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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            Sirius exhaló un suspiro mientras veía al ministro y a Remus alternativamente.

            -Bien –dijo al fin- me quedaré unos meses más.

            -Gracias, en verdad te lo agradezco… y tú Remus, necesito una recomendación para la jefatura de aurores, yo ya no convivo con ustedes, no sé realmente como van las cosas allá y necesito urgentemente a alguien que me reporte las cosas cuando tú te vayas.

            -Bien, hay varios prospectos en realidad.

            -Hablemos pues.

 

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            -Huele horrible… -masculló Draco al tener una cuchara con jarabe frente a su nariz.

            -Pues no la huelas –dijo Harry sosteniéndola frente al chico rubio- tienes suerte de que el señor Jackson solo te mandara esto por correo, si hubiera venido, de seguro de deja toda una botica.

            Haciendo gestos dramáticos, Draco se tragó el jarabe vomitándolo al instante.

            -¡No lo escupas!

            -¡No lo escupo a propósito! –respondio Draco limpiándose la boca.

            -Toma otra cucharada.

            -No quiero.

            -Draco, ya subió la fiebre, no me obligues a ponerte un maldito supositorio en el culo–amenazó Harry comenzando a recordar tiempos pasados.

            -No tienes que cuidarme como la vez pasada, ya no eres mi custodio.

            -Precisamente por eso, ya no estaré para vigilar que te tomes los medicamentos.

            -¡Ay, de acuerdo, de acuerdo! –respondio el rubio tragando una nueva cucharada de jarabe cubriéndose inmediatamente la boca con las manos.

            -Y ahora toca sacar a Harry de tu habitación.

            -¿¡Porque?!

            -Para que no lo contagies, por eso.

            -Ah… bueno, siendo así –dijo Draco resignado- ¿pero cómo lo cuidaré entonces? Ya deberías haberte ido, ya es muy tarde.

            -Hoy me tomaré el día, alguien debe cuidar a Harry, ya para mañana le pedí a Molly que venga a ayudarnos.

            -¿¡A la señora Weasley!?... ¡no quiero que venga a cuidar de mi hijo como si yo fuera un inútil!

            -Estás resfriado, lo vas a  contagiar.

            Draco ya no respondio, pues siendo franco consigo mismo se sentía tan agotado que lo único que deseaba en ese momento era dormir y dormir hasta que se le fundiera el culo con el colchón, por lo que haciendo su orgullo a un lado, dijo:

            -De acuerdo, que venga, se lo agradeceré mucho.

 

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            Cuando despertó, un olor en el ambiente le hizo taparse la boca asqueado.

            -¿Te sientes mejor? –exclamó Harry colocando una charola en el mueble.

            -¿Eso es caldo de pollo?

            -Ajá, ya son la 1:00 de la tarde y debes tener hambre, Molly me dijo que lo  mejor es un caldo de pollo.

            -No te ofendas pero ese olor me asquea –respondio Draco levantándose para ir al baño.

            -¿Tienes nauseas?

            -Si.

            Harry vio preocupado como el rubio corría al baño y cerraba la puerta tras del con fuerza para dejarse oír casi enseguida, una tanda de fuertes arcadas.

            -Pero si no ha comido nada desde ayer ¿Qué puede vomitar si no tiene nada en el estomago? –pensó con pesar sentándose en la cama a esperarlo.

            Quince minutos después, Draco salió del baño con rostro pálido y cabello mojado.

            -¿Te mojaste el cabello?

            -Si.

            -Estas resfriado y acabas de levantarte, te va a hacer daño.

            -Ya Harry… -respondio Draco sentándose en la mecedora- no me regañes, de por si ya me siento de la fregada.

            -El señor Jackson vendrá hasta la tarde, tiene algo que hacer y no puede venir antes.

            -Claro, ya no soy su prisionero favorito ¿verdad? –Dijo Draco sonriendo cansinamente- oye Harry…

            -¿Sí?

