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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Notas del capitulo:

HOLIS HOLIS AMIGOS AMANTES DEL LEMMON, FINALMENTE ESTOY AQUI, ME TARDE SI, PERO MAS VALE TARDE QUE NUNCA.

UNA NOTA ACLARATORIA... SI A VECES SOY MUY REPETITIVA CON MIS LEMMONS ES QUE... ¡¡¡NO INVENTEN, SON MUCHAS PARTES DE ESO EN VARIOS FICS, NO TENGO TANTA IMAGINACION!!!!

HAY QUIENES SI LA TIENEN Y LOS ADMIRO POR ESO, ASI QUE SI LEEN LO MISMO UNA Y OTRA VEZ, PUES... ¡¡NI MODO, LEEN Y SE AGUANTAN!!

AHORA SI, FELIZ LECTURA ^^

 

 

_______________________________________________________________________________________________.

 

 

 

 

 

            -Harry… Harry…

 

            -mmm…

 

            -¡Harry despierta! –exclamó Draco sacudiendo por un hombro a un Harry que roncaba en una silla.

 

            -¿mmm?... ¿Qué pasa? –Balbuceó el auror estirándose- ¿Qué hora es?

 

            -Son las 2:00 am

 

            Harry se enderezó sintiéndose amodorrado.

 

            -¿Te sientes mal?

 

            -No, ya estoy bien, pero Harry…

 

            -Qué.

 

            -¿Y mi hijo?

 

            Harry pestañeó intentando espantar el sueño para ver a Draco, quien a pesar de la media luz de la habitación, podía vérsele la preocupación en el rostro.

 

            -Tu hijo está bien, esta con…

 

            -Ya se donde esta –interrumpió Draco de pie frente a él- o al menos con quien; a lo que me refiero es ¿Qué sigue con él?... ¿ya acabaron sus estudios, a que conclusión llegaron?... ¿Cuándo decidirán qué hacer con él?

 

            -Bueno… no tengo la fecha exacta, pero me parece que tiene audiencia esta semana.

 

            -¿¡Esta semana?!... ¡¿y no pensabas decirme nada?!

 

            -Claro que te lo iba a decir, solo esperaba que me confirmaran la fecha.

 

            -¿Pero cómo va a ser el asunto? –Dijo Draco comenzando a gesticular nerviosamente con las manos mientras caminaba de un lado a otro- ¿será como un juicio o qué?

 

            -Pues…

 

            -¿Y quién va a hablar por él?... porque no me digas que los medimagos que lo analizaron hablaran a su favor; ellos solo se limitaran a presentar resultados y nada más, mientras la perra de Umbridge intentará por todos los medios quedárselo.

 

            -Quien se encarga de los niños en situación desprotegida es el departamento de bienestar social infantil, pero se han deslindado por completo del asunto.

 

            -Lo mismo que cualquier otro abogado me imagino.

 

            -Pues sí.

 

            -Le tienen tanto miedo como si fuera la reencarnación del señor Tenebroso- musitó Draco sin dejar de caminar impaciente.

 

            -En todo caso, el Wizengamot no hubiese permitido ningún tipo de intervención de todos modos.

 

            -¿¡Qué, porque?!  -exclamó Draco indignado.

 

            -Dicen que es asunto de seguridad nacional, que esto solo compete al Wizengamot; de hecho le han quitado este asunto de las manos al ministro.

 

            -¡Malditos hijos de puta! –respondio Draco mesándose los cabellos.

 

            -Cálmate, tu presión sanguínea…

 

            -¡Me vale una mierda mi presión sanguínea!

 

            -Draco… -dijo Harry levantándose y caminando hacia él para tranquilizarlo- si no te calmas…

 

            -¡No quiero calmarme! –Interrumpió Draco caminando hacia atrás al ver a Harry acercársele- ¡estoy a punto de perder a mi hijo y me pides que me calme?!... ¿¡de que servirá eso?!

 

            -¿Y de que le servirás muerto?

