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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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             Harry miraba al hombre, quien a pesar de tener el rostro enrojecido de vergüenza, continuaba hablando con firmeza.

            -Vi como atacaban a ese chico y no hice nada… Salí corriendo cuando Draco Malfoy se alejó de ahí y ni mi esposa ni yo hicimos nada, vimos como el pequeño que se encontraba en la carreola estaba en peligro y seguí sin hacer nada… estoy avergonzado… total y absolutamente avergonzado de mi mismo;

            -Bien señor Walsh, el asistente del juez, tomara su recuerdo y lo depositara en el pensadero para que todos podamos ser testigos de lo que en realidad ocurrió.

            Cuando el asistente hizo lo que tenía que hacer, todos se encontraron en una solitaria calle, junto a un chico rubio que se acercaba al puesto de café.

           

            -¿Quieres algo, Betsy?

            -¿Yo?.... eee… no sé –balbuceó confundida la elfina al verse cuestionada sobre algo que no era una orden.

            -¿Te gustan las malteadas?

            -Nunca las he probado, amo –respondio Betsy contrita.

            -Bueno, pues te gustaran, ¿de qué sabor la quieres?

            -Yo… yo…

            -¡Elije rápido que no soy tan buena persona!

            -¡Vainilla!

            -Bien –refunfuñó el rubio haciendo acopio de paciencia- deme una malteada de vainilla y un café por favor- dijo al vendedor, quien en seguida puso manos a la orden.

            Cinco minutos después, Betsy tomaba la malteada.

            -¡Es deliciosa!... ¡gracias amo Draco!

            -Por nada.

            -¿Y cómo esta su café?

            -Muy bueno –respondio Draco recargado en la pequeña barra del puesto bebiendo su café.

            -¡Vaya!... ¿pero a quien tenemos aquí?... a la ramera del que no debía ser nombrado –dijo un hombre acercándosele.

            -¿Es cierto que estas preñado de nuevo? –preguntó el tipo arrojando frente a él un ejemplar del diario “El Profeta”.

            Draco tragó en seco mientras el titular parecía bailar ante sus ojos con una fotografía de él cuando tenía aproximadamente diecisiete años.

            -Te hice una pregunta –exclamó el hombre dándole un pequeño empujón en el hombro que lo hizo reaccionar.

            -Vete a la mierda –dijo Draco poniéndose de pie y sujetando con fuerza la carreola mientras comenzaba a caminar de prisa seguido por Betsy, quien sujetaba su vaso de cartón con ambas manos.

            -¡Amo Draco! –exclamó asustada al ver que el hombre, acompañado de otro, comenzaban a caminar atrás de ellos.

            -Camina.

            -¡Oye, no seas estirado y habla con nosotros!

            -¿Entonces es verdad? –Dijo el otro- ¿estás preñado de nuevo, perra?

            Al oír los insultos ya sin ningún reparo, Draco comenzó a caminar más aprisa.

            Al dar vuelta en una esquina se encontró con  la calle vacía, por lo que intentó dar la vuelta, para encontrarse para su desgracia, cara a cara con un hombre de facciones duras.

            -¿A dónde con tanta prisa?

            -Déjeme pasar.

            -No seas descortés –dijo el otro cerrándole el paso- ¿no decían que los Malfoy eran lo mejor de la sociedad?

            -Así que te gusta que te cojan ¿eh? –exclamó el primer hombre acercando su rostro demasiado.

            Betsy se puso detrás de Draco, mientras éste metía su mano en su manga en busca de su varita, siendo desgraciadamente detenido por el hombre.

            -¡Suélteme imbécil!

            -Oh vamos, no te hagas ahora el difícil –respondio el tipo haciendo a un lado la carreola y arrinconándolo contra la pared- seguro que te gusta que te traten rudo… anda, cuéntame ¿a quién le pones el culo?

            -¿Qué tenemos aquí? –dijo el otro hombre asomándose a la carreola, para espanto de Draco.

            -¡Aléjese de mi hijo, maldito idiota!

            -¡Amito Harry! –chilló Betsy tirando su vaso y corriendo a la carreola siendo aventada de un golpe.

