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-¿Es necesario que duerma con eso? –replicó Draco viendo a Harry sacar una mascarilla de una bolsa de plástico.
-Ajá, el señor Jackson dice que el oxigeno que respirarás, tiene un medicamento que restaurará tus pulmones dañados.
-¿Y por cuánto tiempo será?
-La carpeta dice que por lo menos una semana.
Haciendo gestos de desagrado, Draco solo cruzó los brazos ya metido en la cama mientras Harry sacaba un pequeño tanque.
-Bien, acuéstate para que ya no tengas que moverte.
Draco se acostó siendo enmascarado al momento, por un serio y meticuloso Harry Potter.
-Huele a rayos –exclamó el rubio a través de la mascarilla- parece que tengo la nariz metida en una botica.
-Ni modo –respondio Harry levantándose y preparándose para acostarse también.
Cuando ya estuvieron ambos en la cama y con la luz apagada, lo único que se escuchaba en medio de la oscuridad, era el burbujeo del oxigeno.
-Harry no podrá dormir con este ruido –dijo Draco de repente- es muy molesto.
-Eso estaba pensando.
-Ya quiero que regrese mañana, pero… no creo que se pueda.
-¿Y que propones entonces? –preguntó Harry siendo consciente de que era necesario darle al rubio la opción de elegir.
-Pues… que se quede otra semana con la señora Weasley –concluyó Draco con desaliento- pero quiero que lo visitemos diario.
-Bien.
-Y ahora, deja de hablar, que no me dejas dormir –concluyó Draco dando un bostezo.
-Sí, claro, buenas noches.
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Las acostumbradas nauseas despertaron a Draco a eso de las 5:00 am, se acostó de nuevo y se durmió hasta las 9:00, siempre atendido por Harry, quien habiendo ya probado lo pesadas que eran las nauseas, ya no lo atosigaba con desayunos pesados, algo que el rubio agradeció infinitamente al ver solamente un jugo de papaya y un cereal con leche.
-Tengo ganas de un helado… pero podemos encargarlo ¿verdad? –dijo Draco arrebujado en el sofá viendo televisión.
A Harry le gustaba que Draco ya no quisiese salir a la calle, lo que no gustaba era que fuese por miedo y no precaución; él no lo quería temeroso y depresivo, siendo que al chico le encantaba salir.
-Podemos ir al callejón Diagón –dijo pensando en que cualquier eventualidad, él estaría ahí.
-No, prefiero ver televisión.
-Casi no te gusta ver televisión.
-Pero ahora si, además mi cara esta horrible, no voy a salir así.
-Vamos Draco, así podemos escoger el helado que queramos.
-No quiero salir.
-Si quieres, te encanta andar de pata de perro.
-¿Qué expresión tan vulgar es esa?
-Te subes la capucha de la chamarra y listo… anda, vamos, el día está muy agradable –insistió Harry sentándose junto a él- además tengo unas gafas oscuras que te quedaran muy bien.
Viendo que el moreno deseaba en verdad salir, Draco exhalo un suspiro resignado mientras asentía con la cabeza.
-De acuerdo.
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Vistiendo una enorme chamarra de los Gigantes de Nueva York con la capucha en la cabeza, Draco paseaba de la mano con Harry por el callejón Diagón, muy consciente de las miradas de la gente.
-Después de esto podemos ir a ver a los Weasley –dijo Harry intentando distraerlo.
-Eso estaría bien.
Cuando llegaron a los helados Florean Fortescue, buscaron una mesa que no estuviera tan expuesta.
-¡Hola Harry! -saludó inmediatamente Florean Fortescue, quien habiendo sido secuestrado por los mortífagos durante la guerra y dado por muerto por todos, apreciaba profundamente al auror al haber sido rescatado por él en un operativo.
-Hola señor Fortescue.
La mirada de Florean se posó inmediatamente en el chico de gafas oscuras que le acompañaba.
-Hola joven Malfoy –saludo Florean sorprendiendo al mismísimo Draco.
-Hola.
-¿Qué van a tomar hoy?... tengo un nuevo helado que les va a encantar, es algo relacionado al Caribe, un helado lleno de colorido.
-¿Y esta bueno? –preguntó Harry sonriendo.
-¡Buenísimo!
-Pues entonces lo probaré ¿y tu Draco?
-Yo quiero uno de vainilla y chocolate.
-El “Suspiro caribeño” lleva cuatro sabores con sus respectivas frutas –dijo Florean.
-Pero se me antoja uno de vainilla y chocolate –insistió Draco algo fastidiado.
-¡Claro, claro!... los antojos ¿verdad? En seguida les traigo su pedido –concluyó Florean dándose la vuelta dejando al par, principalmente al rubio, al punto del colapso.
