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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            Cuando Ron y Hermione terminaron de instalarse en el antiguo cuarto del pelirrojo, este se sentó en la cama con desaliento.

            -Me alegra haberme disculpado con mamá y papá por lo del escándalo en su casa… pero los motivos por lo cual  hice ese escándalo se me hacen muy validos.

            -Ron, mira… yo tampoco estoy convencida del amor de Malfoy por Harry, por lo tanto no puedo aceptar esa relación, estaría en contra de mis principios y no me refiero a que sea un chico; las preferencias de Harry son lo de menos para mí  ya lo sabíamos desde hace años; sin embargo creo que solo con no tocar el tema con él sería suficiente, la verdad es que lo extraño mucho, deseo platicar con él, saber cómo está.

            -¿Y cómo ha de estar, acaso no lo viste?... esta idiotizado por el tipo aquel y su crío… ¡y encima con otro en camino!... mira, la verdad no dudo que ese bebé sea de Harry, pues no creo al hurón lo suficientemente tonto como para liarse con alguien a riesgo de perder al gran Harry Potter, lo que me caga en realidad es que seguramente lo hizo para atraparlo definitivamente ¿acaso Harry no puede verlo, que paso con su agudeza e intuición para enfrentarse al peligro?

            -Entiendo el punto pero… Ron ¿y  si Malfoy en verdad quiere a Harry? –exclamó Hermione sentándose junto a su marido.

            -Por supuesto que lo quiere, pero como seguro de vida.

            -Siempre fuimos amigos, a pesar de todo… ya no quiero estar distanciada de él.

            -Así que vas a aceptar la situación en la que vive –dijo Ron con ironía.

            -Es que rechazarlo no va a servir de nada, de hecho no necesita nuestra aprobación para tomar cualquier tipo de decisión ¿acaso tu no lo extrañas también, no deseas volver a platicar con Harry?

            -Hermione… claro que lo extraño –respondio poniéndose de pie en un claro gesto de exasperación- ¡y precisamente me enfurece      que alguien como Malfoy se aproveche de su buen corazón!

            Hermione suspiró sin responder ya nada, simplemente tomó una toalla y salió de ahí para tomar un baño.

 

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            -¿No podrías ir tu solo?... no tengo ganas de salir –exclamó Draco sentado en la sala viendo al pequeño Harry sentado en el suelo jugando con dos dados de plástico con cascabeles dentro, los cuales mordía insistentemente.

            -Te conozco, no quieres ir –respondio Harry sentado con las piernas abiertas frente al pequeño Harry  con varios juguetes desparramados.

            -Es que… -dijo interrumpiéndose exhalando un desolado suspiro.

            -¿Qué pasa, nene? –preguntó el moreno no dirigiéndose al pequeño, sino al rubio sentado en el sofá.

            -Mi cara… mis manchas se han acentuado, no me digas que no lo has notado –respondio jugueteando distraídamente con una sonaja.

            Harry miró su rostro, era verdad que las manchas de cloasma se habían acentuado fuertemente abarcando gran parte de sus mejillas y nariz, pero eso a él no importaba, no en el aspecto de verlo feo, pues las facciones del chico seguían siendo afiladas y atractivas, además de que le amaba tanto que su apariencia no le restaba amor en lo mas mínimo; sin embargo se preocupaba de que Draco se deprimiera por ese detalle; por lo que dejando al pequeño jugando solo, se levantó para sentarse junto a Draco y pasarle un brazo por los hombros.

            -Oye, se van a quitar en cuanto pase todo.

            -¿Y si no es así? –respondio Draco cabizbajo sin dejar de juguetear con la sonaja.           

            -Si tuvieras más de treinta y cinco años pudiera ser que ya no se quiten, pero oye, tienes veintidós, claro que tu cara volverá a ser como antes.

            Draco ya no respondio, pues el nudo que se le había formado en la garganta se lo impidió.

            -Nene, te ves bien, en serio… -dijo Harry abrazándolo al darse cuenta de que Draco ya estaba sentimental de nuevo.