            -¿Qué te parece si le hacemos un hermanito al que ya llevas adentro? –dijo el tipo que tenia arrinconado a Draco mientras le tocaba la entrepierna.

            Draco lo empujo tomándolo por sorpresa, logrando sacar su varita.

            -¡Bombarda! –exclamó lanzando al hombre varios metros de distancia dejándolo inconsciente.

            Un puñetazo se estrello en su mejilla aturdiéndolo por un instante, haciéndolo reaccionar el llanto de un bebé.

            -¡Bombarda! –gritó de nuevo hacia el otro hombre dejándolo también fuera de combate.

            Sin esperar un momento, tomó su carreola y comenzó a alejarse de ahí casi corriendo, para ser sujetado de un brazo apenas avanzados unos metros.

            -¡Detente mortífago!

            Cuando se volvió a quien le sujetaba, por unos instantes creyó que su cerebro le estaba jugando una broma al ver ante si a Lance, el mismo auror que lo golpeó en San Mungo.

            -Vaya, vaya… yo de vacaciones y mira lo que me vengo a encontrar, a un mortífago atacando a pobres ciudadanos.

            -¡Ellos me atacaron primero! –respondio Draco intentando soltarse inútilmente del fuerte agarre.

            -Aunque no estoy en servicio, no dejaré pasar esta felonía tuya, así que quedas arrestado por ataque agravado –dijo Lance tomándole ambas muñecas y esposándolo por detrás.

            -¡No puede hacerme esto, yo no hice nada!

            -Te vi, mortífago, vi como atacaste a esos hombres y casi los matas.

            -¡Pero ellos me atacaron primero!

            -Tendrás oportunidad de decir lo que tengas que decir en la jefatura –respondio Lance poniendo la mano en la carreola y desapareciéndose de ahí ante los atónitos ojos de Betsy.

            -Amo Draco… -musitó viendo el espacio vacío de la acera.

            Cuando el recuerdo comenzó a difuminarse y apareció frente a todos nuevamente la sala, un pesado silencio invadió el lugar. Los hombres que acusaban a Draco y que anteriormente tenían actitud sufrida y burlona a la vez, ahora estaban con cara de susto mirando a su abogado, mientras Lance permanecía en silencio en su lugar.

            -Creo… -dijo finalmente el juez mirando su escritorio- que se ha visto todo lo que se tenía que ver.

            -Señoría… -dijo el abogado de los asustados hombres.

            -¡Silencio! –Bramó el juez haciendo respingar a todos, incluso a Harry- estoy indignado… más que indignado, furioso…

            Los hombres ya no cuchicheaban entre si, solamente permanecían tiesos en su silla.

            -De que personas como ustedes abusen de gente indefensa.

            -Es un mortífago… -dijo uno de ellos tímidamente ganándose una mirada asesina del juez que bastó para hacerlo callar.

            -Principalmente no tolero que se abuse de mujeres y niños, y con esto no digo que Draco Malfoy sea una mujer, pues es obvio que no  lo es, ni  que su preferencia sexual le quite hombría… a lo que me refiero es que si ya se había hecho público que de nuevo estaba gestando ¿Cómo se atrevieron a atacarlo en ese estado?... es lo mismo que atacar a una mujer embarazada.

            -¿Podemos pedir un receso? –exclamo titubeante el abogado.

            -¡A callar!... ustedes atacaron a un menor, a un bebé de meses de nacido y a un hombre que no les había hecho absolutamente nada; lo atacaron sin ningún miramiento y por lo que vi, si ese hombre no se defiende, no sé que hubiese pasado; ustedes violaron la ley de forma denigrante, por lo que ordeno que sean puestos bajo custodia hasta que llegue a una conclusión de cuál va a ser su condena.

            -¡No puede hacer eso! –Exclamó el abogado- ¡ellos no han sido acusados por Draco Malfoy, no puede levantarles cargos!

