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La mesa de pool por pervertida yaoista

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Notas del fanfic:

aqui les dejo un Tom/Dan... lastima que no tengan su propia categoria cierto?

espero que les guste como va esto y que dejen reviews.

Notas del capitulo: hello!!!
bueno... aqui les dejo un nuevo fic, pero esta vez de los protagonistas de nuestros queridos fanfics.
espero que les guste.
dejen reviews!!!!!!!!!!
ahora a leer!!!!!!!!!!!!!
¡¡¡Ufff!!! ¡Que día!

Hoy estuve muy desconcentrado. Mi actuación fue un asco total y sigo intentando que el maldito parlamento me quede en la cabeza… pero no lo logro.

¡¡Ups!! Lo siento. No me he presentado. Soy Tom Felton, también conocido como Draco Malfoy en la saga cinematográfica de Harry Potter, y debo admitir que este día ha sido horroroso. Empezaré contando la historia que me llevó hasta este momento.

Esta mañana llegué al estudio de grabación muy relajado, dispuesto a desempeñar mi papel como se debe, pero –casi al mismo tiempo- llegó Dan, mi compañero de set, amigo tras las cámaras y enemigo en la ficción. La película que ahora grabamos es “Harry Potter y las reliquias de la muerte”. Ahora hacemos algunas escenas en el castillo, pero me estoy desviando del tema y debo ir al asunto en si.

Esta mañana Dan me alcanzó, me pasó el brazo derecho sobre los hombros y me saludó muy alegremente:

-Hola Tom ¿Qué tal? –se veía realmente contento y me pregunté cual seria la razón; él, sin prestar atención a lo que fuera a responder, siguió con su monólogo mientras caminábamos-. ¿Sabes qué día es hoy? –sonrió abiertamente, esperando mi respuesta.

-Ehhmmm… claro. Estamos a jueves –contesté.

Dan me quedó mirando con una expresión algo extraña. No se. Me pareció afligida o triste, pero aquel gesto que vi desapareció al instante.

-Ya veo –hizo una pausa que se me antojó larga-. Dime Tom, ¿Qué día es hoy? –me insistió. Le contesté:

-Jueves. Jueves… 23.

-¿De qué mes?

-De Julio. ¿Por qué?

Y ahí fue cuando me di cuenta del porque su rostro apenado. ¡¡¡Su cumpleaños!!!

En todos los años que llevamos de amigos nunca, NUNCA, se me había olvidado su cumpleaños. Tampoco él se olvida del mío, el de Rupert o el de Emma; siempre es el primero en planear las fiestas, siempre te regala sonrisas, abrazos por montones y algún que otro presente.

¿Por qué tuve que olvidarlo?

-Ehhmmm… Dan, yo…

-Olvídalo, hombre. A cualquiera puede pasarle –me dijo, con una de esas sonrisas que animan a todos los demás, pero no a ti mismo.

-No, Dan. En verdad que lo siento –me acerqué a él con los brazos abiertos y lo abrace fuertemente. Le di unas cuantas palmadas en la espalda que él me regresó en la mía. Al separarnos, le miré a los ojos y le dije:-. Feliz cumpleaños, amigo.

Nos sonreímos mutuamente por un segundo, luego Dan habló:

-Bien. Antes de que se me olvide… haré una fiesta hoy, en mi casa. Espero verte ahí esta noche. Que asistas a mi fiesta significa mucho para mi… -se calló. Le miré más detenidamente y vi un tenue tono carmesí en sus mejillas. ¡¡Que raro!!

-Claro que iré, Dan. No me perdería una de tus fiestas, menos si es la de tu cumpleaños –le sonreí; él me sonrió de vuelta (aun sonrojado y no se por qué) y se fue, excusando ir a su camarín.

Me quedé ahí, parado en medio del pasillo pensando en las palabras de Dan, en esa sonrisa decepcionada cuando no recordé su cumpleaños, aquel leve sonrojo tan tierno… ¿¿Qué??

Ah no. Debo estar alucinando.

“Que asistas a mi fiesta significa mucho para mi…”

¿Qué significado tenia aquella frase? ¿Qué significado tenia para Dan precisamente?

