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Universidad por PeachBlonde

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Notas del fanfic:

Basicamente es una idea original con la que estoy trabajando xD;; como perdi todas las hojas que habia hecho de mi otro fic (Cristal Eyes) no puedo continuarlo (tener que hacerlas todas de nuevo no es una opcion ;3; me da mucha pajaaaaaaaa) asi que aprovecho para subir este otro fic que vengo haciendo hace ya un tiempo xD Espero puedan disfrutarlo X3

Notas del capitulo: Soy muy mala con los titulos y tendran que disculparme xD btw, como soy argentina quisa no entiendan algunas formas de expresion que tengo (damn you hecho de que los argentinos y los uruguayos escribimos diferente! *shakes fish*!!) y como eso suckea mucho estoy abierta a esclarecer cualquier cosa xD;; lamento mucho mucho no poder escribir en emh.. "español neutro" >: espero sepan entender *bows*
Fernando se despertó con la luz en los ojos. Su compañero de habitación siempre olvidaba apagarla. Era insoportable, tan molesto.
Eran apenas las seis y media de la mañana. Faltaban cuatro horas para su primer clase, y a él le tomaba solo unos minutos bañarse y vestirse.
Mientras se preparaba para un día como todos los demás, notó la ausencia de su ya nombrado compañero. Mejor. No lo soportaba. Todas las noches él traía una o dos chicas haciendo que Fernando o bien no pudiera dormir por “el ruido” o bien se viera obligado a permanecer fuera de la habitación. Ya eran las diez y cuarto. Fernando ya estaba bañado, vestido, peinado, en fin, listo para ir a su clase de Física avanzada. A pesar de apenas haber ingresado ese año, la universidad era un juego para él, y todas sus clases consistían en las más difíciles.
Se sentó como siempre en la tercera fila. Sacó sus libros de la mochila y comenzó a ver a los adolescentes ingresar al curso, tomar sus lugares, y continuar hablando.
Notó que el asiento continuo al de él donde siempre se sentaba su amiga Carmen estaba vacío. Estaba a punto de preguntarle a otro compañero si la había visto cuando entró el profesor.

- Alumnos, lamento informarles que la señorita Carmen Mendoza ya no nos acompañara. Su padre fue transferido anoche a Francia, donde ahora Carmen y el resto de su familia vivirán.

Fernando abrió su libro de Física y encontró una carta dirigida a él de puño y letra de Carmen.
En la carta ella le decía que esperaba que aún pudieran ser amigos, que trató de contarle lo sucedido el día anterior pero el compañero de Fernando le dijo que allí no se encontraba (cosa cierta, ya que Fernando había ido a estudiar a la biblioteca).
Mientras Fernando terminaba de leer la carta, el profesor continúo hablando.

- Espero que esto no afecte a ustedes, sus amigos y compañeros, que me imagino estarán sorprendidos. Bien, comencemos con la clase.

Fernando suspiro. No era tan grave. Pero estaba acostumbrado al teatro que el profesor siempre armaba. Era terriblemente cansador.

- Debería enseñar drama y no física...

Cuando llego a su habitación luego de terminada la jornada escolar, vio una pila de cajas acomodadas una encima de la otra.

- Gonzalo ¿qué es todo esto? - Su compañero giró y viendo a Fernando le respondió con una sonrisa tranquila.
- Me cambiaron de habitación, hoy llega tu nuevo compañero. Yo voy a ir al cuarto del fondo, con una linda chica solo para mí. – concluyo y luego soltó una carcajada. Fernando solo suspiro y se acostó en su cama para leer un libro que acababa de adquirir.
- Pasala bien con tu compañera.- dijo, sabiendo cual sería la respuesta de Gonzalo.
- Siempre lo hago.- dijo y luego sonrió.

