CAPITULO 3
Cuando el medimago Jackson bajó seguido por Harry, Remus y Sirius, estos dos últimos lo miraron expectantes.
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-¿Y bien? –preguntó Sirius.
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-Es un hecho, ese muchacho espera un bebé –respondió el señor Jackson mirando a Harry para que confirmara lo dicho por él.
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-Yo mismo lo vi –dijo Harry pasando junto al medimago para sentarse en el sofá.
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-Es que es imposible –exclamó Sirius sonriendo incrédulo-, un hombre no puede... simplemente no puede...
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-¿Es lo que Harry dijo que podría ser? –Preguntó Remus- ¿eso de ser intersexual?
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-No, ya se los había dicho –respondió el señor Jackson-, todo indica que es un chico normal... aparte de esto, claro.
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-¿Entonces que pasó?
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-Ni idea y por ahora no está dispuesto a hablar, espero que después despeje esta incógnita, además claro de que continuare con los análisis, aun hay cosas que se me hacen muy extrañas.
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-¿Cómo qué?
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-Déjeme investigar más y cuente con que le reportare todo, señor Lupin.
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-Bueno... –intervino Sirius sentándose junto a Harry- ¿y ahora qué?
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-Informare de esto al director del hospital y él enviara mi reporte al ministro, le daré una copia de mi informe, señor Lupin para el señor Pierce, aunque bueno, es obvio que el señor ministro se pondrá en contacto con él en cuanto se entere de esto.
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-Si... y bueno, supongo que esto le da un giro a esta situación ¿verdad?
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-Tiene toda la razón.
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-Lo que faltaba... –respondió Sirius dramáticamente sabiendo que Remus tenía razón.
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-¿Y qué tenemos que hacer? –preguntó Remus.
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-Para empezar... –dijo el señor Jackson acomodándose en el otro sofá mientras sacaba otra carpeta de su maletín- hice otros análisis y por lo general, los expedientes médicos son privados, pero en el caso de prisioneros se les puede mostrar a sus custodios... hice la prueba de UDRL...
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-¿Qué es eso? –preguntó Harry.
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-Es una prueba que sirve para identificar si la paciente, en este caso un varón, ha padecido enfermedades de transmisión sexual en el pasado, el cual dio negativo; también le realicé la prueba del hematocrito para detectar anemia, la cual si tiene.
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-¿Malfoy esta anémico? –preguntó Sirius.
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-No me sorprende –exclamó Harry-, casi ni come.
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-El embarazo es una condición que predispone a que se manifieste una anemia por la discordancia entre el aumento de la masa eritrocítica y el incremento del volumen plasmático, con el agravante de que puede coexistir una pérdida aguda de sangre por una patología obstétrica o médica concomitante...
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-Señor Jackson... –murmuró Sirius levantando una ceja y mirándolo fijamente.
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-El embarazo hace propicia su aparición, pero en este caso no estoy seguro, pero al menos su anemia es moderada, -exclamó el señor Jackson entendiendo la indirecta de Sirius.
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-¿Es grave? –preguntó Remus.
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-Mas bien es de cuidado, en el grado moderado existe taquicardia, palidez...
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-Entonces Malfoy nació anémico. –exclamó Harry riendo sin poder evitarlo siendo secundado por Sirius.
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-Sudoración y disnea de esfuerzo –continúo el medimago sin entender el chiste de aquellos dos.
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-¿Qué es disnea? –preguntó Harry.
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-Es dificultad para respirar –respondió el medimago-, y se presenta al realizar cualquier tipo de esfuerzo, pero les repito que es moderada, no necesita hospitalización, por lo tanto deberá alimentarse muy bien.
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-¿Y si no quiere? –preguntó Harry.
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-Deberán armarse de paciencia –respondió el medimago dejando de mirar sus pergaminos para mirarlos a cada uno, principalmente a Remus-, yo entiendo que prodigar cuidados a un prisionero, y más tratándose de un mortífago no es nada fácil, pero esta situación rompe cualquier parámetro y los cuidados que estoy recomendando son los mismos que recomiendo a una mujer en su situación, y créanme que he tenido casos así.
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-Pues ni hablar –dijo Remus con una tranquilidad que estaba lejos de sentir-, continúe con lo que estaba diciendo.
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-Bien, les daré una dieta especial que deberán seguir al pie de la letra.
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-Tiene muchas nauseas –dijo Harry-, ¿tiene algo para eso?
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-La dieta que le daré deberá ayudarle, pero también podrían ponerle galletas de soda junto a su cama o alguna fruta para que la coma en cuanto se levante, también evitar comidas grasosas y de olor fuerte, a veces las cosas frías les sientan bien... ¡ah! Y no debe estar en ayunas mucho tiempo.
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-¿No quiere que también le de masajes en los pies? –exclamó Sirius.
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-Pero es que es un logro hacerlo comer –dijo Harry al medimago.
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-Insisto... deberán armarse de paciencia.
