Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Harsh Words por windgates

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: Oneshot que tenía inacabado en el baúl de los recuerdos, y que ahora que tengo tiempo me ha dado por revisar. Espero que os guste y dejad reviews, por favor, animan mucho ^^
Llovía. Desde hacía unos días había sido así, la lluvia caía incansable, sin dar un solo respiro. Y eso fastidiaba a Sanzo. Estaba sumamente irritado y callado, y lo único que quería era estar solo, fumando junto a la ventana. Abrió el cristal, sintiendo la ráfaga de aire helado en su cara mientras le revolvía los cabellos. Miraba con la vista perdida en algún punto de la cortina de agua, recordando la noche del asesinato de su maestro. Para Sanzo era algo terriblemente molesto, ya que en aquel tipo de noches siempre se sentía triste y solo, muy solo: le extrañaba demasiado. Estaba perdido en sus pensamientos, cuando se dio cuenta de que el mono le estaba hablando:

-Sanzo, si no cierras la ventana cogerás algo.

Se giró hacia el chico, y con gesto hosco replicó:

-Me importa una mierda, mono.

-¡No me llames mono! ¡Eres demasiado terco! ¡Yo solo me preocupaba por ti, estúpido!

-Nadie te lo ha pedido, anormal. Métete en tus asuntos.

-¿Por qué estás enfadado? ¿Qué te he hecho?-preguntó angustiado y confuso el mono, sin saber por qué Sanzo se enfadaba tanto.

-Por nada. Ahora cállate.-atajó el rubio.

-¡Sanzo, contéstame!- exclamó Goku.

-Cállate- masculló Sanzo partiendo el cigarro por la mitad.

-¡Sanzo!

-¡¡¡CÁLLATE LA PUTA BOCA!!! ¿¿¡¡Te das cuenta de lo jodidamente molesto que eres!!?? –bramó el rubio, rabioso- ¿¡Por qué coño no te vas a joder a Hakkai o a Gojyo!?

-¡No pienso irme hasta que me contestes!- gritó a su vez Goku- ¿¡Qué es lo que te pasa!?

-¿Sabes? ¡¡A veces desearía no haberte sacado de esa puta cueva!! ¡Así habría tenido una jodida vida tranquila!

Sanzo dijo esto último sin pensar, perdiendo los estribos y guiado por el enfado. Pero cuando se calmó un poco, se dio cuenta del error que había cometido al decirlo, y solo le bastó ver la cara del mono para saberlo. Trató de arreglarlo añadiendo:

-Goku… yo... no quería decir… bueno…- balbuceó, mirando la expresión de angustia que se había dibujado en el rostro del mono.

Este permaneció un momento quieto, tratando de asimilar las palabras que el rubio, que su sol había pronunciado. Era cierto que en ocasiones era molesto y que le saltaba los nervios, pero… ¿Hasta ese extremo le molestaba? ¿De verdad Sanzo se arrepentía de haberlo liberado? Sus grandes ojos dorados comenzaron a llenarse de lágrimas. Parpadeó, intentando ocultarlas, pero al fracasar en el intento se dio la vuelta y echó a correr, llorando en silencio. Sanzo observó como se iba, sin reaccionar y tremendamente arrepentido. Cerró el puño y lo descargó fuertemente contra la pared, en señal de frustración.

-¡JODER! ¡Por eso quería una puta habitación individual…!- maldijo, mientras se sentaba en la cama, tratando de calmarse- Goku...

Miró por la ventana, y vio como el mono corría debajo de la lluvia, perdiéndose en el inmenso bosque que había junto a la posada. Sanzo abrió los ojos con espanto, pues ese bosque no era precisamente seguro y menos en una noche como aquella. Aparte, debido a lo que le acababa de decir, dudaba mucho que el mono se encontrara en condiciones de luchar. Entonces salió corriendo de la habitación, cargando su pistola mientras corría desquiciado, dirigiéndose al bosque.