Preguntas iban y venían a mi cabeza sin cesar. No dejaban que me concentrara debidamente y el director de la película me regañó por haber estado “en las nubes”.
Las pocas escenas que compartí este día con Dan me parecieron eternas. …l actuaba como siempre, aunque me pareció ver por segundos ese tono rosa de hacia unas horas. Lo mas extraño es que, tras un mini accidente entre nosotros en la cafetería, evita cualquier contacto visual conmigo, por muy superficial que sea.

Intenté no pensar más en el tema, puesto que si seguía haciéndolo el director me enviaría a casa apenas tuviera la oportunidad.
Pero no le di el lujo de hacerlo. Me tomé la libertad de recobrar por completo mi carácter, interpreté a Draco Malfoy en las últimas escenas del día… sin la participación de Dan en ellas. Quizás eso me ayudó un poco.

Cuando terminamos de grabar las mejores escenas, me fui directo a mi camarín a descansar.
Entré con sigilo a mi cuarto, a pesar de saber que nadie estaría ahí esperándome.
Me senté en el sofá y me dediqué a pensar en lo duro que había resultado el día.

Recordé que debía ir a comprar un regalo para Dan. Casi se me olvida de nuevo, pero si él se entera… ahí ya no tendría su perdón.

“Que asistas a mi fiesta significa mucho para mi…”

¿Por qué se repiten esas mismas palabras en mi cabeza? ¿Me estaré volviendo loco?

Tocan a mi puerta.

¿Quién será? Bah. Que importa. De todos modos debo levantarme de mi cómodo sillón para atender a mi inesperada visita.

Tomo la perilla y la giro. Empujo hacia dentro del cuarto y aparece ante mí justamente aquella persona en la que pensaba: Daniel Radcliffe.

-Ehh… hola. ¿Puedo entrar? –pregunta. ¿Qué pasa que ahora lo noto distinto?

-Claro, claro. Pasa –dije, haciéndome hacia un lado para dejarle entrar. Luego cerré la puerta con suavidad.

Me percaté de cómo mi amigo registraba el cuarto con una mirada. Detalle algo curioso teniendo en cuenta que él ha estado en este camarín un montón de veces.
Se sentó en el sofá con cautela, después de él me senté yo a su lado.

-Venia a asegurarme de que aun iras a mi fiesta, ya sabes… para estar pendiente de cuantos invitados tendré y eso…

-Por supuesto. Estaré presente en tu fiesta, no lo dudes ni un momento –le sonreí.

-¡Oh! Que bien. La fiesta será a las 22:00 hrs., en mi casa.

-Muy bien. Ahí estaré y llevaré tu regalo conmigo.

-No es necesario. Si tu vas a ir, entonces ese será mi mejor regalo… -he ahí otra frase extraña. Se quedó mudo por unos minutos, siendo consciente de lo que había dicho… o eso me pareció.

Luego de unos minutos de silencio, en los que casi oigo el sarcástico cri-cri de los grillos, Dan me dijo:

-Ehmm… eso es. Ya debo irme. El director me dio el resto de la tarde para preparar los detalles de mi fiesta. Seguro que también ira, todos fueron invitados –me dijo con alegría. Era notorio que el tema de celebrar su cumpleaños número 20 le fascinaba.

Al cabo de unos minutos mas de conversación, Dan se fue de mi camarín mostrando una enorme sonrisa.

**********

¡¡¡¡¡¡Ding dooong!!!!!!

Vamos Tom, tranquilo, tranquilo, todo estará bien, nada pasará. Me dije internamente mientras tomaba grandes bocanadas de aire por la nariz y exhalaba fuertemente por la boca. No entiendo la razón por la que estoy tan nervioso.

“Que asistas a mi fiesta significa mucho para mi…”
“Si tu vas a ir, entonces ese será mi mejor regalo…”

¿Por qué mierda se repiten tanto esas palabras en mi cabeza? ¿Por qué no puedo dejar de pensar en ellas? ¿Y porque me pregunto siempre lo mismo?

