendo a desplomarse sobre su silla pero no se atrevió a retomar su cigarrillo frente a uno de primero. Roxas se encogió de hombros, imaginando que no le haría daño ver qué podía resultar de aquel aparentemente perezoso y un poco mal organizado grupo.
- Si.
Notas finales: Estem... Bueno : D
Me despido con mis mas sinceras disculpas... -w-

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