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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Notas del capitulo:

HOLIS HOLIS AMIGOS AMANTES DEL LEMMON, AQUI ORSETH REPORTANDOSE CON UNA NUEVA ENTREGA COMO BUENA NIÑA XD

ASI Q NO LOS ENTRETENGO MAS, BESITOS!!!

 

 

 

 

-Ya se lo que dirás –dijo Draco sintiendo un agradable calor en la mano que le agarraba Harry- es sobre los recuerdos que tendré que mostrar.

 

-Pues si, de eso hay que hablar también, pero eso podemos hacerlo después –respondió Harry retirando su mano y pensando de que mejor manera decir todo lo que tenía que saber.

 

-Siempre haces eso –dijo Draco esbozando una pequeña sonrisa triste- cuando hay algo que sabes me va a afectar, te quedas callado un rato antes de soltarlo.

 

-¿En serio?... no me había dado cuenta.

 

-Solo dilo Harry ¿Qué más impactante puede ser que me hayan quitado a mi hijo?

 

Harry suspiro antes de comenzar a hablar.

 

-De acuerdo, primero te hablare de Roger.

 

-¿De Roger? –repitió Draco extrañado.

 

-Sí, veras… creo que hay algo que debes saber.

 

Draco suspiro mientras negaba con la cabeza, todo ese tiempo no había podido… no, realmente no había querido pensar en Roger ni en que había sido de él; imaginaba que también había sido aprehendido junto a los demás, con Greyback, Marcus, la ramera de Stella y toda la panda de mortífagos; ¿Qué había pasado en todo ese revuelo?... realmente no le interesaba, lo único que le importaba era que su hijo estaba a salvo y él estaba vivo gracias a Harry.

 

-Ese asunto ya está cerrado –dijo al fin.

 

-No, no… mira, la verdad no sé cómo explicarme pero creo que lo entenderás mejor cuando te muestre algo.

 

Draco lo vio sacar de su bolsillo un frasquito con un conocido líquido plateado.

 

-¿Recuerdos?

 

-Sí, los extraje cuando dormías –respondió Harry acercando un pensadero que ya tenía preparado.

 

Draco quería preguntarle que sentido tenia aquello mientras lo observaba vaciar el contenido del frasquito en el recipiente, pero se contuvo sabiendo que pronto lo averiguaría.

 

-Bien –dijo Harry tapando el frasco vacio con su corcho y guardándolo de nuevo en su bolsillo- cuando despertaste al llegar aquí, pensaste que fui yo quien salvo tu vida ¿recuerdas?

 

-Pues si –respondió Draco recordando- pero ya no volvimos a hablar del asunto, la verdad es que lo había olvidado.

 

-En realidad tengo dos recuerdos que mostrarte, el primero es de cuando estabas con los gigantes ¿listo?

 

-Si –respondió Draco comenzando a sentirse nervioso.

 

-Pues adelante.

 

-¿No vienes?

 

-No, creo que debes hacerlo solo.

 

Como un acto reflejo, Draco aspiró profundo como si fuese a lanzarse al agua, dio un último vistazo a Harry para después hundir su cara en el pensadero; lo que vio le arrancó un escalofrío del cuerpo al darse cuenta de que efectivamente se trataba de la casa de la montaña; vio a Harry pasar a su lado corriendo y subiendo los escalones a toda prisa e inmediatamente lo siguió sorprendiéndose al igual que el Harry del recuerdo, de ver un pasillo todo salpicado de sangre; pero aun así continuo su camino junto al auror para finalmente entrar a la habitación.

 

Abrió la boca sorprendido al ver en el suelo, convertido ya en cadáver al mismísimo Greyback… aquel cruel y temible licántropo junto a Marcus y Stella; la voz de Harry llamándolo lo sacó de su estupor volteando a ver como el auror lo sacudía sin dejar de llamarlo presa de un evidente pánico; pero lo que  verdaderamente lo impactó fue la voz que escuchó a sus espaldas haciéndolo girarse rápidamente.

 

-El… él va a estar bien… -dijo Roger en el suelo, con la espalda recargada en la pared, con una tremenda herida en el pecho que bañaba de sangre su cuerpo formando un charco en el suelo.

 

-¿¡Donde está el bebé?!... ¡contesta!

 

Roger cerró los ojos mientras apretaba la mano que tenía en el pecho en un vano intento de contener la tremenda hemorragia.

 

-Se… se lo han llevado… -respondió el castaño abriendo los ojos.

 

-¡Eso ya lo sé, idiota! ¿¡Pero a donde?!