            -Soy un juez, sí; pero también soy un oficial del ministerio que puede arrestar a quien infringe la ley y que no puede cerrar los ojos ante un delito, y si cree que no puedo encarcelarlos ahora y dictarles sentencia después sin haberles hecho un juicio, está muy equivocado señor mío, pues las pruebas que aportaban en su favor para demostrar que eran víctimas, son nulas y yo mismo he visto lo que necesitaba ver, además no necesito que Draco Malfoy contra demande, pues esto ya se sigue de oficio por ser un delito agravado, y si no lo sabía, creo que necesita volver a cursar la carrera de leyes, pues permítame decirle que su defensa fue una mierda; se retiran los cargos contra Draco Malfoy y se cierra esta sesión –concluyó el juez dando un fuerte mazazo.

            Harry, quien había estado casi echando espuma por la boca por lo que había visto en los recuerdos del señor Walsh, volvió a la tierra al escuchar la resolución del juez.

            -Bien, bien… creo que hemos terminado –dijo el anciano recogiendo sus pergaminos- el señor Malfoy puede estar tranquilo, jurídicamente ya no se le molestará.

            -Dios… no lo creo –dijo Harry sorprendido.

            -Puedo verlo.

            -Yo… dude de usted, debo decirlo.

            -Si, suele pasar –respondio el abogado sonriendo- bueno, tengo que llevar a mi nieta al parque, así que mis honorarios le llegaran vía lechuza.

            -Si, gracias de nuevo, de verdad.

            -No hay de que, adiós.

            Cuando el anciano salió de la sala seguido por Harry, pasó a un lado del matrimonio Walsh, a quienes solamente les hizo una inclinación de cabeza en agradecimiento.

 

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            Cuando entró, vio a un hombre sentando en una silla frente a la ventana, una ventana con una red metálica que dejaba entrar un poco sol que en realidad no calentaba nada.

            Sus manos sudaban mientras cerraba la puerta tras de sí sin dejar de mirar la espalda de aquel hombre de cabello corto y blanco que vestía una mullida bata azul.

            Con pasos lentos fue acercándose hasta situarse frente al hombre… frente a un Lucius Malfoy completamente distinto al que recordaba.

            Su cabello había sido cortado y su larga barba afeitada mostraba ahora su rostro avejentado; sus pagados ojos grises miraban o al menos eso parecía, la ventana enrejada mientras sus manos descasaban entrecruzadas en sus piernas.

            -Papá… -exclamó Draco quedando frente a él- Soy Draco…

            Pero el inexpresivo rostro de Lucius continuó así, sin mostrar el más leve signo de sorpresa o alegría; Draco se hincó tomándole las manos entre las suyas mirándolo con los ojos muy abiertos.

            -Papá, estoy aquí… finalmente estamos juntos.

            Lucius ni siquiera pestañeó cuando las blancas manos de su hijo tomaron las suyas.

            -Papá, ya todo está bien, el señor Tenebroso ya no está, estamos a salvo…. Papá escúchame… mírame… -añadió con los ojos anegados al ver que su padre no apartaba la mirada de la ventana.

            Sentía un gran dolor al verlo en ese estado, nada que ver con el hombre elegante y atractivo que alguna vez fue; ni siquiera se veía así cuando lo vio por última vez; sin embargo estaba tan aliviado de poder verlo, de poder tocarlo y constatar con sus propios ojos que en lo que cabía, estaba bien, que sin poder contenerse recargó su mejilla en las piernas de su padre y comenzó a llorar libremente mientras él mismo colocaba una de las inertes manos en su cabeza, imaginando por unos instantes, que era un gesto voluntario de su padre.

 

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            Cuando llegó a Grimauld Place, se dejó caer en un sofá sintiéndose agotado mentalmente pero tranquilo al saber que los cargos de Draco ya estaban retirados.

            -Son las 6:00 pm… muero de hambre –pensó Harry estirándose en el sofá- ¿Draco ya habrá comido?

            Y es que aunque aun estaba enfadado por lo ocurrido en casa de Molly, no podía evitar preocuparse de que el rubio se alimentara bien; pero al recorrer la casa sin encontrarlo, de pronto recordó el pase de visita.

            -Debe estar en San Mungo –masculló tomando de nuevo su chaqueta, solo que estando a punto de salir de nuevo, la chimenea crepitó dando paso a Draco, seguido de Betsy.