Sentado bajo un árbol, Goku trataba de tranquilizarse y de reprimir sus lágrimas, que caían incesantes por sus mejillas. La angustia le atenazaba la garganta, y en su mente aún resonaban las duras y crueles palabras del monje. Realmente, Goku sabía que no lo había dicho en serio, que solamente estaba enajenado y que se había dejado llevar… pero dolía, dolía sobre todo porque lo que más temía era que Sanzo lo abandonase, que lo dejara solo. Y aquello le había hecho replantearse si era una verdadera molestia para su sol, pues eso era lo que él menos quería ser. ¿Cuándo había comenzado todo eso? Quizás no era lo suficientemente fuerte… o quizás era tan molesto que incluso Sanzo se había cansado de tener que estar cuidando de él. Enterró el rostro entre sus rodillas y comenzó a sollozar, dando rienda suelta a sus lágrimas, sin reprimirse, tratando de soltar sin éxito todo lo que en ese momento le estaba corroyendo por dentro.

Tal era su estado de desesperación y tristeza, que no oyó el grupo de bandidos acercándose. Un grupo de hombres se abalanzó sobre él, inmovilizándolo y atándole las manos a la espalda. Se retorció, tratando de liberarse, pero le propinaron un golpe en el estómago que cerca estuvo de dejarle sin sentido.

-¡Soltadme, hijos de puta! ¿¡Qué coño queréis!?- gritó Goku, tratando de ignorar el dolor que sentía del golpe.

-Uuuh, vaya con el crío, menuda lengua que tiene- dijo el que parecía ser el cabecilla- mira, sabemos que eres el niñato al que cuida el “señor Sanzo” así que hemos pensado… mmm… no sé… tomarte como rehén por ejemplo, ¿qué te parece?

Goku comenzó a reír amargamente. Los hombres, sorprendidos por la repentina risa del menor, preguntaron:

-¿Qué demonios te hace tanta gracia?

-Me dais pena…- dijo Goku con un gesto de amargura: la risa había pasado- si creéis que Sanzo vendrá a rescatarme o que os dará algo a cambio de mí… es que verdaderamente no tenéis ni idea de cómo es…

-Ya lo veremos, chaval, ya lo veremos…

Goku no dijo nada más, simplemente se resignó, y pensó tristemente: “Sanzo no vendrá… solo… soy una molestia para él. Hasta se alegrará de que desaparezca” Una lágrima silenciosa cruzó su cara, confundiéndose con las gotas de lluvia que caían sobre su rostro.



Sanzo corría incansable por el bosque a la vez que gritaba el nombre de Goku, mas no aparecía. Estaba empapado por la lluvia, y temblaba de frío, pero no pensaba volver hasta encontrarle. Daba gracias por haber dejado el atuendo de Sanzo en la posada, pues al mojarlo habría sido demasiado aparatoso para correr. Pero como desventaja, iba solo con su camiseta sin mangas, sus guantes y un vaquero, por lo que estaba tiritando de frío. Continuó gritando, desesperado:

-¡GOKU! ¿¡Dónde estás!?- pero siguió sin respuesta. “¿Dónde coño se habrá metido?” pensaba angustiado Sanzo. Todo aquello le daba muy mala espina, y lo único que quería era encontrarlo cuanto antes y pedirle disculpas.

Al fondo distinguió un claro y le pareció oír voces, por lo que corrió en esa dirección. Cuando llegó, lo que vio le dejó atónito. Un grupo de hombres tenían de rehén a Goku, que se veía magullado y triste.

-Goku…- susurró.

Todos se giraron en su dirección. Goku abrió mucho los ojos, sin poder creer que se encontrara allí.

-San-Sanzo… has...venido…- dijo atónito el pequeño.

-Muy bien, Sanzo, no ha hecho falta ni que mandáramos una nota de rescate- dijo el cabecilla- danos una buena suma y a lo mejor me pienso el no cercenarle la garganta al chaval.

-Suéltale- ordenó el rubio, amenazadoramente.

Pero el otro no le hizo caso, por lo que Sanzo le propinó un certero disparo entre ceja y ceja. El resto del grupo se echó encima del monje, que luchaba bravamente sobre ellos.

Tras un rato de lucha, consiguió reducir su número hasta dos, pero cuando terminó con ellos no se percató de que un tercero se había escondido, y que se dirigía directamente hacia él con una navaja. Pero... el puñal impactó contra alguien antes de él. Goku había interceptado la puñalada, recibiéndola él en medio del pecho. Se había liberado de sus ataduras, y remató al ladrón. Acto seguido, se derrumbó, mas Sanzo lo sostuvo entre sus brazos antes de que rozara el suelo. La herida del pecho sangraba copiosamente y su respiración era cada vez más dificultosa. Sanzo miraba la escena horrorizado y desesperado, tratando de taponar sin resultado la herida.