 

-Al… al castillo de Peles… en Prahova Rumania… utilizando el Imperius hicieron que la… familia propietaria les cediera la propiedad… y luego los suplantaron para no provocar sospechas… cerraron el castillo al turismo y repelen a los muggles con un hechizo “Repelo muggletum”… no gano nada con mentir… sé que voy a morir…

 

Draco tragó saliva aun con los ojos muy abiertos al ver a Roger bañado en sangre, con las antes sonrosadas mejillas, pintadas ahora con la palidez de la muerte.

 

-No confío en ti –dijo Harry hincándose a su lado- más vale que me digas la verdad o  te aplicare un “Cruciatus”

 

-Tienes tres días… -continuó Roger sintiendo que le faltaba el aire- el… el ritual lo realizaran con la luna llena…

 

-Si estas mintiendo yo…

 

-Mira mis ojos, Potter… -interrumpió Roger tomándole sorpresivamente de la camisa con la mano ensangrentada- descubre en ellos… que digo la verdad…

 

-¿Qué fue lo que pasó aquí?... ¿Por qué estas herido?

 

-Yo… -respondió Roger cerrando los ojos y recargando la cabeza en la pared- yo debía matar a Draco y llevarle el bebé al señor Tenebroso…

 

-Entregaste a tu hijo –dijo Harry entre dientes.

 

Roger sonrió cansinamente sin abrir los ojos para después de un momento comenzar a hablar.

 

-Cuando… cuando lo tuve en mis manos… y oí su llanto… cuando su pequeña mano se… se  aferró a la mía… -Roger soltó la camisa de Harry dejándola caer al suelo mientras continuaba hablando- era tal… tal como dijo Draco… tan pequeño… tan… frágil… ¿y sabes?... su… su cabello era castaño…

 

Harry observó como de los ojos cerrados de Roger escapaban dos lágrimas mientras seguía hablando…lágrimas que Draco miró fijamente.

 

-Tiene… tiene unos… hermosos ojos… los abrió por un momento y pude verlos… eran azules… tan profundos y misteriosos como el mar…

 

Con pasos lentos, Draco había llegado hasta él, pero del lado contrario al de Harry quedando uno a cada lado del mago agonizante; ya ahí se arrodilló quedando a su altura sintiéndose en una especie de sueño.

 

-Y yo… -continuo Roger sonriendo y hablando en voz baja- simplemente no pude…

 

Y al igual que Harry en su momento, Draco también supo a que se refería.

 

-Entonces… -continuó Roger abriendo los ojos poco a poco mirando hacia la cama- se lo di a la enfermera para que lo limpiara… en ese momento decidí sacarlo de aquí… pero para lograrlo tenía que matar a Draco… e irme con mi hijo… era… era un buena oportunidad para escapar con mi hijo… yo debía asesinarlo…

 

-Lo cual tampoco hiciste –dijo Harry.

 

Roger solo suspiró mientras tragaba saliva y sangre que ya escurría por la comisura de su boca.

 

-Lo amas… ¿verdad? –susurró Harry.

 

-Amarlo… -exclamó Roger con la vista fija al frente- cientos de veces me lo negué a mi mismo… pero dime… ¿cómo no enamorarse de esos ojos tristes?... ¿Cómo no amar… esa pasión oculta… en un bloque de hielo?... verlo sonreír por primera vez… fue como descubrir la piedra filosofal… tú debes saberlo bien, Potter… tú lo amas… -añadió Roger mirando a Harry a los ojos- lo supe… desde que nos encontramos en el bosque tú y yo… ¡ah! –jadeó Roger agachando la cabeza en un gesto de dolor.

 

Harry levantó rápidamente su varita para aplicarle un "Vulnera sanentum" para detener al menos un poco la hemorragia

 

-¡No, no! –exclamó Roger deteniéndole la mano.

 

-¡La ayuda tardará en llegar, esto servirá!

 

-Déjalo así… no importa… de todos modos ya es tarde para mi…

 

-Pero…

 

-Mi corazón está destrozado… -interrumpió Roger- yo mismo lo rompí… y no se puede vivir sin corazón…

 

-Roger…

 

-No vayas a decir que debo luchar por mi vida…

 

-Yo creo que deberías…

 

-Tu buen corazón… te hace decir eso, pero ambos sabemos… que no lo merezco… yo sé… yo sé lo que hice… y el daño que causé… sé que lloró lagrimas de sangre por mi… lo sé muy bien…

 

Harry exhaló un pequeño suspiro mientras lo escuchaba hablar.