Acostado en su cama, con los brazos en la nuca y los ojos cerrados, el libro a su lado ya completamente leído, Fernando disfrutaba por primera vez en el año de la calma de estar solo. Sabía que eso no duraría mucho ya que faltaban unas horas para que su nuevo compañero llegara, pero también sabía que no podía ser peor que Gonzalo.
No importaba a quien le preguntara, Fernando no pudo descubrir si se trataba de un hombre o una mujer, o si ya estaba en la escuela y era un cambio de habitación como el de su compañero. Gonzalo le dijo que si era una mujer, el no podía desaprovechar la oportunidad, también le dijo que probablemente fuera alguien de afuera de la escuela. La rectora no quiso decirle el sexo de su nuevo compañero. Le dijo que esa era “información confidencial”. Que estupidez. Si de cualquier forma esa misma noche lo averiguaría. ¿Qué le costaba a esa rubia siliconada informarle sobre con quien se estaría quedando durante los próximos cinco años?
En fin, las horas se acortaban. Le habían dicho que a las nueve en punto estaría llegando a la habitación quien fuera su compañero.
El reloj sonó como un eco en el silencio del cuarto oscuro y solo habitado por Fernando y sus pocas pertenencias. La habitación se veía mucho más vacía desde que Gonzalo la había abandonado. En ese momento, la puerta se abrió enseguida, como si hubiera esperado aquel insoportable sonido que avisaba que eran las nueve horas de la noche.
Fernando se incorporó, la luz se encendió, y una pila de cajas con piernas ingresó en el cuarto.
La cara de Fernando demostraba asombro, y no pudo evitar sentir ganas de reír al ver semejante imagen. Ahogo esa risa, y curioso por conocer a su compañero le dijo que lo ayudaría. Su compañero no respondió, solo se quedo quieto. Fernando tomó las cajas y entre los dos las dejaron en el suelo.

- ¿Qué tenés ahí? ¿Ladrillos? – dijo Fernando viendo en el piso las cinco cajas que su compañero había cargado hasta ahí el solo. La risa del otro no se hizo esperar. Le extendió la mano y con una suave sonrisa le dijo.
- Me llamo Lucas Torres y ¿vos?
- Fernando De Micheli
- ¿Sos Italiano?
- ....dejame ayudarte a desempacar
- ah, gracias.

Se estrecharon las manos y se sonrieron. Parecía el nacimiento de una nueva amistad. Pasaban los días, Lucas y Fernando tenían siempre las mismas clases y a la mañana antes de que Fernando se despertara, Lucas preparaba un enorme desayuno, que constaba básicamente en cereales, frutas, jugo y leche. Ambos comían y hablaban sobre las clases y los profesores. Fernando de vez en cuando le contaba sobre sus otros y escasos amigos, como por ejemplo Carmen, con quien mantenía su amistad a base de cartas y mails. Lucas mientras tanto le contó sobre sus amigos y familia en su país natal, estados unidos.

- Pará, naciste en Estados Unidos, tu mamá es mexicana, tu papá argentino. ¿De casualidad tenés un hermano español o algo así?
- Casi – dijo Lucas entre risas - Mi prima Clara es de Francia, justo ahora esta viviendo con mis padres en Estados Unidos
- Me gustaría tener tantas raíces – dijo un asombrado Fernando, con una ligera sonrisa.
- ....no me respondiste la otra vez
- ¿Qué cosa?
- Si sos italiano

Los hermosos ojos verdes de Lucas estaban fijos en Fernando. Este desvió la mirada hacia la comida en su plato y comenzó a hablar.

- La verdad solo mi padre es italiano, mi madre, mis hermanos y yo somos Argentinos - el suspiro y continuo relatando - la verdad no me enorgullece mucho hablar sobre él.
-¿Por? – Le dijo Lucas con tono de preocupación - Por favor contame.

La mirada cálida de Lucas sobre él le dio fuerzas para continuar con lo que estaba diciendo.