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-Pobre de ti, Harry... –murmuró Sirius sabiendo que el encargado de eso sería su ahijado, a lo que este le hecho una mirada fulminante.
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-Hay preguntas que solo él me puede responder –dijo el señor Jackson- esperare un mejor momento.
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-El Veritaserum le provocó nauseas y taquicardia –dijo Remus-, ¿tendrá algo que ver con eso?
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-No puedo asegurarlo, pero es muy probable, el Veritaserum no está contraindicado en mujeres embarazadas, pero este caso es muy distinto, por lo que será mejor abstenerse de aplicarle cualquier hechizo –dijo el medimago mirando directamente a Sirius, quien simplemente exhalo una bocanada de humo y se encogió de hombros- les daré unos folletos y unos medicamentos también, que si bien aun no sabemos cómo reaccionara, como con el Veritaserum, estos son suplementos que el cuerpo necesita, también les daré una lista de lo que puede y no puede hacer, lo demás lo veremos en la marcha, por lo demás deberá estar tranquilo y relajado.
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-¿Tranquilo y relajado? –Exclamó Harry alzando una ceja- ¿y es usted quien lo dice?
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-Les dejaré unos folletos sobre el embarazo, son sobre mujeres obviamente, pero tal vez sirvan de algo –dijo el medimago ignorando el comentario de Harry.
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Después de dejar los folletos, algunas indicaciones y una copia del informe, el señor Jackson finalmente se fue, dejando a los tres aurores sumidos en un profundo silencio.
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-Ahora encajan muchas cosas... –dijo Remus finalmente.
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-Por eso Voldemort quiere recuperarlo a toda costa –añadió Sirius mirando sin ver el fuego de la chimenea.
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-¿Entonces Malfoy mintió cuando lo interrogamos? –preguntó Harry.
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-Podría jurar que no, aunque ahora ya no sé... –respondió Remus- lo que deja muchas preguntas.
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-Y una de ellas sería... –dijo Harry- ¿de quién es ese bebé?
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Draco mientras tanto había arrojado la bata al suelo y había jalado la manta de la cama cubriéndose hasta la cintura para abajo sintiéndose el ser mas desdichado de la tierra.
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Se sentía humillado, ultrajado, expuesto... y aparte lo habían mirado como a un fenómeno... cierto que eso se sentía, pero ese era su secreto, algo suyo y de nadie más; y para aumentar sus males no podía dejar de llorar, desde hacía días quería hacerlo y había logrado contenerse, pero esto había roto el dique de sus lagrimas y ya no podía detenerse, continuó llorando por largo rato hasta finalmente quedarse dormido.
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-¿Qué hora es? –preguntó Remus.
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-Son las diez –respondió Sirius.
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-Draco no ha desayunado... –dijo Remus- lo primero que nos dice el medimago y lo primero que hacemos.
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-Bueno... –dijo Harry tratando de no ponerse muy evidente- creo que necesitaba un rato a solas, pero ya se lo subo.
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-Gracias.
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Media hora después, Harry subía una charola en la que llevaba un plato con fruta, huevos con jamón y un vaso de leche; al llegar a la puerta se detuvo dudoso, por lo que decidió tocar suavemente entrando después al no recibir respuesta.
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Casi se le cae la charola de las manos al entrar a la habitación; Draco yacía dormido sobre la cama dándole la espalda, solo que la manta que lo cubría se había resbalado hasta sus pies; Harry se quedó quieto, con la charola en las manos mientras su vista comenzó a recorrer aquel cuerpo desnudo de blanca piel... las largas piernas ligeramente flexionadas, los muslos tersos, la suave curva de su cadera y las carnosas nalgas... su cintura, su espalda, sus hombros que se movían acompasadamente, todo libre de cualquier imperfección, con el cabello dorado desparramado en la almohada y el cuello expuesto... el mismo trago en seco que dio Harry lo espabiló haciendo que cerrara la puerta y colocara la charola en el mueble.
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-¿Lo despierto o lo dejo dormir? –prensó mientras subía la manta de nuevo cubriendo la desnudez de Draco, quien al percibirlo se movió provocando que Harry diera un paso hacia atrás.
-mmm... –comenzó Draco a balbucear entre sueños y gimoteos- Roger...
Harry no pudo evitar hacer un gesto de sorpresa al escucharlo, por lo que decidió salir de ahí y regresar después.
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-¿Tan pronto? –preguntó Remus mientras redactaba su informe.
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-Está dormido –respondió Harry-, realmente pasó un mal momento con ese medimago, así que mejor lo dejé dormir un poco más.
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-Monny... –dijo Sirius sentándose a la mesa de la pequeña cocina- todo esto está adquiriendo tintes muy peligrosos, no tengo idea de lo que está pasando pero Malfoy debe decir lo que sabe lo más pronto posible.
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-Lo sé, Padfoot... pero no podemos presionarlo mucho.