            -No es cierto… -balbuceó recargando la cabeza en el hombro de Harry- me veo horrible… me  siento horrible… mi cara es espantosa…

            -Tu cara me encanta –dijo tomándole el rostro en ambas manos- y no quiero que te me deprimas, así que levanta ese trasero, que nos vamos ya a la agencia de viajes.

            Dando por concluido el asunto, Harry se levantó del sofá y fue a sacar la carreola; sabía que si le daba cuerda a Draco con lo de su cara, no habría poder humano que lo levantara del sillón.

            Sorbiendo la nariz lastimosamente, Draco se levantó para subir a la habitación y sacar alguna de las enormes chamarras que tenia.

            Media hora después se encontraban sentados ante el escritorio de una agente de viajes, quien supo disimular a la perfección su sorpresa al tener frente a sí al mismísimo Harry Potter y Draco Malfoy, junto a una carreola con un inquieto bebé que pugnaba por salir de ahí.

            -Queremos ir a la playa, pero no algo muy lejano –dijo Harry mientras Draco sacaba finalmente al pequeño Harry de su carreola- será un viaje de solo un fin de semana.

            -Entiendo, es una escapada de esta vida tan ajetreada y estresante de la ciudad ¿verdad? –respondio la chica abriendo una carpeta y sacando varios folletos.

            -Exacto ¿Qué nos recomienda?

            -Bueno, algo muy cercano y bonito es la ciudad de Brighton, una ciudad costera que esta a tan solo una hora de Londres, es una ciudad tan histórica, viva y desinhibida que cuenta con numerosos puntos de atracción –continuó ella extendiendo sus folletos frente a ellos- también esta Eastbourne, Tal vez sea mejor ésta última, con ocho kilómetros de playas, ideales para hacer surf y cualquier deporte acuático. Además cuenta con cuatro campos de golf y el veraniego Festival de la Cerveza de Eastbourne.

            -No llores… ten… -susurró Draco a Harry, quien se retorcía en brazos de su padre rechazando su juguete.

            -Otros destinos ideales deplaya en Inglaterra serían la ciudad de Skegness, con el parque temático de Fantasy Island, o Scarborough, en la costa de Yorkshire, dicen que es el primer balneario que hubo en Inglaterra, un destino de playa muy popular desde el siglo XVII.

            -Solo queremos un lugar para descansar, no ir al carnaval de Brasil –exclamó Draco arrullando a un Harry chillón.

            -Es cierto, en realidad no pensamos visitar ninguna atracción en particular, solo quedarnos en una playa tranquila en donde podamos relajarnos –dijo Harry.

            -De acuerdo, miren… -respondio ella abriendo un folleto y mostrándoselos- Al norte del país está Bamburgh, situado entre Sunderland y la frontera con Escocia, con una playa bastante extensa, mientras que en la costa oeste podemos acercarnos aBlackpool, unos kilómetros al norte de Liverpool, ahí hay una playa particularmente hermosa y tenemos un acuerdo con uno de los mejores hoteles que…

            -Disculpe… -interrumpió Harry- no dudo que su sugerencia sea muy buena, sin embargo está muy lejos.

            -Por eso no se preocupen, nuestros trasladores se certifican cada seis meses y…

            -A eso voy, mire, quiero un lugar en donde no sea necesario usar un traslador.

            -Pero en todos los lugares los usamos, es la vía mas rápida y segura de viajar, aunque también contamos con tours de vuelo, en donde nuestros clientes viajan en escoba, acompañados claro está, con unos de nuestros guías especializados.

            -Entiendo eso, pero por razones de salud no podemos usarlos ¿Qué me dice de Brighton? Esta a tan solo una hora.

            -Bueno, para casos especiales también contamos con transporte muggle, el viaje podrían hacerlo en auto, nuestros choferes recibieron un curso especializado de manejo en una de las mejores escuelas de manejo en Londres.

            -¡Eso sería genial! ¿No te parece Draco?

            -Ajá… ¿y qué hay de la privacidad?