 

            -Sé muy bien lo que hice... -repitió Roger con voz más baja mirando la cama mientras nuevas lagrimas anegaban sus ojos claros- la muerte y el olvido... serán mi mejor castigo... me llevaré toda la tristeza, todo el odio... y todo el dolor que le causé... y tu... tu lo llenarás de cosas nuevas... -dijo Roger mirando a Harry mientras le sonreía dolorosamente- de cosas hermosas... lo harás... ¿verdad?

 

            Harry no contestó al instante, se sentía demasiado abrumado por el sentimiento aplastante de tristeza que invadía el ambiente.

 

            -Sé... que no necesitas que te lo pida... pero lo harás...

 

            -Sí, lo haré -dijo Harry finalmente.

 

            -Yo... yo no te pediré... -exclamó Roger haciendo un esfuerzo sobrehumano para poder continuar hablando- que le pases... mis patéticas disculpas... no podría insultarlo nuevamente pidiéndole perdón... solo... solo quiero pedirte algo...

 

            -Dime, si puedo lo haré.

 

            -Llévame hasta... la cama... yo... yo quisiera verlo... por última vez...

 

            Harry guardó su varita y se pasó un brazo de Roger por sus hombros levantándolo con cuidado.

 

            -¡Agh! -gimió Roger cerrado los ojos con fuerza al ser movido.

 

            Draco se levantó también viendo como Roger gemía de dolor al ser prácticamente cargado por Harry, y con trémulos pasitos los siguió hasta la cama; vio como Roger con dedos temblorosos le tocaba la pálida mejilla a su “yo” acostado en la cama, y sin atreverse a parpadear, lo vio inclinarse para besar sus labios y aunque fue muy bajo, nítidamente lo escuchó decir:

 

            -Te amo…

 

              Entonces cerró los ojos permitiendo que la oscuridad que desde hacía rato luchaba por invadirlo, finalmente lo envolviera.

 

            Harry apenas alcanzó a sostenerlo cuando Roger se desvaneció; quedó de rodillas sosteniéndolo contra su pecho dándose cuenta de que ya no respiraba.

 

            Draco los vio a ambos en el suelo, con Harry llorando y a Roger sin vida… lentamente se hincó de nuevo, sin siquiera percatarse de la presencia de Harry que sostenía al joven medimago… entonces acercó su mano al rostro lívido e intentó limpiar una lágrima, pero su mano se difuminó como si fuera humo.

 

            Entonces la conocida acción de salir de un recuerdo se sintió de repente recordándole que se encontraba en San Mungo, con un muy serio Harry Potter, que le preguntó:

 

            -¿Estás bien?

 

            -Si –respondió Draco en un susurro.

 

            -¿Crees que puedas ver el otro recuerdo?

 

            -Si, si claro, adelante.

 

            Harry guardó el recuerdo en su frasquito y en su lugar vació otro dando a entender con su silencio, que Draco podía verlo; nuevamente el rubio se hundió en el pensadero mostrándole ahora otra habitación, solo que en esta se encontraba una cuna, y a un par de pasos, aparentemente terminando de comer, a Harry y a una mujer.

 

            -Clarisse.... -dijo Harry dejando su vaso de jugo de naranja.

 

            -¿Sí?

 

            -¿Qué sucedió el día en que el bebé nació?... ¿Cómo es que lograste escapar con él?

 

            -Cuando Roger extrajo al bebé, me lo entregó para limpiarlo en tanto él procedía a tender a Draco Malfoy, algo que me extrañó mucho pues momentos antes Greyback había entrado a decirnos que el señor Tenebroso había ordenado su muerte luego de que el bebé naciera.

 

            -¿Y después?

 

            -Yo no dije nada, pero Greyback entró justo cuando él terminaba, le gritó a Roger que qué era lo que estaba haciendo; Roger no respondió, simplemente me dijo a mí que le diera al bebé, pero Greyback gritó que no, Roger entonces se giró sacando su varita pero el otro se le adelantó lanzándole un Cruciatus... la verdad... -añadió Clarisse como rememorando ese momento- yo nunca había visto a nadie resistir tanto un Cruciatus.

 

            -¿A qué te refieres?

 

            -A que Roger ni siquiera cayó al piso... se le doblaron las piernas pero no cayó de rodillas como pensé que pasaría.

 

            Harry observó a la mujer sin verla realmente intentando imaginar la situación; él sabía muy bien lo que era sufrir ese hechizo en carne propia, el dolor enloquecedor de sentir cada célula del cuerpo estallar en un sufrimiento inigualable.

