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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Notas del capitulo:

HOLA A TODOS!!!

SI,SI,SI...SE QUE TARDE UN POQUITO, PERO YA ESTOY AQUI.

ANTES DE PASAR A LEER, LES DIRE QUE AUN HAY MUCHOS CABOS SUELTOS EN LA HISTORIA, PERO TENGAN CALMA QUE A CADA COSA LE LLEGARA SU TURNO.

P.D. COMO ES MUCHA BRONCA ACTUALIZAR TRES FANFICS SIMULTANEAMENTE PUES CUANDO ES EL TURNO DEL OTRO YA NO SE NI DONDE VA, LES AVISO QUE TERMINARE PRIMERO UNO Y LUEGO EL OTRO Y ASI SUCESIVAMENTE, NO ME ASESINEN, Q ASI AVANZARE MAS RAPIDO.

BESOS!!!

__________________________________________________________________.

 

 

 

 

 

            Cuando abrió los ojos, los volvió a cerrar debido al terrible dolor de cabeza que parecía iba a partirle el cráneo, por lo que levantándose con cuidado, se dirigió descalzó al baño a refrescarse un poco la cara; al regresar a la habitación, buscó con la vista el reloj para ver la hora.

 

            -11:00 pm… -pensó con desaliento sentándose en el borde de la cama mientras seguía doliéndose del dolor de cabeza.

 

            -Buenas noches –saludó el señor Jackson entrando en ese momento- ¿cómo te sientes?

 

            -¿Cómo está Harry? –preguntó Draco sin siquiera regresar el saludo.

 

            El medimago observó el rostro del rubio encontrándole mal semblante, por lo que preocupado procedió a tomarle sus signos vitales.

 

            -Está bien, fue a su casa a cambiarse de ropa.

 

            -No hablo de ese Harry, sino de mi hijo –respondio Draco sintiéndose de mal humor.

 

            -No lo sé, pero supongo que bien, no tendría por qué estar mal –dijo el señor Jackson vaciando un jarabe en un vasito de plástico y dándoselo a Draco- toma.

 

            Ya sin siquiera preguntar que era, Draco lo tomó para después comenzar a caminar de un lado a otro estrujándose las manos.

 

            -Sé que no sirve de mucho, pero ten fe  -dijo el medimago observándolo, a  lo que Draco se volvió a verlo enojado.

 

            -Tiene razón, no sirve de nada, usted no tiene ni idea de lo que estoy pasando.

 

            -Intenta calmarte, muchacho; muerto no le servirás a tu hijo.

 

            -Usted es igual que Harry, no sé porque no han entendido que detesto que intenten calmarme… ¿usted que haría? No me diga que se sentaría tranquilamente a esperar lo que venga si tuviera un problema muy grave.

 

            -Pues no muy tranquilo necesariamente, pero no lograré que mi esposa salga del coma poniéndome histérico.

 

            Al oír eso, Draco detuvo su nervioso andar para mirar al medimago, que con gran calma anotaba algo en una carpeta.

 

            -¿Su esposa está mal? –preguntó sintiéndose avergonzado.

 

            -Si, las lesiones cerebrales no se curan tan fácilmente como un hueso roto; se ha hecho todo lo posible, ahora solo falta esperar –respondio el señor Jackson cerrando la carpeta dándole una rápida sonrisa antes de regresar a su habitación.

 

            -Espere… -dijo Draco dando un pasito.

 

            -¿Si?

 

            -Yo…

 

            -Tranquilo hijo, no es necesario que digas nada –respondio el medimago tranquilizador- tus problemas no son sencillos tampoco, solo te pido que intentes relajarte, tu salud es muy inestable.

 

            Draco suspiró antes de dejarse caer en el sofá.

 

            -¿Cómo lo hace?... es decir ¿Cómo puede estar aquí cuando debería estar con su esposa?, no es recriminación, es solo que yo no podría.

 

            -No creas que no deseo estar con ella –respondio el medimago revelando por un momento el agobio interno que cargaba- es solo que estando ahí no puedo hacer nada, mi presencia no ayuda a su salud y estando aquí al menos ayudo a alguien y puedo sobrellevar mejor esta situación, mis hijos me necesitan entero aunque ya sean adultos.

 

            Draco observó con un aire distinto al anciano que le sonrió cansinamente antes de finalmente darse la vuelta y salir de ahí.

 

            -Usted es admirable… pero yo no puedo.