-Cuando yo tenia 10 años, mi papá trato de matar a mi mamá y a mi hermano mayor, Dante, que por ese entonces tenia 12. Por suerte, los vecinos escucharon sus gritos y llamaron a la policía. Pero fue muy tarde, y ese infeliz le quito la vida a mi mamá. Fue llevado preso, pero mis hermanos y yo por ser menores fuimos a parar con la familia de mamá.

Fernando tuvo que parar. No por el, sino por Lucas quien lloraba lo que durante tantos años Fernando no había podido llorar. Lucas se paro y abrazo fuertemente a Fernando. …l comenzó entonces a susurrarle al oído, mientras continuaba llorando, “perdón, enserio, perdón”.
Una vez el ambiente se hubo calmado, continuaron con el desayuno.

- Lucas, gracias por escucharme. Nunca le había contado esto a nadie.
- Ni lo menciones, somos amigos después de todo, ¿no? – le dijo sonriendo.
-...Si, amigos

Fernando sonrió y continúo comiendo. En su mente retumbaba la palabra amigo y de vez en cuando sus ojos miraban a Lucas. Realmente le inquietaba el sentimiento que estaba naciendo dentro de él, pero no le dio mayor importancia y acabo con el desayuno.
El día fue de lo más tranquilo a comparación con lo emotivo del desayuno. Fernando estaba algo frustrado ya que no vería a su compañero hasta la noche, y esto se debía a que no podía parar ni un segundo ya que estaba en medio de evaluaciones trimestrales. Era realmente agotador, pero le calmaba saber que esa noche podría charlar con Lucas antes de ambos acostarse para irse a dormir. Se fue a la biblioteca de la universidad a leer antes de su siguiente clase. Repasar siempre es fundamental, aunque la verdad había ido ahí para buscar algo de tranquilidad y silencio. Noto de inmediato que no había casi nadie, solo algunas personas aparte de él que podían ser contadas con una mano. Siendo esta una biblioteca universitaria en época de trimestrales, no debía estar tan vacía, no era normal. Fernando suspiro, quizá solo estaba pensando de más, como habitualmente hacia. Abrió su libro y empezó a leer. Faltaba una hora para su siguiente clase. Poco a poco las personas se fueron yendo. Hasta que quedó completamente solo. O eso pensó. Sabía que la bibliotecaria se había ido, porque le había dejado la llave para cerrar apenas saliera.

- Dejala en la oficina de profesores cuando termines. - fue todo lo que dijo y abandono el lugar mientras sus tacos resonaban en el piso de madera volviendo el eco que llegaba a los oídos de Fernando un claro signo de la soledad con la que se quedaría una vez adentro.

Pero fue entonces, mientras pensaba en lo callado que estaba todo, cuando le pareció escuchar una especie de quejido en lo más profundo de la biblioteca. Cerró su libro y lo guardó en su mochila mientras con una expresión de duda comenzó a caminar en dirección al ruido. Mientras más se acercaba, mas fuerte era el sonido y más claramente podía distinguir los gemidos de un hombre. Se acerco de forma muy sigilosa, encorvado detrás de uno de los estantes repletos de libros, espió en un pequeño espacio para saber que sucedía. Allí, desnudos, empapados y en medio de un acto sexual, Fernando pudo distinguir a su ex compañero de cuarto, Gonzalo, junto con otro chico que era de su misma clase. Apenas pudo razonar lo que estaba ocurriendo se dio sigilosamente la vuelta y emprendió la retirada. No fue visto ni oído. De camino a sala de profesores para darle la llave a la bibliotecaria se puso a pensar en todo lo que ocurría. El nunca se habría imaginado que a Gonzalo también le gustaba hacerlo con hombres. Después de todo siempre lo veía rodeado de chicas. Un escalofrío extraño recorrió su espalda. Apresuro el paso y apenas llego le dio la llave a la bibliotecaria y le dijo que no había cerrado porque habían algunos chicos en el fondo de la biblioteca estudiando. La mujer sonrió y le dijo que estaba bien entonces, que fuera a su clase. Fernando camino de regreso con un ligero dolor de cabeza y una expresión de profunda confusión. El todavía no comprendia del todo lo que había pasado. Es que simplemente no podía entender como su compañero había terminado siendo gay, o más bien ¿bisexual?, después de todo las mujeres también le gustaban. Pasó por la puerta de la biblioteca y vio salir a Gonzalo con el chico de su clase detrás. El chico era más bajito y tenía un aspecto bastante aniñado. Este lo miro a Fernando y paro un segundo.

