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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Durante una semana, Draco se la pasó con pócimas estomacales para después pasar a no responder para nada a las provocaciones de Harry causando frustración en éste.


            -Ya no dice nada –contó Harry a Sirius- solo el primer día que toqué el tema se molestó, ahora simplemente comienza a comer y a escucharme como si yo le estuviese hablando a una planta.


            -Bueno, pero ya abriste una grieta ¿no?... tal vez solo fue al principio, pero reacciono a lo que le dijiste.


            -Sí, pero ya no.


            -Entonces cambia la estrategia.


            -¿Y cómo?


            -Lo que le dices... ve más profundo.


            -¡Ah!... ya entiendo –respondió Harry mordiéndose el labio inferior distraídamente- pero... va a estar muy denso ¿no?


            -Pues sí, pero piénsalo bien, es peligroso.


            -Lo sé, por eso no estoy muy seguro, pero ya nada funciona.


            -¿Crees que la psicoterapia del medimago funcione?


            -¿Y me lo preguntas tú, Sirius? –Exclamó Harry incrédulo- a fin de cuentas ambos son Black.


            Sirius ya no dijo nada, simplemente se encogió de hombros.


            Esa noche, después de que Draco cenara, Harry dejó pasar un rato antes de comenzar a hablar con él.


            -Oye Draco ¿podemos hablar? –dijo Harry sentándose en la cama del chico en la cual ya dormitaba.


            -“Ahí va de nuevo...” –pensó Draco con fastidio.


            -Draco...


            -Haz lo que quieras, Potter... –respondió Draco con desgano y sin siquiera molestarse en abrir los ojos- si quieres hablar de lo cruel que fue Roger conmigo, adelante... si quieres insistir en que no debió jugar conmigo de esta manera, hazlo...


            -Draco...


            -No me interesa, Potter; ya sé que fui su juguete ¿y?... que solo me usó como incubadora humana ¿y?... eso no me causa ningún problema, ya sé que el destino de los Malfoy es servir a los planes de otros, así que si quieres gastar saliva, allá tú, no me interesa.


            -Ya sé que no te interesa, pero no quiero hablar de lo que él te hizo a ti.


            -¿Entonces?


            -Quiero hablar de lo que le hizo a tu madre.


            Draco estaba de costado, con una almohada entre sus rodillas para descansar mejor, y sus manos bajo la mejilla; Harry vio como permanecía inmóvil, sin hacer ni decir nada, y sintiendo frustración decidió hacer acopio de paciencia.


            -El dijo que ella casi no lloró cuando la mató –continuó Harry sintiéndose un miserable por tener que hablar de esas cosas- “demonios...” –pensó impacientándose al ver que Draco ni siquiera abría los ojos-  yo espero que no la haya hecho sufrir.


            La respiración de Draco era lenta, acompasada, tranquila... hasta que Harry sintió como tragó saliva; el corazón del joven auror latía rápido, estaba tenso y nervioso; la precaución de pedirle al medimago que estuviera pendiente detrás de la puerta, no disminuía en nada su preocupación; sabía que estaba arriesgando demasiado, pero también sabía que era el todo por el todo.


            -Debió ser terrible que quien te dio la noticia de su muerte, haya sido el mismo que la asesinó –continuó Harry con voz suave sin ver ninguna reacción en Draco- ¿Cuándo menos te despediste?... porque yo era muy pequeño cuando Voldemort mató a la mía; al menos tú tienes más recuerdos de ella, de cuando reía y jugaba contigo, de cuando platicaban o de cuando te cantaba... porque te cantaba ¿cierto? Todas las madres lo...


            -Deja... –dijo de pronto Draco en voz baja y sin abrir los ojos- de hablar de mi madre.


            -Perdón ¿Qué dijiste? –preguntó Harry con naturalidad, como si no lo hubiese escuchado; a lo que Draco se quedo callado- bueno, como te decía... –continuó Harry como si no hubiese escuchado nada- tu madre era muy bonita, con ese cabello rubio y sus ojos azules; espero que no haya sido torturada antes de morir...


            -Te lo advierto... –exclamó Draco abriendo los ojos.


            -Tranquilo, ya no importa si no hablas, no necesito que me contestes, solo quiero hablar de tu madre.


            -Lárgate y déjame solo –dijo Draco entre dientes.


            -¿Por qué?... digo, sino sientes nada, no creo que haya problema en que hable de ella ¿cierto?


            Draco sentía que algo le oprimía el pecho al tiempo que los oídos le empezaban a zumbar.


            -Solo cállate –dijo el chico removiéndose en la cama.


            -Debe doler mucho ¿no? –Continuó Harry con todos sus sentidos alerta- enterarte que quien más amas, asesinó a tu madre.