 

            Draco abrió furioso la boca para responder pero se quedó sin saber que decir; era como si habiendo pasado ya su propio juicio, la situación completa de su hijo le cayera encima como una losa.

 

            Harry se acercó a él y le tomó el rostro con ambas manos, miró los enormes y cristalinos ojos grises que lo miraban angustiados y simplemente lo abrazó; Draco se aferró a él con fuerza, como si deseara absorber a través de su cuerpo algo de energía y consuelo.

 

            -No pueden quitármelo… -musitó con su mejilla recargada en el hombro del auror- yo lo necesito y él a mí… yo soy su papá… nadie más lo va a amar como yo…

 

            -Eso ya lo sé, claro que lo sé –respondio Harry acariciándole la espalda en suaves círculos.

 

            -Ojala Roger estuviera aquí -Harry detuvo sus manos poniéndose tenso- para que explicara que mi hijo no es ningún niño tenebroso, claro –completó Draco levantando la cabeza para mirar al moreno a los ojos- no para otra cosa, bobo.

 

            -Yo no pensé nada –dijo Harry encogiéndose de hombros.

 

            -Ajá.

 

            -¡En serio!

 

            -Claro.

 

            -Bueno si, si pensé en algo.

 

            -¿En que?

 

            -En esto… -respondió Harry acercándose hasta pegar su boca con la de Draco, quien inmediatamente abrió la suya para permitirle el paso a esa lengua suave y juguetona que comenzó a explorarlo primero con lentitud, saboreándolo lento… y después con avidez mientras colaba sus manos por debajo de la camiseta y llevarlas a la cálida espalda.

 

            Draco se pegó más a él al tiempo que le pasaba los brazos por los hombros; Harry dejó la deliciosa boca para besarle la mejilla y después la oreja haciéndolo estremecer al meterle la punta de la lengua.

 

            -¡No hagas eso! –exclamó riendo el rubio al tiempo que se encogía.

 

            Harry solo sonrió atacando ahora el blanco cuello con mordisqueos y lamidas; reconociendo de inmediato los besos “sanguijuela” de Harry, Draco quiso detenerlo, pero solo alcanzó a decir su nombre antes de rendirse por completo a tan deliciosas sensaciones y ladear la cabeza dándole más espacio.

 

            Poco a poco Harry fue llevándolo hasta la cama, en donde lo recostó sin dejar de darse gusto con su cuello; ya estando ahí, se le encimó sin dejar de acariciarlo.

 

            Al sentirlo encima, Draco abrió las piernas instintivamente para dejarlo acomodarse, lo cual Harry aprovecho al instante para colarse entre ellas; sin decir nada, el moreno se medio enderezó recargando su peso en la parte baja de su cuerpo.

 

            -¿Lo sientes Draco? –Exclamó comenzando a frotarse en el rubio- ¿sientes como ya esta duro?... y tú tienes la culpa.

 

            -¿Yo? –respondio Draco sonriendo sintiendo el tremendo paquete de Harry restregarse contra el suyo.

 

            -Si, tú, y ahora mismo lo vas a pagar –dijo Harry enderezándose bien y sentándosele a horcajadas.

 

            Tomó su varita y colocó un par de hechizos de protección en la habitación por si acaso al señor Jackson se le ocurriera ir a checar a su paciente; después la colocó en la cómoda junto a la cama en donde también colocó sus gafas; luego se quitó la chaqueta y la camiseta.

 

            Draco miró maravillado el cuerpo Harry; fibroso y duro, en el punto exacto para ser esbelto y fuerte; en medio de risitas juguetonas y caricias traviesas, Harry lo desnudó por completo quedando ambos al final tal como habían llegado al mundo.

 

            Volviendo a probar su cuerpo, Harry recordó cuanto le había gustado hacerle el amor al rubio, aquel rubio que se retorcía jadeante debajo de él.