 

 

 

_____________________________________________________________________________________.

 

 

 

            La semana transcurrió con un Draco callado y deprimido sin que nadie a su alrededor pudiera animarlo con nada; ni siquiera Harry, el cual permanecía con él casi todo el tiempo.

 

            -Cuando llegué aquí, dijeron que mi juicio sería en un mes, pero para dar el fallo no dieron fecha –exclamó Draco acurrucado en el sofá- tampoco para el de mi hijo.

 

            -Sí, están tardando mucho –respondio Harry a su lado- pero era de esperarse, son dos resoluciones las que tienen que tomar.

 

            Draco ya no respondio, simplemente recargó la cabeza en el respaldo del sofá mientras se abrazaba las piernas; Harry miró su rostro demacrado, con unas ojeras cada vez más pronunciadas y sus rasgos cada vez mas afilados pensando que si con la sola espera se ponía así de mal el rubio ¿Qué sucedería si el fallo fuera desfavorable para el pequeño Harry?

 

            -Ven aquí –dijo el señor Jackson dirigiéndose a Draco, el cual abrió los ojos viéndolo con una jeringa en la mano.

 

            -¿Me va a poner eso?

 

            -Sí.

 

            -Hace días que no le pone una inyección ¿Qué sucede? –preguntó Harry viendo a Draco ponerse de pie y recostarse boca abajo en la cama.

 

            -Son complementos vitamínicos –respondio el medimago bajándole un poco el pantalón para pasarle un algodón con alcohol- esta anémico otra vez.

 

            Draco solo cerró los ojos en espera del pinchazo y del regaño de Harry, quien contrariamente a lo que esperó, no dijo nada.

 

            Y no es que Harry no tuviese nada que decir, era simplemente que se sentía inútil respecto a animar a Draco, sabía que nada de lo que dijera mejoraría el ánimo del chico.

 

            -Es todo –dijo el medimago tomando los enseres utilizados y saliendo de ahí.

 

            -¿Estas molesto? –preguntó Draco sentado en la cama con las manos recargadas a los lados.

 

            -No ¿Por qué?

 

            -Es raro que no me digas nada respecto a mi anemia, y no es que desee que lo hagas, créeme que no, es simplemente que se me hace raro no escuchar un regaño tuyo.

 

            -Bueno… -dijo el moreno encogiéndose de hombros- es solo que sé que por más que te diga de cosas, sé que no me harás caso.

 

            Draco lo observó por un momento y fue cuando recién notó que Harry tenia ojeras y un par de kilos menos, entonces dejó caer la cabeza pegando el mentón al pecho mientras suspiraba; al cabo de un par de minutos así, se levantó y se dirigió al sofá tendiéndole una mano a Harry, el cual miró la mano y luego a Draco para decir.

 

            -¿Qué sucede?

 

            -Ven.

 

            Exhalando un suspiro tomó la mano que Draco le ofrecía poniéndose de pie, quien ya teniéndolo frente a sí, le tomó ambas manos.

 

            -Siento ser tan imbécil… lamento no tener ojos para nadie más que para mí mismo, sé que tu también amas a Harry y que también estas preocupado por él.

 

            -Y no solo por él –dijo Harry sonriendo cansinamente- pero…

 

            -Sí, sí, lo sé… soy muy necio y no entiendo razones.

 

            -Exacto.

 

            -Soy un estúpido –exclamó Draco abrazándolo- estas aquí y no te veo… estas aquí y no te siento, soy como una almeja.

 

            Harry correspondió el abrazo sintiéndose curiosamente confortado por el que se supone debía consolar.

 

            -Has estado conmigo todo el tiempo… por eso te amo, Harry.

 

            Harry sonrió al escucharlo y le rodeo la cintura estrechándolo suavemente.

 

            -No sé que hubiera sido de mi sin ti… -susurró el rubio contra sus labios mirándolo directamente a los ojos.

 

            Harry abrió los labios y comenzó a besarlo con delicadeza, poco a poco; beso que Draco correspondió dándose cuenta cuanto había extrañado el contacto con el auror.

 

            Se dejaron caer en el sofá en medio de besos y suspiros quedando Draco encima de Harry, quien pasaba sus manos por su trasero una y otra vez.

 

            -mmm… -gimió el rubio cuando Harry le estrujó el trasero- oye… se siente rico, pero cambia de nalga que esa es la que inyecto el señor Jackson.

 

            -Lo siento…

 

            Durante un buen rato ambos se prodigaron tiernas y atrevidas caricias hasta quedarse quietos; con la mejilla de Draco recargada en el pecho de Harry y Harry abrazándolo y acariciándole el cabello.