            Draco se enderezó con algo de dificultad hasta quedar sentado recargado en la cabecera de la cama mirando a Harry con rostro serio e inexpresivo.


            -¿Sucede algo malo? –preguntó Harry a lo cual Draco no contestó, por lo que el joven auror decidió seguir hablando- entiendo que no quieras decir nada, yo en tu lugar estaría hecho un mar de lagrimas, ha de ser horrible que aquel que te hizo el amor tantas veces, que acaricio tu todo cuerpo, que esas mismas manos hayan sido las mismas que...


            -¿A qué juegas? –dijo finalmente Draco en voz baja.


            -¿Yo?... a  nada, últimamente lo que menos hago es jugar.


            -Tengo sueño, déjame dormir.


            -Pero si yo no te estoy deteniendo Draco... pero si te molesta lo que digo, solo ignórame.


            Draco ya no contestó, por lo que Harry decidió continuar.


            -Te confesare que durante años, tu mamá me cayó muy mal, parecía que siempre estaba oliendo mierda.


            -No hables así de... –exclamó Draco quedándose callado a media frase.


            -Pero cuando le mintió a Voldemort acerca de que yo estaba muerto –continuo Harry como si no se hubiese dado cuenta de nada- me sorprendió, ahí comprendí que la guerra de ese loco ya no le importaba... ¿sabes que me preguntó mientras yo yacía en el suelo, rodeado de mortífagos y del mismísimo Voldemort?... me preguntó por ti, me preguntó si estabas vivo.


            Draco giró el rostro hacia la pared, como si alguien le hubiese jalado el rostro de repente.


            -¿Alcanzaste a verla antes de que muriera? –continuó Harry.


            Draco entonces alzó las mantas intentando ponerse de pie.


            -¿Qué haces?


            -Me largo, estoy cansado y quiero dormir –respondió Draco poniéndose de pie cuidadosamente- y tal parece que aquí no lo lograré.


            -Pero si estamos charlando muy a gusto, quédate.


            -No, me largo de este mugroso cuarto –dijo Draco cojeando hasta la puerta encontrándola cerrada- ábrela –dijo dándose la vuelta.


            -No –respondió Harry sin levantarse de la cama.


            -Déjame salir, Potter –exclamó Draco entre dientes.


            -¿Por qué mejor no regresas a la cama y seguimos platicando?... ven –dijo Harry extendiéndole la mano.


            -Vete al carajo y déjame salir.


            -¿Por qué te quieres ir?... ¿te duele hablar de tu madre?


            -No.


            -Entonces no entiendo, ven... es bueno recordar a los muertos.


            -Potter... –susurró Draco recargando la espalda en la puerta.


            -¿Duele?


            -No.


            -¿Entonces a que le tienes miedo?


            -Yo no tengo miedo de nada.


            -Pues se ve todo lo contrario con la actitud que tienes.


            -Simplemente no me gusta escuchar tonterías.


            -¿Es una tontería hablar de tu madre?


            -Haz lo que quieras –concluyó Draco cojeando hasta la cama, en la cual se sentó del lado contrario dándole la espalda a Harry.


            -Desafiar a su señor Tenebroso de  esa manera demostró cuanto te amaba, Draco... –dijo Harry viendo como Draco estrujaba las sabanas- yo conozco muy bien el alcance del amor de una madre...


            -Basta... –musitó Draco entre dientes.


            -¿Cómo?


            -Dije que basta...


            -¿Te molesta?


            -Solo Cállate, Potter.


            -¿Por qué? –respondió Harry levantándose y caminando hasta él.


            -Porque yo lo digo –dijo Draco volviendo el rostro a un lado.


            -Es normal que te lastime, es normal que quieras llorar.


            -Yo no quiero llorar.


            -¿Por qué no?


            -Porque no... Porque es estúpido e inútil.


            -Pero te hace sentir mejor –dijo Harry sentándose junto a él- Draco, a tu mamá no le gustaría verte así...


            -¡Deja de hablar de ella como si la hubieses conocido! –Exclamó Draco de repente girándose a verlo- ¡tú no sabes nada de ella! ¿¡entiendes?!... ¡nada!


            -¿Y tu si la conocías? –Respondió Harry tranquilo- si parece que ya la olvidaste.


            -¡Yo no la...! ¡Déjame en paz! –exclamó Draco con voz contenida.


            -¿Te lastima el recordarla?... ¿es eso?


            -¡No!


            -Yo creo que sí, pero pienso que te duele más el intentar olvidarla.


            -¡Cállate, tú no sabes nada de mí! –gritó Draco poniéndose de pie y alejándose unos pasos hacia atrás.