-¡¡Goku!! ¿¡Por qué lo has hecho!?- decía el angustiado monje.

-Que-quería… hacer algo útil…- dijo con cansancio y con media sonrisa moribunda en el rostro- demostrarte que…no soy… una carga…

-¿¡Qué coño dices!? ¡Por supuesto que no lo eres!- exclamó Sanzo, notando como la angustia y la culpa lo consumían por dentro.- Goku… respecto a lo de antes… estaba enfadado y… por favor, perdóname, ha sido todo culpa mía- dijo con la voz quebrada.

-Está…bien Sanzo- sonrió Goku, mientras un hilillo de sangre recorría su barbilla.- me… me alegra saber que no soy un jodido incordio para ti.

-¡Claro que no! Ya te lo he dicho, estaba enfadado, no sabía lo que decía… realmente estoy muy orgulloso de ti, Goku, y en ningún momento me arrepiento de haberte encontrado. ¡Joder! ¡Tengo que conseguir frenar la hemorragia…!

-Es… demasiado tarde…-susurró Goku.

-¡¡NO LO ES!! ¡No te mueras estúpido!- gritó Sanzo, todavía tratando de parar la sangre.

-Lo siento…

-¿Por qué…?- preguntó con temor el rubio

-Por lo que voy a decirte… te quiero…

-¡ENTONCES NO TE MUERAS!

-Perdóname…-dijo finalmente, al tiempo que cerraba los ojos.

-¡¡¡No cierres los ojos!!!- dijo desesperado Sanzo- ¡¡¡No te lo perdonaré jamás si te mueres ahora!!!

Comenzó a zarandearle, tratando de hacerle reaccionar. Pero como había dicho, era demasiado tarde. No le encontró el pulso, y su cara fue poniéndose más y más pálida, así como su cuerpo se quedó extrañamente frío. No podía ser… Goku… ¿había muerto?

Sanzo elevó su cara hacia el cielo, profiriendo un grito que llegó hasta los mismísimos dioses.

-¡¡¡¡¡¡¡GOKU!!!!!!!!

Después, rompió a llorar, destrozado, hundido y desesperado. Le habían arrebatado su luz, su tesoro más preciado. Pensaba que nada podía dolerle tanto como la muerte de su maestro, pero aquello… aquello lo superaba incluso. Abrazó el cuerpo sin vida del mono, enterrando la cara en su pecho y sollozando su nombre una y otra vez. Permaneció así durante un rato, sin separarse de él, sin aceptarlo. Pero… al final no le quedó más remedio. “Se… se ha ido… y no va a volver…” estos pensamientos cruzaban su mente al mismo tiempo que todo tipo de recuerdos felices con Goku. Y entonces tomó la decisión. Sin él… ya nada tenía sentido… y su vida tampoco.




Kanzeón observaba la escena, algo conmovida por la desesperación que presentaba el rubio. Aún a sabiendas que tenía la habilidad de devolver la vida a los muertos, no acababa de decidirse con aquel muchacho, pues en principio no podía tener favoritismos con los mortales. Pero el ver al joven monje tan desesperado…

-Mi señora… ¿lo ayudará?- le preguntó su sirviente.

-Pueeees… no lo sé…

-Debería darse prisa si piensa hacerlo… ese mortal está a punto de suicidarse.

Kanzeón observó atentamente a los movimientos de Sanzo.

Este estaba acunando el cuerpo del mono, pero entonces se detuvo, como si se le hubiera ocurrido algo. Tras besar con dulzura la frente del muchacho, lo depositó suavemente en el suelo y se levantó, enjugándose las lágrimas y murmurando

-No puedo sin ti, Goku, no puedo. Espérame, que pronto estaré contigo.

Retrocedió un par de pasos y se dio la vuelta, dando la espalda al cuerpo.
Entonces… sacó despacio la pistola de entre sus ropas mientras caía sobre sus rodillas y…

La llevó hasta su sien…

-Vaya, sí que está desesperado…-comentó sorprendida la diosa

Echó hacia atrás el martillo…

-Mi señora… ¿Qué hará?- la apremió el sirviente.

-No sé…- dijo mirando con curiosidad a Sanzo.

Llevó el dedo al gatillo…

-Decidido.