            -Me gustaría que fueras a ver a Esther, no me despedí de ella y no quiero que se preocupe.

            -Claro, solo dame la dirección e iré a la hora de la salida y ahora come, se va a enfriar.

            Draco cerró los ojos e inclinó la cabeza, no deseaba para nada entablar de nuevo una discusión con Harry, sin embargo, a pesar de tener el estomago vacío, el apetito brillaba por su ausencia.

            -Harry… no quiero discutir, de verdad…

            -Pero no tienes hambre –completó Harry.

            -No.

            -Pero Draco, debes comer.

            -¿Y crees que no lo sé? –Respondio el rubio con cierto aire de exasperación- no creas que me gusta estar anémico… es solo que…

            -¿Qué se te antoja? Puedo prepararlo.

            Draco miró el solícito rostro del moreno que lo miraba atento y sonriendo fue a sentarse junto a él para tomarle la mano.

            -Amo tus detalles… me encanta que estés conmigo.

            Harry sonrió mientras le apretaba la mano y le acariciaba el rostro.

            -Quiero que estés bien, me preocupas mucho.

            Draco suspiró mientras desviaba la vista al frente.

            -Se me ha estado antojando algo, pero la verdad ni de eso tengo ganas ahora.

            -Dime que es y te lo preparo ahorita.

            -Bueno… es algo raro.

            -¿Mas raro que los tomates con miel? no lo creo.

            Draco sonrió algo avergonzado mientras lo miraba.

            -mmm… bien, son pepinos con salsa de tomate.

            La sonrisa de Harry se transformó en una mueca de asco.

            -¿Pepinos con salsa de tomate?

            -Si, pero te repito que ni siquiera eso quiero ahora –respondio Draco riendo divertido al ver los gestos de Harry.

            -Y Tampoco te lo daría, eso tenlo por seguro.

            -Claro que me los darías y hasta te comerías un plato.

            Harry estalló en carcajadas al recordar el trato aquel del plato de tomate con miel.

            -¡Sabía asqueroso, casi vomito!

            -A mi me sabía rico… bueno, en aquel momento, ahora no lo comería ni de broma –respondio Draco sonriendo cansadamente.

            -Aun tienes fiebre –exclamó Harry tocándole la frente.

            -Me duele la cabeza… y me siento cansado.

            -Toma el caldo de pollo mientras voy a checar a Harry –dijo Harry levantándose.

            -Harry, de verdad no tengo hambre.

            -Hasta tú sabes que debes comer algo, así que has el esfuerzo por favor –respondio el moreno mientras desaparecía por la puerta.

            Draco suspiró mirando el tazón humeante, pues sabía que Harry tenía razón; así que lo tomó y aguantándose las ganas de vomitar, hundió la cuchara en él y comenzó a tragar el caliente liquido.

 

____________________________________________________________________________________.

 

            Al día siguiente, Draco amaneció de nuevo en el baño haciendo que Harry se preocupara por no poder cuidarlo personalmente.

            -Ya… ya estoy bien… -balbuceó bajando la palanca del inodoro y cerrando la tapa.

            -Te traje galletas –exclamó Harry a su lado sosteniéndole el cabello.

            -No quiero.

            -Te asentarán el estomago.

            -Eso fue la vez pasada y solo funciono unos días… ahora siento que ni siquiera podre tragarlas… -respondio Draco poniéndose de pie- ¿Qué hora es?

            -Son la 5:30.

            El rubio se lavó la boca con desgano y arrastrando los pies regresó a su cama seguido de Harry, quien después de arroparlo se acostó junto a él.

            -Harry… -musitó Draco acurrucándose junto a él siendo abrazado al instante.

            -¿Sí?

            -Eh estado pensando en que si no puedo trabajar, al menos puedo cuidar de mi hijo.

            -¿A qué te refieres?