            -Sé que necesitas sacar todo lo que llevas en el alma, es demasiada carga para ti.


            -¡No es verdad, yo estoy bien así! –exclamo Draco sintiendo como si una mano le oprimiera el corazón.


            -¿Quieres llorar? –dijo Harry poniéndose de pie.


            -No –respondió Draco tragando saliva.


            -Yo creo que sí, creo que lo necesitas... ¿Por qué no te das permiso de sentir, Draco?


            -Aléjate de mi –dijo Draco al ver a Harry dar unos pasos hacia él.


            -No voy a hacerte daño... yo no Draco, lo que menos haría sería lastimarte.


            -Entonces cállate y vete.


            -¿Por qué?... ¿te duele lo que te digo?


            -No.


            -Si Draco, sí te lastima... te lastima porque lo que te digo es verdad.


            -Por favor, Potter... –dijo Draco en un tono más bajo- déjame en paz.


            -Yo te puedo ayudar –dijo Harry llegando hasta él.


            -No... no quiero...


            -Vamos Draco –dijo Harry tomándolo de los brazos- llora...


            -No.


            -Hazlo, eso te demostrará que aun estas vivo.


            -¡No, no quiero! –gritó Draco soltándose.


            -Sé que estas enojado y tienes todo el derecho de estarlo... –dijo Harry acorralándolo suavemente- ¿quieres reclamarle a la vida?... hazlo, en verdad se ha ensañado contigo...


            -Aléjate... –exclamó Draco con voz trémula poniéndole una mano en el pecho para detener su avance.


            -¿Quieres llorar? –volvió a preguntar Harry.


            -N... no...


            -¡Hazlo! –Exclamó de pronto Harry tomándolo de los brazos obligándolo a mirarlo- ¡demuéstrame que sigues vivo!


            -¡No, suéltame!


            -¡Llora Draco, atrévete a sentir  otra vez!


            -¡No quiero! –respondió Draco intentando soltarse.


            -¿¡Quieres desquitarte con alguien?! –Exclamó Harry sin soltarlo- ¡desquítate conmigo!... ¡¿quieres gritarle a alguien?!... ¿¡odiar a alguien?!... ¡ódiame a mí!


            -¡Basta, déjame!


            -¡No, no te voy a dejar escapar así de fácil, Draco!... ¿¡quieres desquitar tu coraje?!... ¡pues imagina que soy él!


            -¡No!


            -¡Imagina que yo soy aquel que te ha lastimado tanto!


            -¡Basta, por favor!


            -¿¡Me odias, Draco!? ¿¡Me odias por haber matado a tu madre?!


            -¡Sí, sí! –Gritó Draco tomando a Harry por las solapas- ¡te odio, te odio, te odio maldito infeliz!


            -Eso es, Draco...


            -¡Te odio por haber matado a mi madre!


            -¿¡Que mas Draco, que mas?!


            -¡Te odio, te odio, te odio! –Gritó Draco comenzando a golpear el pecho de Harry con toda la fuerza de la que era capaz- ¡maldito infeliz hijo de puta!... ¡te odio!... ¡dime porque, dime porque! –continuó gritando Draco mientras Harry lo sostenía de los brazos al sentirlo caer poco a poco- ¿¡porque la mataste?!... ¿¡porque mataste a quien yo mas quería?! –Balbuceó Draco con los ojos anegados de lágrimas mientras caía de rodillas- ¿Por qué me engañaste?


            -Draco...


            -Yo te di todo... –continuó Draco con voz entrecortada por el llanto- te... te di mi vida... te di mi... te di mi alma... y tú te burlaste de mí y me usaste como si fuera un objeto.


            Harry no decía absolutamente nada, simplemente se arrodilló frente a él dejándolo hablar.


            -¿Por qué?.... ¿Por qué me devolviste la vida... si ibas a arrancármela de nuevo?... ¿Qué te hice yo... que te hice yo para que me hicieras tanto daño?... ¿Qué te hizo mi madre para que la asesinaras?... ella lo único que quería era... ser libre...


            Para ese entonces, Draco ya estaba totalmente derrumbado en el piso mientras Harry lo sostenía por los hombros.


            -Y tú... –continuo Draco enceguecido por las lagrimas- le quitaste esa oportunidad... nos... quitaste esa oportunidad... te odio... te odio por eso...


            -Draco... –dijo Harry oprimiéndole suavemente los hombros.


            -Te odio... te odio... ¡maldito, te odio! –exclamó Draco comenzando a golpear nuevamente a Harry, quien después de un momento de dejarlo desahogarse, lo atrajo hacia sí envolviéndolo en un abrazo.