 

            -¿Me quito? –dijo Draco al cabo de un rato.

 

            -No, así estas bien.

 

            -¿No te sofoco?

 

            -Ni pesas.

 

            Draco ya no respondio, simplemente sonrió mientras cerraba los ojos, pues curiosamente siempre se tranquilizaba cuando escuchaba el lento latir del corazón de Harry.

 

            -¡Oh, lo lamento! –exclamó el señor Jackson entrando cinco minutos después viéndolos acurrucados en el sofá.

 

            A Harry se le hizo extraño que Draco no protestara, por lo que poniéndole atención, vio que se había dormido.

 

            -No importa, él ni cuenta se ha dado –respondio señalando al chico dormido encima de él.

 

            -Venia a tomarle algunas lecturas, pero puedo regresar en un rato.

 

            -¿No puede hacerlo así?

 

            -Si puedo, pero no quiero incomodarte.

 

            -Por mí no hay problema –respondio Harry sin dejar de acariciar las sedosas hebras rubias.

 

            El viejo medimago terminó de entrar a la habitación carpeta y varita en mano y procedió a examinar a Draco ante la mirada atenta de Harry.

 

            -¿Qué tal esta? –preguntó preocupado viendo flotar encima de si varios números que cambiaban de color.

 

            -Bueno, ya te había hablado de su presión arterial alta –respondio el medimago anotando los números en su carpeta- y dentro de todo lo malo hay algo bueno, hablando de su salud claro.

 

            -¿Y qué es?

 

            -Mira, esta enfermedad en general no produce ningún síntoma, por ello se dice que la hipertensión arterial es una enfermedad traicionera, que sutilmente va minando nuestra salud hasta que el daño es tan grande que se expresa con complicaciones graves e irreversibles: pérdida de visión, parálisis, incapacidad para hablar o hacerse entender, etc. En ocasiones la hipertensión arterial se acompaña de algunos síntomas que, sin embargo no son específicos de la enfermedad y se debe a otros factores asociados; por eso mucha gente no pone la atención debida hasta que ya es muy tarde.

 

            -Genial, sigo esperando la parte buena.

 

            -Lo que sucede con Draco, es que él si muestra todos los síntomas cuando la tiene alta, por ello es muy fácil darse cuenta de eso y atenderlo con prontitud, eso debe ser algún efecto colateral de sus hechizos.

 

            -Ah… -respondio Harry un tanto irónico- bueno, eso ya es algo ¿no?

 

            Por toda respuesta, el señor Jackson le sonrió para después tomar una manta de la cama y cobijarlos a ambos.

 

            -Buenas noches.

 

            -Buenas noches –respondio Harry viendo al medimago bajar la luz de la habitación.

 

 

 

_________________________________________________________________________________________.

 

 

 

            Cuando Harry despertó, se encontró con Draco a su lado, durmiendo muy juntos por lo reducido del sofá, entonces miró la hora en su reloj de pulsera viendo que ya casi eran las 6:00 am; el sueño se le esfumó como venía sucediendo ya en los últimos días, la situación le crispaba los nervios aunque él no fuese tan evidente. Imaginar al pequeño Harry siendo arrebatado de los brazos de su padre hacia que el apetito se le fuera.

 

            -Solo que yo nunca me he provocado una anemia por no comer –pensó desalentado mientras Draco suspiraba en su sueño y se acurrucaba más contra él.

 

            Permaneció despierto hasta las 7:00 am, cuando finalmente el rubio despertó estirándose como un gato.

 

            -mmm… dormí bien… -exclamó un tanto sorprendido.

 

            -Me di cuenta –respondio Harry levantándose- eso es bueno, te hacía falta.

 

            -Voy a bañarme ¿vienes? –Exclamó Draco levantándose también mientras se dirigía al baño- no esperaré hecho una ostra, estaré listo para cuando digan.

 

            Cuando ambos estuvieron duchados y vestidos, el desayuno apareció en la mesa, en donde Draco se sentó sin hacer ningún drama.

 

            -No te preocuparé mas –dijo viendo el asombro de Harry- suficiente tienes ya.

 

            Y aunque la incertidumbre hacia que su estomago hiciera piruetas al ver los huevos con tocino de su plato, Draco comió sin chistar hasta terminar todo.

 

            -Buenos días –saludó Remus entrando después de tocar- ya esta –añadió mirándolos apremiante.

 

            -¿Ya está? –Repitió Draco levantándose de prisa- ¿el Wizengamot ya tiene el veredicto?