            -Ah… hola –saludó Harry al verlo.

            -Hola.

            -¿Ya comiste?

            -Si, gracias… voy a recostarme un rato –dijo Draco subiendo las escaleras.

            Draco no bajó en toda la tarde preocupando a Harry por la recurrente tos que alcanzaba a escuchar cada vez que pasaba por el cuarto; en embargo como se sentía ofendido aun, prefirió salir a tomar un poco de aire.

           

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            -¡Hola Harry! –saludó Kelly cuando compraba un pastel para llevar.

            Harry le sonrió a la sanadora viendo que iba acompañada de una pequeña de aproximadamente cinco años.

            -Hola ¿es tu hija? –dijo Harry poniéndose de pie cuando ella se acerco a la pequeña mesa que daba hacia la calle.

            -Si, se llama Shannon.

            -Hola Shannon –saludó Harry a la pequeña para después dirigirse a Kelly- no sabía que te gustaba pasear en el mundo muggle.

            -Lo hago muy seguido, esta cafetería tiene un pastel de moka delicioso, a mi esposo le encanta, al igual que a Shannon ¿está Draco por aquí?

            -No… si quieres puedes sentarte mientras despachan tu pedido.

            -Gracias.

            -No hay de qué ¿gustas un café?

            -Si, me gustaría, gracias.

            Cuando Kelly tuvo su café enfrente y su pastel en una bolsa de papel, miró a Harry, quien jugueteaba distraídamente con su tasa mientras su pequeña niña tomaba una malteada.

            -Es raro que Draco no esté contigo.  

            -Está descansando.

            -¿Problemas? –dijo ella sencillamente dando después un sorbo a su café.

            -No… bueno, nada del otro mundo –respondio el moreno alzando los hombros y sonriéndole cansinamente.

            -Te vez agobiado… tranquilo Harry, mientras estén juntos todo tiene solución.

            Harry miró  a la chica, mientras pensaba en lo curioso que era la repentina necesidad de hablar con alguien que no fuese Sirius.

            -Es solo que… bueno, discutimos ayer y la verdad me siento enfadado con él.

            -¿Pues qué paso?... claro, si se puede saber, por lo general soy muy diferente cuando no estoy en el hospital, pues ahí lo que se necesita es control y todo eso, pero afuera doy rienda suelta a mi carácter.

            -Ya lo veo –dijo Harry sonriendo- pues resulta que ayer llegue muy tarde a la casa en donde un matrimonio cuida de mi hijo mientras Draco descansa, y lo hice porque estaba arreglando lo de las visitas a su padre, pero no le avisé y cuando llegué, estaba hecho un energúmeno, me grito muchas cosas enfrente de mis amigos y me sentí muy mal… y peor me siento cuando sé que todo ese temperamento se debe a sus hormonas… aunque déjame decirte que desde antes él ya tenía un genio de mierda y disculpa mi vocabulario.

            -No te preocupes.

            -Sé que se le hace difícil controlar sus estados de ánimo y su salud no le ayuda para nada, que está sometido a mucho estrés y todo eso… pero yo también participo de esto ¿sabes?... yo también me estreso con todo lo que pasa; hay muchas cosas que él no sabe porque no quiero estresarlo más, por ejemplo acabo de arreglar lo de su demanda y no me pesa, créeme que no me pesa, es solo que… no sé, siento que piensa que no lo comprendo, de hecho esta portándose un poco raro desde hace un par de días.

            -¿Algo malo?

            -No, o no lo sé… con él ya no se sabe, pero empezó a hacerse cargo de sus medicamentos y eso es muy bueno, pero… dirás que estoy paranoico –dijo Harry sonriendo abiertamente mientras negaba con la cabeza- pero por lo general, cuando Draco tiene esos cambiazos en sus actitudes, es que algo está rondando esa cabecita.

            -Lo conoces bien –dijo Kelly sonriendo.

            -Algo así –respondio el moreno bebiendo de su café- eso me preocupa, además de que… bueno,  de que me decepciona que me haga a un lado.

