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Lazos por suki

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Notas del capitulo:

¡Bueno aquí llega Suki con un nuevo fic!

Este es algo así como un cuento, muy al estilo de "había una vez" y todas esas cosas, pero sin un y "vivieron felices para siempre" 

Bien, ya lo verán...

Quiero decirles que está basado un poco en la historia de Ice and Snow que te pasan en los últimos capítulos del anime de DnAngel, espero que sepan de lo que hablo... 

Y bueno en realidad solo es la idea principal y de ahí en fuera solo fue mi imaginación...

Que lo disfruten...

Los personajes son de Masashi Kishimoto y la idea original del anime de DnAngel...

¡A leer!

Lazos

Así como empieza todo clásico cuento de hadas, así es como empieza esta historia. Hubo una vez, mucho tiempo antes de que existieran las armas de fuego, mucho tiempo antes de los grandes inventos. El tiempo en el que los hombres luchaban como hombres, el tiempo en el que arcos y espadas eran utilizados con valor y con honor, aquella época de grandes guerreros, de castillos, criaturas mitológicas, princesas y valientes caballeros. Un desaparecido pueblo, a las orillas del antiguo reino de Konoha fue testigo mudo de esta maravillosa historia.

La historia de tres personas, tres amigos de la infancia que fueron separados por el amor y por los celos. Sasuke, valiente caballero a las órdenes de su rey. Un muchacho alto y guapo, ojos que combinaban con el color de la noche y cabellos del mismo color negro azulado. Naruto, hijo menor de un honrado armero. Un joven poseedor de una belleza impresionante, cabellos brillantes como el sol y ojos tan azules y profundos como el mar más hermoso y por supuesto una sonrisa que iluminaría incluso el corazón más frío. Y por último estaba Sakura, hija del consejero del rey. Una joven llena de vitalidad y simpatía, de ojos tan verdes como esmeraldas y cabellos de un extraño y atrayente color rosado, una joven de carácter fuerte, pero con un corazón noble, nobleza que con el paso del tiempo se vería opacada por los celos, la envidia y la traición.

Sasuke, Naruto y Sakura crecieron juntos en aquel pequeño pueblo, forjando entre los tres una de las más hermosas amistades que la humanidad haya presenciado. Corrían descalzos por los campos de flores, veían caer la nieve abrigados frente la chimenea, recorrían los montes a caballo, solían pasar horas escondidos entre los árboles y leían miles de libros sobre tierras lejanas, soñando con recorrer juntos el mundo un día.

Pero Sakura era mujer y por más que pasara tiempo con sus dos mejores amigos, jamás podría ser tan cercana a ellos como lo eran entre ambos. Sasuke y Naruto desde pequeños crecieron en una extraña competencia el uno con el otro, una rivalidad que salía a flote con la más mínima provocación, compitiendo por quien llegaba primero, quien comía más, quien era más fuerte y cosas tan estúpidas como esas, llevando una vida de pelea en pelea, de insulto en insulto, pero comenzando a forjar un lazo que con el pasar de los años se haría tan fuerte que incluso pudo contra la propia muerte.

Pero al pasar el tiempo y comenzar a crecer, al dejar atrás los años de la infancia, ocurrió algo inevitable, los eternos rivales, los mejores amigos se enamoraron, iniciando juntos una extraña y divertida relación. Una relación que desde el principio sería odiada por Sakura, pues ella, con el pasó de los años, también se enamoró de Sasuke.

En un principio la pelirosa decidió no hacer nada, intentando continuar con la rutina, golpeaba a Naruto por cualquier tontería y alababa a Sasuke a cualquier oportunidad. A simple vista nada había cambiado entre los tres, después de todo ella jamás pensó que la relación entre sus amigos llegara a durar mucho, pero estaba equivocada. Pasaron los meses y Sasuke aún quería estar con Naruto, y por supuesto que Naruto aún quería estar con el teme de Sasuke. Pronto llegó el momento en que Sakura no pudo más con su dolor e irremediablemente la amistad comenzó a decaer, siendo poco a poco dejada de lado, comenzando a ver a sus amigos solo de espaldas, lejos de ella.

A partir de entonces Sakura comenzó a pasar incontables horas en la enorme biblioteca de su padre, leyendo cuanto libro se le pusiera en frente, ganando conocimientos, ganando odio hacia el rubio, celos por Sasuke y perdiendo  aquel noble corazón que tenía en antaño. Su odio contra su mejor amigo crecía poco a poco al haber caído en la oscuridad, llegando a formarse un rencor tan grande que pronto destruiría todo aquello que más amaba.