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-No creas que no lo sé, no soy tan desgraciado... –respondió Sirius recargándose en la silla- es solo que esto me pone nervioso.
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-A mi también, pero creo que hemos dado un paso adelante, mientras tengamos a Draco, Voldemort no podrá hacer lo que planea, sea lo que sea.
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-Eso me da gusto, ha de estar muy molesto, lo cual es malo para sus mortífagos.
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Una hora después Draco despertó sintiéndose abrigado, por lo cual se acurrucó mas en las mantas; tenía mucho sueño y se sentía cansado, pero su desnudez le daba la sensación de estar demasiado expuesto, por lo que haciendo un esfuerzo se levantó, fue por su ropa al baño en donde se vistió y salió de ahí colocándose su sudadera justo cuando Harry entraba a la habitación.
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-Veo que no has comido –dijo Harry viendo la charola intacta.
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-No tengo hambre –respondió Draco acostándose de nuevo dándole la espalda.
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-Ya es medio día, debes comer –dijo Harry sentándose en la silla.
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-¿O sino qué? –exclamó Draco sin volverse sintiéndose de repente muy enfadado con Harry- ¿vas a acusarme con el hombre lobo?
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Harry se quedó callado un momento, la imagen que tenia de Draco había dado un giro radical y de repente no supo cómo tratarlo; seguía comportándose igual de patán y desagradable, pero el solo hecho de saber que dentro de su cuerpo había un bebé, lo había descolocado por completo; hecho que Draco intuyó a la perfección, por lo que girándose lo encaró furioso.
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-¿Potter se ha quedado sin palabras? –exclamó sarcástico- ¡eso sí que es una sorpresa!
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Harry no respondió, lo que hizo fue tratar de asimilar la situación de Draco en todas las circunstancias que lo rodeaban, algo muy difícil de hacer en unas cuantas horas; pero así como cuando Hagrid le reveló que era un mago y terminó aceptando un hecho insólito, de igual manera decidió en ese momento aceptar la situación de Draco y afrontarla de la mejor manera posible considerando todos los aspectos.
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-Debes comer –fue simplemente lo que dijo Harry observando cómo las mejillas de Draco se habían encendido, señal de que realmente estaba enojado.
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Draco apretó los labios, miró la charola y de un manotazo la mandó a volar estrellando los platos en el piso provocando que Harry se levantara de un salto.
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-¡Pues trágatelo tú! -gritó Draco.
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¡¿Por qué había tenido que ser precisamente Potter quien lo viera tan humillado y vulnerable?!... ¡¿no le había bastado ser el héroe de Hogwarts!?... ¡¿Por qué la vida volvía a ponerlo encima de él?!... ¡¿Qué maldito karma estaba pagando?!... y ser precisamente él a quien le pidió ayuda hacia apenas unas horas... si esperaba que le diera las gracias, el muy idiota tendría que esperar sentado.
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-¡Malfoy, cálmate!
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-¡No tengo porque calmarme ni tengo porque hacer lo que tú me dices! –exclamó Draco hincado en la cama- ¿¡crees que porque estoy encerrado tengo que hacer todo lo que ustedes quieren?!... ¡estás loco!
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-Malfoy, por favor... –dijo Harry sintiendo que la situación se le iba de las manos al ver a Draco peligrosamente exaltado.
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-¡Cállate! –gritó Draco bajando de la cama y corriendo la baño- ¡no me hables como si fuera un tarado que no entiende nada!
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-¡Malfoy, no te...! –gritó Harry corriendo tras Draco para recibir un portazo en la nariz- encierres... –completo desalentado.
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Por dentro, Draco se había recargado en la puerta y se había dejado caer poco a poco hasta quedar sentado en el suelo mientras sentía que el llanto le quemaba los ojos; se sentía rebasado, se sentía desesperado estando encerrado ahí; aunque con los seguidores de Voldemort la situación no era muy diferente, sin embargo con ellos no se sentía solo, porque ahí estaba él... porque estaban juntos.
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-Roger... ¿Dónde estás? –murmuró cubriéndose la cara con las manos mientras las lagrimas bañaban sus mejillas- ¡quiero irme de aquí, no quiero estar aquí, no quiero estar aquí! –sollozó abrazando sus rodillas sin importarle perder la compostura... total, su imagen ya era una mierda en toda la extensión de la palabra.
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Harry había escuchado todo detrás de la puerta y realmente se preocupó... si Draco Malfoy se había quebrado de esa manera era porque realmente debía sentirse mal, como en aquella ocasión en que lo descubrió llorando en el baño con Mirtle la Llorona; se dio la vuelta y miró el desastre en la habitación, Draco no podía irse, eso era un hecho, así que por el bien de todos tendría que aprender a lidiar con situaciones como esa, que para su desgracia intuía no sería la única.