            -¿Te molesta que no dependa tanto de ti?

            -Si soy honesto… si –declaró Harry con sencillez- soy muy…mmm… ¿Cómo decirlo?...

            -¿Muy consentidor? ¿Muy apapachador? –dijo Kelly intentando entender el punto.

            -Si, por decirlo así; y es que siento que no me canso de quererlo, y con esto quiero decir que no me pesa estar atento a lo que necesita… me gusta comprobar por mi mismo que nada le falta, que todo está bien.

            -Que todo está controlado –completó la medimaga.

            -Si, que todo está controlado –repitió Harry rascándose la cabeza-  cuando era niño, nunca tuve nada mío… la familia con la que viví era nefasta en todos los aspectos; con Draco siento que al fin tengo algo mío, sé que suena muy egoísta de mi parte, pero siento que al fin puedo dar rienda suelta a todo el amor que no pude dar, y que si me descuido, algo malo le puede pasar.

            -Y por desgracia, eso ha ocurrido ¿no? –dijo Kelly comprensiva.

            -Si, maldición… pero también temo que lo estoy asfixiando… realmente no se qué hacer.

            -Bueno, por principio de cuentas, tienes toda la razón en estar ofendido por lo ocurrido en casa de tus amigos, pero también sabes que está arrepentido… no te diré que seas comprensivo, pues lo has sido siempre, pero aclárale las cosas, pues si te guardas este resentimiento, con el tiempo explotarás y eso no será nada bueno para ninguno de los dos.

            -Pues si… eso sí.

            -Además Harry, él está gestando de nuevo, sus estallidos de enojo serán muy frecuentes, hazte a la idea.

            -Pues sí, pero no es tan fácil.

            -Una vez le suturé la cabeza a un hombre a quien su mujer le arrojó un florero por no haberse limpiado los pies al entrar a su casa.

            -¿Y estaba embarazada? –preguntó Harry sorprendido.

            -Ajá… obviamente ella se sintió morir de vergüenza después, pero todo se calmo en cuanto dio a luz.

            -Pero con Draco no es así… veras, su carácter cambio mucho no solo por su gestación, sino por los innumerables hechizos que tiene encima y que nunca se le van a quitar; su descarga hormonal no se dketuvo después de haber tenido a Harry y dudo que después de este otro bebé, se detenga.

            -Por lo mismo sufre mucho… él sabe que ya no es ni será igual que antes y lo que está tratando de hacer ahora, es recuperarse a sí mismo, y ademas esta el elemento principal y es que es un hombre, el no puede lidiar con tantas hormonas como nosotras las mujeres.

            -Y yo lo entiendo, te juro que lo entiendo.

            -Aunque creo que le costara aceptar que ya no volverá a ser como antes, a pesar de todo parece que no lo ha comprendido, él mismo ha cambiado, todos lo hacemos al transcurrir los años, solo que en él su situación lo complica todo.

            -Lo sé, pero a veces ni yo mismo se cómo lidiar con él y trato, en verdad que trato.

            -Te creo, no me tienes que convencer… -dijo Kelly poniendo comprensivamente su mano sobre la del chico- pero habla esto con él, no te tragues todo, siempre tratas de ser tú el soporte ¿pero quién te sostiene a ti?

 

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            Siendo ya las 8:30 pm, llegó a Grimauld Place con un pastel de limón para Draco, pues estaba decidido a arreglar ese asunto por el bien de ambos.

            -¿Draco, puedo pasar? –Preguntó tocando suavemente escuchando por respuesta un acceso de tos- ¿estás bien? –preguntó abriendo.

            -Si… si, gracias –respondio Draco ya vestido con pijama sentado frente al tocador.

            Harry notó inmediatamente el rostro pálido y los ojos hinchados, por lo que sentándose en la cama, midió la distancia.

            -Fuiste a ver a tu padre.

            -Sí, gracias por el pase, puedo ir a verlo todos los días.

            Que gran consuelo, si todas sus visitas van a terminar así…

            -Draco, sé que ya te ocupas tu de tus medicamentos, pero no te he aplicado las inyecciones de hierro… ¿y te has puesto el oxigeno en la noche?