No tuve el suficiente tiempo para contestar mis mudas preguntas, ya que el feliz cumpleañero abrió la puerta de golpe y yo quedé algo pasmado.
Dan vestía unos vaqueros gastados de color negro, una camisa blanca, traía un delantal de cocina puesto sobre su atuendo y llevaba un pañuelo atado en la cabeza. Según noté, se esforzó mucho por dejar su casa ordenada, limpia, adornada de manera divertida, con globos y serpentinas colgando de las paredes, y una enorme bola de espejos que “curiosamente” Dan tenia en casos de preparar fiestas.

Quedó boquiabierto cuando me vio en su portal. Me observó de pies a cabeza, luego paseó su mirada dentro de la casa, después de nuevo a mí. Estaba confundido sin duda.

-¿Qué haces aquí, Tom? –me preguntó con escepticismo.

-Bueno, eh… es que tengo que decirte algo importante… -susurré desviando mi mirada de la suya.

De soslayo pude observar que sus ojos brillaban de forma muy diferente a lo común en él.

-¿Si? ¿Qué es? –apenas y pude entender sus palabras. Las dijo como si se le hubieran atorado en la garganta y las estuviera escupiendo.

-Lo siento mucho, Dan. Si hubiera tenido más tiempo… algo más de antelación tal vez…

-¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? –dijo atropelladamente, subiendo el tono de voz… como si estuviera emocionado por algo…

-Lo siento tanto. No pude encontrar el regalo perfecto para ti. Busqué y busqué en las tiendas y nada que pudiera realmente gustarte, digo… tenemos gustos parecidos y no había nada que me gustara a mi que te fuera a gustar a ti ¿comprendes?

Dan tenia alzada una ceja y hacia una mueca torcida bastante peculiar. Se veía claramente el signo de interrogación dibujado en su frente, en sus mejillas, en sus ojos…
Poco a poco volvió su mueca en un adorable puchero y arrugó el ceño.
Al rato me miró y sonrió:

-Creo haberte dicho que no eran necesarios los regalos. Con tal de tener cerca a todas las personas que quiero me conformo.

“Si tu vas a ir, entonces ese será mi mejor regalo…”

Sacudí la cabeza con brusquedad para desviar mis pensamientos. Dan me quedó mirando, cuando le devolví la mirada él me preguntó:

-¿Qué haces aquí, Tom? Faltan… -volteó para ver el reloj del salón y volvió su vista a mi- …dos horas para que empiece la fiesta.

No supe que contestar. Estaba tan nervioso con eso del los ensayos, de las grabaciones, del regalo para Dan, del vestuario que usaría, y otras tantas razones mas que no me había enterado de la hora. Me maldije mentalmente por lo estúpido que podía llegar a ser en situaciones descontroladas… a pesar de no serlo en otras ocasiones.

¿Me entienden? Eso espero… así alguien me explica porque mi subconsciente me juega tan malas bromas.

-Jejeje… -reí tímidamente, rascándome la nuca con una mano-. Lo siento. No me di cuenta de la hora. Además… ¿me tendrás aquí fuera todo el tiempo que queda para empiece tu fiestita?

-¡¡Ups!! Que torpe soy. Pasa, por favor –se hizo a un lado. Yo pasé y me dirigí al salón, ahí me senté en uno de los sillones con Dan tras de mi-. ¿Quieres que te sirva algo? ¿Alguna gaseosa o cerveza? Lo que sea…

-Una gaseosa, por favor.

-Por ahora –dijo sonriendo de lado, con un brillito pícaro en los ojos.

-Por ahora –le concedí.

Se dirigió a la cocina mientras yo le esperaba en el salón. La casa de mi compañero y amigo era grandísima. Era amplia y bastante bien amueblada, se notaba que la madre de Dan tenia buen gusto en la decoración. La recorrí con la mirada hasta que sentí los pasos de Dan llegando desde un pasillo.

Apareció delante de mí con dos vasos, me entregó uno y él se quedó con el otro. Después de hacer un brindis por el cumpleañero ambos tomamos.

Ya que aun faltaba mucho tiempo para que llegaran los invitados, le propuse a Dan la idea de ayudarle a terminar los preparativos de la fiesta. Accedió después de insistirle por unos minutos.