            -¡Maldito, te odio! –forcejeó Draco intentando soltarse.


            -Shhhh... está bien... todo estará bien... –susurró Harry sin soltarlo- todo estará bien...


            -¿Por qué? –Balbuceó Draco con voz ahogada dejando de luchar en los brazos de Harry- ¿Por qué me engañó?... ¿Por qué... porque la asesinó?... y mi padre... también está muerto... me han dejado solo...


            -Yo estoy contigo, no estás solo... –murmuró Harry estrechándolo con fuerza.


            -¿Qué fue lo que hice... para que me pasara esto? –Exclamó Draco con la cabeza recargada en el hombro de Harry- ¿es porque soy un Malfoy?... fuimos muy malos...


            -No Draco, no es tu culpa.


            -Yo lo... yo lo amaba... y confié en él... confié en él ciegamente... soy un idiota...


            -No lo eres –dijo Harry sintiendo el cuerpo de Draco estremecerse entre sus brazos por el llanto.


            -Si lo soy... soy un idiota que no vale nada...


            -No es verdad, tú vales mucho.


            -Me engañó... –continuo Draco- me engañó y me quitó a quienes yo mas quería... ¿Por qué?... ¿Por qué?...


            Con una mano, Harry alcanzó una almohada de la cama para después hacer lo mismo con una manta; acomodó la almohada entre su espalda y la pared abriendo las piernas para acomodar a Draco dejándolo acurrucarse en sus brazos para después cubrirlo con la manta.


            Eran las dos de la mañana y ninguno de los dos dormía; Draco seguía sumido en un silencioso llanto, con su cabeza recargada en el pecho de Harry, oyendo sin cesar el suave latir de su corazón; no pensaba nada, no reflexionaba en nada, simplemente se había dejado llevar por ese latir tan tranquilizador; y sin embargo las lagrimas no dejaban de fluir, como si hubiese tenido todo un mar contenido en su interior.


            Mientras tanto, afuera Remus decía al señor Jackson:


            -Creo que ya puede irse a descansar, me parece que Harry tiene la situación controlada.


            -El que necesitará al medimago seré yo –respondió el señor Jackson secándose la frente con un pañuelo- ese muchacho me va a matar –añadió refiriéndose a Harry.


            -Se acostumbrará, créame –dijo Remus caminando hacia su habitación, lo mismo que Sirius.


            _______________________________________________________________________________


 


            Cuando Harry abrió los ojos, lo primero que sintió fue su mejilla recargada en la cabeza de Draco, del cual podía sentir la respiración acompasada y su peso totalmente recargado en él; volvió a cerrar los ojos aspirando el suave aroma que despedía el tibio cuerpo que descansaba en sus brazos.


            De reojo vio las blancas manos descansar en una de sus piernas y se sintió feliz por un momento, feliz de poder tenerlo tan cerca, de haber  dado esa noche un gran paso; todo iba por buen camino... hasta que intentó levantar la cabeza.


            -¡Auch! –gimió sintiendo un agudo dolor en el cuello.


            -mmm... –se removió Draco al sentir el movimiento.


            -Rayos... –exclamó Harry entre dientes.


            -mmm... –balbuceó Draco tallándose los ojos mientras se enderezaba- ¿Harry, estas bien?


            -“¿Harry?”... “¿De nuevo soy Harry?” –pensó el moreno abriendo un ojo.


            -¿Harry? –Volvió a decir Draco sentado en el suelo, entre las piernas de Harry- ¿Por qué no enderezas la cabeza?


            -¡Ay!... porque no puedo –respondió Harry mirándolo con la cabeza ladeada.


            -Te has torcido –dijo Draco comenzando a levantarse.


            -Espera... déjame ayudarte.


            -No puedes ni levantarte tú, ya parece que me vas  a ayudar –respondió Draco sujetándose de la cama- llamaré al medimago.


            -No, ya lo buscaré yo –dijo Harry poniéndose de pie- tú descansa que en un rato traigo el desayuno ¿de acuerdo?


            -Si –respondió Draco sentándose en la cama.


            -¿Todo bien?


            -Sí.


            -Draco, si...


            -Ve a atender tu cuello –interrumpió Draco- ha de ser muy doloroso.


            -Claro, ya vuelvo.


            Harry entró a la cocina justo cuando Sirius volteaba con su varita un par de panqueques.


            -¿Qué rayos te pasó? –preguntó Sirius con un panqueque dando vueltas en el aire al ver entrar a Harry con la cabeza de lado.


            -Me duele el cuello.


            -Seguramente es una tortícolis –exclamó el señor Jackson entrando en ese momento- siéntate en una silla, te revisaré.


            -Gracias.