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Una hora después, Draco abrió la puerta y salió arrastrando los pies, la punta de sus dedos asomándose por debajo de las largas mangas y su cabello suelto le daban la imagen de un desamparado, o al menos eso le pareció a Harry al verlo mientras esperaba sentado en la silla; esta vez Draco no dijo nada, simplemente se sentó en la cama dándole la espalda habiéndose dado cuenta de un solo vistazo que la comida desparramada en el suelo ya no estaba, y que una charola con mas platillos estaba de nuevo dispuesta para él.
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-¿Podrías dejarme solo? –dijo de repente, sin siquiera alzar la voz.
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-No puedo –respondió Harry en un tono sereno-, tengo que verte comer.
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Vio que Draco inclinó un poco la cabeza, como sopesando la situación; lo escuchó exhalar un profundo suspiro y ponerse de pie, solamente con calcetines y sin molestarse en ponerse las pantuflas, Draco dio vuelta a la cama hasta sentarse frente a Harry, tomo el vaso de leche y comenzó a beberlo despacio; después de unos tragos dejó el vaso y miró lo que había en el plato, una ensalada de pollo, lechuga, espinacas y tomate pareció sonreírle tristemente; suspiró desalentado, las verduras estaban bien... el pollo era el problema.
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-No quiero... –dijo tomando el plato y un cubierto mientras miraba la comida- el pollo me da asco.
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-¿Cómo que se te antoja? –preguntó Harry haciendo que Draco levantara la vista y lo mirara frunciendo ligeramente el ceño-, bueno... –dijo Harry alzando los hombros- no has comido nada en todo el día, al menos que la primera comida no sea tan desagradable.
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Hubiese podido responder algo irónico, pero la verdad es que aunque no tenía muchas ganas de comer, la cabeza ya le dolía por pasar tantas horas en ayunas, por lo que alzando los hombros dijo:
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-Bueno... pues... una ensalada de tomate estaría bien.
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-¿Solo tomate?
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-emm... tomate y miel.
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-¿Tomate y miel? –exclamó Harry arrugando el ceño.
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-¿Tienes que repetir todo lo que digo? –respondió Draco molesto.
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-No, es solo que... ¿tomate con miel?... ¿de verdad te gusta eso?
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-Pues así se me antoja ¿algún problema con eso?
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-No, ninguno –respondió Harry alzando la cejas.
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-Pero si no quieres traerlo, no te molestes –dijo Draco con aire digno dándole vuelta a la cama- en realidad no tengo hambre.
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Harry sonrió ligeramente mientras movía la cabeza de un lado a otro, Draco ya no se veía tan alterado, así que tomó su charola y salió de ahí para preparar una ensalada de... ¿tomate con miel?
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-¿Y eso? –preguntó Sirius al ver bajar a Harry por mas comida por tercera vez.
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-Le da asco el pollo... me pidió una ensalada de tomate con miel.
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-¿Tomate con miel? –exclamó Sirius arrugando la nariz- ¿en serio te pidió eso?
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-Si.
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-A Tonks se le antojaban las pizzas con mermelada... –dijo Remus abriendo un sobre- así que tomate con miel no se me hace tan descabellado.
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-Veamos... –dijo Sirius tomando uno de los folletos que había dejado el señor Jackson- aquí dice que el pollo le hace bien a las mujeres... bueno, a personas en ese estado.
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-¿Pero y si no quiere? –preguntó Harry.
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-mmm... aun quedan la carne y el pescado.
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-Vaya... –murmuró Remus mientras sus ojos leían las líneas escritas en el pergamino.
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-¿Qué pasa? –preguntó Harry cortando los tomates.
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-Estas lechuzas encantadas son una maravilla –dijo Remus-, el correo clasificado llega con una rapidez asombrosa, ya hay un plan de organización para esto.
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-¿Y cuál es? –preguntó Sirius.
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-Por lo pronto el señor Pierce aun esta escéptico sobre el embarazo de Draco y dice que no lo creerá hasta que no lo vea con sus propios ojos, porque la única explicación que tiene para esto es que Draco en realidad es una chica, pero como tiene el informe certificado del director del hospital y el de Harry, pues dice que por el momento no le moverá... y el plan es el siguiente, esto se ha clasificado como ultra secreto. Solo el ministro, el director de San Mungo, el señor Jackson y La Orden del Fénix sabremos esto, a nuestros informantes solamente se les ha pedido estar atentos a cualquier cosa, por más pequeña que sea y recalca que debemos hacer que Draco diga todo lo que sabe.
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-¿Y ese es el grandioso plan? –exclamó Sirius alzando una ceja.
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-Por lo pronto si... oye Harry.
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-¿Si? –exclamó Harry buscando la miel en la alacena.
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-En cuanto Draco termine de comer subiremos a su habitación, pero no le digas nada, al menos que coma tranquilo.
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-De acuerdo –respondió Harry colocando también una pequeña jarra de plástico llena de agua con un vaso.
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Cuando Draco miró el plato de tomate, se le hizo agua la boca recordándole cuanta hambre tenía en realidad.