El ensordecedor sonido de un disparo cruzó todo el bosque, espantando a los pájaros cercanos. Sanzo se hallaba en la misma posición, pero con los ojos abiertos de par en par. Unas fuertes manos habían desviado su pistola para evitar que la bala le atravesara la cabeza. Iba a replicar, cuando las manos le arrebataron la pistola y la arrojaron lejos, mientras una voz que conocía muy bien exclamaba:

-¿¡Qué coño haces, Sanzo!? ¡Estate quieto!

Era Goku. Sanzo no podía creerlo, no quería creerlo, pues no quería hacerse falsas ilusiones. Se llevó las manos a la cabeza, tapándose los oídos. No quería oírlo, no quería darse la vuelta y descubrir que todo había sido un engaño de su turbada mente. No podía haber vuelto… el mismo había sentido como su corazón se paraba, como su rostro perdía todo el calor y el color… Entonces volvió a hablar, haciendo que Sanzo se encogiera y cayera sobre sus rodillas, pues las piernas ya no le aguantaban. Las lágrimas volvieron a sus ojos, mientras decía, presa de la rabia y de la enajenación de haber perdido a su ser amado:

-¿¡Por qué!? ¿¡Por qué me atormentas!?- sollozó sin darse la vuelta- ¿¡Por qué me das falsas esperanzas!? ¡Sé que estás muerto!

-Sanzo…- volvió a llamarle. Se había separado un poco de él tras haberle quitado el revólver.

-¡¡Cállate!!- bramó el rubio, histérico. Las lágrimas bajaban incansables por sus mejillas, y su voz estaba totalmente quebrada.- ¡¡Estás muerto, MUERTO!!

Entonces sintió como los brazos del mono lo rodeaban, abrazándolo desde atrás.

-No lo estoy, Sanzo- dijo el mono en su oído, para después obligarle a darse la vuelta y a mirarle- estoy aquí, vivo, contigo…

Sanzo no podía creerlo… se sentía desfallecer… no estaba muerto… Se quedó un momento estático, con los ojos anegados en lágrimas y abiertos de par en par. No sabía que hacer, su cuerpo no le respondía. Goku estaba delante de él, vivo y sonriente.

-G-Goku… -consiguió decir en un susurro- estás… estás vivo…

Sin poder soportarlo más, rodeó su pecho, abrazándolo y rompiendo otra vez a llorar desconsoladamente, aunque esta vez de alegría.

-Goku… Goku…- balbuceaba sin soltarle, estrechándolo cada vez más-… estás vivo…

-No te preocupes... estoy aquí – dijo dulcemente Goku- pero Sanzo… no vuelvas a intentar lo de antes… por favor… cuando te he visto con la pistola en la cabeza yo…

-No soy nada sin ti, Goku…-dijo Sanzo, elevando su rostro hasta quedar cara a cara con el mono. Casi en sus labios, susurró- te quiero…

Y acabando con la distancia entre sus rostros, juntó sus labios con los de Goku, casi aún sin poder creer que estuviera aún allí con él. El mono ni siquiera replicó, simplemente se aferró a Sanzo y trató de alargar el beso lo más que pudo. Entonces se dio cuenta de que el monje estaba temblando, pues estaba empapado y además con los brazos desnudos. Separándose un poco, se arrancó su capa, que aunque estaba un poco húmeda, algo le haría, y se la pasó por los hombros. Con una sonrisa, dijo:

-Creo que deberíamos volver... o te pillarás algo de verdad- mientras decía esto, le acarició la mejilla, para después ayudarle a levantarse.

-Tú... ¿de verdad... estás completamente... bien?-preguntó Sanzo, aún anonadado ante la resurrección del mono.

-¡Si! No tengo ninguna herida ni nada, así que sí- dijo con una sonrisa, mientras cogía del brazo al rubio y lo instaba a andar.

Sanzo entonces miró al cielo, y casi pudo oír una risilla que le era demasiado conocida. “Puta vieja... siempre jugando” pensó con media sonrisa en el rostro, pues en el fondo, le estaba muy agradecido.

Mientras, en el cielo, cierta diosa y su sirviente sonreían ante la escena que acababan de presenciar.

-Así que... al final decidió ayudarle, mi señora.

-Mm sí, supongo que me dio pena al final-dijo con una pícara sonrisa la diosa, para después susurrar- no desaproveches esta segunda oportunidad, Konzen...

Y dicho esto se asomó de nuevo para ver como los dos jóvenes volvían juntos a la posada.
Notas finales: Gracias por leer y hasta la próxima :D

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).