            Draco suspiró sin responder, simplemente se levantó y se dirigió a la cama, pero no para acercarse a Harry precisamente, si no para acostarse.

            -Draco… -exclamó el moreno dejando su pequeño pastel en el mueble y haciéndose a un lado.

            -Estoy bien –dijo Draco sonriéndole tranquilizador, algo que ciertamente no tranquilizó a Harry.

            -Mira ¿Qué te parece si hablamos mañana?... hoy dormiré de nuevo aquí y ya mañana será otro día.

            -Claro.

            -eee… me parece que… bueno…

            -Me pondré la mascarilla, tranquilo –exclamó Draco adivinando la inquietud del moreno.

            Ciertamente Draco no la había usado esos días y su salud ya le cobraba la factura, pues esa tos y el sofocamiento al subir tan solo las escaleras, eran simples consecuencias de su olvido.

 

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            Al día siguiente, cuando se encontraba empinado en el baño  vomitando hasta el alma, Harry se debatía desde la cama sintiendo las ganas locas de ir a su lado.

            -¿Y si se enoja? –pensó exhalando un suspiro.

            Draco mientras tanto jadeaba en el inodoro deseando como cada mañana, que todo terminara rápido.

            -Al diablo… -pensó el moreno levantando las mantas.

            Draco se sobresaltó al sentir un paño en su frente y una mano en su espalda.

            Sin decir absolutamente nada, Harry le secó la frente sudorosa mientras le masajeaba la espalda, por lo que simplemente siguió con sus arcadas un rato mas; cuando finalmente sintió que su estomago se tranquilizaba, dejó que Harry lo ayudara a levantarse.

            -Gracias… -musitó ya en el lavabo en donde tomó su cepillo de dientes; entonces Harry le sonrió tímidamente y salió del baño dejándolo solo.

            Cuando finalmente salió, Harry estaba de nuevo en la cama, cubierto con las mantas hasta la cintura y recargado en la cabecera.

            -Ya no tengo sueño… -dijo Draco imitándolo.

            -Lo imagino –respondio Harry viéndolo acomodar una almohada en su espalda hasta quedar hombro con hombro.

            -Harry… lo siento… de verdad lamento lo que dije –dijo Draco mirando al frente.

            Harry miró sus manos y comenzó a juguetear con la manta mientras pensaba en que responder.

            -Es que me preocupe tanto –continuó el rubio- sin embargo no tengo excusa para lo que hice.

            -Creo que estas siendo demasiado duro contigo mismo… es decir, lo que sucedió me molestó mucho, pues el Draco de antes simplemente me hubiese dicho que nos fuéramos y me hubiera mandado a la mierda en privado; pero el Draco de ahora hizo todo lo contrario.     

            Draco inclinó levemente la cabeza, pues la declaración de Harry era una simple sinopsis de su conflicto interno… El Draco de antes y el Draco de ahora.

            -Debí haber avisado que llegaría tarde… -continuó Harry- pero se me fue el tiempo sin darme cuenta, pues en el ministerio hay muchos departamentos sin ventanas y cuando salí ya era de noche pero aun así, debí estar más atento, lo siento.

            Draco permaneció en silencio, por lo que Harry decidió seguir adelante.

            -Creo que entiendo algo de lo que estas pasando, y digo que solo algo, pues solo tú sabes lo que te sucede… pero hay algo que si tengo claro y que tal parece que tu no y esta causándote conflicto.

            Draco volteó a mirarlo con un gesto de extrañeza pintado en la cara.

            -Intentas ser como antes, cuando tú mismo has cambiado tu manera de pensar… las personas cambiamos Draco, todos los días, de alguna forma… y sobre todo tú, pues todo lo que te ha sucedido no lo vive cualquiera.

            -Aun así… -dijo al fin el rubio mirando de nuevo al frente- he perdido el rumbo de nuevo… me siento perdido… ya no pienso como antes, ni me siento como antes…

            -¿Y qué esperabas?... Draco, tu vida ya no es ni será como antes.

            -Eso ya lo sé.

 

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