 

            -Gritó tan fuerte... -continuo Clarisse- pero no cayó, solo se sujetó de la cama mientras Greyback no dejaba de gritarle que era un traidor; la verdad... no sé por cuánto tiempo se lo aplicó, pero sus gritos eran horribles... creo que el que no cayera al piso era lo que enfurecía a Greyback, por que en vez de matarlo de una vez, seguía torturándolo; francamente no sé de dónde sacó Roger tantas fuerzas para resistir un Cruciatus.

 

            Harry no dijo nada, simplemente dirigió su vista a la cuna exhalando un profundo suspiro.

 

            -Finalmente cayó de rodillas, fue entonces que Greyback cesó en su ataque dejándolo temblando de dolor...

 

            -"Temblando de dolor..." -Harry recordó los espasmos que sacudían su cuerpo cada que cesaba ese maldito hechizo.

 

            -Se acercó a él y jalándolo del cabello lo hizo verle a la cara... le dijo que aun no iba  a morir, que le mataría lentamente, pero que antes asesinaría a Draco Malfoy frente a sus ojos, que... que primero le arrancaría los brazos y después las piernas para que se desangrara.

 

            Harry cerró los ojos mientras fruncía el ceño, el solo imaginar oír a Greyback decir esas palabras hizo que un escalofrío le recorriera el cuerpo.

 

            -Y  que su hijo no sería más que el simple contenedor del señor Oscuro... que su alma seria arrancada de su cuerpo y solo sería un simple títere.

 

            Harry apretó los dientes mientras bajaba la vista a su plato con los restos de pastel de pollo, miró sus manos y se dio cuenta  de que estas temblaban en un puño.

 

            -Entonces de repente, Roger se le abalanzó y comenzaron a pelear, fue cuando Greyback me gritó que me fuera con el niño, por lo que salí de ahí y ya no supe nada más.

 

            -Ya veo...- susurró Harry levantándose y caminando hasta la cuna, a la cual descorrió las delicadas cortinillas de encaje para mirar la pequeña vida que dormía placida ahí debido a su sola presencia.

 

            Nuevamente Draco emergió del recuerdo ante un silencioso Harry, quien lo miraba con gesto serio temiendo por su salud.

 

            -Yo tenía que mostrártelo –dijo el moreno al cabo de unos instantes- mira… ni siquiera sé a ciencia cierta el porqué, solo creo que debes saberlo.

 

            Draco no decía nada para angustia de Harry, simplemente permanecía sentado mirando sin ver el pensadero, el cual aun continuaba con la vaporosa sustancia.

 

            -Draco ¿seguro estas bien?

 

            -¿Podrías dejarme solo por favor? –dijo Draco en un tono sereno mirándolo por fin.

 

            Harry no supo que decir, simplemente asintió con la cabeza mientras tomaba el pensadero y salía de ahí; sabia que aun había muchas cosas que informarle, pero sabía que Draco necesitaba asimilar lo que había visto.

 

            Cuando cerró la puerta tras de sí, los aurores que custodiaban lo saludaron con un amodorrado “hola”; así que les sonrió en respuesta y se alejó de ahí sintiendo que de alguna forma estaba perdiendo lo que nunca tuvo.

 

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            Cerca de diez minutos pasó Draco con la mente en blanco hasta que un escalofrío lo hizo volver a la realidad; paseó su mirada por la habitación semi oscura y entonces sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

 

            -Roger… -musitó  sintiendo las ardientes lagrimas escapar de sus ojos y resbalar tibias por sus pálidas mejillas.

 

            Sentimientos tan diferentes entre sí pugnaban por ganar terreno propio en el corazón de aquel chico de cabellos rubios haciéndolo llevarse una mano al pecho.

 

            -Roger… -volvió a musitar sobándose el pecho en círculos como intentando disolver la pesadez que amenazaba ahogarle- idiota… -continuo estrujando con la mano, la camisa de su pijama.

 

            Un dolor que creía olvidado se hizo presente con toda su fuerza, y una lluvia de recuerdos cayeron sobre su alma… recuerdos tristes y amargos… y él simplemente se dejó arrastrar por aquel torrente sin sentido.

 

            Pasó un buen rato para que al fin cada sentimiento fuera cayendo en su lugar como si de un rompecabezas se tratara, y el primero que tomó posesión fue el de Roger hablando con Harry en el bosque; de cuando lo escuchó decir que no lo amaba, que no lo había amado nunca y que todo fue un macabro plan en el que él solo fue una simple pieza de ajedrez, y de cuando lo escuchó decir que había asesinado a su madre.