            -Para eso nos pintamos solos –respondio la chica sonriendo- el hotel que les recomendaré tiene una de las playas más exclusivas, en donde si lo desean, serán atendidos solo por elfos domésticos; a excepción claro de su registro en recepción.

            -¿Qué te parece? –preguntó Harry a Draco, quien seguía intentando calmar a Harry.

            -Me parece bien.

            -De acuerdo.

            La señorita sonrió complacida mientras abría otra carpeta.

 

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            -¿Por qué esta tan inquieto? –preguntó Harry cuando ya iban de regreso.

            -No lo sé –respondio Draco caminando despacio cargando a Harry.

            -Ven –dijo el moreno tomando al pequeño en brazos para que Draco pudiera caminar provocando con esto el llanto de Harry.

            -Dámelo, creo que hoy no está de humor.

            Harry se calmo un poco en cuanto regreso a brazos de Draco, pero solo un poco pues siguió llorando.

            -Dámelo, lo cargaré –dijo  Harry al cabo de cinco minutos.

            -No funcionó.

            -No es por eso, si de todos modos llora, no tiene caso que te fatigues; yo lo cargaré mientras descansas un poco ¿te parece?

            Draco hubiese deseado responder que no, pero siendo sincero consigo mismo, la cintura le estaba matando, aunado a su dolor de pierna que había  comenzado a molestarle hacía un rato.

            -De acuerdo.

            Harry comenzó a llorar mas fuerte mientras Draco metía su mano en el brazo del auror.

            -Estoy cansado, sentémonos un poco.

            Entre descanso y descanso tardaron una hora más en regresar a casa, en donde Harry tuvo que llevar a su hijo al medipediatra dejando al otro papá descansando.

            -¿Y bien? –preguntó Draco ansioso cuando Harry por fin regresó.

            -Esta bien, solo que su primer diente está a punto de salir –respondio Harry sonriente.

            Harry pequeño balbuceó mientras extendía los brazos a su rubio papá.

            -¿Su primer diente? –Repitió Draco asombrado- ¡vaya!... con razón babea mucho desde hace un par de semanas.

            -Mira, sus encías están inflamadas y se siente un bultito.

            Draco pasó su dedo suavemente por la encía inferior de Harry, quien de inmediato lo mordió.

            -Es verdad, se siente duro –dijo sacando su dedo- ¿y qué podemos hacer para aliviar sus molestias?

            -Es muy probable que le dé fiebre –dijo sacando su receta del bolsillo de su chaqueta- para esto me dio un analgésico antiinflamatorio antipirético,        pero aun así estará muy chillón, pues le molestan las encías.

            -Pobrecito de mi nene –exclamó arrullando a Harry, quien lloraba lastimosamente mientras babeaba mucho- eso es para la fiebre ¿y qué hay con sus encías?

            -Podemos darle mordederas de plástico blando que contengan agua, enfriados previamente en la heladera; mira, pase a comprar algunos.

            Draco comenzó a revisar los juguetes que le mostraba Harry, quien continúo hablando.

            -Hay que darle muchos líquidos y también gelatina fría, no tan fría por aquello de la garganta… mmm también debemos frotar sus encías con nuestro dedo o una cuchara pequeña y fría o una gasa mojada para desinflamar la zona.

            -Pero eso solo le ofrece alivio por un rato.

            -Aja, eso mismo le dije a la medipediatra, por lo que también anotó un medicamento especial para la dentición, es un gel que no contiene alcohol ni azúcar, es una formula con sustancias suavizantes descongestivas no toxicas que se adhieren a las encías, le provocan mucho alivio, pero los masajes serán muy buenos también, así que aunque le pongamos el gel, hay que masajear sus encías.

            -¿Lo trajiste también?

            -Claro, mi hijo no debe sufrir tanto por su primer diente ¿verdad cariño? –respondio Harry acariciando el suave cabello castaño.

            -Ya tiene fiebre –dijo Draco tocándole una mejilla.

            -Si, ten, dale su medicamento mientras voy a meter sus juguetes a la nevera.

