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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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            -¿Qué más puedo hacer tumbado en esta cama?

            -Eso sí.

            -Bueno, creo que ya que Harry lleva tu apellido antes que el mío… con mayor razón este otro debe llevarlo también; pienso que no es muy conveniente que lleve el apellido Malfoy primero.

            -Para mí no habría inconveniente en que llevara el tuyo primero y el que este otro bebé haya sido concebido por mí, no marca ninguna diferencia con Harry, lo sabes bien.

            -Si, eso lo sé, pero sería raro que siendo hermanitos llevaran sus apellidos en diferente orden ¿no crees?

            -Eso sí.

            -Se sincero ¿Qué opinas del nombre?

            -Me gusta –respondio Harry con aire pensativo- “Sirius Potter” no se escucha tan mal.

            -¿De verdad?

            -¿Lo cambiarias si no fuera así?

            -No.

            -¿Entonces porque preguntas?

            -Bueno, como participaste un poco en esto, creí que debía comentarte algo.

            -Claro, solo participé un poco ¿eh? –exclamó Harry alzando una ceja.

            Los toquidos en la puerta los interrumpieron para dar paso a Sirius.

            -Hola, solo vengo a saludar y a despedirme.

            -¿Tan pronto? –preguntó Draco.

            -Si, ya faltan pocos minutos para las 8:00 pm, hoy tuve mucho trabajo y salí tarde.

            -Antes de que te vayas, debes escuchar esto –dijo Harry con una sonrisa de oreja a oreja.

            -¿Qué?

            -Adivina el nombre de mi hijo.

            -mmm… no sé ¿Draco? –exclamó tentativamente.

            -No, no llevará mi nombre –respondio Draco riendo.

            -¿Acaso será “Hagrid”?

            -¡No! –exclamaron al unísono Harry y Draco con cara de horror.

            -Pues no lo imagino, tal vez el nombre de sus abuelos –dijo Sirius riendo también al ver la expresión de horror de aquellos dos.

            -No… -dijo Harry ya recuperado de la impresión- se llamará “Sirius”.

            Sirius se quedó con la sonrisa congelada en el rostro mientras parpadeaba un par de veces.

            -¿Te comió la lengua el ratón? –dijo Harry riendo al ver su expresión.

            -No, yo… eee… ¿hablan en serio?

            -Si –respondio Draco- totalmente en serio, Harry quería ponerle “Albus Severus”

            -¡No  la jodas, Harry!

            -¡No es cierto!

            -¡Vaya!... –continuó Sirius pasándose una mano por su negra melena- chicos, esto es… genial… ¿pero están seguros?

            -Claro, Draco lo decidió y yo estoy totalmente de acuerdo.

            -Oigan, pero no quiero que por lo de la herencia se sientan comprometidos.

            -¿Qué herencia? –preguntó Draco haciendo gestos de asco al aparecer en la mesita de al lado, su cena.

            -¿No te lo ha dicho Harry?

            -¿Decirme que? –respondió el rubio tomando con la punta de los dedos el platito de papaya que estaba ahí- odio la papaya.

            -Tú odias toda la comida y no, no se lo he dicho, comenzamos esta conversación y me olvidé de contárselo.

            -¿Y bien? ¿Qué cosa? –preguntó Draco regresando a la charola el platito.

            -Hace rato Sirius me dijo algo muy importante –dijo Harry tomando el platito de nuevo y pinchando un trozo de papaya- abre…

            -Bueno ¿y qué te dijo? –preguntó el rubio volteando el rostro.

            -Abre la boca.

            -¿Eso te dijo, y para qué?

            -El no ¡tú!

            -Yo no te dije eso.

            -Que chistosito… o te tragas esta papaya o te la meto por el culo.

            -No me gusta la papaya y lo sabes.

            -Pero la necesitas para una buena digestión, además aunque te trajeran un filete, de todos modos no lo querrías, así que o abres la boca o…

            -Como veo que van para largo, yo me voy –dijo Sirius girándose.

            -¡No, quiero que me cuenten eso que mencionaron! –exclamó Draco.

            -Bueno… si no comes, no te diré nada –dijo Harry alzándose de hombros.

            -¡Eso no es justo!

            Sirius sonrió discretamente al ver que su nombre había sido escogido no por un mero agradecimiento debido al dinero, sino por otras cuestiones que al parecer eran importantes para Draco y eso era más que suficiente para él.

            -Me voy, yo si debo trabajar mañana… gracias chicos, eso del nombre nunca lo esperé.