 

            -Sí.

 

            -¿De ambos o solo uno? –preguntó Harry levantándose también.

 

            -No lo sé, solo sé que debo llevarte al ministerio a las 8.00 am –respondio Remus refiriéndose a Draco, quien sin poder evitarlo comenzó a caminar por toda la habitación estrujándose las manos.

 

            -Ya faltan solamente unos minutos –dijo Harry viendo su reloj- ¿y Sirius?

 

            -Esta patrullando afuera, ya sabes que la gente sigue expectante y hay muchos periodistas apostados.

 

            -Faltan diez minutos… -susurró Draco yendo al armario para sacar un suéter.

 

            -Si, es hora de irnos.

 

 

 

_______________________________________________________________________________________.

 

 

 

            Como la ocasión anterior, Draco fue escoltado por Remus, Harry y varios aurores mas hasta el ministerio, en donde de nueva cuenta fue sujetado en la silla, ante la mirada dura del Wizengamot y el fiscal Vladimir Budchen, quien sentado ante una mesa revisaba unos papeles a la espera de que el presidente comenzara la sesión.

 

            Estaba nervioso, más de lo que imaginó podría estarlo alguna vez, pero ya no por él, sino por su hijo; nunca imaginó preocuparse más por otra persona que de él mismo y deseaba preguntar a gritos si la resolución del pequeño Harry tardaría mas, pues sus nervios estaban a punto del colapso.

 

            -Buenos días –saludó Baltasar Parrish haciendo que los presentes se levantaran para saludarlo volviéndose a sentar- Señor Malfoy…

 

            -Perdone… -exclamó Draco sintiéndose incapaz ya de tanta incertidumbre mandando el autocontrol Malfoy a la mierda ocasionando que los ancianos magos y brujas del Wizengamot lo miraran reprobatoriamente por tal interrupción.

 

            -Imagino lo que va a decir –respondio Baltasar con gesto serio- desea saber si nuestro fallo abarca también el de su hijo ¿no es así?

 

            -Si, así es –respondio Draco jugueteando nervioso con sus propios dedos en los fríos reposabrazos de la silla de hierro.

 

            -Bueno, si usted no vuelve a interrumpirme, podría terminar de decir algo al respecto.

 

            -Lo siento.

 

            Y no solo él, también Harry y Remus sentían sus estómagos estrujarse de incertidumbre mientras se miraban mutuamente.

 

            -El caso es… -continuó Baltasar abriendo una carpeta- que hemos llegado a un veredicto en ambos juicios y por razón de practicidad hemos decidido dar el fallo en ambos casos, por lo cual solo esperamos a las personas relacionadas con el caso de su hijo para poder continuar.

 

            La preocupación de Draco no disminuyó ni un poco, solamente sirvió para que sus manos se quedaran quietas en espera de lo inevitable.

 

            No transcurrieron ni cinco minutos cuando un auror apostado en la puerta, la abrió para dejar pasar a un grupo de personas encabezado por Molly Weasley llevando en brazos a un bebé que no dejaba de llorar, cubierto por una manta de color verde agua con pequeñas snitch doradas, seguida de la fiscal Anastasia Kurkova, Michael Keller y la tan detestada Dolores Umbridge, quien no dejaba de hacer desagradables gestos por el incesante llanto del bebé.

 

            -Buenos días señor presidente, honorables brujas y magos del Wizengamot –saludó la fiscal dirigiendo también un gesto de saludo a su colega mientras se dirigía a la mesa para acomodar sus cosas.

 

            Varias sillas aparecieron a los lados del salón para que los que acababan de llegar tomaran asiento, excepto Molly, quien se sentó en una silla que un auror colocó junto a Draco.

 

            -Shhh… ya cariño, ya no llores… -canturreó Molly arrullando a Harry tiernamente sin que éste parara de llorar.

 

            -¿Está enfermo? –preguntó Draco ansioso.

 

            -Buenos días señor presidente… -exclamó Dolores desde su lugar- con el debido respeto a todos los miembros del Wizengamot, me permito sugerir que el espécimen Z 421 debería ser anestesiado para que todos podamos estar con la debida atención a esta sesión sin que se nos interrumpa de tan desagradable manera.

 

            -Señora Weasley –dijo Baltasar dirigiéndose a Molly- ¿el bebé está enfermo?

 

            -No, señor presidente –respondio Molly sin dejar de arrullar a Harry- solo ha estado un poco inquieto, pero no es necesario anestesiar a un bebé solo porque llora –añadió lanzándole ojos venenosos a Umbridge, quien simplemente miraba muy digna hacia el frente- todos los niños lloran.