Sasuke y Naruto notaron casi en seguida el cambio que había tenido su mejor amiga, evitándolos, ignorándolos. A ambos les sorprendió profundamente y comenzaron a extrañarla, sobre todo Naruto, pues para Sasuke todo estaba bien mientras tuviera al rubio, pero el rubio los necesitaba a ambos.

Cada día comenzaron a pasarlo juntos, solos los dos. Todos los días al caer el Sol subían a caballo hasta la enorme colina que se encontraba a las afueras de su pueblo natal, Sasuke en su bello corcel blanco de raza pura y Naruto en un muy lindo caballo negro, propiedad de su padre, al llegar a la cima dejaban a los caballos pastar y se sentaban de frente a donde el Sol se ocultaba, como cuando eran pequeños. Y Naruto sonreía, haciendo que Sasuke sonriera también, pues para él aquella sonrisa era su más preciado tesoro y daría incluso su vida por protegerla.  

Ahí arriba, cuando el Sol se había ocultado por completo y la primera estrella aparecía en el cielo, ambos, sin ser conscientes que el otro hacía lo mismo, pedían un deseo a aquella primera estrella que ambos veían, y ese deseo era que a pesar de las peleas y de los insultos, querían permanecer juntos siempre, a pesar de que uno fuera un dobe despistado y el otro un teme amargado, se amaban y eso era suficiente para desear estar con el otro.

Ese amor que ambos tanto protegían no era aceptado por el pueblo. En aquel tiempo esa relación era mirada con ojos de asco, miedo, rechazo. El hijo de un armero con el más valiente y confiable caballero del rey, la diferencia social era mucha, pero sobre todo, ambos eran hombres y a lo largo de la historia, incluso ahora, una relación de esa naturaleza nunca ha sido bien vista ante una sociedad. Fue por eso que muchos intentaron separarlos, comenzando por los padres de ambos, Sakura, el pueblo entero, pero ellos parecían no tomarle importancia, pues ambos eran felices así y nadie les arrebataría esa felicidad. Al final no fue la gente quien los separó... fue la guerra...

Ocurrió en los primeros días de invierno. El reino de Suna comenzaba con una fase expansionista de sus tierras, queriendo conquistar todo el país del fuego, incluido el reino de Konoha. La guerra se aproximaba por el norte y le llegó el momento a Sasuke de proteger lo que amaba, de defender sus tierras en un campo de batalla.

Sin que ninguno de los dos lo supiera, el día de la partida de Sasuke fue el inicio de la tragedia de ambos. Fue una mañana fría y ventosa, justo como toda mañana de un cruel invierno. Sasuke, Naruto e incluso Sakura se encontraban en la entrada del pueblo, un poco lejos de donde se había formado el ejército que partiría con Sasuke hacia el combate.

Sasuke y Naruto peleaban como de costumbre, esta vez por un tema un poco más serio, pues el rubio quería ir con él, quería ser parte también de ese ejército, salvar al pueblo y sobre todo estar con Sasuke, pero Sasuke no estaba de acuerdo, no pretendía hacerlo creer que era débil, pues ciertamente el rubio le había demostrado muchas veces lo fuerte que era, pero sabía que la inocencia del rubio no le permitiría arrancarle la vida a una persona en un campo de batalla y sobre todo no quería perderlo.

-Más te vale regresar Sasuke-teme  o te juro que yo mismo te traeré del infierno-

Le dijo el rubio al momento de darse por vencido en eso de ir con él, con una sonrisa socarrona en el rostro, pero sus ojos mostraban lo triste que estaba, las lágrimas que se deslizaban por sus mejillas mostraban realmente cuanto le dolía esa separación, sobre todo porque el no era de los que lloraban.

-No te preocupes dobe, cuando vaya al infierno tú irás conmigo... te lo prometo -

Una extraña promesa que tenía escondida una frase que ambos anhelaban, la promesa de que el moreno volvería de la guerra, sin un solo rasguño. Y Sasuke también lloraba.

Naruto buscó entre sus ropas, sacando finalmente una espada. Una hermosa espada con puñado de oro y varias esmeraldas incrustadas, con el símbolo del clan Uchiha en la hoja. Resplandeciente y afilada. Una espada que el propio Naruto había fabricado desde el día que se enteró de la partida de Sasuke, después de todo, el ser hijo de un armero era de gran utilidad.

-Te protegerá-

Sasuke se sorprendió por la belleza de la espada y la tomó gustoso, sonriendo por el gesto de su usuratonkachi.