 

            -¡Oh Harry!... –gimió Draco sintiendo las manos de Harry acariciar las zonas más sensibles e intimas de su cuerpo mientras su boca volvía a reclamar la suya- sí… bésame, bésame más… -balbuceó sintiéndose embriagado por el aroma y presencia de Harry, quien se daba pleno gusto tocándolo.

 

            Ni cuenta se dio cuando Harry metió la mano en el cajón de la cómoda para sacar el aceite de bebé… solo abrió los ojos cuando sintió un dedo colarse entre sus nalgas.

 

            -mmm oye…

 

            -Lo haré con cuidado, no te preocupes… -dijo Harry intuyendo lo que Draco iba a decir.

 

            -Es que aun estoy adolorido… ¡ah!...

 

            -Relájate… -susurró Harry en su oído mientras masajeaba la sensible zona antes de finalmente hundir su dedo con cuidado.

 

            -Me duele más que ayer… -dijo Draco cerrando un ojo.

 

            Harry dejó el blanco hombro en paz, y alzó su sonrojado y sudoroso rostro para mirar a Draco a la cara.

 

            -¿Quieres que pare?

 

            -¿A poco lo harías? –preguntó a su vez Draco alzando una ceja.

 

            -Podré ser un patán en muchas cosas y arder en deseos de cogerte hasta morir, pero sí de plano te sientes muy incomodo, podemos detenernos y acabar de otra manera.

 

            -¿Contigo poniéndome el culo?

 

            -No es para tanto.

 

            -Ya decía yo que tu caballerosidad acaba justo en donde tu espalda pierde su nombre –exclamó Draco riendo mientras rodaba los ojos.

 

            -Puedo hacerte acabar con mi boca, no nada más tú eres bueno en mamadas.

 

            Draco rió un momento más para finalmente mirarlo a los ojos y decir:

 

            -No, está bien…

 

            -¿Bien qué?

 

            -Que está bien, hazlo como tú quieres.

 

            -¿Y cómo quiero? –preguntó Harry besándole alternativamente un hombro y mirándolo.

 

            -Hazte el tonto –respondio Draco frunciendo el ceño.

 

            -Es que me excita oírtelo decir –dijo Harry sonriendo ladinamente mientras le pasaba la punta de la lengua por los labios a Draco, quien de repente sintió las orejas calientes- ¿acaso te está dando pena? –exclamó Harry al sentir el repentino calor en el rostro del chico.

 

            -Claro que no –respondio Draco indignado.

 

            -Entonces dilo –dijo Harry besuqueándole el cuello.

 

            Exhalando un suspiro exasperado, Draco miró directamente al techo mientras decía:

 

            -Quiero que me hagas acabar… metiéndomela.

 

            -¿Cómo? –Preguntó Harry alzando el rostro- no te oí.

 

            -Pues muy tu problema.

 

            -Draco… -gimoteó dramáticamente Harry.

 

            Teniendo el rostro de Harry a unos centímetros de distancia mirándolo tan intensamente, hizo a Draco tragar en seco.

 

            -Yo… -balbuceó turbado por el claro deseo que emanaba el moreno.

 

            -¿Te estoy asustando, viborita? –dijo Harry alzando una ceja.

 

            -En tus sueños, Potter –gruñó Draco reponiéndose- es más, penétrame ya.

 

            -Ya, ya, no es para tanto –dijo Harry jugueteando con su oreja.

 

            -¿Pues no estás diciendo que…?

 

            -Shhh… -interrumpió Harry sobre sus labios, no te enojes ahora, no era esa mi intención.

 

            Draco suspiró para después pasarle los brazos por el cuello y abrazarlo fuerte desconcertando a Harry.

 

            -¿Qué pasa? –preguntó preocupado.

 

            -Nada, no pasa nada… -respondió Draco sin soltarlo.

 

            Harry no dijo nada, percibía algo raro en Draco, pero decidió darle tiempo hasta que él mismo decidiera el siguiente paso; fue hasta un par de minutos después que Draco susurró en su oído:

 

            -Hazme el amor, Harry… házmelo ya…

 

            -Draco, yo solo bromeaba con…

 

            -No –interrumpió Draco comenzando a soltarlo poco a poco hasta mirarlo de nuevo a los ojos- siento una angustia espantosa aquí, en mi pecho… es por mi hijo.