            -A que no quiero que la señora Weasley venga todos los días, no es que sea un desagradecido pero casi estoy seguro de que eso le pedirás ¿o me equivoco?

            Harry suspiró mientras acariciaba las sedosas hebras rubias distraídamente con una mano.

            -Harry…

            -Pero Draco… -contestó al fin el moreno- no me gusta dejarte solo.

            -Pero antes no me dejabas solo porque no podías –dijo Draco sentándose para mirarlo directamente- yo era tu trabajo; es meramente la costumbre.

            -Claro que no, me preocupo por ti.

            -Eso ya lo sé, tonto.

            -Entonces entiéndeme, estaría más tranquilo sabiendo que alguien está contigo.

            -Pues tampoco estoy al borde de la muerte, no seas exagerado, solo estoy… bueno, ya sabes y por si no lo recuerdas, ya he pasado por esto –exclamó Draco cruzándose de brazos mientras ponía gesto serio- reclamo mi independencia y ni tú ni nadie me hará cambiar de opinión, no quiero a esa señora en esta casa y punto.

            Harry torció la boca y se sentó recargándose en la cabecera.

            -Tu independencia… -repitió Harry sintiéndose enfurecer poco a poco- ¿y cuando te sientas mejor que harás? ¿Regresar a tu trabajo de mierda?

            -¿Y por qué no?... no es el sueño dorado pero gano mi dinero, solo necesito descansar un par de días y ya.

            -¿Por qué eres tan testarudo? necesitas descansar no solo un par de días, esto llevará meses por si no recuerdas.

            -Lo que necesito es hacer algo, no puedo depender de ti, no me gusta.

            -A mi no me pesa.

            -Pues a mí sí, yo puedo trabajar.

            -Y dale con la misma cantaleta… ¿Qué no entiendes que no estás en condiciones? ¿Qué harás si te desmayas en la calle con Harry en brazos? –exclamó Harry reprimiéndose de darle una zarandeada al rubio para acomodarle las ideas.

            Al oírlo, Draco reprimió la culpa al recordar que eso ya había sucedido.

            -Pero es que no me gusta que tú me compres todo.

            -¡Pues te friegas! –Gritó Harry haciéndolo respingar- ¡No estás en condiciones de trabajar, yo soy tu pareja y soy tu proveedor, si no tu gusta, pues te jodes!

            Draco lo miró de hito en hito comenzando a sentir un conocido nudo en la garganta.

            -Malditas hormonas… -pensó mientras se levantaba de prisa y corría al baño antes de que las lágrimas escaparan de sus ojos.

            Sin embargo Harry si había visto que los enormes ojos grises se habían anegado después de haberle gritado y comprendió que el rubio de nuevo estaba hipersensible debido a la descarga hormonal a la que estaba sometido de nueva cuenta. Suspirando con pesar, levanto las mantas y se levantó para dirigirse con pasos lentos al baño.

            -Draco, abre la puerta –dijo tocando suavemente- lamento haberte gritado, no fue mi intención.

            Pero Draco no podía responder aunque hubiese querido, pues estaba sentado sobre el inodoro llorando amargamente con la cara oculta entre las manos.

            -¡No de nuevo, no de nuevo!... –pensó mientras trataba de acallar sus sollozos- ¡mierda!... ¡no de nuevo!

            -Draco –dijo Harry abriendo la puerta suavemente.

            -¡V-vete de… de aquí!... ¡de-dej-jame solo! –balbuceó el rubio levantándose y dándole la espalda.

            -Lo siento –susurró Harry tomándolo de los hombros.

            -¡Lar… largo! –respondio Draco intentando zafarse sin lograrlo, pues Harry lo giró para abrazarlo con ternura, algo que terminó por derrumbarlo más.

            -Shhh… todo estará bien, ya lo verás –susurró Harry sintiéndolo temblar en sus brazos.