            Draco y Harry suspendieron su discusión un momento para ver salir al auror muy feliz de la vida.

            -Falta otra cosa… -dijo Draco cuando Sirius tomó la perilla.

            -¿Hay más?

            -Ajá… pero esto último es solo si usted quiere.

            -Me intrigas ¿pues qué es?

            -Si acepta ser el padrino de Harry y Sirius, claro, cuando éste ultimo nazca.

            Sirius volvió a quedarse tieso provocando de nueva cuenta la risa en los chicos.

            -Solo di sí o no –exclamó Harry.

            -Claro –respondo Sirius quedándose evidentemente sin saber que mas decir.

            -Gracias, ahora si ya puede irse –exclamó Draco divertido.

            Sirius simplemente se dio la vuelta y salió de la habitación sintiendo que literalmente caminaba entre nubes.

            -Ahora si ¿Qué tienes que contarme?

            -Ya te lo dije –respondió Harry con firmeza- no te diré nada hasta que cenes.

            -Harry, no seas así –dijo Draco al ver que el moreno hablaba muy en serio.

            Pero Harry ya estaba suficientemente curtido en ese tipo de tratos, así que encogiéndose de hombros volvió a acercarle el trozo de fruta.

            -No estoy manco, puedo comer yo solo.

            -Si espero a que tú lo hagas solo, esa fruta se pudrirá por tanta espera, abre.

            Draco trago saliva y haciendo un gran esfuerzo, abrió la boca.

            Una hora después, cuando por fin terminó de cenar y Harry le contó lo que pretendía hacer Sirius, quedó boquiabierto.

            -¡Vaya! –Exclamó al fin- eso es… muy generoso de su parte, no tiene porque hacerlo.

            -Eso lo sé muy bien, yo también me quedé tieso cuando me lo dijo, pero así es él.

            -Bueno, por lo pronto ya sé qué hacer con ese dinero.

            -¿¡Tan pronto?!

            -Ajá, quiero sacar a mi padre de donde esta, quiero usar el dinero para contratar a un abogado, el que no pueda visitarlo, no implica que me haya olvidado de él.

            -Claro.

            -Quiero sacarlo de ese lugar y tenerlo cerca, donde pueda platicar con él a la hora que quiera, además no sé si solo lo cuidan o en verdad intentan ayudarlo… oye ¿crees que el abogado que resolvió el último problema quiera aceptar?

            -No sé, sería cosa de preguntarle.

            -Pues pregúntale, mientras más pronto ponga manos a la obra, mejor.

 

_____________________________________________________________________________________.

 

            Al día siguiente, cuando Sirius visitó de nuevo a Draco, les contó que su ingreso en la clínica ya era de conocimiento público y estaba en primera plana de los diarios.

            -¿Qué no van a dejarme en paz nunca? –exclamó Draco molesto.

            -Esta vez dicen que fuiste víctima de un tipo resentido, tal parece que el novio del chico en cuestión dijo algo sobre ello… bueno, al menos ya no eres el tirano.

            -Woow, que alivio –respondio con sarcasmo.

            -Vaya, con razón… -dijo Harry- hoy, cuando fui a presentar mi renuncia al departamento, el jefe casi se muere; pero cuando salí, los demás me vieron un poco distinto, ya no tanto con ese resentimiento que tenían, como si yo hubiese cometido un crimen imperdonable; claro que su aprobación me importa una mierda, pero al menos no tuve que enfrentar a nadie y pude sacar las cosas de mi casillero en paz.

            -Bueno, ven acá, te mereces un beso –dijo Draco tendiéndole una mano.

            -Yo ya me voy –dijo Sirius rodando los ojos.

 

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            Siendo las 8:00 am, Molly preparaba una papilla mientras Harry mordía su juguete de agua en su silla especial.

            -Buenos días –saludó Hermione entrando a la cocina.

            -Buenos días –respondio Molly un tanto seria- ya mi amor… -añadió dirigiéndose al pequeño, que gimoteaba mientras aventaba su mordedera al suelo.

            -¿Qué le sucede? –preguntó Hermione desde la puerta, pues percibía la frialdad que se había instalado en La Madriguera desde aquel día.

            -Son los dientes –respondió Molly levantando el juguete y lavándolo en el fregadero.

            -Hay medicamentos muy buenos para eso.

            -Gracias Hermione, pero creo que después de criar a siete hijos, ya sé cómo lidiar con estas cosas.

            Hermione sintió una punzada en el pecho al oír la respuesta de Molly, por lo que sin poder evitarlo, un nudo se formó en su garganta.