           

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            -¿Su primer diente? ¡Oh por Merlín, que dulzura! –exclamó Molly emocionada.

            -Aunque no pensé que le molestaría tanto –dijo Draco a la cabeza verde que se asomaba de su chimenea.

            -Si, pobrecitos, a mis hijos les daba masajitos en las encías ¿ya le diste masajes con una gasa mojada?

            -Si.

            -Debe estar vestido con ropita fresca, por aquello de la fiebre ¿le pusiste ropa de algodón?

            -Si, siempre lo hago.

            -Bien, también debes estar atento a sus…

            Draco escuchó por espacio de quince minutos las “amables” recomendaciones de Molly respecto a la dentición de su hijo, por lo que después de cambiar de tema, casi suspiro de alivio.

            -Draco, Ron y Hermione salen todos los días a ver lo de su taller y el consultorio, por lo general llegan como a las 7:00 de la noche, ven a casa a visitarnos, los extraño mucho.

            -Pero si solo ha pasado una semana –respondio sonriendo.

            -Una semana es una semana, ya ves, me estoy perdiendo el primer diente de mi niño.

            Draco rodó los ojos sin dejar de sonreír.

            -De acuerdo, avíseme a qué hora quiere que la visitemos mañana, aunque solo iremos nosotros dos, pues Harry estará en el trabajo.

            -¡Qué bien! Bueno, te dejo porque tengo que ir al mercado, nos vemos mañana, salúdame a Sirius y a Harry, y a mi niño dale un enorme beso.

           

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            El viaje quedó fechado para dentro de un mes, por lo que Draco comenzó a preocuparse de las molestias dentales de Harry, pues su irritabilidad le duraba gran parte del día.

            -Harry ¿crees que debamos viajar así como está el niño?... yo digo que mejor cancelamos ¿no? –exclamó Draco masajeándole sus doloridas encías con una gasa fría, la cual el nene mordía con avidez intentando calmar su picazón.

            -No creo que sea necesario, esto le pasa a todos los bebés, además yo lo cuidaré mientras tú descansas.

            -Harry… ¿y tú no piensas relajarte un momento siquiera? –Exclamó Draco sonriéndole condescendiente- este viaje no es solo para mi, tu también necesitas descansar, no eres un súper hombre ¿sabías?

            -¿Ah no?... yo pensé que si –respondio el moreno mirándolo con lascivia- al menos súper dotado si estoy.

            -Eres un tarado –exclamó rodando los ojos.

            -¿O vas a negarlo? –susurró Harry en su oreja.

            -No estamos hablando de eso…

            -Pues podríamos hablar de “eso” –bromeo Harry.

            -Ya Harry, en serio… tu también estas cansado, no solo yo.

            -Si, pero a diferencia de ti, yo con una buena noche de sueño me repongo.

            -Pero el cansancio no es solo físico.

            -Lo sé, ambos estamos estresados; pero Draco, eso es normal en todas partes, pero tu situación es diferente, tu salud te agobia y este viaje lo organice para ti, anda… compláceme en esto ¿si?

            Draco suspiro mientras veía el rostro anhelante de Harry, como de alguien quien espera un gran regalo.

            -De acuerdo.

            Harry sonrió al oír la respuesta de Draco.

 

            Faltando dos días para el viaje, Sirius llamó  a Harry cuando llegaba después de un arresto.

            -Harry, tenemos que hablar.

            -¿Sucede algo? –preguntó Harry mientras le seguía el paso por el pasillo del cuartel de aurores.

            -Hay informes de Michael Kingston.

            -¡¿En dónde?!

            -Supuestamente esta en Australia, debemos partir inmediatamente, mira se que tu viaje con Draco está en puerta, pero te necesito en este operativo.

            -Claro, claro, yo también deseo atrapar a ese bastardo hijo de perra.

            -Pasaremos días allá, no sé cuantos pero debemos partir de inmediato, bueno, no tanto, nos vamos a media noche, así que tienes tiempo de ir a avisarle a Draco, lo lamento.