 

            -Oh Draco…

 

            -¿Y si me lo quitan?... tal vez yo vaya a prisión, pero ¿y él? ¿A dónde va ir a dar?... ¿con quién se va a quedar, como lo van a tratar?

 

            -Draco, tranquilo.

 

            -Detesto que intentes calmarme cuando tengo razón, te lo he dicho como mil veces –respondio Draco pasándose una mano por entre el cabello.

 

            -Yo te juré que me haría cargo de él ¿recuerdas?... me hiciste pronunciar un juramento inquebrantable.

 

            -Sí, pero…

 

            -Si no es de un modo, será de otro –dijo Harry poniéndole un dedo en los labios.

 

            Draco cerró los ojos sintiendo un nudo en la garganta, por lo que Harry comprendió que el rubio necesitaba olvidar, al menos por una noche, su  tremenda angustia; así que depositó un ligero besito en la respingona nariz y se levantó haciendo que Draco abriera los ojos.

 

            -¿Qué haces?

 

            -Complaciéndote –dijo Harry tomando mas aceite y untándoselo en el pene.

 

            Draco no dijo nada mientras Harry se colocaba entre sus muslos abiertos sin dejar de friccionarse el mismo; en un momento, el moreno dejó ver su enorme miembro en todo su gloriosa erección, brillando por el aceite untado haciendo a Draco titubear un poco.

 

            -Pero con cuidado ¿eh?

 

            -¿La otra vez no lo tuve?

 

            -Pues sí, pero…

 

            -Solo relájate –dijo Harry poniendo una mano en el colchón, a un costado de Draco y tomando su miembro con la otra.

 

            Draco sintió la punta toquetear su entrada y sonrió tímidamente a Harry, quien devolviéndole la sonrisa comenzó a empujar.

 

            -mmm… -gimió al sentir la deliciosa resistencia en la punta de su miembro- oh sí…

 

            Draco lo vio cerrar los ojos e inclinar la cabeza cuando comenzó a penetrarlo mientras él apretaba los labios para no quejarse; En cuestión de instantes y gracias a las suaves embestidas de Harry, la resistencia del pequeño anillo de músculos fue vencida dando entrada al resbaloso miembro haciéndolo jadear.  

 

            -¡Ah!...

 

            -Tranquilo cariño… -susurró Harry quitándole un mechón de pelo de los ojos- relaja la cintura…

 

            Draco parpadeó de hito en hito sintiendo un revoloteo en el estomago al escuchar a Harry llamarlo así por primera vez.

 

            -¿Cómo me llamaste?

 

            -Te llamé cariño ¿te molesta?

 

            -No, es solo que nunca me habías ¡ay!... ¡despacio Harry!

 

            -Voy tan despacio como puedo –dijo Harry sintiendo como su miembro era tragado poco a poco con una enloquecedora estreches- pero es que estas tan…. ¡Uff!... Draco…

 

            A pesar de la incomodidad, Draco sonrió al ver la expresión contenida de Harry, así que puso sus manos sobre los hombros del auror e intentó abrir más las piernas diciendo:

 

            -Hazlo Harry…

 

            -¿Cómo?

 

            -Termina de meterlo.

 

            -No, como crees, si sí aguanto.

 

            -Ni duele tanto, tampoco te creas súper dotado –aguijoneó Draco pellizcándole con fuerza ambas mejillas.

 

            -¡Auch! –se quejó Harry por la fuerza empleada por Draco- pues estoy muchísimo mejor que muchos, para que lo sepas.

 

            -Presumido.

 

            -No, solo realista –respondió Harry encogiéndose de hombros- además la primera vez te preparé mejor.

 

            -Hazlo ya, estoy listo.