            -Molly… -musitó tomando una silla y sentándose- yo… lamento todo esto.

            -¿Qué es lo que lamentas? –Respondio Molly cargando a Harry, quien había comenzado a llorar- ¿Qué mi pequeño llore por sus dientes?  O ¿Qué tenga que estar aquí, profanando esta casa?

            -¡No!

            -O ¿Qué le preste más atención a él que a ustedes?

            -No Molly, no es nada de eso –se apresuró  a responder.

            -¿Entonces?

            -Yo… lamento tanto haber contribuido a esta situación –respondio sin poder evitar que las lagrimas anegaran sus ojos- yo estaba equivocada… muy, muy equivocada…

            -¿En qué? –preguntó Molly sin sentir el mas mínimo sentimiento de conmiseración mientras acariciaba la pequeña espalda de Harry, quien se había recargado en el pecho de la buena mujer.

            -En todo… desde un inicio debí respetar la decisión de Harry de elegir a Draco Malfoy… aunque tuviera todas las reservas del mundo debí respetar a mi amigo… oh Dios, soy tan estúpida… -concluyó sollozando.

            Molly deseo arrojarle una olla a su alborotada melena castaña, sin embargo no pudo resistir su corazón bondadoso… demasiado bondadoso en ocasiones  para su gusto, pero sabia reconocer cuando una persona estaba en verdad arrepentida.

            -Afortunadamente Harry es un hombre maduro y fuerte que no necesita la aprobación de nadie para hacer lo que quiere –dijo sentándose al otro extremo de la mesa- pero hubiese sido muy feliz de haber contado con su apoyo.

            -Lo sé, lo sé… -respondio sorbiendo la nariz.

            -En el tiempo que lo he visto con Draco, me doy cuenta de que no lo había visto tan feliz…

            -Yo… nosotros pensamos que… es que era Malfoy… y… y…

            -¿Y qué podía hacerle a Harry? ¿Entregarlo a un Voldemort muerto?... y en el caso de que hubiese engañado a Harry, ustedes hubiesen podido respetar su decisión y estar ahí para cuando eso pasara tal como lo haría un verdadero amigo… pero no, se encargaron de dejarle muy en claro que ustedes no eran la clase de amigos en los que se puede confiar ciegamente; que son la clase de personas que si no bailan a su son, pueden olvidarse de ustedes.

            -¡No!... no es verdad…

            -¿Ah no?... perdón entonces por la equivocación, con lo que vi la ultima vez, pensé que así era.

            Hermione se quedó callada, sentía en el alma cada palabra de Molly, pero lo peor de todo es que la madre de su esposo hablaba con toda la razón del mundo.

            -Me equivoque… -musitó finalmente con la cabeza inclinada- y… y aunque nunca haría lo que hizo Ron… yo no hice nada para evitar este distanciamiento que tanto daño a provocado.

            -Exacto.

            -Como quisiera que Harry me perdone.

            -¿Solo él?... dos personas salieron lastimadas en todo esto y están en el hospital.

            -Us-usted es peor que el Wizengamot –exclamó Hermione sonriéndole tímidamente a su suegra, la cual no pudo evitar sonreír ante el comentario.

            -Si, así soy con las personas que amo… ya, mi amor… -susurró arrullando a Harry, quien al fin se había tranquilizado- tan solo mira a Ginny, mi pobre hija sufre mucho, no creas que no me doy cuenta, pero nunca ha dicho una sola palabra en contra de ellos, hizo lo que ustedes debieron hacer si no estaban de acuerdo… quedarse callados.

            -Debo hablar con Harry… pedirle perdón…

            -Deberás buscar el momento adecuado, pues prácticamente vive en la clínica… no sabes cuánto ama a ese muchacho, deberías verlos juntos Hermione… Harry daría la vida por Draco Malfoy y sin lugar a dudas, Draco haría lo mismo; este niño también le ha cambiado la vida a pesar de que cada día se parece más a su otro padre biológico, el medimago que lo concibió, ellos dos le han dado lo que siempre buscó… su propia familia.

 

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            Al día siguiente, Molly llevó a Harry a ver a su papá, quien al ver al pequeño, comenzó a llorar como Magdalena.

            -Tranquilo Draco, Harry está bien –dijo Harry mayor al ver a Draco abrazar al pequeño.

            -Ya… ya quiero regresar a casa… -balbuceó Draco sintiéndose el hombre más desdichado del planeta- ya quiero cuidar a Harry.

            -Esta muy bien cuidado, Arthur y los gemelos están vueltos locos con él, ya hasta me visitan a diario –exclamó Molly a un lado de su cama sintiéndose conmovida por la escena.          