            -Si –dijo el medimago después de palparle el cuello- esto es por la tensión y por dormir en una mala posición.


            -Ya veo.


            -Vengo en un momento.


            Minutos después, el señor Jackson regreso con una poción empalagosa y con unos cuantos pases mas de varita, Harry quedó como nuevo.


            -Gracias, me siento mucho mejor.


            -¿Y bien? –preguntó Remus, quien había llegado un hacía rato y provocando con esa pregunta que todos voltearan a verlo expectantes.


            -Bueno... -dijo Harry algo intimidado- no sé, hay que ver.


            -¿Ver qué? –insistió Remus.


            -Pues no sé, déjame ver –respondió Harry a la defensiva- por lo pronto desayunaré con él.


            -¡Uy sí! “desayunaré con él” –arremedó Sirius burlón.


            -Cállate.


            _______________________________________________________________________________


            Cuando Harry entro a la habitación con la charola del desayuno, Draco estaba sacando una toalla del armario.


            -¿Vas a bañarte?


            -Sí.


            -¿Por qué no mejor desayunamos primero? –dijo Harry colocando la charola en la pequeña mesa.


            -Claro, pero hoy no quiero comer en la cama –respondió Draco evitando mirarlo a la cara.


            -Son panqueques con miel, hoy si comerás ¿verdad?


            -Sí.


            Después de un incomodo silencio mientras comían, Harry se aventuro a preguntar.


            -¿Cómo te sientes?


            -Bien ¿Cómo está tu cuello? –preguntó Draco mirando su plato.


            -De maravilla, pero dime Draco ¿Cómo estas hoy?


            Draco finalmente alzo el rostro para mirarlo con sus ojos hinchados y su nariz roja.


            -Me veo horrible ¿verdad?


            -No... bueno, no estás en tus mejores días, pero no estás tan mal.


            -Gracias –respondió Draco sonriendo débilmente.


            Harry ya no insistió, pero de alguna manera percibía el cambio en Draco, ya no estaba ese gesto duro y resentido, ahora sin embargo solo se percibía una gran tristeza.


            -“Era obvio...” –pensó Harry sin dejar de observarlo- “pero todavía no me conoces, Draco Malfoy... todavía no acabo contigo”


            -Deja de mirarme.


            -¡Oh lo siento!.... ¿Qué te parece si después de que te bañes jugamos snap explosivo?


            -No tengo ganas.


            -Vamos Draco, ya pareces ostra.


            -¿Y que mas quieres que haga en este lugar?.... ¿prepararme para un maratón?


            -No, pero podemos hacer muchas cosas para que no te aburras.


            -Pero no tengo ganas.


            -Pues te friegas –exclamó Harry ceñudo- eres mi prisionero y harás lo que yo diga.


            -Eres un idiota –respondió Draco sonriendo desganadamente.


            Así que después de bañarse, jugaron snap explosivo por un par de horas, después Harry llevó un álbum de fotografías de jugadores famosos de Quidditch en las cuales Draco se entretuvo un buen rato.


            -¡Tienes la foto autografiada de Magnus Montgomery, buscador de Las Urracas de Monstrose! –exclamó Draco impresionado.


            -Sí, en una ocasión nos tocó custodiar un partido de ellos y pues, ni modo, con toda la pena de mi corazón tuve que aprovecharme de mi título de “El niño que vivió”; han sido campeones treinta y dos veces de la liga de Irlanda y Gran Bretaña, además de ser dos veces semifinalistas de la copa de Europa.


            -También conocí el Quidditch, Potter... conozco muy bien sus estadísticas, una vez papá lo invito a cenar a Malfoy Manor.


            -¿¡En serio?!... ¡vaya!


            -Si y mi padre me compro una Sol de Oro 3000, especialmente para que me la autografiara, aunque después nunca me dejó volar en ella para que no la fuese a maltratar.


            -¿Una Sol de Oro 3000? –silbó Harry impresionado- esas escobas valen una verdadera fortuna.


            -Valían... –corrigió Draco- ahora han de haber escobas más costosas.


            -Es un secreto, pero también tengo unos calzoncillos autografiados de Michael Morgan, el capitán de Chudley Cannons.


            -¡Estas de broma! –exclamó Draco sonriendo incrédulo.


            -No, en una ocasión me colé hasta los vestidores usando mis credenciales de seguridad; accedió a darme su autógrafo y algo más –añadió Harry guiñando un ojo.


            -¡Vaya! Nunca lo hubiera imaginado de ti –dijo Draco dándole vuelta a la hoja- si que has cambiado desde el colegio, cuando ridículamente le pediste a la chica de Ravenclaw que fuera tu pareja para el baile y fuiste olímpicamente bateado.