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-Toma –dijo Harry sentándose en la silla viendo como Draco tomaba la pequeña jarrita de miel vertiéndola sobre el tomate- ¿no te parece mucho?... –agregó viendo como el tomate era bañado con el dorado liquido- digo, tanta azúcar... podría ser malo para tu salud.
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Genial... no todo podía ir tan bien... ¿Por qué Potter tiene que arruinarlo todo?
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Las últimas semanas su carácter se había vuelto un yoyo de emociones incontrolables, situación que lo había llevado a una reunión de mortífagos en donde no tenía nada que hacer y por la cual ahora estaba en donde estaba... pero no podía controlarlo, era algo más fuerte que él... y como detestaba sentir que el control se le iba de las manos; y apretando los labios dejó la jarrita y miró fijamente a Harry, quien de inmediato entendió la expresión y quiso arreglarlo de inmediato.
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-Bueno, digo... es tu problema ¿no?
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-Exacto Potter... es mi maldito problema ¿ahora puedo tragar en paz o vas a seguir jodiéndome la existencia?
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-Cálmate, creo que no es para tanto, no debería ponerte así.
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-Claro... –respondió Draco cruzándose de brazos- sin siquiera recibir un juicio, el Wizengamont me envía a Azkaban, y la única razón por la que mi culo no está congelándose en un nauseabundo y asqueroso calabozo es porque no saben qué hacer conmigo, estoy condenado de por vida y ¿aun piensas que no es para tanto?... me encanta la perspectiva con que ves la vida, Potter.
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Bueno... viéndolo desde ese punto de vista, tal vez Draco Malfoy tuviese razón, por lo que mejor Harry ya no contestó y mejor se levantó para caminar por la habitación con las manos metidas en los bolsillos; Draco lo miró caminar lentamente de un lado a otro, por lo que exhalando un profundo suspiro comenzó a comer.
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Rato después de que Harry bajara con los platos sucios, Draco se acostó sintiéndose satisfecho y dispuesto a tomar una siesta, pues desde antes de que Harry saliera él ya se moría de sueño aunque prácticamente llevara todo el día durmiendo; solo que ese momento de placidez se vio interrumpido por la puerta que se abrió en ese momento.
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-Que joder... –pensó Draco rodando los ojos mientras se sentaba para ver como los tres aurores entraban a la habitación; Harry se sentó en la silla mientras Remus y Sirius permanecían de pie.
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-¿Cómo pasó? –preguntó finalmente Remus.
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-¿Cómo pasó qué? –respondió Draco de mala manera mientras se cruzaba de brazos.
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-Draco, todo esto es muy extraño, finalmente sabemos porque tu señor te busca con tanto afán.
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-En primera... –exclamó Draco mirándolos fijamente- ni es mi señor y ni me busca con tanto afán.
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-Voldemort a sacrificado a muchos mortífagos en sus dos intentos de rescate... él no mueve un dedo a menos que reciba algo de mucho valor a cambio.
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-¿Y que con eso? –exclamó Draco alzándose de hombros.
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-Draco, no te hagas el tonto, tu condición es muy extraña, no hay otra explicación para que él quiera recuperarte.
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-Esta delirando –dijo Draco llenando un vaso de agua.
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-¿Cómo hiciste ese bebé?
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-¿No sabe cómo se hacen los niños?... ya esta grandecito para eso ¿no? –respondió Draco sarcástico mientras se llevaba el vaso a los labios.
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-¿Voldemort te violó?
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Draco escupió el agua en el rostro de Harry dejándole las gafas escurriendo gotitas para después exclamar furioso:
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-¡¿Está loco?!... ¿¡cómo puede ocurrírsele semejante estupidez?!
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-Aunque claro... –continúo Remus pensativo- si eso pasó, no provocaría un embarazo en un hombre.
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-¡Pues claro que no pasó!... ¿¡está enfermo?!
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-Voldemort no tiene interés en otra cosa que no sea el poder... –continuó Remus hablando más que nada consigo mismo- otro tipo de placer que no sea ese le parece obsoleto... dime Draco ¿hiciste algún conjuro extraño para concebir?
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-Yo no tengo nada que hablar con usted de mi vida privada... –respondió Draco entre dientes- si va a enviarme a Azkaban hágalo de una puta vez, sino lárguense y déjenme en paz.
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-Draco ¿realmente pensabas callar lo que te pasa aun camino a Azkaban?... ¿no te importa para nada ese bebé?
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¡¿Pero cómo se atrevía ese maldito licántropo de mierda a juzgarlo?!... ¿¡qué demonios sabia él de su vida y de sus sentimientos?!... lo único que le faltaba era que un hombre lobo venido a menos viniera a darle clases de moral... ¿¡que diantres sabia aquel tipejo de lo que él y sus padres tuvieron que pasar después de la batalla de Hogwarts?!... Para todos era muy fácil juzgar, pero ninguno de los que miraban por fuera imaginaba el temor y la oscuridad en la que la mayoría de los mortífagos vivían...