-¡¡¡Uyy!!! Que terco te pones, Dan. Déjame ayudarte. Por lo que veo aun te queda mucho por arreglar y yo puedo darte una mano con eso que te falta. ¿Si? –le puse mi mejor cara de niño bueno que no rompe ni un plato. Me miró dubitativo, sopesando sus opciones.

-¡¡Oh, ya que!! ¿Me queda acaso otra alternativa?

-No –musité satisfecho.

-Está bien. ¡¡¡¡Manos a la obra!!!!

Tal como dijo, nos pusimos a trabajar en la decoración festivalera de la casa, dando toques caricaturescos al lugar. Luego comenzamos a preparar las bebidas a tomar, los bocadillos a servir, el espacio ideal para bailar. Todo un cóctel de lujo.

Nos tomó media hora acabar de ordenar todo. Dan quedó satisfecho y feliz con el resultado. Por otra parte, me sentí extremadamente alegre con haber sido de ayuda para quien me necesitaba… y pensándolo bien… vendría siendo parte del regalo que no pude encontrar para él. Sentía que se merecía algo de mí, que le pagara el olvido de su cumpleaños, la carencia de un presente, y el haber llegado dos horas antes de lo previsto.

Descansar un rato fue acertado, puesto que tanto “ejercicio” nos había agotado.

-Muchas gracias, Tom. No se que haría sin ti…

“Que asistas a mi fiesta significa mucho para mi…”
“Si tu vas a ir, entonces ese será mi mejor regalo…”
“No se que haría sin ti…”

¿De nuevo? No Tom. Basta.

“No se que haría sin ti…”

¡¡Esta noche será larga!!

-¿Estas aburrido? –cuestionó él. Volví mi rostro hacia Dan, se le veía cansado y contrariado. Quizás se estaba preguntando en que cabezas de pescado pienso yo ahora. Aun me encontraba sumido en mis pensamientos subconscientes y aquella pregunta me había descolocado un poco.

-Ehmm… ahmm… no, o sea si, digo… -mi moreno amigo levantó la mano para hacerme callar.

-¿Te interesa echar un jueguecito conmigo?

Me lo pensé. Faltaba ya una hora para que empezara oficialmente la fiesta de cumpleaños y, ya que no teníamos nada mas que hacer, accedí al reto de Dan.

Se levantó e inició la marcha hacia las escaleras, yo le seguí escaleras arriba. De ahí dobló una esquina y se metió a otro pasillo, llegamos a la puerta que se veía al final de éste; Dan se detuvo e hizo gala de una orgullosa reverencia hacia mi mientras abría la puerta.

Me dejó entrar primero y ahí la vi: una grandiosa mesa de pool.

Ubicada en el centro de la habitación se hallaba aquella hermosa, elegante y costosa mesa de pool. Las terminaciones eran redondeadas y se veían suaves al tacto. El paño verde, de una apariencia finísima, destellaba y hacia un contraste increíble con el color caoba de la madera. Las seis patas que la sostenían eran gruesas, con un tallado espectacular rodeándolas individualmente. Los tacos colgaban de un tablero sobre la pared, eran suaves y bastante fáciles de maniobrar. Las bolas estaban alineadas numéricamente dentro de un triángulo, del mismo color de la mesa. A un lado de los tacos colgados había un marcador de puntajes.

Me acerqué a la mesa, toqué la madera, acaricié el paño, miré por debajo de la mesa, por encima, por los costados… no dejé rincón sin revisar.
Miré a Dan después de mi exhaustiva inspección y dije:

-¿Tienes “esto” y no me lo habías dicho? –vi que mi amigo se encogía de hombros.

-Me tomé la libertad de darme un “pequeño lujo”. La compré hace solo unas semanas, ni te imaginas la alegría de mi padre cuando la vio, jeje. Por otra parte… me dije “¿para que decirles a mis amigos de esta belleza si puedo mostrárselas?” –otra vez encogió los hombros, al tiempo que me dedicaba una sonrisa de complicidad.

Suspiré. Nadie podía negarse a los caprichos de Dan, yo incluido.

Mi amigo se acercó a la pared para tomar un taco, lo imité y ambos, con tiza, espolvoreamos la punta. Una vez hecho esto nos pusimos a jugar.