 

            ¡Por Salazar, cuanto dolía ese recuerdo!... dolía tanto que le cortaba la respiración… la ira, el dolor, la agonía que vivió después… todo eso llegó a su memoria con una fuerza arrolladora.

 

            Gimió de dolor mientras dejaba caer la cabeza hacia atrás al tiempo que el llanto estremecía su pecho y su garganta; de igual forma no supo cuanto tiempo pasó antes de que comenzara a tranquilizarse antes de que otro recuerdo tomara su lugar.

 

            Cuando Roger lo secuestró, le había hablado con gran emoción del plan de su señor Tenebroso… un entusiasmo estúpido que lo había horrorizado, un entusiasmo igual al que su padre, el ilustre Lucius Malfoy había tenido hacía muchos años.

 

            -Y habías dicho que no… -musitó refiriéndose a cuando le había suplicado que salvara a su bebé.

 

            Y el último recuerdo… lo que acababa de ver…

 

            Roger agonizando… Roger dando su vida por él y por su hijo… nunca lo había visto llorar, nunca le había visto ese gesto de abrumadora tristeza y resignación; esa aceptación total del castigo por los errores cometidos… “La muerte y el olvido… serán mi mejor castigo…”

 

            No había pedido perdón, no había pedido absolutamente nada… él mismo había dicho que no lo merecía, que el dolor causado era demasiado… y era verdad; Roger había destrozado su mundo tan trabajosamente construido, le había arrancado el alma y la había hecho trocitos.

 

            Y su madre, la bella Narcisa; él mismo lo había dicho, el mismo había confesado que la había asesinado… ¿Cómo fue? Nunca se lo había preguntado porque en realidad nunca quiso saberlo, ni imaginarlo siquiera… lo más lógico sería que el mismo Señor Tenebroso la hubiese matado.

 

            Sacudió la cabeza pensando en que eso ya no tenía sentido, que en realidad los motivos de Voldemort para dejar que otro matara a Narcisa y no él mismo, le importaban una mierda; a fin de cuentas su madre estaba muerta.

 

            Voldemort… un hombre que se creía casi un dios y que no había causado más que muerte y dolor; un loco que alguna vez él mismo admiró, al igual que su familia a la cual destruyó; y así como su padre se había equivocado en sus estúpidas ambiciones arrastrando a su familia a su total perdición, Roger había hecho lo mismo y ambos habían pagado caro sus errores.

 

            Suspiro profundamente como si estuviera agotado… y recargó su frente en sus rodillas mientras abrazaba sus piernas.

 

            Si… definitivamente Roger le había arrancado el corazón y lo había desmenuzado en carne viva; le había quitado la vida a quien él mas amaba… pero también le había dado otra.

 

            Ahora veía que si estaba vivo, era gracias a Roger; que si bien Harry había salvado a su hijo, la oportunidad de conocerlo se la había dado otro… las pistas para rescatarlo también se las había dado él… si, definitivamente Roger había saldado su deuda… una vida por dos más… ¿Cómo odiarlo ahora?

 

            ¿Cómo odiarlo cuando el muy cretino había inclinado la cabeza y dado su propia vida para compensar un poco los errores cometidos?

 

            La imagen de verlo ahí, con lágrimas amargas y tristes bañando sus mejillas pálidas por la muerte cercana, por sus equivocaciones y tristes desenlaces.

 

            -Tonto… -musitó sin alzar la cabeza- mi tonto, estúpido e ingenuo Roger…

 

            Tragó fuerte sintiendo renacer el llanto con renovada fuerza.

 

            -Mi estúpido… y dulce Roger… -balbuceó con voz convulsa por el doloroso llanto que sacudía su cuerpo.

 

            Y como si fuera una lluvia de estrellas, recuerdos de Roger comenzaron a inundarlo; recuerdos de un Roger sonriente, de un alegre Roger que le sonreía en el bosque, con su cabello castaño mecido por el viento, de sus chispeantes ojos dorados mirándolo con amor… porque sí, eso era… Roger ya lo amaba y no se había dado cuenta.

 

            Su aroma, su calidez… todo llegó a Draco con una fuerza abrumadora… su sonrisa tierna y boba cuando el rubio le robaba un beso, cuando hacían el amor y Roger lo bañaba de besos… de aquella vez que se bañaron en el río y el castaño salió despavorido con un cangrejo pescado en su trasero; de una dorada tarde en la que la lluvia los sorprendió causándole mal humor, pero Que Roger, con su sonrisa traviesa había terminado haciéndolo reír acabando ambos empapados y calados hasta los huesos… y sus últimas palabras… las palabras con las que exhaló su último aliento de vida.