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¡Já!... Que fácil era para todos.... con todo lo vivido ¿no terminaban de aprender que en una guerra nadie gana?... ¿aun con todo no eran capaces de comprender que “victimas” no eran solo del lado de los buenos?... idiotas...
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-Aurores... –musitó débilmente Draco sonriendo débilmente causando un poco de desconcierto en los presentes- siempre tan buenos, tan correctos y tan miopes.
Remus observó el rostro de Draco, y no solo percibió... también sintió la amargura y el resentimiento con la que el chico hablaba, la amargura con que miraba y la misma que respiraba...
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Por supuesto que él sabía que Draco era una de las tantas víctimas de la guerra, y oírlo hablar como si fuese un viejo de cien años le hacía sentir mucha tristeza, porque estaba seguro de que así como él, muchos otros vivían esa vida simplemente porque no tenían opción.
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-Puedo ayudarte –dijo finalmente Remus-, si tan solo...
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-Claro... –interrumpió Draco sin dejar de mirarlo- es usted tan bueno que realmente me conmueve tanta consideración... claro, si no tomamos en cuenta que lo único que soy para ustedes es la oportunidad de joderle algún plan al señor Tenebroso aunado a la posibilidad de rescatar a la pobre e inocente criatura que han descubierto existe dentro de mí.
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-Draco...
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-Deje de llamarme por mi nombre como si me conociera, usted no sabe nada de mi... ¿cree que no se que en cuanto deje de serles útil, me enviarán a Azkaban a que se me pudra el culo en alguna asquerosa celda?... solo es cuestión de tiempo, no me trate como a un idiota.
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-¿Supiste como murió tu madre? –preguntó Remus de repente descolocando por completo a Draco, quien solo atinó a mirarlo- ¿Lucius te dijo como murió o tu mismo la viste?
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-¿A qué demonios viene eso? –preguntó Draco recuperando la compostura.
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-Por lo que nuestros informantes nos han dicho, nadie vio el cadáver de Narcisa, solo se supo que había fallecido, y si dices que hace mucho no ves a tu padre, yo me pregunto... ¿lograste hablar con tu madre antes de que muriera?
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Draco tragó en seco mientras observaba el rostro sereno de Remus Lupin, quien no dejaba de estudiar el rostro del muchacho; y aunque no lo demostró, Harry también se sorprendió por el giro de la conversación, fuera quien fuera, se le hicieron crueles las preguntas de Remus, aunque bien sabía que seguramente había una buena razón para ello.
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-Lárguese... –exclamó Por fin Draco entre dientes mirándolo con odio intenso- lárguense todos de una buena vez.
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-De acuerdo –respondió Remus poniéndose de pie.
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Cuando los aurores salieron de la habitación y se encontraron en la sala, Remus y Sirius cruzaron una mirada que no pasó desapercibida a Harry, quien a pesar de esforzase en su trabajo, aun le faltaba mucho del colmillo que su amigo y padrino ya tenían, fruto de la experiencia.
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-¿Qué? –preguntó el ojiverde sentándose en el sofá.
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-Creo que me equivoque con él –dijo Sirius mordiéndose distraídamente el labio inferior mientras se sentaba junto a Harry.
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-Ya me lo imaginaba –respondió Remus caminando lentamente de un lado a otro con las manos en la espalda.
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-¿De qué hablan? –preguntó Harry mirándolos alternativamente.
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-Dije que pudo elegir... –dijo Sirius mirando a Remus.
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-Hace mucho que gran parte de los que están ahí no eligen, Padfoot –respondió Remus.
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-¿Alguien podría explicarme de que carajos hablan? –exclamó Harry cruzándose de brazos.
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-Crees que fui cruel preguntándole esas cosas ¿verdad, cachorro? –preguntó Remus a Harry, quien de repente se sintió pillado.
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-eee... pues es el trabajo ¿no?
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-Créeme que no fue por gusto.
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-Pero sirvió de mucho –completó Sirius.
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-Dime... –dijo Remus a Harry- ¿tú crees que con lo que Narcisa hizo por ti cuando Voldemort te dio por muerto, se arriesgarían a seguir nuevamente sus ideales?
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-Lucius perdió su estatus cuando le falló a ese loco... –intervino Sirius.
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-Y cuando la batalla terminó, los Malfoy desaparecieron... rayos... –exclamó Remus con desaliento mientras se sentaba en un sofá- ahora que lo pienso todo es tan claro ¿Cómo no me di cuenta antes?, dime Harry ¿Por qué mas habría de llevarse Voldemort a los Malfoy cuando en un momento decisivo es traicionado por una de ellos?
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-Quieres decir que ellos... ¿no se fueron con él?
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-¿Después de que casi pierden lo que más amaban esos dos?
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-Voldemort se los llevó... –exclamó Harry sorprendido- yo... yo siempre pensé...