- Ah, vos sos Fernando De Micheli, ¿no? Vas a mi clase de Literatura.

Fernando miro al chico y no sabía que responder. Gonzalo también había parado y se acercaba a ellos.

- Si. Vos eras…
- Se llama Nicolás. – dijo Gonzalo apareciendo desde atrás con una suave sonrisa en sus labios. Apenas menciono el nombre del otro, este se sonrojo levemente y se rio de manera nerviosa.
- Si, es cierto. Disculpa que no recordara tu nombre – dijo Fernando intentando verse más calmado.
- No te preocupes, es la primera vez que hablamos, después de todo. – el chico sonrió levemente y de manera amigable.

De pronto Fernando ya no se sentía tan incomodo. Había descubierto que este chico Nicolás era bastante agradable, y de hecho notó que tampoco le molestaba la presencia de Gonzalo. Quizá estaba cambiando, se veía mucho mas relajado también. Pensó que era mejor simplemente olvidar lo que había visto que ellos hacian y continuar su camino hacia el aula. Fue acompañado por Gonzalo y Nicolás quienes le hablaban animadamente y quienes aparentemente se dirigían a la misma clase. Llegaron, se sentaron, los evaluaron, y se fueron. Así fue todo el día hasta que llegó la hora de volver al dormitorio. Cada chico, entonces, tomó un diferente camino. Fernando, más relajado, volvía a su cuarto para ver a su amigo y hablar de cualquier cosa que se les ocurriera. No sabía si debía contarle lo que había visto, quizá debería hacerlo para ver la opinión que Lucas tenia sobre los gays, o algo por el estilo, pero si lo hacía seria cambiando los nombres o diciendo que no reconoció quienes eran.
Cuando llego a su habitación, Lucas se estaba bañando. Se sintió algo decepcionado pero no había nada que pudiera hacer. Se sentó en su cama y dejo su mochila ahí. Se recostó un segundo y cerró los ojos suspirando. Apenas hizo esto pudo escuchar una voz.

- ah, Nando, ¿cuándo volviste? – Le dijo Lucas desde la puerta usando una toalla para secarse el pelo y otra para taparse la entre pierna.

Fernando volteó la cabeza y se sonrojo ante la imagen de su compañero semidesnudo. Se sentó en la cama y mirando para abajo le contesto.

-Recién.
-No te escuche entrar, ¿está todo bien? Te vez un poco rojo. ¿No tendrás fiebre, no?
-ah, no, no te preocupes. Estoy bien.
-¿Seguro? Puede que te resfriaras por pasar tantas noches estudiando hasta tarde. Te dije que tenías que dormir más.

Fernando se tapo la cara y con una sonrisa le contesto
-Si no te pones algo vos vas a pescar un resfriado.

Fue entonces cuando Lucas se percato de que estaba semidesnudo. Por la sorpresa de encontrar a Fernando en el cuarto se había olvidado de vestirse. Enseguida se puso todo rojo y comenzó a actuar de manera nerviosa.

-ah, uh. Me olvide de vestirme, discúlpame un segundo.- Agarró rápidamente su pijama y se encerró en el baño para vestirse.

Todo el acto de su amigo le pareció a Fernando bastante adorable. La manera en que se había puesto nervioso, el rubor en su cara, los ojos de Lucas intentando esquivar los suyos, y la torpeza al intentar entrar rápidamente al baño…
Notas finales: Bueno espero les haya gustado! Dejen reviews para saber que deberia cambiar etc xD

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