 

            -Fue más fácil odiarte… -musitó sin moverse de su lugar- pero había olvidado que eres todo un estuche de sorpresas…

 

            Sintiendo que una gran paz inundaba su alma, suspiró profundo al tiempo que recargaba su cabeza en el sofá y cerraba los ojos… amaba a Roger… nunca había dejado de hacerlo, y ahora se daba cuenta de que lo haría por siempre… pero ya no era un amor pasional ni arrebatador como lo había sido, lo amaba como a un ser humano que a pesar de sus errores he había dado lo más preciado, y eso era su hijo y su vida misma.

 

            -Ya no llores… -susurró sin abrir los ojos al tiempo que extendía su mano como si tocara algo con los dedos- todo está bien… yo te perdono… ya puedes dejar de sufrir pequeño tonto… ¿sabes? –dijo levantándose lentamente y dirigiéndose a su cama- nuestro hijo se llama “Harry” y es un niño muy especial… cuídalo desde donde estés.

 

            Y aun con lágrimas fluyendo fue a acostarse, solo que estas lagrimas eran ya tranquilas, tranquilas y silenciosas; y la última imagen que llegó a su mente antes de caer en un profundo sueño, fue la del rostro sonriente de Roger McGregor.

 

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            -¿Hoy no desayunas en San Mungo? –preguntó Sirius entrando en la cocina de Grimauld Place secándose aun el brillante y negro cabello con una toalla.

 

            -Pues no, hoy no tengo ganas –respondió Harry volteando con su varita unos panqueques.

 

            -¿Y eso?... si ya casi usas a Draco como plato –dijo Sirius olisqueando el delicioso aroma a mantequilla que inundaba el ambiente.

 

            Suspirando, Harry sacó un plato grande de la alacena y comenzó a colocar ahí los panqueques.

 

            -A los míos ponles jamón –dijo Sirius dejándose la toalla en los hombros mientras comenzaba a llevar la miel y la mermelada a la mesa.

 

            -Bien –dijo Harry dirigiéndose a la nevera para sacar el jamón.

 

            -¿Se pelearon?

 

            -No.

 

            -¿Entonces?

 

            -Es que… -respondió Harry como si le diera mucha flojera hablar al tiempo que servía un par de cafés en unas tazas con unos ridículos grabados de animalitos que hubiesen sido causa suficiente para que si Walburga Black resucitara, se volviese a morir- ayer hable con Draco y le conté lo de Roger.

 

            -Ah…

 

            Cuando ambos se sentaron a la mesa, Sirius dijo:

 

            -Así que le dijiste que quien salvó su vida no fuiste tú, sino el medimago.

 

            -Ajá.

 

            -¿Y?... ¿Qué dijo? –preguntó Sirius endulzando su café.

 

            -Nada, no dijo nada, simplemente que lo dejara solo y ya.

 

            -¿Temes perderlo?

 

            -¿Perderlo? –Exclamó Harry mirándolo- ¡pero si ni siquiera lo tengo!

 

            -Vamos Harry, él ya sabe lo que sientes por él y no te ha corrido de su lado –dijo Sirius zampándose un buen trozo de panqueque con jamón.

 

            -¡Uy si, que gran avance!

 

            -Le puso tu nombre a su hijo ¿no?

 

            -Eso fue por agradecimiento… -resopló Harry picoteando desganadamente su plato- eso no significa nada, sería lo mismo que le pusiera mi nombre a un gato.

 

            -Claro que no es lo mismo –dijo Sirius sonriendo por el comentario de Harry- Malfoy nunca tendría un gato.

 

            -¡Hay que chistoso!

 

            Sirius ya no contestó, simplemente miró a su ahijado y sonrió de nuevo mientras se servía más panqueques.

 

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            Cuando Harry entró a la habitación de Draco, lo encontró ya bañado y vestido.

 

            -Hola Harry –saludó Draco mientras peinaba sus húmedos cabellos rubios con los dedos- ya estoy muy greñudo… -añadió colocándose un mechón tras la oreja- pero prefiero tenerlo así a dejar que vuelvas a darme un solo tijerazo.

 

            Harry sonrió con lo que más bien pareció una mueca.

 

            -¿Sucede algo? –preguntó Draco al verle el gesto de desanimo.

 

            -Pues no… en realidad no –dijo Harry extrañado ante la actitud tan animada de Draco- ¿y cómo te sientes hoy?

 

            -Me siento bien ¿Por qué?