 

            -Bien, creo que podemos continuar –dijo Baltasar acomodándose sus espejuelos sobre la nariz, solo que en ese momento, la puerta se abrió una vez más para dar paso al ministro Kingsley.

 

            -Buenos días, lamento la interrupción –exclamó el ministro quedándose en la puerta- siento no haber informado de mi visita, pero acabo de recibir la notificación.

 

            -No sabíamos que pensaba asistir –respondio Baltasar con gesto un tanto molesto al sentir que de alguna manera, el ministro metía su nariz en donde no le correspondía, una vez más- sino lo hubiésemos esperado con todo gusto.

 

            -Lo imagino, señor Parrish, lo imagino; pero por mí no se detengan, pueden continuar.

 

            -Tome asiento por favor, una silla parecerá para usted.

 

            -Gracias –respondio Kingsley cruzando la sala para sentarse en la silla que había aparecido a un lado de Michael Keller.

 

            -Esto parece un maldito circo… -pensó Baltasar Parrish reacomodando sus pergaminos mas por puro reflejo que por otra cosa.

 

            -Toma cielo… -musitó Molly sacando un biberón de una enorme bolsa de tela para después meterlo en la manta sin que nadie pudiese ver al bebé- anda cariño, es leche… -continuó Molly ante lo que pareció ser un rechazo.

 

            -¿Qué le pasa? –susurró Draco a su lado intentando ver el interior de la manta.

 

            -Será mejor que continuemos –dijo entonces Baltasar comenzando a sentir dolor de cabeza- señor Malfoy, se ha llegado a un veredicto respecto a su responsabilidad en el ataque al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería y su participación en el plan de Voldemort en la creación de un horrocrux.

 

            Harry sintió su corazón acelerarse mientras veía al presidente del tribunal mirar fijamente a Draco.

 

            -Por el primer cargo de conspiración contra el colegio Hogwarts, el honorable tribunal del Wizengamot lo declara inocente de todo cargo.

 

            -¡Sí! –exclamó Harry apretando los puños mientras Remus se ponía una mano en el pecho dejando escapar el aire que sin darse cuenta había retenido unos segundos.

 

            -¡No es posible! –mascullo Dolores a un indignado Michael Keller, quien de igual manera le susurraba quien sabe que cosas a la fiscal.

 

            Draco sin embargo, se había quedado muy quieto, mirando fijamente al señor Parrish, quien devolviéndole la mirada continuó hablando.

 

            -Y sobre su participación en el plan de hacer un horrocrux para Voldemort, también se le declara inocente de todo cargo.

 

            -Sí, si, muy bien… -masculló Harry intentando disimular una sonrisa más abierta.

 

            -Señor Malfoy, sé que la siguiente resolución es muy importante para usted, por eso creí conveniente dar el fallo en la misma sesión –continuó Baltasar mirando a Draco.

 

            -Cuanta consideración… -masculló Umbridge sin poderlo evitar, lo que le ganó una mirada furibunda de Baltasar.

 

            -Señora Umbridge, una interrupción mas y la mandaré sacar.

 

            -Disculpe usted –respondio Dolores con evidente disgusto.

 

            -Bien… el caso del menor procreado por el señor Draco Lucius Malfoy Black y el señor Roger Kendric McGregor es un asunto más complicado debido a la naturaleza del niño…

 

            -¿Cuál naturaleza? –Interrumpió Draco- es un niño normal ¿de qué naturaleza habla usted?

 

            -Señor Malfoy, la misma indicación dada a la señora Dolores Umbridge aplica a usted, una interrupción más de su parte y lo haré sacar de la sala.

 

            -Pero…

 

            -Draco… -llamó Harry en voz baja haciendo que lo mirara- tranquilo.

 

            Draco miró a Harry pidiéndole calma, algo que sentía ya no tenía más, sin embargo ver los hermosos ojos verdes mirarlo con tanta intensidad le recordaron que no estaba solo… que ni él ni su hijo estaban solos.

 

            -Perdón… -exclamó viendo al presidente- no volverá a pasar.

 

            -Eso espero.

 

            Pero el nerviosismo de todos era más que patente, aunado al llanto incesante del bebé que Molly sostenía.

 

            -Llegar a esta decisión no fue nada fácil –dijo Baltasar viendo que ya todos, a excepción del bebé, guardaban silencio- tomamos en cuenta todos los argumentos y testimonios dados tanto por la fiscalía como por la defensa, y llegamos a un punto en el cual se trató de ser lo más justos posible.