            -¡¿Tú supiste eso?!


            -Claro Potter, todo Hogwarts lo supo y no sabes cuánto me reí de ti.


            -Pues no fue nada gracioso en aquel entonces ¿eh?


            -Oye, tengo sueño, me gustaría dormir un rato.


            -Claro, te despertaré en un par de horas para traerte algo de merendar ¿de acuerdo? –dijo Harry levantándose.


            -Si, gracias.


            Cuando Draco quedó solo, se recostó de costado en la cama, ya que era la única postura en la que se sentía menos incomodo mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lagrimas.


            -Maldición... –pensó secándoselas inútilmente- ¿ya ves lo que hiciste, Potter?... no puedo parar de llorar.


            Cierto que ya sentía como si una losa hubiese sido quitada de su espalda, pero dejándole a cambio un gran dolor... dolor del que había logrado huir hasta que Potter entró en acción.


            Dos horas después. Harry entró a la habitación con su habitual charola encontrando a Draco acostado; y mientras colocaba la comida en la mesita, alcanzó a ver los hombros del chico moverse ligeramente.


            -¿Estas despierto?


            -No... –respondió Draco con voz apenas audible.


            -¿No?... ¿hablas dormido entonces?


            -No... no tengo hambre –respondió Draco con voz ahogada.


            Exhalando un suspiro, Harry dio vuelta a la cama para ver a Draco de frente.


            -¿Ahora qué? –exclamó Draco escondiendo la cara en la almohada.


            -Estas llorando de nuevo.


            -Es lo que querías ¿no?... ahora déjame en paz.


            -Yo no he dicho nada –dijo Harry sentándose en la cama- está bien que llores.


            -No, no está bien.


            -¿Por qué no?... eso demuestra que estás vivo.


            -Pero duele... y no me gusta sufrir.


            -A nadie le gusta pero así es la vida, además no puedes dejar de vivir solo por culpa de un idiota.


            -Pero es que no es su culpa... –respondió Draco sentándose.


            -¿Qué no es...? –exclamó Harry anonadado- ¿¡acaso estas justificándolo?!


            -No, pero... pero la culpa la tuve yo...


            -¿¡Tú?!... ¿¡acaso estas demente?!


            -Pero Harry... se aprovechó de mi porque soy un estúpido... –gimoteó Draco con la cabeza inclinada.


            -¿¡Y vuelves a lo mismo?! –estalló Harry exasperado- ¿¡quieres que te dé otro golpe para que se te acomoden las ideas?!


            -No... –Respondió Draco sorbiendo la nariz- tú pegas muy feo.


            -¡Pues mereces que te dé una tanda de patadas en el culo!


            -Pero...


            -¡Pero nada!


            Draco miró el rostro arrebolado de Harry por un momento para finalmente sonreír al tiempo que volvía a sorber la nariz.


            -¿Qué es tan divertido? –preguntó Harry ceñudo.


            -Tú.


            -¿Yo?


            -Si... ¿Por qué te enojas tanto?... es... ¿Por qué somos amigos?


            -¿Todavía lo dudas?


            -Pues no... es solo que se me hace extraño; digo... ¿Harry Potter y Draco Malfoy, amigos?... seguro a la comadreja le daría un infarto.


            -Si –dijo Harry sonriendo sin poder evitarlo- no se la creería, y mucho menos creería que...


            -¿Qué? –preguntó Draco al verlo quedarse callado.


            -Nada –respondió Harry con un suspiro- pero volvamos a nuestro asunto; desde ahora seré... mmm... ¿Cómo decirlo?... tu psicomago.


            -¡Ah no, Potter! ¡tus terapias van a matarme!


            -Hierba mala nunca muere.


            -Que gracioso.


            _________________________________________________________________________________


            En esos días, Harry se dedicó por completo a Draco pasando un mes de atención total; desde el amanecer hasta el anochecer; instándolo a comer tanto con premios como con regaños, aguantando sus tristezas, calambres, dolores de espalda y enojos.


            -¡No quiero Potter y no me puedes obligar! –vociferó Draco envolviéndose fuertemente en las mantas.


            -Hace dos días que no te bañas Draco –dijo Harry pacientemente.


            -No me importa, de mugre nadie se muere.


            -¿En serio te gusta andar todo cochino?


            -Todo es preferible a tener que ver mi horrible cuerpo –respondió Draco arrellanándose en la cama- ya acepte que definitivamente no puedo bañarme solo... tú tienes que estar ahí y no me gusta.


            -Pero si siempre soy yo quien te ayuda ¿Qué hay de raro?