 

            -Pues… bueno, es que con lo que conversamos ayer pensé encontrarte de otra manera.

 

            -Ya veo… -respondió Draco sentándose en el sofá subiendo también las piernas- ven, siéntate.

 

            Harry se sentó en el sofá viendo como Draco abrazaba sus piernas en una actitud ya muy característica del Slytherin.

 

            -Yo estoy bien –comenzó Draco mirándolo a los ojos- lo que me mostraste ayer… bueno, la verdad es que nunca lo esperé y siendo sincero contigo… me hizo mucho bien.

 

            -¿Bien, cómo?

 

            -Pues… -respondió Draco buscando las palabras correctas- me di cuenta de algunas  cosas.

 

            -¿Cómo cuales?

 

            -Bueno, en realidad fueron muchas cosas y no sé muy bien cómo explicarme, pero te diré que ahora me siento más en paz conmigo mismo.

 

            -¿Y eso porque?

 

            -Pues porque al fin pude perdonar a Roger y recordarlo como debe ser.

 

            -¿Y cómo debe ser? –preguntó Harry ocultando la inquietud que sintió al preguntar eso.

 

            -Pues… -respondió Draco exhalando un profundo suspiro.

 

            -Bueno, si es algo muy personal, no tienes que contarme.

 

            -No es eso, es… bueno si, pero… lo que sucede…

 

            -En serio Draco, no tienes que…

 

            -No hay problema –interrumpió Draco- todo está bien Harry, Roger ya ocupa el lugar que debe ocupar.

 

            -Ah… -respondió Harry sintiendo un hueco en el estomago, por lo que solo atinó a desviar la mirada- ya veo.

 

            -Quiero a Roger… a pesar de todo –dijo Draco haciendo que Harry apretara los labios sin darse cuenta- pero ya no estoy enamorado de él.

 

            Harry lo miró con la sorpresa reflejada en sus enormes ojos verdes encontrándose con un rubio que lo miraba sonriente.

 

            -¿Qué has dicho Draco?

 

            -No me gusta repetir las cosas –dijo Draco levantándose sintiéndose inquieto de repente.

 

            -Espera… -exclamó Harry tomándolo de una muñeca al tiempo que se levantaba plantándose junto  a él quedando sus rostros a escasos centímetros de distancia.

 

            -Vuelve a decirlo –dijo Harry mirando los ojos grises.

 

            El cálido aliento de Harry acaricio las mejillas de Draco haciéndolo sentir mucho calor.

 

            -¿Por qué te sonrojas? –preguntó Harry sintiéndose cada vez mas dueño de la situación.

 

            -Yo no me sonrojo, Potter –respondió Draco muy digno sintiéndose una tetera de agua hirviendo.

 

            -¿Entonces por qué tienes el rostro tan caliente? –dijo Harry tocándolo una mejilla.

 

            -¡Yo no estoy caliente! –dijo Draco haciéndose para atrás siendo pescado inmediatamente por la cintura- ¿¡qué haces?! –chilló al sentirse atrapado entre los brazos del moreno.

 

            -Nada, no estoy haciendo nada –respondió Harry sonriendo al ver a Draco intentando soltarse- te remueves como pececito fuera del agua.

 

            -¡No soy ningún pececito! –Bufó Draco en su intento de zafarse del fuerte agarre- ¡y si no me sueltas me convertiré en tiburón!

 

            -¡Uy que miedo! ¿Y me vas a comer? –exclamó Harry sintiéndose muy contento al ver que el nerviosismo y el sonrojo de Draco iban en aumento.

 

            Draco ya no respondió, el aroma fresco y varonil de Harry llegó hasta su nariz haciendo que sin darse cuenta lo aspirara con ganas; Harry lo vio tragar en seco y entonces ya no lo pensó dos veces… acercó su rostro y atrapo esos labios.

 

            Con suave firmeza, Draco sintió la boca de Harry posarse sobre la suya invadiéndolo inmediatamente con la lengua; con los ojos abiertos como platos,  vio como Harry cerraba los suyos mientras profundizaba el beso.

 

            Al no sentirse rechazado, el moreno se animó a rodear mas la cintura de Draco con un brazo mientras que con la otra mano le sujetaba la nuca como si el rubio en cualquier momento se le fuese a escapar… ¡cuan delicioso le pareció ese beso!... tan largamente anhelado… tan profundamente soñado… ese sabor, ese calor… esos labios tan suaves y finos…

 

            Entonces lo sintió… sintió como la boca de Draco respondió poco a poco… tan suavemente que por un instante pensó que había sido su imaginación; entonces se animó a abrir los ojos y vio los ojos cerrados del rubio, sintió sus doradas pestañas cosquillearle la piel… y sintiendo un gozo desbordante comenzó  a reclamar más atención al beso mientras la mano con la que le rodeaba la cintura, se coló debajo de la camiseta tocándole la piel caliente de la espalda.