 

            -Bien –dijo Harry comenzando a empujar su cadera suave pero firmemente hasta que la base toco la piel de Draco, quien de repente se había quedado tieso y con los ojos cerrados.

 

            -Draco…

 

            -¿mmm?

 

            -Me estas encajando las uñas.

 

            Draco abrió los ojos y vio que efectivamente tenía las manos aferradas a los hombros del moreno.

 

            -Lo… lo siento… -respondio sonriendo al tiempo que aflojaba su agarre.

 

            Harry le sonrió y le dio un pequeño beso que Draco correspondió acariciándole el cuello y la nuca; entonces Harry lo tomó por las caderas para apoyarse y comenzó a salir despacio para volver a meterse con lentitud en aquel cuerpo que lo volvía loco aumentando poco a poco la velocidad.

 

            Pequeños quejidos salían de la boca de Draco mientras Harry arremetía una y otra vez provocándole el tan odioso ardor en el culo; suspiró resignado recordando que con Roger había sido igual las primeras veces y que tuvieron que pasar varias sesiones de sexo para que su cuerpo se habituase a la invasión de otro miembro; así que se enfocó en disfrutar la cercanía de Harry, su aroma, su fuerza, su misma presencia sobre él.

 

            Harry se clavaba una y otra vez siendo consciente de cada jadeo, gemido y gesto de Draco; sabía que por la nula actividad sexual del rubio debido a su confinamiento, las primeras veces iban a resultarle muy incomodas e incluso muy dolorosas como estaba sucediendo ahora; así que para hacerle la situación lo más agradable posible, soltó las caderas para recargarse en sus antebrazos y así poder acariciarle la cara y el cabello, comenzó a besarle las mejillas y el cuello sin dejar de penetrarlo ni un momento.

 

            Draco lo rodeó con sus brazos quejándose bajito sintiendo su entrada estirarse con cada penetración.

 

            -¿Todo bien? –susurró Harry en su oído.

 

            -Sí, todo bien.

 

            -¿Seguro? –Dijo Harry levantando el rostro para mirarlo a los ojos- no creas que no sé qué te esta doliendo.

 

            -Un poco, si… -reconoció Draco tomándole el sudoroso rostro con las manos.

 

            -¿Quieres estar arriba? Así tú controlarías el ritmo.

 

            -No… creo que por ahora no tengo la suficiente energía para montarte… prefiero que el ritmo lo lleves tú.

 

            -Eres un perezoso –dijo Harry dándole un besito en la nariz.

 

            -La verdad sí.

 

            -Bueno, pues entonces deja todo en mis manos –exclamó Harry colando su mano entre ambos cuerpos para masturbarlo; algo que Draco agradeció dando un gemido.

 

            -Eso se siente bien… -susurró cerrando los ojos.

 

            -¿Te gusta cómo voy? O voy más lento.

 

            -No, así está bien.

 

            -¿Qué sientes?

 

            -¿mmm?

 

            -Mírame y dime que sientes…

 

            Draco abrió los ojos y miró el rostro de Harry, el cual a pesar de la media luz pudo notar arrebolado; entonces suspiró volviendo a cerrar los ojos para comenzar a hablar bajito.

 

            -Siento… dolor cuando me lo vas metiendo… y eso… y eso me hace consiente de cuán grande es… pero también me gusta la sensación de cuando estas totalmente dentro.

 

            -¿Por qué?

 

            -Porque… me da un sentimiento de plenitud…la sensación de que tú eres mío, porque estas dentro de mí.

 

            -Y tú Draco ¿eres mío? –preguntó Harry sin dejar de moverse.

 

            -¡Ah!... si… si lo soy… y así me duela mil veces… mil veces te recibiré…

 

            Harry sonrió al oírlo decir eso, que sintió que el corazón se le subía a la garganta.

 

            -Te amo, Draco.

 

            -Y yo a ti.