************

-Te toca jugar, Tom.

-Si, lo se –contesté secamente. La sonrisa que tenia en el rostro me comenzó a irritar, más que nada por el hecho de que él estuviera ganando la partida.

Mi siguiente jugada estaba asegurada. Era cosa de apuntar bien, darle un pequeño efecto de bolea y ¡¡zas!! Tres bolas seguidas a los agujeros. ¡¡¡Iba todo tan bien!!!

Posicioné mi taco de manera que pudiera darle a las bolas rayadas 5, 6 y 8. Golpeé con la fuerza necesaria para hacer la jugada perfecta. ¡¡Era perfecta, de no haber sido por la “oportuna” aparición de Dan tomando un trago de whisky!!
Bueno… el problema verdadero no fue que él tomara, el problema fue cuando comenzó a lamer el borde el vaso muy, pero muy lentamente… casi acariciándolo con la lengua.

Fallé el tiro por solo unos centímetros. ¡¡¡Ufff!!! Abatido, y bastante aturdido por mi atención a tal detalle, suspiré ya por enésima vez.

-Ya te toca, Dan –expresé con rabia. A lo mejor eran imaginaciones mías, pero este Dan no se parecía en nada al Dan de esta mañana. ¡¡Oh vamos!! No piensen que intento salirme del tema por la tangente… aun estoy algo molesto, pero es verdad… Dan está algo… distinto.

-Si, claro, pero antes… ¿no quieres un trago, amigo? Seguro que lo necesitas después de tanto “deporte” –rió bajito, con sarcasmo. Yo me encogí de hombros y asentí con la cabeza.

Dan se acercó al minibar, tomó un vaso limpio de una pequeña vitrina, lo llenó de hielo y después vació whisky en el interior. Me volví a ver mi fallido juego con frustración, aun no podía creer que perdiera tan increíble jugada por ver a Dan tomando whisky… de esa manera… (Tragué saliva pesadamente), mejor dejo eso para otro momento.

Me concentré a pensar en las posibles jugadas que Daniel podría hacer en su turno. Había una pequeña posibilidad de que no le diera a la bola 7, que era a la que tenia que golpear, estaba arrinconada entre medio de tres de mis bolas. No había forma de hacer tal jugada. Estoy seguro de ello.

Dan volvió a mi lado y me pasó el vaso con whisky. Tomé un trago largo, lo que hizo que me ardiera la garganta. No le tomé demasiada importancia a ello y me puse a ver a Dan. Había dado la vuelta para golpearle desde un ángulo diferente. Se agachó para poner en la mira la bola y con el taco golpeó la bola blanca.
Me quedé helado. Hizo una extraña curvatura, la bola rebotó en varias partes de la mesa y al final hizo la maldita jugada. ¡¡¡Metió la bola 7 al puto agujero!!

Me tomé en seco lo que me quedaba de whisky. La rabia que me invadió hizo hervir mi sangre. ¡¡Maldita suerte!!
Si, si, ya. Me estoy comportando mal, estoy sulfurado por el buen tino de mi amigo, estoy haciendo una tormenta en un vaso con agua y mi piel arde… siento que me quemo, que me sofoco sin razón… no, no, seguro que es solo la frustración de no poder ganarle.

Atiné a ver el gesto ganador que formó con la mano empuñada. Se me quedó viendo un momento y retrocedió un paso.

-Tu turno, Tom… -me susurró.

-Si, lo se –le contesté y noté que mi voz sonaba algo rasposa. ¡¡¡Pero que calor hace aquí adentro!!!

-¿Te…te sirvo otro igual? –dijo señalando con la cabeza el vaso que yo tenia.

-Bien.

Caminó hasta mi para tomar el vaso que yo aun mantenía en mi mano, puesto que en la otra tenia el taco. Le tendí el vaso y él lo tomó, nuestros dedos se rozaron por una pequeña fracción de segundo y supe que nunca había sentido tal cosa… su piel quemaba como el fuego, o quizás era mi piel la que ardía… no lo se… pero aun cuando se apartó hacia el minibar sentía su contacto contra la punta de mis dedos.
Miré mi mano y con el pulgar acaricié cada uno de ellos. Alcé la vista y la fijé en el cuerpo de Dan dándome la espalda; nunca me detuve a pensar en el cambio que se desarrolló en él: alto, delgado, pero con marcados músculos en brazos y pecho… se notan bien a través de la camisa que traía puesta.