            -¡N-no… no! ¡No estará bien!... ¡to-todo… c-comienza… de… de nuevo!  -gimoteó en el cuello del moreno- ¡no me gusta, no me gusta!

            -Si no quieres que la señora Weasley venga a ayudarte, no vendrá, tranquilo.

            -¿En… en serio?

            -En serio, si esto es muy importante para ti, de acuerdo, no quiero someterte a esta angustia.

            -¿Pero? –inquirió enderezando la cabeza para verlo a la cara.

            -Vaya… me conoces bien –dijo Harry sonriendo al ver al rubio mirarlo con suspicacia en medio de su llanto.

            -P-pues claro… -moqueó Draco soltándolo y dirigiéndose a  la habitación- te conozco lo suficiente p-para saber… que… que no me d-dejarás salirme con la mía tan… tan fácilmente…

            -Pero ya no llores, cariño… -susurró Harry sentándose junto a él en la cama pasándole un brazo por la espalda- no me gusta verte así.

            -Pero… no lo puedo… e-e-vitar… odio sentirme así…

            -Bueno, pues entonces haremos lo posible para que no suceda –dijo Harry besándole la sien- y volviendo al tema, Molly no vendrá pero entonces te compraré un elfo domestico.

            -¿Un elfo?

            -Ajá… hace años que no tenemos uno, pues Kreacher murió en la batalla de Hogwarts y ni Sirius ni yo hemos necesitado uno desde entonces, pero si tú vas a estar aquí, necesitarás ayuda ¿Qué te parece?

            Draco sorbió la nariz mientras se tallaba los ojos, y luego miraba a Harry, quien besándole ahora la frente, volvió a preguntar.

            -¿Qué te parece mi idea?

            -Me… me parece bien… -hipó Draco agachándose de nuevo- p-pero… cómpralo en la zo-zona Sur de Londres…

            -¿Por qué?

            -Porque ahí… son de buena crianza… no quiero un… e-elfo co-corriente…

            Harry sonrió al ver que Draco se adaptaba bien a eso de que él era su “proveedor”

            -De acuerdo.

            -Otra cosa.

            -Dime.

            -Te advierto que no… no voy a estar encerrado todo el día… si quiero salir, saldré, ya no soy un prisionero.

            -Bien.

            -¿Bien? –repitió Draco mirándolo de nuevo con suspicacia.

            -Pero que te acompañe el elfo.

            -Me acompañará el elfo –concluyó Draco rodando los ojos- o-otra cosa.

            -Qué.

            -No quiero que la señora Weasley se entere de… de lo del nuevo bebé… bueno, al menos no ahora, me da pena.

            -¿Pena porque? No tiene nada de malo.

            -Harry, no soy una mujer, tal vez no sea malo pero si es muy raro.

            -Ya no tanto como la primera vez.

            -Tu no entiendes –dijo Draco levantando las mantas y acostándose.

            -¿Qué es lo que no entiendo? –preguntó Harry acostándose a su lado quedando frente a frente.

            -Que con esto se darán cuenta… de quien es el que está abajo –concluyó Draco sonrojándose hasta las orejas- en una pareja del mismo sexo esas cosas quedan entre ellos, pero con esto… quedará más que claro que eres tú quien la mete.

            Harry suspiró al ver el conflicto del rubio, por lo que acariciándole la mejilla, preguntó:

            -¿Te avergüenza que sea yo quien te penetre?

            -No, no es eso… -se apresuró a responder Draco tomándole la mano- es solo que…

            -Te avergüenza que los demás lo sepan.

            -Es que… la gente dirá cosas…

            -¿Y desde cuando te importa tanto la opinión de la gente?

            -Es que tú no escuchaste… -exclamó Draco interrumpiéndose al instante al darse cuenta de lo que estaba a punto de decir.

            -¿No escuché, que? –Dijo Harry alzando una ceja- Draco ¿alguien ha estado molestándote?

            -No, no me hagas caso.