 

            Harry ya no dijo  nada, tomo las piernas de Draco para colocarse los tobillos en sus hombros buscando aquel punto que lo hiciera gritar de placer, punto que no tardó mucho en encontrar; pronto tuvo al rubio jadeando y retorciéndose en el colchón pidiendo más.

 

            -¡Oh ssssi!....

 

            -¡Me… me encantas Draco!...

 

            -¡Mas fuerte Harry!... ¡no… no te detengas! –balbuceó Draco estrujando las sabanas sabiendo que más tarde sería su culo el que le recordaría las consecuencias de su frenesí.

 

            Sintiéndose a punto de estallar, Harry apretó los labios para contenerse y esperar a Draco, quien graciosamente hacía gestos mientras giraba el rostro de un lado a otro.

 

            -¡Harry!... ¡oh Dios!... –gimió Draco llevando su mano a su pene para masturbarse.

 

            -No… -atajó Harry con una mano- no te toques… quiero que termines solo conmigo…

 

            Realmente no faltaba mucho para eso, por lo que Draco no hizo más intento por tocarse y siguió recibiendo las fuertes penetraciones de Harry; un minuto después un grito salió de su garganta mientras un chorro de su propio semen le bañaba el vientre.

 

            Al sentir los espasmos internos de Draco, Harry por fin pudo dejar ir su propio orgasmo corriéndose dentro del rubio; la sensación de algo caliente quemándole las entrañas, aumentó el orgasmo de Draco haciéndolo jadear al tiempo que arqueaba el cuello y cerraba los ojos con fuerza.

 

            Harry quedó sobre Draco recargándose en sus propios codos para no cargarle todo su peso mientras respiraba entrecortadamente sin dejar de ondular su cadera ya con movimientos muy suaves.

 

            Pesadamente Draco lo abrazó por la cintura.

 

            -Fue… fue genial… -balbuceó sin siquiera abrir los ojos.

 

            Harry besó sus labios suavemente antes de enderezarse y salir de él.

 

            -Diablos… -masculló al ver su miembro de un tenue color rojizo- te lastimé.

 

            -No importa –respondio Draco dejándose llevar por su delicioso sopor post orgásmico- en este momento podría pisarme un colacuerno y no me importaría.

 

            Harry se acostó junto a él cubriéndose ambos con la sabana y en cuanto se giró para abrazar a Draco, éste ya estaba profundamente dormido; sonrió mientras le quitaba un húmedo mechón de cabello de los ojos, y dándole un beso en la mejilla, también se dejó envolver por el sueño.

 

 

 

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            Al día siguiente, despertó sintiéndose muy cómodo y calientito en esa cama de tamaño individual, en la que raramente Draco no le había robado las mantas y en la que le daba la espalda abrazando una almohada y él, perfectamente acoplado detrás de él como cucharitas de estante; hundió su nariz en la rubia cabellera aspirando su aroma y sintiendo el suave respirar del chico como algo tranquilizador; miró su reloj de pulsera viendo que ya eran las 6:38 am y pensó contrariado que ya iba siendo hora de levantarse.

 

            Dio un ligero beso al cuello de Draco y se levantó cuidando de no despertarlo, se duchó rápidamente y se alistó por si a alguien se le ocurría llegar; olfateó el ambiente y sonrió satisfecho de que hubiera buena ventilación en la habitación.

 

            -Un cuarto sin aire ventilado siempre queda oliendo a sexo… -pensó mientras se pasaba los dedos por la alborotada y húmeda melena negra parado a media habitación.

 

            Un cambio de postura y un suave ronquido de Draco lo hicieron sonreír mientras veía al rubio buscarlo a él en la cama aun estando dormido; la respingada naricilla se arrugó ligeramente al no encontrar nada en donde antes estaba Harry, por lo que volviendo a abrazar su almohada volvió a quedarse profundamente dormido.

 

            -Genial, una almohada ocupó mi lugar –pensó Harry resignado sentándose en el sofá esperando la aparición del medimago, el cual lo hizo media hora después para revisar a Draco, quien con gran disgusto se dejaba tomar los signos vitales echándole ojos de pistola a Harry por no despertarlo antes y estar completamente desnudo bajo las sabanas en pleno escrutinio medico.