            -Eso ya lo sé… pero ya quiero estar con mi hijo…

            Y mientras Draco abrazaba a Harry, Molly se llevo al auror al otro extremo del cuarto.

            -Harry, Hermione quiere hablar contigo.

            -¿Y de qué? Yo no tengo nada que hablar con ella.

            -Hijo, entiendo tu resentimiento, pero está muy arrepentida, sabe que todo este tiempo estuvo equivocada.

            -Tal vez después Molly, por ahora no quiero ni siquiera verlos, ni a ella ni a Ron.

            Molly lo vio hablar con tal determinación que supo que de nada serviría seguir hablando, por lo que ya no siguió con el tema; y es que en verdad lo comprendía, sabía que el daño causado era mucho y pasaría algún tiempo antes de que Harry decidiera darle otra oportunidad, por lo menos a la castaña.

            La hora de la despedida fue un nuevo martirio, pues papá e hijo no dejaban de llorar cuando Molly cargó al pequeño.

            -Mejor lléveselo, que si esperamos a que los dos se calmen, pasaremos aquí toda la noche –dijo Harry acompañando a Molly a la puerta.

            Cuando quedaron solos, se sentó junto a Draco, quien sollozaba con tanto dolor, que el moreno simplemente lo abrazó.

 

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            La tarde siguiente, Draco tuvo que dejar ir a Harry para que fuera junto con Sirius a Gringotts y arreglar lo de las cámaras que iban a estar a su nombre, y cuando regresó a la clínica, Draco casi se va de espaldas al leer en el pergamino, la cantidad de dinero que había en las cuatro cámaras asignadas a ellos dos.

            -¡Es mucho dinero! –exclamó pergamino en mano.

            -Si, yo también casi me desmayo al ver el contenido.

            -Sirius es muy generoso… vaya, me he quedado sin palabras ¿y porque no vino hoy a verme?

            -Está muy cansado, prefirió irse a descansar, pero promete venir mañana.

           

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            Cuando llegó el sábado, Sirius llegó justo cuando Harry ayudaba a Draco a caminar por la habitación libre al fin del catéter de Foley.

            -Hey, ¿Qué tal amaneciste hoy?

            -Ah, hola… estoy mejor –respondio Draco sintiendo las piernas temblorosas mientras daba pequeños pasitos.

            -Te ves pálido.

            -Pálido siempre estoy… -dijo sonriendo sin ganas- Harry, ya me cansé… y me duele aquí –añadió sobándose el bajo vientre.

            -El señor Jackson ya nos lo había dicho, por eso es el reposo absoluto, aunque también debes caminar por lo menos una hora al día.

            -Ya no quiero, siento que las piernas se me doblan.

            -De acuerdo –dijo Harry ayudándolo a sentarse en la cama- apenas llevamos diez minutos, al rato caminamos otro ratito ¿te parece?

            -Ajá –respondio arrugando la nariz mientras se sobaba el bajo vientre- me mata la espalda y la cintura… ya no puedo dormir bien.

            -Bueno, bueno, para que te alegres, tienes visitas –dijo Sirius tomando la perilla.

            -¿Quién?

            Por toda respuesta Sirius abrió la puerta dejando ver a…

            -¡Hagrid, Remus! –exclamó Harry contento de ver a sus dos amigos.

            -Hola chicos ¿podemos pasar? –preguntó Remus.

            -Adelante.

            Cuando entraron, la habitación pareció más chica con el guardabosque de Hogwarts dentro.

            -Hola –saludó Hagrid un tanto nervioso.

            La imagen del semi gigante ayudándolo en las cavernas de los gigantes, llegó inmediatamente a la memoria de Draco, por lo que sonriendo amable, le tendió la mano.

            -Hola Hagrid.

            Hagrid se le quedó viendo unos segundos antes de tomar su mano, evidentemente aliviado.

            -Hola Malfoy, que gusto saludarte otra vez.

            -¿Por qué tan nervioso?... ya habíamos platicado en casa.

            -Pues sí, pero no estabas… así…

            Draco sonrió sabiendo a que se refería Hagrid.

            -Bueno, pero no es la primera vez que vez así, así que no hay problema.

            -¿Ya mejor, Draco? –preguntó Remus dándole la mano también.

            -Si, mucho mejor… aunque preferiría estar en casa, detesto los hospitales.

            -Yo también.

            -¿Y cómo se siente de profesor con plaza permanente?