            -Yo también pero esto es necesario –respondio Harry resignado.

            Cuando llegó a Grimauld Place a eso de las 8:00 pm, encontró a Draco terminando de preparar el equipaje.

            -Llegas tarde –dijo el rubio recibiendo un beso en los labios- saqué varias camisetas para que veas cuales te quieres llevar, ya terminé de guardar las cosas de Harry, solo faltan algunas cosas mías.

            Harry lo vio ya realmente entusiasmado con el viaje, por lo cual sintió mucho pesar de tener que comunicarle que ya no irían.

            -Draco…

            -¿Sí? –respondio el rubio doblando varias camisetas enormes y poniéndolas en la cama.

            -Tenemos que hablar.

            -¿Sucede algo malo? –preguntó mirándolo preocupado.

            -Bueno, algo así… mira, para no darle vueltas al asunto, debo ir de emergencia a una investigación a Australia, partimos esta misma noche.

            Draco abrió la boca sorprendido, por lo que Harry le puso las manos en los hombros.

            -Lo siento mucho, no sabes cuánto me pesa tener que cancelar el viaje, pero te prometo compensarte en cuanto regrese.

            Draco sonrió desanimado alzándose de hombros al tiempo que le rodeaba la cintura.

            -No te preocupes, estas cosas pasan.

            -Lo lamento mucho, en serio…

            -Tranquilo Harry, ya ni modo –respondio Draco ocultando su decepción para no afligir mas a Harry- ¿quieres que te ayude a preparar lo que te llevaras a Australia? ¿Cuántos días te irás?

            -No sé cuantos días me iré, pero Sirius irá también, así que le pediré a los señores weasley que te echen un ojo mientras no estoy.

            -Vaya… bueno, buscaré la valija pequeña que usas cuando viajas –exclamó Draco separándose de Harry y rengueando camino al armario.

            Harry lo miró caminar con dificultad haciéndolo sentir verdaderamente mal, por lo que adelantándose le impidió seguir con la labor.

            -Tranquilo, yo la busco, tú descansa.

            Draco asintió sin decir nada, por lo que mejor fue a sacar sus cosas de la maleta que ya tenía en la cama.

            -Deja eso, pídele a Betsy que desempaque.

            -No, necesito unas camisetas de Harry.

            Después de empacar algunas cosas suyas y también de Sirius, Harry cenó con Draco y cargó un rato a Harry, quien inquieto no dejaba de hacer berrinches por todo.

            -Debo irme.

            -Pero apenas son las 10:00 pm, dijiste que se van a media noche.

            -Es cierto, pero hay que arreglar algunas cosas antes.

            -Bueno… -respondio exhalando un suspiro.

            Le regresó al pequeño para después subir por sus cosas, y ya ante la chimenea le dio un beso que recorrió el interior de la boca de Draco como si no hubiese un mañana.

            -¡Woow! –exclamó el rubio sintiendo los labios inflamados- eso si que fue un beso.

            -Y ya me voy o soy capaz de cogerte aquí mismo.

            -Si, como no –respondio riendo- cuídate mucho y comunícate conmigo en cuanto puedas.

            -Claro, y tú, pequeño bribón, pórtate bien –exclamó dándole un beso a Harry, quien mordía su juguete.

            Cuando Harry desapareció finalmente por la chimenea, Draco se desplomó en el sofá y dejó salir sus lágrimas de tristeza por el viaje fallido.

            -Soy un tonto… ¿Por qué lloro por esto?... ni que fuera el último viaje que fuera a hacer.

            Sin embargo dejó salir toda su tristeza, pues sabía que su sentimentalismo a flor de piel se debía a su condición hormonal y de nada servía reprimir sus sentimientos.

 

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            Harry sin embargo no había ido precisamente al cuartel de aurores, sino al callejón Diagón, específicamente a una tienda de bromas.

            -¿Quién carajos toca a estas horas como un maldito desesperado? –exclamó Fred levantándose del sofá en donde repasaba los ingredientes de una poción para una nueva broma.