Sakura se había quedado al margen de aquella escena, sintiendo celos ante lo que estaba presenciando, comenzando a arrepentirse por haber ido, pero también quería despedirse de Sasuke. De pronto el moreno se alejó del rubio y se dirigió hacia ella.

-Sakura, cuídalo mucho... -

Y después de esas palabras abrazó a la pelirosa, suavemente, mostrándole que a su manera la iba a extrañar, aunque fuera solo un poco. Sakura devolvió el abrazo, aferrándose al cuerpo que amaba y llorando en su hombro, asintiendo firmemente al pedido del moreno.

El pitido que anunciaba que el ejército comenzaba a moverse se dejó escuchar, apartándose del cuerpo de la pelirosa, Sasuke se acercó nuevamente a su pareja, dándose ambos el más grande abrazo que hubieran compartido, aferrándose con fuerza al cuerpo contrario y sintiendo el aroma del otro. Unos segundos después se separaron y compartieron un tierno beso de despedida.

-Más te vale regresar... sharingan...-

Sasuke sonrió antes de partir con el resto del ejército. Eran muy pocas las ocasiones en las que el rubio lo llamaba de aquella manera. Sharingan era el nombre con el que era conocido en todo el reino. El caballero Sharingan, así  lo llamaban.

Naruto lo vio partir con la esperanza de un regreso, pero también con un miedo terrible que se había formado en su corazón. Cuando ya no pudo ver más la espalda de Sasuke en la lejanía, se despidió de Sakura y se dirigió a la colina que siempre compartía con Sasuke, pero esta vez estaría solo.

Sakura vio partir al amor de su vida y también vio el gesto de despedida del rubio, regresándoselo casi de manera automática, se suponía que ahora lo odiaba, pero no podía evitar entender su dolor, sentirse triste por él.

Al salir por las enormes puertas de madera de la aldea, Sasuke no volvió a mirar hacia atrás, a pesar de que era perfectamente consciente que tanto Naruto como Sakura lo observaban. Así fue como mantuvo la vista al frente mientras abandonaba el pueblo que amaba, cargando con la promesa que le había hecho al rubio.

Los días comenzaron a pasar y la guerra aún no llegaba a su fin. Llegaban los rumores de que las batallas cada vez se tornaban más sangrientas y cada vez tenían una duración mayor, lo cual asustaba a Naruto. Cada día se sentaba cerca de la entrada de la aldea, esperando por el regreso de Sasuke y al atardecer, al ver que aún no volvía, subía solo a la cima de aquella colina y esperaba a que la primera estrella apareciera, su deseo era el regreso de Sasuke, solo eso.

Sakura desde la lejanía cumplía con aquella silenciosa promesa que Sasuke le había pedido, el cuidar a Naruto, a pesar de que quizá lo hacía solo porque Sasuke lo había pedido, sabía que en algún lugar de su corazón también lo hacía porque quería y se preocupaba por el rubio, pero ese sentimiento no duró demasiado.

Al ver a Naruto entendió finalmente que ella ya no tenía ni una oportunidad con Sasuke  y los celos la llevaron a cometer la locura de la que se arrepentiría por muchos años.

El destino de Sasuke era regresar a su aldea, junto al rubio, pero sabemos que muchas veces son las decisiones de las personas las que pueden cambiar el curso de la historia, incluso si ya está escrito, y fue la decisión y los celos de Sakura los que iniciaron el triste final. Si Sasuke no estaba con ella, no estaría con nadie y mucho menos con Naruto, fue lo que pensó al iniciar con su plan.

Al día siguiente salía hacia el campo de batalla el segundo ejército de esa aldea y Sakura con una bolsa repleta de monedas de oro salió a darles alcance antes de que salieran. Después de hacer un pequeño análisis de cada uno de los guerreros, se decidió por uno de los capitanes, aquel que era conocido por su dureza y su avaricia. Sakura sonrió con malicia y se acercó a él, y después de intercambiar un par de palabras le entregó la bolsa con las monedas y se fue, viendo partir el segundo ejército, viendo partir al que sería el futuro asesino del hombre que amaba.

Ocurrió unos días después de aquel incidente, estando en el campo de batalla, el último campo antes de llegar al pueblo que los tres amaban, Sasuke estaba peleando con valentía, haciéndole honor a su nombre y a su propio clan, su hermano peleaba a su lado, ambos defendiendo su hogar y sus respectivos amores.

El segundo ejército que había llegado pocos días antes ordenó a sus arqueros un ataque hacia el enemigo, pero entre la lluvia de flechas que iban dirigidas al ejército de Suna, una iba dirigida hacia Sasuke y éste, sin ser consciente de la traición que estaba por sufrir daba la espalda a los arqueros.

