Aquella chica lo estaba haciendo realmente mal.- Pensó Orion desde el tejado, mientras observaba a una joven que se acercaba con unas claras intenciones de robar a uno de los puestos en el mercado, se notaba que era nueva en ello y justo había ido a reparar en uno de los puestos más difíciles de hurtar de toda la plaza. Suspirando y pensado que era una lastima que una chica se quedara sin manos decidió ayudarla.
Con gran agilidad se descolgó por la pared y se fundió con la multitud en aquel día de mercado. Miro un par de puestos desisnteresadamente, los tenderos recelaban de su presencia en que le vieron aparecer. Su aspecto era el del típico ladronzuelo, llevaba puesto unos pantalones destrozados y una camisa, que antaño había sido blanca, la cual había cogido prestada de una colada descuidada, llevaba el pelo rojo revuelto y tenia los pies descalzos llenos de polvo por la arena que cubría las calles. Los mercaderes hacían bien en recelar de él, su genero peligraba mientras estuviera cerca.
Hoy ya había hecho la ronda, bastante fructífera por cierto, por él otro lado del mercado. Y no era bueno abusar de su suerte pero aquella chica le había llamado la atención.
Se coloco cerca de ella, era más alta que él , se cubría del sol con un pañuelo lleno de colores, a juego son el vestido y las sandalias, por la calidad de sus ropas no parecía que necesitara robar. Pero la manera con la que miraba la comida le decía a Orion lo contrario. Vio como alzaba la mano hacia la mercancía, cosa que el tendero también.
-Yo que tu no haría eso señorita.- Le susurro acercándose para que solo lo oiría ella - se dice que el dueño el puesto tiene pactos con los espíritus y puede ver cuando le falta algo.
La joven se giro y le miro con unos penetrantes ojos violetas que resaltaban en su cara de piel morena.
Orion le enseño como si fuera un mago uno de aquellos pinchitos de carne a la joven que había cogido aprovechando que el mercader había estado atento a ella. Y se lo tendió.
En el momento que ella extendía sus manos para cogerlo, el mercader se dio cuenta de la falta.
Rápidamente, Orion agarro a la joven de la muñeca y tiro de ella.
-Corre!
-¿Que?
-AL LADRON!!!!!!
Los dos salieron corriendo por el mercado perdiéndose entre la multitud. El tendero hizo amago de seguirlos, pero sabia que le desvalijarían el puesto si se atrevía a perseguirlos, así que resignado volvió.
Corrieron hasta que se quedaron casi sin respiración. En un callejón lejos del mercado, pararon a tomar aire.
-Impresionante!- Dijo la joven, con una voz algo menos femenina de lo que Orion se había imaginado, y dando buena cuenta del pinchito de carne. Al correr el pañuelo de la cabeza se le había deslizado por la espalda, mostrando una perfectamente lisa y recta melena de color verde oscuro. Eso la delataba como una extranjera de Ru'naar. Su cara estaba maquillada, y llevaba pendientes colgando de las orejas, largas y retorcidas de dragón verde, por su cara también se extendían varias escamas de color esmeralda aun que con un brillo violáceo. Orion la analizaba con cuidado no era común ver a los de su especie por aquí aun que recordó que hacia un par de días que la gente no dejaba de habar de los nobles dragones que habían llegado de Ru'naar, lo mas seguro que aquella chica perteneciera al cortejo. Tal vez alguna esclava que se había escapado.
-Gracias por ayudarme-Le agradeció la chica cuando termino de comer.-Mi nombre es Rhen, ¿como te llamas, pelirrojo?.
-Orion.
Rhen le miro curiosa, sobre todo el pelo. Rojo oscuro pero con un suave degradado hacia las puntas, el chico lo llevaba en melena por encima de los hombros y se le rizaba. Era mas bajito pero también más fornido. Tenia mas o menos su misma edad. Llevaba los brazos vendados, y en la cara tenia cicatrices, debía haber llevado una vida muy dura. No pudo evitarlo y alargo la mano hacia las cicatrices de la cara de chico. En un primer momento había jurado que era humano, no presentaba ningún rasgo de dragón pero aquel tono de pelo le intrigaba y había muchos pequeños detalles que le delataban.