            -Dime la verdad ¿Cómo quieres que te entienda si no eres sincero conmigo?

            Draco cerró los ojos mientras torcía la boca, pues lo que menos deseaba era causar más problemas y preocupación al auror; sin embargo lo conocía lo suficiente como para saber que no quitaría el dedo del renglón hasta obtener una respuesta satisfactoria.

            -mmm… cuando estuve en el hospital, alguien me dijo que… que yo era la perra del Señor Tenebroso, una ramera barata y cosas así.

            -Umbridge –masculló Harry enfurecido.

            -Ella también.

            -¿O sea que alguien más te insultó?

            -Si.

            -Un auror ¿verdad?... nadie más que ellos estuvieron en contacto contigo ¿Quién fue?

            -Olvídalo Harry.

            -¡No! dime quien fue, el muy hijo de puta…

            -No te lo diré y punto.

            -Pero…

            -Para ya, estoy fastidiado… tengo sueño y se te está haciendo tarde.

            Comprendiendo que en verdad estaba agobiando a Draco, Harry ya no insistió más, simplemente le acomodó un mechón de cabello tras la oreja diciendo:

            -Descansa, iré a darle su biberón a Harry.

            -Gracias.

 

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            Cuando Molly llegó, lo primero que hizo fue devorar a besos al pequeño, después preparar un desayuno “muy nutritivo” para el enfermo de gripe y subírselo a la habitación.

            -Buenos días –saludó cantarinamente mientras entraba con una charola en las manos llena de huevos con tocino, hot cakes, jugo de naranja, un plato de fruta y un vaso de leche acompañado de pan con mermelada de fresa.

            -mmm…

            -Despierta Draco, hora de desayunar, ya son las 9:00 am.

            Cuando Draco olfateó el aroma de toda la comida, se levantó corriendo al baño ante la mirada sorprendida de Molly.

            -¡Rayos!... estoy peor que la otra vez… -pensó jadeante sobre el inodoro- y también me siento peor…

            Todo el día fue una tortura para el rubio, pues aparte de tener que fingir que solo se sentía mal por el resfrío, tuvo que soportar las atenciones de Molly, quien habituada a lidiar con esas cosas, lo atendía a él y al pequeño.

           

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            Viendo su reloj, Harry apresuró el paso al ver que la hora de salida del ex empleo de Draco estaba por llegar; cruzando la esquina, vio el viejo edificio que le había indicado el rubio, por lo que con paso más tranquilo se dirigió a la banca y se sentó a esperar.

            -¡Es Harry Potter! –Exclamó Ernest desde la vitrina- lo reconocería a mil kilómetros de distancia.

            -¿En serio?... ¿Qué hará aquí? –respondio Marie acercándose presurosa.

            -Ayer no vino ese Malfoy, seguro está metido en problemas, apuesto lo que quieras a que está investigando.

            -¿Tú crees?

            -¿Y porque mas estaría Harry Potter por aquí? Es mucha coincidencia ¿no lo crees?

 

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            Al cabo de cinco minutos, Harry vio la puerta abrirse y a una mujer salir de ahí.

            -Hola –saludó cuando Esther pasó junto a él- Soy Harry Potter y usted debe ser Esther.

            -¿Harry Potter? –repitió Esther sorprendida al ver al apuesto chico de gafas frente a ella.

            -Si, vengo de parte de Draco.

            -¿Esta en problemas? –preguntó preocupada al oír el nombre de su compañero de trabajo.

            -No, para nada ¿gusta tomar un café? Hace frio.

            -Mejor sentémonos en esta banca,  me encantaría tomar café y más con el grandioso Harry Potter, pero tengo cita en San Mungo.

            -Bueno.

            -¿Y qué ha pasado con Draco, está bien? Estoy preocupada, ayer no vino a trabajar.

            -Y no regresará.

            -¿Por qué? –preguntó Esther con evidente desilusión.