-Vaya… -dijo Harry finalmente.
-¿Vaya?... ¿solo eso puedes decir?
-¿Y que quieres que diga?
-¡El sabe de “eso”!
-Todos lo saben ¿recuerdas?
-Pues si, no lo olvido pero… ¡es distinto cuando lo hacen tan patente!
-Por cierto, aun me falta averiguar cómo salió a la luz esta información.
-Es vergonzoso –masculló Draco cruzándose de brazos- oye… -añadió intrigado- ¿y cómo es que él me trata bien?
-Imagino que es porque está agradecido conmigo; lo rescatamos a punto de ser asesinado por los mortífagos.
-Ah, vaya, al menos no es para despistar y envenenar mi helado.
-El no haría eso… me regalaba helados en sexto.
-¡Uy, genial! Eso lo hace una excelente persona.
Cuando les llevaron su helado, ambos los probaron con delicia.
-¡Esta muy “chupigüay”! -exclamó Harry haciendo que Draco lo mirara perplejo.
-¿“chupigüay”?.... ¿de dónde sacaste esa palabra tan maricona, Harry?
-¿Importa de dónde? –Respondio el moreno haciendo gestos obscenos con su helado en la boca- Somos un par de maricones ¿no?... al menos eso dice la gente.
-Si, pero al menos no hay que ser tan vulgares… mmm… el mío también está muy “chupigüay -exclamó Draco probando su helado haciendo que Harry estallara en carcajadas.
Cuando terminaron, salieron de ahí directo a la “Madriguera” dándose cuenta de que la gente seguía murmurando a su paso.
-Pronto lo olvidaran –dijo Harry apretando mas la mano de Draco.
-Y si no, pues muy su problema.
Harry sonrió por la respuesta de Draco, pues esa era precisamente la actitud que buscaba de él.
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-¡Hola chicos! –saludó Molly viéndolos llegar.
-Hola señora Weasley –respondieron al unísono como si estuvieran en la escuela.
-¿Cómo te sientes…? ¿¡Que te paso en la cara?! –exclamó Molly al ver a Draco quitarse las gafas y bajarse la capucha.
-Esos estúpidos aurores… ¿Cómo esta Harry?
-¡Oh, mi niño es un amor! –respondio ella señalando un viejo Bambineto en la mesa en donde Harry jugaba con una zanahoria.
-Hola nene, ya estoy aquí –exclamó Draco alzando en brazos al pequeño, quien inmediatamente comenzó a manotear emocionado.
-Ya se lo llevaran ¿verdad? –dijo Molly a Harry, mientras Draco hablaba con el pequeño.
-No, parece que tendrá que hacernos el favor de cuidarlo otra semana.
-¿De verdad? –Dijo Molly sonriendo feliz- por mi encantada.
-Gracias.
-¿Pero es por algo malo?
-No, es solo que Draco está recibiendo oxigeno por las noches y el tanque hace mucho ruido, no dejaría dormir a Harry.
-¿En realidad está bien? –preguntó Molly preocupada viendo a Draco pasear al pequeño por la cocina.
-Pues no al 100%, pero en eso va.
-Por cierto… felicidades –dijo Molly sonriendo picara sin poder evitar sonrojarse.
Harry notó su cara caliente al saber a lo que la buena señora se refería, por lo que solo atinó a decir:
-Gracias.
-¿Ya está resuelto el problema legal? Todo salió en las noticias.
-Aun no, pero en eso estoy.
-Espero que todo salga bien ¿se quedan a comer?
Draco miró a Harry, quien lo miraba expectante, por lo que sonriéndole asintió.
Se quedaron ahí toda la tarde, hasta que Arthur llegó sorprendiéndolos a todos, menos a su esposa, quien habiendo visto el reloj, supo que su marido estaba en camino.
-Hola chicos, que gusto verlos ¿Cómo estas Draco, ya mejor?
-Si, mucho mejor, por cierto, quiero darle las gracias por lo de mi hijo.
-No hay de qué, muchacho, lo hice con gusto, oye ¿Qué te pasó en la nariz?
Haciendo acopio de paciencia, Draco explicó de nuevo lo sucedido con el mortífago y el sanador incompetente.
Tomando té en la pequeña salita mientras el nene dormía la siesta en brazos de Draco, una lechuza llegó haciendo que Arthur se levantara a recibir el correo.
-¡Vaya! –exclamó con ambas cejas levantadas mientras leía la carta frente a todos.
-¿Pasa algo, querido?
-Pues si… -dijo Arthur mirando a su esposa- Ron y Hermione regresan a vivir a Inglaterra… y piden posada aquí.
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