Este rápidamente se aparto al ver su mano acercándose.
-Dejame...-le espeto bruscamente, no sabia por que la había ayudado, pero ya lo había hecho estaba bien y hasta aquí habían llegado sus caminos.- Y bueno aquí es donde nos separamos, yo por mi camino y tu por el tuyo, dragona.
-Hey! Lo siento- le respondió siguiéndole, viendo que al chico no le gustaba que le tocaran, y temiendo por su suerte.- No me dejes aquí...
Eso le hablando el corazón al chico y redujo su marcha.
-¿Por que te tendría que llevar conmigo? Ya es difícil conseguir comida para uno, como para conseguir para dos.
-Pues por que eres una buena persona... bueno, dragón.-dijo ella jugando su única carta, si escondía sus rasgos era por algo.
Orion se paro de golpe, nadie nunca le había dicho que era una buena persona, y menos que era un dragón. Nadie había sospechado nunca su verdadera raza. No iba a caer en su juego.
-No soy un dragón- Le miro intentando ser despectivo.- Los dragones me dan asco. Soy humano.
-Pero tu no es humano, apuesto a que si te dejas crecer el pelo sus puntas son amarillas y tus mechones parecerán llamas.-Rhen rezaba por que sus conjeturas fueses ciertas, no sabia por que lo había dicho, hacia dos dinastías que los dragones rojos había desaparecido era imposible encontrar uno, pero algo le decía que él lo era, y su instinto nunca que se equivocaba.
-No, es algo más claro en las puntas, y su color viene por que tuve un antepasado Igneante.
-Ahh... Vas descalzo.-Le apunta hacia los pies .- Los pies de los humanos no aguantan mucho tiempo así. Tendrías que tener más callos.
-No tengo dinero para zapatos, y ademas la arena del suelo es lo suficientemente suave. Intento no pisar las piedras.
-Aja... Llevas el pantalón desgastado por donde roza una cola.
-Se lo robe a un dragón.
-Tu temperatura corporal es muy alta...
-¡Ya Basta!Los dragones rojos se extinguieron hace tiempo.- Así que tenia razón suspiro aliviada, se estaba poniendo cada vez mas nervioso y estaba consiguiendo desquebrajar su fachada. No le parecía muy bien lo que hacia, él le había salvado pero le necesitaba para poder adecuarse al lugar, ademas tenia una extraña sensación encima, como si le conociese de antes y supiera que era alguien en quien confiar.
-Eso ya lo se.. no te estaba llamando rojo... pero ya que tu lo dices...eres rojo, ¿eh?. Y de que eres un dragón tengo una prueba definitiva. Tus cicatrices, seguramente coinciden con los nervios de las alas de dragón. Y eso no me lo puedes rebatir, no hay casualidad que puedan hacerse esas heridas de otra manera.
Aquella chica se fijaba en todo, no podía engañarla, tenia razón. Pero ¿Iba ella a guardar su secreto?, su vida pendía de ello, si los humanos se enteraban de que los dragones de fuego estaban resurgiendo lo matarían. Miro al suelo desolado. Ella le levanto la cara y le sonrió.
-No se me ocurriría en la vida delatar a un compañero, pelirrojo. Y menos a alguien que me ha ayudado antes, ya se que es raro y nos acabamos de conocer pero confía en mi.
Orion le miro de reojo, ¿De verdad era alguien en quien se podía confiar,? no estaba seguro pero resignado suspiro y admitió su derrota. Se la llevaría con él, al menos le daría conversación.
-Bueno que,¿donde vives?-Le dijo la chica mientras le agarraba del brazo tomándose muchas confianzas.
-No creo que te valla a gustar, esta un poco lejos.
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