 

            -¿Y la decisión es…? –pensó Draco deseando que de una vez se acabara tanta palabrería y dijera de una vez por todas su maldita resolución.

 

            -El niño no será entregado al Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

 

            -¿¡Qué?! –exclamaron Umbridge y Keller al mismo tiempo saltando de sus asientos.

 

            -¡Basta, fuera de aquí! –Exclamó Baltasar dando un mazazo en su mesa- ¡sáquelos de aquí! –añadió dirigiéndose a Remus.

 

            -¡No, me niego a salir de aquí sin antes haber aclarado que esto es un terrible error! –dijo Umbridge al parecer más indignada que su propio jefe, el cual se desplomó apocado en su asiento al ver a Remus acercarse.

 

            -Espere… -exclamó cuando el auror lo tomó de un brazo al mismo tiempo que a Dolores, quien comenzó a forcejear- yo quiero saber el fallo completo del Wizengamot.

 

            Remus se volvió a mirar al señor Parrish, quien tamborileando los dedos, le hizo un asentimiento de cabeza.

 

            -¡Yo también quiero quedarme, exijo quedarme! –vociferó Umbridge mientras era prácticamente arrastrada fuera de la mazmorra.

 

            -Bien, espero que no haya más interrupciones –dijo Baltasar recomponiéndose sus gafas y mirando de nueva cuenta a Draco, quien había permanecido en absoluto silencio- como ya había dicho, el niño no será entregado al Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas, será entregado al cuidado y custodia de su padre natural Draco Lucius Malfoy Black.

 

            Draco cerró los ojos con fuerza dejando escapar un sollozo mientras Molly sonreía arrullando al inquieto bebé.

 

            -Oh Dios… -musitó Harry recargándose en la pared.

 

            -Sin embargo… -continuo Baltasar sacando un pergamino de su carpeta- habrá condiciones para que eso pueda llevarse a cabo.

 

            -¿Condiciones?... ¿Qué condiciones? –pensó Harry enderezándose rápidamente.

 

            -En primer lugar, el menor no podrá abandonar el país bajo ninguna circunstancia y deberá además ser llevado a San Mungo cada mes para que el equipo que ya se había conformado anteriormente para su investigación, le practique una evaluación médica total.

 

            -¿Qué demonios…? –susurró Draco mirando al anciano.

 

            -Eso será hasta que el Wizengamot lo considere necesario; en caso de incumplir una sola de las evaluaciones, el menor será retirado de su lugar de residencia y será entregado al Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

 

            -Siguen creyendo que es un peligro –dijo Draco con actitud incrédula.

 

            -Aun no termino y le recuerdo además que el falló ya se tomó y no habrá lugar a ninguna apelación, y si usted no está de acuerdo con estas condiciones, el menor será entregado directamente al cuidado de un equipo que el señor Keller tendrá la total libertad de elegir, eso es todo y se cierra la sesión –concluyó Baltasar Parrish cerrando su carpeta y poniéndose de pie, al igual que los demás ancianos que estaban atrás de él, lo mismo que los demás abogados.

 

            Las ataduras alrededor de las muñecas y tobillos de Draco se soltaron dejándolo libre para girarse inmediatamente hacia donde estaba Molly.

 

            -¿Puedo cargarlo? –preguntó ansioso.

 

            -Claro –respondio Molly extendiéndole el pequeño bulto que no paraba de llorar.

 

            -¿Por qué llora tanto?

 

            -La verdad no lo sé, ya checamos todo y sigue muy inquieto –respondio Molly ya no tan sonriente.

 

            Intentando deshacer el nudo que se le había formado en la garganta, Draco tomó en sus brazos a su hijo olvidándose al instante de su enojo e indignación que las palabras del presidente del Wizengamot le habían provocado.

 

            Pronto la mazmorra quedó casi vacía, pues todos salieron de ahí, a excepción de Harry, Remus, Molly y el propio ministro, quien después de mirar la escena por unos instantes, salió de ahí dándole una palmada en el hombro a Remus.

 

            -Hola Harry… -susurró Draco con ojos anegados de lágrimas mientras levantaba la manta que cubría a su hijo- hola bebé…

 

            La manta dejó ver el sonrosado rostro de un bebé que lloraba desconsolado.

 

            -Tranquilo cariño, ya estoy aquí… -musitó Draco abrazándolo suavemente- Shhh ya no llores…

 

 

 

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