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-¿Qué se fueron con él por su propia voluntad?... ¿Qué continuaron con él por convicción? –completó Remus.
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-Pues si... y eso me había sorprendido mucho después de lo que Narcisa había hecho por mí.
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-No te culpo, todos pensamos eso, ahora con lo que conversamos con Draco me doy cuenta de muchas cosas.
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-¿Y porque le preguntaste sobre su madre? –Preguntó Harry- eso no acabo de entenderlo.
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-Nuestros informantes nos dijeron que Narcisa murió y no hace falta ser un genio para saber que fue asesinada.
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-Voldemort la castigó... –exclamó Harry moviendo la cabeza de un lado a otro.
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-¿Qué mejor castigo contra una madre que separándola de su hijo? –añadió Remus.
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-Y Malfoy dijo que hace mucho no ve a Lucius... –exclamó Sirius palpándose el pecho en busca de su cajetilla de cigarros- probablemente ya esté muerto y él pensando que su padre está vivo.
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-Por eso Draco no supo que responder –dijo Remus-, desde hace mucho tiempo, esos tres fueron separados.
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-Lo que no explica la condición de Draco –dijo Sirius dejando su caer su cabeza hacia atrás.
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-Bueno, una cosa es clara –dijo Remus-, Voldemort no lo violó, como dije antes ese tipo de placeres ya es obsoleto para alguien como él.
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-Y aunque lo hubiera hecho, no embarazaría a Malfoy –dijo Harry.
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-Así es, cachorro.
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-Pero algo si es seguro –dijo Sirius-, ¿Por qué Voldemort mantiene vivo al último de los Malfoy?
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-Porque tiene algo planeado para él –dijo Harry.
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-Así es... ahora solo falta averiguar qué, pero creo Monny que siente una especial aversión hacia ti –dijo Sirius encendiendo su cigarrillo.
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-Si, ya lo había notado –respondido Remus rascándose la cabeza- seguramente se deba a que Greyback vivió en su casa un tiempo... a saber cómo lo trataba.
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-Creo que habrá que buscar otro modo de hacerlo hablar –dijo Sirius.
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-¿Cuál otro? –preguntó Harry.
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-Ni idea.
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-¿Por qué no intentas hacerte su amigo, Harry? –dijo Remus.
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-¿Su amigo?... ¿bromeas Remus? –respondió Harry riendo.
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-Inténtalo, no estaría de más.
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-Es una locura... –respondió Harry sin dejar de reír.
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En cuanto se había quedado solo, Draco se había recostado temblando de ira... ¿que creían esa bola de idiotas?... su madre había muerto de neumonía, una neumonía mal atendida... él no estuvo con ella cuando murió, eso era cierto, pero Roger la había atendido en sus últimos momentos; él lo buscó después para darle la noticia, y así fue como lo conoció; La única persona que había sido capaz de darle un poco de paz en aquel solitario infierno.
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-Roger... –musitó cerrando los ojos en una mueca de dolor- perdóname... nunca debí discutir contigo e ir a esa estúpida reunión.
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Pues no diría que pasó, pensó decidido... si todos esos aurores de mierda pensaban que la tendrían fácil con él, estaban completamente equivocados... él no tenía nada que ver en esa estúpida guerra, no formaba parte de ningún macabro plan y si perdía un bando y ganaba el otro, a él ya no le interesaba, él ya había perdido lo más importante que tenía, lo único que deseaba era encontrar a su padre, a Roger y desaparecer para siempre.
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Cuando Harry llegó horas más tarde con la cena, Draco estaba cruzado de piernas en la cama en el mismo lugar en donde se había quedado hacía rato, con los brazos cruzados y rostro inexpresivo; Harry colocó la charola en el pequeño mueble y se sentó en la silla, Draco miró la charola para ver que le había llevado esta vez; un colorido plato con un filete de pescado rodeado de lechuga casi casi le guiñó un ojo haciéndolo arrugar la nariz.
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-No se me antoja el pescado –exclamó Draco torciendo la boca.
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-No estás en un restaurant, Malfoy –respondió Harry cruzando la pierna.
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-Puedo darme perfecta cuenta de ello.
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-Esta comida no está mal.
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-Lo de hace rato estaba bien.
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-No puedes vivir de tomate y miel.
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“No puedes vivir de tomate y miel”... eso mismo le decía Roger, pensó Draco lanzando un bufido mientras se sentaba a un lado de la cama y tomaba el plato para clavarle el tenedor de manera asesina al pobre pescado.
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-Es muy incomodo que te vean comer ¿sabes? –rezongó Draco mientras masacraba su filete, por lo que Harry simplemente se levantó y metiendo las manos en sus bolsillos comenzó a caminar lentamente por el cuarto.
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Sonrió levemente al recordar el comentario de Remus acerca de hacerse amigo de Draco.
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-Como si fuera posible –pensó rodando los ojos.