            -Está un poco delicado de salud y este trabajo esta resultado muy pesado para él.

            -mmm si, la verdad es que en estos días lo vi cada vez mas desmejorado ¿Qué le sucede?

            -Su salud no es muy buena, necesita descanso.

            -Vaya… pues si es así, ni hablar; me dio gusto trabajar con él, es un chico muy responsable y agradable.

            -Lo es.

            -¡Y su pequeño es adorable! Me encantaba cargarlo mientras él sacaba la comida, Harry es un amor… ¡Y se llama igual que tú!

            -Sí y la verdad le puso así por mí –reveló Harry sonriendo algo apenado pero orgulloso al mismo tiempo.

            -¡Woow! Eso nunca me lo contó… a decir verdad nunca me contó nada de su vida privada, solo sé lo que leí en los diarios, no sabía que eran amigos.

            -Somos más que amigos –dijo Harry sorprendiéndose a si mismo por estar revelando algo que fuera de su pequeño círculo, nadie sabía- yo soy gay y somos pareja.

            Esther abrió la boca sin poder evitarlo, pues aunque eran conocidas las preferencias sexuales “Del niño que vivió”, no lo eran para ella, que vivió en el extranjero mucho tiempo.

            -Oh… -exclamó sin saber que decir.

            -Vivimos juntos y quiero a su hijo como si fuera mío –dijo Harry sintiéndose feliz de compartir al fin algo que tal parecía, se había convertido en un secreto.

            -Vaya… ahora si que me has sorprendido... –exclamó al fin la buena mujer- y te ves feliz.

            -Lo soy, estoy enamorado como un idiota –respondio Harry alzándose de hombros.

            -Me da gusto por él y por ti también claro, mereces ser feliz con alguien bueno y él lo es.

            -Draco quiere que lo vaya a visitar cuando pueda.

            -Me daría mucho gusto.

            -Puede avisarnos con una lechuza cuando quiera ir e iremos por usted, mi dirección está bajo un hechizo de ocultamiento.

            -Lo entiendo, gracias por la invitación, no dudes que iré a verlo uno de estos días y ahora debo irme, se me hace tarde, me hubiese gustado platicar mas pero no puedo.

            -Es una lástima, pero ya habrá tiempo, la acompaño.

            -Gracias.

            -¡Señor Potter! – gritó Ernest saliendo de su tienda ante el asombro de su esposa.

            Harry se giró al ver a un hombre salir del establecimiento llamándolo, por lo que contrariado se tuvo que despedir de Esther.

            -Buenas tardes –saludó el auror- ¿puedo ayudarlo en algo?

            -Disculpe mi atrevimiento… -dijo Ernest viéndolo acercarse.

            -No hay problema.

            -Ernest, por Dios, entra a la tienda –dijo Marie llamando la atención de Harry.

            -¿Sucede algo? –preguntó el auror alerta.

            -No, o a decir verdad, no lo sabemos –respondio Ernest causando pena ajena en su mujer- pero entre, que el frio arrecia.

            Ya adentro, Ernest no supo exactamente como comenzar, por lo que pensó que ser directo sería lo mejor.

            -Disculpe la pregunta pero ¿viene aquí por algún asunto relacionado con Draco Malfoy?

            -¿mmm?

            -Si, lo que sucede es que trabajó un tiempo en el almacén que está enfrente.

            -¿Y que con eso?

            -Bueno… es que a nosotros nos molestó que un ex mortífago viniera a estar demasiado cerca de nuestro hogar, no podía ser nada bueno que un Malfoy estuviera por estos rumbos; pretendió vendernos el cuento de que buscaba empleo y obviamente nosotros no le creímos, así que lo rechazamos, pero el tonto de Thompson le dio trabajo, algo que por lo que veo lamentará, pues si el auror Harry Potter esta aquí, debe ser porque ese Malfoy al fin sacó el cobre ¿no?

 

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