 

            -¡Eres un completo imbécil, jamás lo esperé de ti! –exclamó en cuanto quedaron solos mientras corría al baño envuelto en una sabana.

 

            -Yo quería que descansaras lo más posible… -respondio Harry recibiendo un portazo en la nariz como respuesta.

 

            El enojo de Draco persistió toda la mañana, pero mayor que su indignación era su preocupación, por lo que ya por la tarde descargaba sus nervios con Harry.

 

            -El ministro tiene miedo…

 

            -¿Cómo? –preguntó Harry sirviéndole un vaso de agua.

 

            -Sí, dices que el Wizengamot ha excluido al ministro de este asunto, pero la verdad es que el ministro no quiere inmiscuirse en el asunto de mi hijo; a mí me ayudó porque yo no represento mayor riesgo que el de un mortífago venido a menos, pero él también ve a Harry como una amenaza en potencia; si resultaran ciertos sus temores, sería suicidio político.

 

            Harry le tendió el vaso sin decir nada, a decir verdad él ya lo había notado y no podía culpar al ministro de cubrirse las espaldas; lo más probable fuera que si él no hubiese conocido al bebé de primera mano, también tuviese esas dudas.

 

            -Debo hablar con él –dijo Draco de repente sin siquiera probar el agua.

 

            -Yo se lo diré.

 

 

 

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            -No, no y no… -exclamó Kingsley recargándose en su asiento- Harry, entiendo que te hayas encariñado con ese bebé, créeme que lo entiendo, yo mismo lo vi muy bonito; pero su apariencia nada tiene que ver con la realidad, tu puedes creer que es solo por cuidar mi puesto, pero no es así… ¿Qué sucedería si hay algo malo en ese niño?... yo no  puedo arriesgar a toda la comunidad mágica solo porque ese bebé sea tierno.

 

            -Pero es que no hay nada malo en ese niño.

 

            -¿Los medimagos ya te presentaron los resultados antes que al Wizengamot? –preguntó Kingsley con un dejo de sarcasmo.

 

            -No, claro que no, pero…

 

            -Mira Harry… -interrumpió el ministro- evité que a ese niño se lo llevara Michael Keller, le puse una tutora muy capaz de cuidarlo, un equipo de especialistas para hacerle todo tipo de exámenes; no puedo hacer mas, mi responsabilidad es la seguridad de cientos de magos y brujas incluyendo a los muggles, no puedo poner sobre todos ellos a un bebé por muy injusta que parezca la situación; los medimagos presentaran los resultados y el Wizengamot decidirá.

 

            -Y yo entiendo perfectamente su posición, pero señor, es exactamente la misma situación que se dio con Draco Malfoy; él fue a su juicio sin abogado defensor, pero al menos pudo hablar en su propia defensa ¿pero y este niño?... ¿Quién hablará por él?

 

            -Entiendo Harry –respondio Kingsley exhalando un suspiro- pero nadie tiene la plena seguridad de lo que es este niño ¿a quién pondré para que hable por él si yo mismo no estoy seguro de que deban dejarlo salir?

 

            -A su padre, deje que Draco Malfoy se presente en el tribunal del Wizengamot cuando su hijo sea presentado, es su justo derecho, y con el debido respeto señor, eso es algo que nadie tiene derecho  a quitárselo.

 

            El ministro Kingsley ya no respondió, simplemente se giró en su silla dándole la espalda a Harry, quien guardó silencio comprendiendo el dilema del hombre.

 

            Cinco eternos minutos en los que Harry casi se cuelga de la lámpara pasaron hasta que por fin el ministro se giró para mirarlo nuevamente.

 

            -Esta bien… -dijo finalmente, pero antes de que Harry pudiese decir algo, añadió: -pero yo también estaré presente, no solo debe convencer al Wizengamot, también debe convencerme a mí.

 

 

 

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