¿Qué hago yo fijándome en lo bien formado que está mi amigo? ¡¡Maldición, si es mi amigo!!

Ahí viene, se acerca a mi con el vaso lleno de whisky. Me lo dio, esta vez evadiendo cualquier toque.
Sus ojos se clavaron en los míos por unos instantes y no tengo idea de lo que pudo haber visto en ellos que lo hizo retroceder y apartar la mirada.

-Es… es tu turno, Tom –me recordó con timidez.

Me acerqué a la mesa, después de tomar otro sorbo de licor, sin apartar la mirada del sonrosado rostro de Dan, ubiqué mi taco y golpeé la bola aun mirándole a él. Grande fue mi sorpresa al darme cuenta de que caía la bola correcta en el agujero correcto, pero no la demostré, sino sonreí como solo Draco Malfoy sabe hacerlo, como solo “yo” se hacerlo.

-Ahora es tu turno –le musité.

-Claro –dijo. Yo me dirigí hacia la pared (esa en donde están colgados los tacos y el tablero de puntajes) y me apoyé en ella para vislumbrar la jugada de Dan.

Titubeó durante un momento algo extenso, sopesando las probabilidades de ganar su turno, luego escogió un ángulo que yo había descubierto hace un buen rato desde mi posición. Se colocó delante de mi, dándome la espalda. ¿Por qué hace tanto calor? Bufé y desabroché el tercer botón de mi camisa, di un nuevo trago a mi bebida y continué viendo su jugada.

Maldito calor, maldito tiempo que no pasa, ¿Por qué esta tan lento? ¿Por qué siento que me quemó, que me sofoco?

Fijo mi mirada en el ser que está delante de mi, lo recorro con la mirada, de arriba hacia abajo y me muerdo el labio inferior con un deseo indescriptible. Veo cada detalle de su figura y por una razón inexplicable (al igual que en el resto del día de hoy) mi respiración de acelera, se descontrola sin siquiera seguir ordenes de mi cerebro, actúa solo… manipulado por una invisible cuerda que provoca estragos en mi… o eso es lo que hace ahora…

Trago saliva pesadamente cuando me doy cuenta de que él agacha el cuerpo para mirar la trayectoria del tiro, casi apoyando el pecho en el borde de la mesa y alzando el trasero bien formado que posee…, trago por segunda vez e intento desviar mi mirada de aquel espectáculo. Siento la boca extremadamente seca y me llevo el vaso con whisky a la boca, queriendo saciar un poco la sed que me embarga… pero no es suficiente… no, para nada… ¡¡y Dan aun sin soltar el maldito tiro!!

Tentadora visión. No puedo apartar la vista de él, de sus brazos fuertes, de sus piernas torneadas, de su torso, de aquella espalda, de esos profundos ojos azules que no me miran, que están concentrados en otra cosa, ignorando el hecho de que yo me salgo de control… sin poder evitarlo… sin poder hacer nada mas que mirar…

¡¡Mierda, mierda, mierda!!

No Tom, no, me dije por décima vez en un intervalo de tiempo desconocido.
¿Desde hace cuanto siento esto?, me pregunto ya por centésima vez, sin atreverme a perderlo de vista, me tiene… y tomo un poco mas del vaso; el whisky solo aviva el calor que me consume, que me quema, que acaricia cada rincón de mi desenfrenado cuerpo… trayendo las llamas del infierno a la tierra para cobrar los pecados de mi carne…






.
Notas finales: jaja!!!
hola!
y que les parecio??
eso lo sabre si me dejan algun review, sea crítica, ánimo, reclamo, duda, consulta, sugerencia, tomatazo, etc... lo que sea.... estoy abierta a comentarios ^^
gracias a Maga (tenshi-kun) por animarme a seguirlo ^^ gracias!!!
besos a tod@s
xaus!!!!!!!

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