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Sin embargo el rubio le daba mucha curiosidad, le intrigaba sobremanera lo que estaba pasando; descubrir en primera instancia que a Malfoy le gustaban los chicos cuando él pensó que terminaría casándose con Pansy Parkinson o que al menos se daban sus buenos fajes, y cuando Pansy emigró con su familia a Europa, ya no pensó mas en eso, pero estaba seguro que a Malfoy le iban las chicas, como todo un chico convencional, al menos eso había pensado hasta ese momento, porque una cosa era segura, si Malfoy se hubiera metido con una chica, la embarazada seria ella y no él ¿cierto?... en todo caso ¿Quién era Roger?... cuando Malfoy lo llamó se le notaba tan triste y desesperado... ¿sería él el padre del bebé?... ¿sabría Malfoy de su condición? Porque cuando el medimago lo confrontó, Malfoy no se mostró sorprendido, y si era así ¿él mismo realizó algún conjuro para concebir?... y lo que más curiosidad le daba ¿Qué significaba para él ese bebé?... ¿alguien más lo...?
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-¿Podrías...? –exclamó Draco entre dientes interrumpiendo sus pensamientos- de una maldita vez... ¿dejar de mirarme como si yo fuera un bicho?
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-¿Cómo? –respondió Harry desconcertado.
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-Puedo sentir tu mirada clavándoseme en la espalda –respondió Draco sin volverse.
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-Oh, lo lamento –dijo Harry al darse cuenta de que efectivamente se había quedado mirándolo fijamente.
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-Te parezco raro ¿no? –exclamó Draco sarcástico mientras Harry caminaba hasta quedar en frente.
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-Bueno, raro siempre has sido –respondió Harry alzándose de hombros.
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-¿Cómo? –respingó Draco en su lugar.
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-Si... –exclamó Harry volviéndose a encoger de hombros- con tu caminar tan snob y tu forma tan chistosa de hablar.
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-¿Mi... mi forma tan chistosa de hablar? –exclamó Draco como si una lechuga entera se le hubiese atorado en la garganta.
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-Si... –dijo Harry tomando asiento- arrastras las palabras... ¿tienes algún problema en la lengua?
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-Mi único problema... –respondió Draco bufando como toro de lidia- eres tú.
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Harry estaba a punto de soltar la carcajada, nunca había sido su intención molestarlo, pero se le daba tan natural que no podía evitarlo.
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-Ya acabe –exclamó Draco aventando el plato en la charola.
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-Malfoy...
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-¡Me comí casi la mitad del horroroso pescado! –exclamó Draco- ¡no quiero mas y no me obligarás a comerlo!
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-De acuerdo –respondió Harry resignado mientras le tendía algo en la mano-, toma.
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-¿Qué es esto? –exclamó Draco extendiendo la mano.
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-Son suplementos de hierro y de calcio, estás anémico, tómalos hasta dentro de una hora porque si lo haces en este momento los alimentos inhiben su absorción.
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Píldoras de hierro y calcio... claro que las conocía y ya sabía que estaba anémico, Roger ya se lo había dicho pero lo mismo que le había dicho a él, se lo diría a Potter.
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-No me gustan y no las tomaré.
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-Malfoy...
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-Odio las píldoras.
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-Pues no vas a casarte con ellas, solo tienes que ponerlas en tu boca y tragártelas.
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-Disfrutas esto ¿cierto? –exclamó Draco después de unos momentos.
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-Si, claro... –respondió Harry en tono exagerado- me encanta rogarte que comas, me fascina aplastarme en esta silla a ver como pones cara de asco como si estuvieras tragando mierda...
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-¡¿Pues entonces cual es el maldito problema?!... ¡lárgate de aquí si tanto te fastidio!
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-Por desgracia no puedo –respondió Harry cruzándose de brazos-, tú eres mi trabajo.
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-¡Pues cámbialo o busca tu traslado! –exclamó Draco poniéndose de pie- ¡no creo que le nieguen nada al gran Harry Potter!
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-Yo intento cumplir con mi trabajo lo mejor que puedo, no busco mi conveniencia.
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-¡Pues yo tampoco busqué parecer un fenómeno! –gritó Draco arrojándole en la cara las píldoras- ¡y no me tomaré nada de lo que ustedes me den!... ¿¡oíste Potter?!... ¡ahora lárgate de aquí y déjame en paz!
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-Rayos... –murmuró Harry al verlo correr al baño a encerrarse.
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Odiaba hacer eso, odiaba encerrarse en el baño como si fuera un adolescente ¿pero qué más podía hacer cuando sentía que perdía el control?... detestaba que alguien lo viera en ese estado, y más tratándose de Harry Potter... ese encierro estaba volviéndolo loco y ese pequeño cuarto de baño cada vez le parecía más asfixiante; recargó la frente en la puerta intentando calmarse y aguzando el oído esperando escuchar a Potter salir de ahí, cosa que pasó un minuto después.
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