            -Genial, nada comparado con mi experiencia anterior en donde tenía que estar alerta en todo momento… bueno, ahora también debo estar alerta por si algún estudiante me lanza un Desmaius por accidente.

            Después de ponerse al día, Hagrid se acercó de nuevo a Draco para contrale algo que llevaba un tiempo haciendo.

            -Malfoy, yo… bueno, espero que no te moleste, pero hice algo…mmm un  obsequio, podría decirse…

            Draco sonrió al verlo tan nervioso, por lo que sin decir nada, guardó  silencio dejándolo terminar.

            -Yo… supe lo que pasó con tu madre, y espero no molestarte al mencionarla…

            -No me molesta, no hay problema.

            -Ah bueno… -continuó Hagrid mas animado- como no recuperaste su cuerpo, me atreví a hacer algo… bueno yo no, más bien fue la profesora Sprout, quien amablemente accedió a ayudarme con esto; le pedí que hiciera un narciso de color azul y centro dorado ¡pero no cualquier azul! –Exclamó emocionado- sino un azul especial, para esto le pedí a Molly que me prestara una fotografía de tu hijo, pues sus ojos son como los de tu madre... así que le llevé esa fotografía a la profesora y le pedí que le pusiera ese tono a los pétalos y como ella es una excelente botánica, lo logró.

            Draco escuchaba sintiéndose abrumado al ver todo el trabajo que Hagrid se había tomado para hacer ese obsequio.

            -No pudo hacer que florecieran todo el año sin tener que darles cuidado especial, pero eso fue por falta de tiempo; solo florecerán en primavera o a menos que quieras tener un invernadero… tengo diez macetitas con  una flor cada una, pero pueden cultivarse hasta producir las que tú quieras, yo… espero que te gusten.

            El pequeño grupo se quedó en silencio haciendo que Hagrid comenzara a sentirse incomodo.

            -¿Sucede algo? –exclamó al fin.

            -No, nada, gracias –respondio Draco muy conmovido- es maravilloso… a ella… a ella le hubiera encantado, amaba las flores.

            Hagrid se volvió a mirar muy espantado a Harry al ver que Draco había comenzado a sollozar suavemente.

            -Tranquilo, con esto de la gestación tiene el sentimiento a flor de piel –susurró el moreno al pobre Hagrid, quien no quedó muy convencido con esa explicación.

            -¿Seguro?

            -Sí, llora hasta porque la mosca le pasa enfrente.

            -¡Ya te oí!

            -Gracias Hagrid –dijo Harry sonriendo- pero ¿puedo preguntar por qué?

            -Bueno… -respondio Hagrid evidentemente apenado- yo… no pude hacer nada por la abuela del pequeño Harry, así como tampoco por él, así que… solo fue un detalle.

            -¿Dices… que no pudiste hacer nada por Harry? –preguntó Draco después de sonarse la nariz evidentemente incomodo de que gente extraña lo viera tan sentimental.

            -Sí, ese día no pude impedir que se los llevaran… siempre lo he lamentado –concluyó Hagrid cabizbajo.

            -Eso es tonto… me ayudaste mucho.

            -Pero se los llevaron.

            -Sí, pero gracias a ti me encontraron, más bien dicho “nos” encontraron.

            -Eso es cierto Hagrid, ¿Cómo se te ocurre decir que no ayudaste?

            Después de un rato más, Kelly entro a la habitación para hablar con Harry algo apartados.

            -Harry, la habitación tiene demasiado gente, no me obligues a restringir las visitas.

            -No, lo siento, de verdad… sé que habémos demasiados, pero ya se van.

            -Te pido por favor que no se vuelva a repetir, Draco puede parecer animado, pero el esfuerzo es mucho, sino mira como se queda quieto en la cama… está agotado.

            Y era cierto, Harry vio al rubio todo desmadejado asintiendo solamente con la cabeza a la conversación de los demás.

            -Lo lamento, no volverá a ocurrir.

            -Les daré cinco minutos más y regresare para chequearlo ¿bien?

            -Si, gracias.

            Cuando Kelly salió de la habitación, Harry no tuvo necesidad de decirles nada, pues cuando volteó a ver a Draco, éste se había quedado dormido en plena conversación.

            -Creo que es hora de irnos –dijo Remus viendo al rubio- bueno Harry, me dio mucho gusto saludarte, Tonks me dijo que la llamaste hace dos semanas, iba  a venir hoy pero Teddy se resfrió.

            -Salúdamela.

            -Con gusto.

            Cuando Hagrid salió, Harry le dio un afectuoso abrazo haciendo que éste saliera muy feliz.

 

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