            -Pues espero que no hayas pensado en todo este tiempo que no me importaba ¡claro que me avergonzaba! pero me aguantaba... hasta ahora.


            -Vamos Draco, -dijo Harry sacando una toalla del armario- no eres un monstruo, tampoco exageres.


            -Soy un balón con pies.


            -Solo estas un poco gordito.


            -¿Un poco gordito? –exclamó Draco levantando una ceja- ¡si parece que me trague una sandía!, además mi ombligo ya parece una segunda nariz.


            -Draco –dijo Harry con los brazos en jarra- no me obligues a cargarte, ya pesas mucho, la última vez me provocaste dolor de cintura.


            -¿Y así dices que no importa?... acabas de decirme que parezco un cerdo y que peso una tonelada.


            -¿¡Que yo qué?!... ¡Draco, yo nunca dije eso!


            -Pero lo insinuaste, así que es lo mismo.


            -Bueno, no voy a discutir contigo –dijo Harry sobándose el puente de la nariz- es hora del baño.


            -Vamos Potter... –dijo Draco sentándose- ¿no puedes tener un poco de consideración?... ¿Qué sentirías tú si yo te viera mientras te bañas?


            -“Sentiría todo, menos vergüenza..”.-pensó Harry tragando saliva.


            -Potter.


            -¿Eh?


            -Hazme caso.


            -Estoy escuchándote.


            -Negociemos esto.


            -No.


            -¿No?... ¿Por qué no?


            -Porque el que necesita cuidados eres tú, no yo; así que no hay nada que puedas ofrecer a cambio que me interese, así que levanta ese culo tuyo que el baño espera.


            -¿Pero cerraras los ojos?


            -No.


            -Antes lo hacías.


            -Antes tenias más energía, ahora pareces bebé cuando caminas ¿Qué tal si te caes de nuevo?


            -No me caeré.


            -¿Un tobillo fracturado no te recuerda algo? –exclamó Harry sarcástico.


            -Pero debes estar agotado.


            -Mira tú, que considerado, me conmueve tu preocupación considerando que me despiertas a las tres de la mañana solo porque se te antojó un vaso de chocolate helado.


            -Eso era absolutamente necesario, ¡me muero de calor y sudo más que antes!


            -Eso es porque tus órganos internos están trabajando  a toda máquina para satisfacer las necesidades de tu bebé, por eso siempre tienes calor y sudas mas.


            -¿Ya ves entonces que no es solo capricho mío?


            -¡Precisamente por eso deberías querer bañarte!


            -Pero estás muy cansado Harry, en realidad me preocupo por ti –dijo Draco con expresión muy seria.


            -Me harás llorar... pero resulta que yo no sufro mareos ni desmayos ni nada de eso, así que ya sal de ese capullo.


            -Harry... –lloriqueó falsamente Draco- ten un poco de conmiseración.


            -Te doy tres segundos.


            -Harry...


            -Uno.


            -Estoy seguro que podemos llegar a un arreglo...


            -Dos.


            -Bueno, déjame en la puerta del baño y yo me encargo de lo demás.


            -Tres.


            -Me pones un dedo encima y me conocerás, Harry Potter –exclamó Draco apuntándolo con un dedo.


            -¿Y qué harás?... ¿gritar como banshee histérica?


            -Que gracioso.


            -Veamos... –dijo Harry rascándose la cabeza pensando que podría decir para convencer a Draco- Draco, tu cuerpo no está deforme, lo que sucede es que es el hogar de un lindo bebé.


            -¿Qué mi...?... ¿de dónde sacaste esa mierda, Potter? –exclamó Draco con los ojos como platos.


            -De un folleto de información que trajo el señor Jackson –respondió Harry alzando los hombros.


            -Pues puedes meterte tu folleto en el culo que yo no me muevo de aquí.


            -Draco...


            -No puedes obligarme y lo sabes.


            Cierto, para su desgracia sabia que el rubio ladino tenía toda la razón y no podía obligarlo físicamente a nada, sin embargo también sabía que si ahora era un completo monstruo, si lo dejaba salirse con la suya, no habría poder humano en la tierra que pudiese con él.


            -De acuerdo... –dijo alzando las manos en actitud derrotada- no te bañaras... ¿Qué harás entonces?


            -¿En serio no me obligarás? –preguntó Draco entrecerrando los ojos.


            -Digamos que trataré de ser condescendiente contigo, pero bien sabes que no puedes dejar de bañarte, dime una cosa ¿estás cómodo?


            Sin querer parecer muy evidente, Draco torció la boca; era verdad que para nada estaba cómodo y que su cuerpo clamaba por un buen baño... ¿pero porque tenía que ser ayudado por alguien más y no solo?