            -Ni idea hermano, mejor ve a abrir.

            -¿Y porque no vas tú?

            -Porque tu ya te levantaste –respondio George sonriendo, por lo que su hermano alzo una ceja y bajo las escaleras.

            -Hola Fred –saludo Harry.

            -¡Harry, que milagro! –respondio Fred dejándolo pasar.

            Harry subió las escaleras seguido de Fred, quien exclamó cuando llegaron al piso de arriba:

            -Mira quien está aquí.

            -¿Harry?... ¿Qué haces aquí?

            -Hola a ti también George –respondio sonriéndole al tiempo que le tendía la mano.

            -Lo siento, es que es muy inusual que estés aquí y menos a estas horas ¿sucede algo malo?

            -No en realidad, es solo que venía a pedirles un gran favor –exclamó Harry sentándose en una silla.

            -Tú dirás.

            -Sucede que Draco y yo planeamos un viaje de fin de semana a Brighton, queríamos ir a la playa a descansar, partiríamos mañana en la noche.

            -¿Pero? –inquirió Fred.

            -Pero sucede que tengo que salir del país por cuestiones de trabajo y me voy a media noche.

            -Mierda, que mala suerte ¿y qué pintamos nosotros en este asunto? ¿Quieres que te suplantemos ante Sirius? –Exclamó George malicioso- podríamos recordar algunos hechizos de ataque.

            -No, no quiero que me suplanten –respondio Harry divertido- es otra cosa.

            -Bueno, ya no la hagas más de emoción ¿Qué es? –preguntó Fred.

            -Quería saber si ustedes pueden acompañar a Draco a ese viaje.

            -¿¡Qué?!... –exclamaron al unísono los gemelos.

            -¿Acaso…? –preguntó Fred.

            -¿Estas…? –continuo George.

            -¿Demente? –completo Fred.

            -Si, en realidad si…

            -¿Y Draco está de acuerdo? –preguntó Fred aun con la incredulidad reflejada en su rostro.

            -En realidad no se lo he sugerido.

            -Vaya, si que estás loco –dijo George negando con la cabeza mientras sonreía.

            -Miren, él necesita relajarse en un lugar bonito y tranquilo y aunque sé que lo disfrutaría mucho más si vamos los dos, no quiero que se lo pierda solo porque yo no puedo ir.

            -Pero Harry –exclamó Fred- no hay tanta confianza entre nosotros como para que el pobre disfrute el viaje, prácticamente somos desconocidos ¿no se te hace que sería muy incomodo para él?

            -Si, lo he pensado, pero también confío en que ustedes sabrán hacerlo sentirse bien.

            -En caso de que ambas partes aceptemos –dijo George alzando una ceja.

            -Chicos, sé que es injusto pedirles esto a última hora, pero sería un enorme favor, tengo pagado un paquete para dos personas, pero puedo llamar a mi agente de viajes y programar algo para tres, es decir, una habitación más.

            -Harry, ni siquiera se lo has preguntado a Draco –dijo Fred sonriendo- francamente creo que te va a mandar a la mierda.

            -Bueno, pensé en preguntárselo hasta haberme asegurado de que ustedes dirían que sí ¿Qué tal si acepta y ustedes no pueden? No me gustaría decepcionarlo por segunda vez.

            -Ay Harry, como si no lo conocieras –dijo George guardando sus notas.

            -Si, ya sé que dirá que no, pero ya me encargaré yo de convencerlo.

            -¿En una hora? –Inquirió Fred sin dejar de sonreír- lo repito, estás loco.

            -Bueno, en caso de que definitivamente diga que no, no pasara nada y ya, pero antes me gustaría asegurarme de que ustedes puedan en caso de que logre convencerlo.

            Los gemelos se miraron entre si como si se comunicaran mentalmente, algo que a veces Harry llegaba a pensar seriamente al ser estos de pensamientos tan similares.

            -Bueno… -dijo por fin Fred- unas vacaciones nos caerían bien.

 

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