 

            Tímidamente y sintiéndose torpe, Draco puso sus manos en los brazos de Harry mientras intentaba seguirle el paso en el beso que cada vez se tornaba más pasional.

 

            Sintiendo la creciente necesidad de tenerlo, de empaparse de Draco, Harry dejó su boca llevándose entre los dientes su labio inferior dejándolo inflamado y palpitante para atacar inmediatamente su mejilla, su oreja y su cuello… ese cuello  que tantas noches soñó en probar desde que lo vio desnudo por primera vez en la casa de seguridad; y ya en ese tibio rincón aspiró profundo el aroma a piel y jabón.

 

            -¡Ah!... –gimió Draco cerrando los ojos con fuerza al sentir los dientes en su piel, y cuando Harry succionó con fuerza, las piernas se le hicieron de gelatina por lo que tuvo que pescarse de los hombros del moreno para no caer al suelo.

 

            Fue entonces que lo sintió, que se dio cuenta de la dureza en los pantalones de Harry, dureza que lo hizo abrir los ojos de golpe.

 

            -¡Espera! –jadeó separándose bruscamente.

 

            -¿C-como? –exclamó Harry desconcertado.

 

            -Que… que no… -balbuceó Draco con la respiración entrecortada y el rostro arrebolado.

 

            Ambos se quedaron callados mirándose mutuamente con las respiraciones agitadas; la mente de Harry era un candente caos, pero de ninguna manera iba a dejar pasar aquello, así que pasándose los dedos por su indomable cabellera negra, dijo:

 

            -Tú sabes… desde hace tiempo lo que siento por ti.

 

            Poniéndose la mano en donde segundos antes Harry había besado y chupado la piel del cuello, Draco no supo a ciencia cierta que decir.

 

            -Si acaso piensas que en todo este tiempo en que no he tocado el tema es porque me he olvidado del asunto, estas completamente equivocado.

 

            Sintiendo el corazón a ritmo de locomotora, Draco veía a Harry hablar con decisión sin que él pudiese decir nada aun.

 

            -A pesar de las complicadas y turbulentas circunstancias me enamore de ti Draco, y todo este tiempo he esperado en el rincón a que tu estés bien.

 

            -¿Y eso que significa? –Exclamó Draco sintiéndose de repente enfadado al oír lo ultimo- ¿Qué solo porque tu te has dignado esperarme tengo la obligación de corresponderte?

 

            -¡Claro que no! –Respondió Harry dándose cuenta de sus palabras- no quise decir eso.

 

            -Pues eso pareció –dijo Draco sintiéndose presionado de nuevo- pero yo nunca te pedí que lo hicieras, así que si has perdido tu tiempo, es tu maldito problema; yo nunca te anime a otra cosa.

 

            -¿Por qué eres tan idiota y nunca escuchas? –exclamó Harry molesto.

 

            -¡¿Pues si tan molesto e idiota soy, porque sigues aquí?! –respondió Draco sintiéndose dolido.

 

            -¡Porque te amo, grandísimo imbécil! –Exclamó Harry manoteando en medio de la habitación dejando a Draco callado- ¡y no estoy recriminándote mi espera, maldito tarado!... lo que quiero decir es que no me ha importado esperar todo este tiempo con tal de que tu estés bien y listo para aceptarme.

 

            -Ah… -respondió Draco como si de repente se le hubiera acabado la cuerda.

 

            -Draco… -dijo Harry acercándose a él en dos grandes pasos hasta tomarle el rostro con ambas manos- yo te amo… -Draco tragó saliva sin poder apartar la vista de aquellos hipnotizantes ojos verdes- te amo a ti, amo a tu hijo… -continuo Harry sin soltarlo al tiempo que recargaba su frente con la de Draco- y he esperado todo este tiempo con la esperanza de que me des una oportunidad… solo una y yo sabré aprovecharla, ya lo veras.

 

            Draco se quedó en silencio cuando Harry hubo terminado de hablar, hasta que al fin, separando sus frentes para mirarlo a los ojos, por fin lo hizo.

 

            -Yo…

 

            -¿Qué te lo impide? –Dijo Harry al verlo titubear- ¿soy yo?

 

            -¡No! –se apresuró a responder Draco.


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