El frío metal atravesando su espalda y la cálida sangre que comenzó a surgir por la herida fue lo último que pudo sentir, antes de caer sobre la nieve, tiñéndola del cruel color de la sangre, tintándola del color de la muerte. Lo último que pudo ver antes de cerrar sus ojos para siempre fue la cara desconcertada, preocupada y asustada de su hermano mayor y la imagen de Naruto, la última imagen que tenía de él. 

Fueron menos de dos días para que la noticia llegara a Naruto, siendo Itachi el portador de la horrible noticia. Naruto había estado esperando en la entrada del pueblo como todos los días, esperando la llegada de Sasuke cuando distinguió a lo lejos el ejército que había salido victorioso y en ese momento había salido corriendo, feliz porque podría ver a Sasuke una vez más, pero cuando alcanzó el ejército de hombres solo se encontró con el mayor de los Uchihas quien sin sentimiento alguno - al parecer- le informó que su hermano había muerto en medio de una confusión en batalla. Y Naruto corrió, sin querer ver el cuerpo sin vida de Sasuke, de vuelta a la villa y no paró hasta llegar hasta el templo de Kyuubi, el rey demonio de las nueve colas, aquel que un día fuera liberado por el antepasado de Sasuke.

-¡Kyuubi!-

Gritó el rubio a penas puso un pie en el templo del demonio, sabía que existía, estaba seguro de ello, Sasuke lo había llevado a verlo varias veces, después de todo el zorro supuestamente pertenecía al clan Uchiha, aunque el muy maldito pareciera no recordarlo. No tenía nada que perder, ya no. Y apareció frente a él, un enorme zorro demonio color naranja con nueve colas alzándose orgullosas a su espalda y sentado de manera despreocupada sobre el trono que había sido construido en su honor con la sonrisa más maldita que Naruto hubiera visto en su vida, una sonrisa que le recordó a la del mismo Sasuke.

-¿Y? ¿Qué quieres mocoso? ¿Y dónde está ese Uchiha que parece tu sombra?-

-¡A eso vine! ¡Devuélvemelo! -

-¿Devuélvemelo? -

Preguntó curioso Kyuubi antes de que sus poderes le hicieran darse cuenta de que el moreno Uchiha ya no pertenecía a ese mundo.

-Ya veo -

Dijo apenas al notarlo, con una sonrisa aún más maldita y hasta cruel.

- ¿Y por qué tendría que hacer eso?-

- ¡Por qué lo pido!-

- Soy un demonio muchacho... No sigo órdenes, mucho menos si no eres un Uchiha-

- ¡No me importa! ¡Devuélvelo! ¡Vida por vida! -

Y Kyuubi pareció interesado en la última frase pronunciada por un rubio histérico y ya casi sin esperanzas.

- ¿Qué vida?-

- La mía...-

- No lo sé chico, no vales mucho...-

- ¡Maldito zorro!-

Le gritó el rubio enojado, con ganas de matar al demonio que estaba sentado frente a él y Kyuubi estalló en carcajadas, divertido por lo cabeza dura que podía llegar a ser ese chico.

- Está bien, está bien... me gusta tu actitud, siempre me caíste bien... -

Fue lo último que el zorro dijo antes de decidirse a cumplir el deseo del rubio, quien recuperó un poco el brillo de sus ojos.

"Te dije que te traería del mismo infierno teme" Y ese fue su último pensamiento antes de palidecer por completo y caer al piso, muerto.

En ese momento en la entrada del pueblo, Sasuke despertaba sorprendido y confundido, de la camilla en la que se encontraba, rodeado de decenas de cuerpos que comenzaban a pudrirse a su alrededor y con sangre seca manchando sus ropas. No entendía, se suponía que él mismo debería ya pertenecer a esos cadáveres.

"No, Naruto, no." Teniendo una vaga idea de lo que había ocurrido, se paró de inmediato y salió corriendo hacia donde estaba él único ser que podría haber sido capaz de hacer algo como eso. ¡Maldito zorro!

No faltaba mucho para que el cielo comenzara a pintarse de los colores del atardecer cuando el moreno llegó al templo en el que horas antes había estado el rubio, abriendo la puerta con fuerza y azotándola de la misma manera, gritando el nombre del bastardo demonio justo antes de encontrar el cuerpo inerte del rubio, tirado frente al altar.

Kyuubi apareció apenas segundos después de que fuera invocado, mirando al moreno con cara de hastió.