            -Porque puedo lastimarme... –dijo entre dientes.


            -¿Cómo? –preguntó Harry.


            Draco exhaló un profundo suspiro... esa situación se le hizo conocida con lo que había pasado semanas antes con su bendito pie; recordó entonces lo que Harry había dicho en aquella ocasión y sintiendo todo el peso de su derrota, musito:


            -De acuerdo.


            -¿De acuerdo, qué? –preguntó Harry confundido.


            -Dejaré que me ayudes.


            -¿En serio? –preguntó Harry alzando una ceja- ¿no es ningún truco tuyo?


            -No, no lo es –respondió Draco en actitud derrotada.


            Harry observó a Draco por un momento, ya conocía los modos del rubio y descubrió que efectivamente no era ningún truco, por lo que pudo observar también lo que le estaba costando aceptar un simple baño.


            Así que sin decir más, Draco salió de su capullo de mantas tendiéndole los brazos a Harry para que lo ayudara a levantarse; sin decir nada, Harry lo ayudó a ponerse de pie y caminar hasta el baño; en el pequeño recorrido hasta ese cuarto, Draco sintió sus piernas flaquear aferrándose al cuello de Harry, quien simplemente dijo:


            -Con calma, tenemos todo el día.


            -¿En serio?... yo tenía planeado ir a un concierto de las brujas de Macbeth.


            Sonriendo por el comentario llegaron hasta el cuarto de baño en donde sentando a Draco en el inodoro cerrado, y en lo que se llenaba la tina, Harry dejó que Draco se desabotonara su bata.


            -La ventaja de que ya no uso pantalones, es que no tengo que quitarme los calzoncillos –dijo Draco con la bata en su pecho- ando con el culo al aire.


            -Para solidarizarme contigo andaría igual, pero al verme desnudo vayas a querer violarme y no puedo arriesgarme a eso –bromeo Harry tratando de aligerar la incomodidad de Draco.


            Sonriendo tímidamente, Draco le dio la bata a Harry, quien viendo su rostro enrojecido por la vergüenza, la tomo sin decir nada.


            El vientre de Draco estaba ya muy crecido, con siete meses encima no era para menos; por lo que ni siquiera él veía por completo su cuerpo para no apenarse más.


            Pero aunque pretendía ocultarse, Harry ya lo conocía muy bien, había visto su cuerpo cambiar con el transcurso de los días, semanas y meses... y se le hacía bello... adoraba cada milímetro de ese cuerpo, de esa piel... de ese rostro manchado que ruborizado mantenía la vista en el suelo; quería gritarle que no fuera estúpido, que era hermoso... que era perfecto... que él daría la mitad de su vida tan solo por poder darle un beso...


            -Gracias... –musitó Draco sacándolo de su ensueño.


            -¿Cómo?


            -Por no burlarte de mí... es decir... de mi cuerpo...


            -No tengo porque burlarme –dijo Harry viendo como Draco frotaba sus manos en el agua caliente- te juro por la memoria de mis padres que nunca haría algo así.


            Draco no miró a Harry, realmente no necesitó hacerlo... ya también conocía lo suficientemente al Griffindor como para saber que decía la verdad, por lo que simplemente sonrió diciendo:


            -Gracias.


            Esa tarde, después del baño en la que Draco cayó como piedra; su sueño se prolongó  más de lo normal, tanto así que ni siquiera despertó para su merienda; a la hora de la cena, con trabajos abrió los ojos preocupando a Harry.


            -¿Draco te sientes mal?


            -Tengo mucho sueño –respondió Draco abrazando su almohada.


            -Draco despierta –dijo Harry sacudiéndolo suavemente por un hombro.


            -Déjame en  paz.


            Sin decir nada más, Harry fue por el señor Jackson que procedió a examinarlo aun estando dormido.


            -Su presión esta baja, y en esta etapa del embarazo es más difícil conciliar el sueño, creo que tú te has dado cuenta.


            -Pues sí.


            -Pero tranquilo, no debes preocuparte, su presión está más baja de lo normal, sí; pero es solo que está exhausto.


            -¿Seguro?


            -Si, aunque claro, debo revisar como andan los niveles de la poción en su sangre.


            -No se ha quejado de ningún dolor.


            -Eso es bueno, pero ya tiene meses desde que la ingirió, y aunque los análisis que le hice hace una semana estaban estables, los volveré a hacer ahora.


            A pesar de todas sus protestas, Draco fue despertado y picoteado para poder hacerle los estudios para después finalmente dejarlo en paz.


            Habiendo cenado ligero y ya estando acostados, con la luz apagada y todo en silencio, Draco susurró:


            -Harry ¿estás dormido?


                                                    


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