- ¿Qué le hiciste a Naruto? -

Rugió el moreno  apenas tomó el cuerpo del rubio entre sus manos.

- Solo lo que pidió-

- ¡Devuélvelo!-

- ¿Ustedes creen que soy una maldita fuente de los deseos? No voy a hacer eso...-

- Es una orden -

- ¿Una orden eh? Creo que deberías saber que no las sigo, no me importa lo Uchiha que seas -

El demonio parecía entretenido con la situación y el hecho de que Sasuke estuviera ya al borde de las lágrimas lo hacía incluso más divertido para él, no era cosa de todos los días que un Uchiha estuviera llorando frente a él.

- ¡Solo hazlo!

-  ¿Y dónde quedó el orgullo Uchiha?

- ¡Se fue al carajo!, que es a donde irás si no cumples...-

- Mira mocoso, soy un demonio y tú un simple humano, puedo convertir el mundo en cenizas si me entra la gana... así que ¡No me des órdenes! ¡Y mucho menos me amenaces! -

Gritó Kyuubi ya enojado por la manera irrespetuosa que el Uchiha tenía de dirigirse hacia él. Malditos Uchihas y su complejo de creerse Dioses del mundo.

El labio de Sasuke temblaba y abrazaba inconscientemente con más fuerza el cuerpo del rubio entre sus brazos, no iba a darse por vencido.

- Escucha zorro, no vine aquí a ver muerta a la persona que amo... por favor-

El zorro sonrió con algo menos de maldad. Sasuke suspiró, había rebajado su orgullo al pedirlo de aquella manera, pero ya no importaba.

- No tengo ganas de estar reviviendo a uno y matando al otro todo el día, así que hagamos un trato Uchiha... -

- ¿Qué trato?-

- ¿Aceptas o no?-

Le tomó a Sasuke menos de un segundo el responder afirmativamente.

"Cuando vaya al infierno tu irás conmigo... te lo prometo... dobe"

Segundos después el cuerpo inerte de Sasuke Uchiha cayó al piso, al lado del rubio, con la espada que Naruto le había dado incrustada en su pecho, abriendo la herida que lo había matado por primera vez y matándolo al instante nuevamente, esta vez para siempre.

Kyuubi chasqueó los dedos y desapareció al instante, con una sonrisa autosuficiente y complacida en su zorruno rostro.

Esa noche dos nuevas estrellas aparecieron en el firmamento, tan juntas la una a la otra que pareciera que estaban por besarse y podían apreciarse perfectamente desde la cima de aquella colina donde Naruto, Sasuke y Sakura solían pasar horas de niños, pero esa vez solo estaba Sakura, con lágrimas inundando sus ojos verdes, arrepentida por aquella locura que cometió en un momento de arrebato. Se había arrepentido apenas dos minutos después de que vio partir al ejército y ahora ya no había vuelta atrás.

Había visto a sus dos mejores amigos muertos en el templo del demonio de los Uchiha. Su mejor amigo estaba tan pálido y sin vida, sin sonrisa, como no recordaba haberlo visto y el amor de su vida atravesado por una espada, le costó tres segundos antes de que el demonio le hiciera saber lo que había pasado, haciéndola sentir aún más miserable. Sus celos nunca le permitieron ver que el amor de sus dos mejores amigos era tan grande que serían capaces de sacrificarlo todo por ello, incluso si eso implicaba sacrificar sus propias vidas.

Y ahora estaba ahí, en la cima de aquella colina, viendo las estrellas ella sola y escuchando a lo lejos aquellas tristes campanadas que anunciaban la muerte de alguna persona, persona que no era una, sino dos y sabía perfectamente de quienes se trataba, tan solo por su culpa.

El arrepentimiento le llegó muy tarde y ahora con las dos personas que más amaba en el mundo muertas ya no había vuelta atrás, así que esa noche, justo después del funeral de sus dos mejores amigos tomó sus cosas y sin decirle nada a nadie salió del pueblo, viajando por todo el mundo, como un día prometió hacerlo con Sasuke y Naruto, cargando un viejo dibujo que Naruto le había dado para su cumpleaños, un dibujo de los tres y cargando también la culpa a su espalda,  siendo condenada a una vida de sufrimiento y repitiendo la escena del templo una y otra vez en su cabeza, una culpa que no desapareció hasta el mismo día de su muerte.

Notas finales:

Y, ¿que les pareció?

Es el primer fic que hago un poco a este estilo, pero espero que les haya agradado....

Se que no fue un final feliz, pero tampoco considero que haya sido triste, ç

Bueno...

Espero sus reviews y ¡Hasta la próxima!


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