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-Tienes razón en algo… -dijo finalmente dejando su tasa en el platito- a las nuevas generaciones les falta pasión por su profesión.
-¿Puedo preguntar que le llevó a elegir las leyes?
-La buena paga por supuesto ¿esas galletas son de coco?
-Si señor –respondio Betsy solicita.
-Son mis favoritas –dijo Gregory Gordon tomando una.
-Le prepararé una ración para que las disfrute en su hogar, señor.
-Gracias –respondio hincándole el diente a una.
-¿Y los ideales de estudiante? –Continuó el rubio- ¿Dónde quedaron esos deseos de proteger al inocente y toda esa mierda?... porque eso es la mayoría de lo que los chicos piensan.
-Pues entonces conoces a muy pocos abogados por lo que puedo darme cuenta ¿acaso no trataste con las docenas de abogados que seguramente tu padre tuvo a su disposición en su momento?
-La verdad no, estaba muy ocupado haciéndole la vida pesada a un cretino que odiaba en el colegio.
Harry solo sonrió ante el último comentario de Draco.
-Mira, la verdad eso de que solo me interesa proteger a los inocentes no es una completa mentira, el que mi cliente sea inocente es una gran ayuda; pero cuando es culpable, entonces el caso cambia para mí y toma una nueva perspectiva.
-¿Y cuál es?
-Se convierte en un juego de ajedrez, en donde cada movimiento demuestra la pericia de cada jugador… me gusta medirme con quien se me ponga enfrente.
-Muy gratificante, me imagino.
-No tienes idea de cuánto.
-¿Con eso debo entender que no es ningún tipo de prejuicio lo que le impide tomar el caso de mi padre?
-En efecto.
-¿Y porque no acepto el mío cuando ningún abogado quiso hacerlo? Hubiese sido un buen reto.
-Porque estaba en Holanda, acompañando a mi esposa en un tratamiento de belleza; pero por lo que veo no hizo falta… ¿no te gustaría estudiar leyes? Aun eres joven.
-Paso.
-Lastima.
-¿Y entonces? ¿Acepta o no?
El señor Gordon comió otra galleta siendo imitado por el rubio.
-Insisto, estas galletas están deliciosas.
-A mi me saben a cartón, prefiero un plato de pepinos con salsa de tomate –respondio Draco terminando su galleta por educación.
El señor Gordon hizo un gesto al escuchar a Draco, por lo que luego de terminar su galleta de coco y tomar un trago de té, se limpio los labios con una servilleta y miró fijamente al rubio.
-De acuerdo, representaré a Lucius Malfoy; así que tenemos mucho de qué hablar, pongámonos a trabajar.
Draco sonrió para después mirar a Harry, quien sonriendo también, le pidió a Betsy más té y galletas de coco.
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-Gracias por traerme a Harry –dijo Molly recibiendo al nene en la sala de su casa.
-No tiene nada que agradecer –respondio Harry dejando la pañalera en un sofá –será su primera fiesta.
-Si, mi amiga preparó con mucho esmero la fiesta de su nieto y como me invitó, yo quiero presumir al mío… haber cariño, di “abuela” -exclamó Molly dirigiéndose al pequeño Harry, quien la miraba muy atento- “abuelita”
-Ita… -balbuceó Harry poniendo sus manitas en las mejillas de Molly.
-¡Me dijo “abuelita”!
Harry rio al ver la expresión de Molly y dándole un beso a su hijo se despidió, solo que antes de tomar los polvos flú de la chimenea, Ron bajó las escaleras apresurado.
-¡Harry, espera!
Harry rodó los ojos y sin responderle nada, arrojó los polvos flú recitando si dirección y desapareció.
-Animo hijo, algún día lo convencerás –dijo Molly sintiendo tristeza de ver a su hijo tan desanimado.
-¡Ita… ita!... –balbuceó Harry extendiendo los bracitos a Ron, quien extrañado lo miró.
-Creo que quiere lo que tienes en la mano.
Ron miró el destornillador color naranja brillante que llevaba en la mano, pues se encontraba revisando una caja con chunches muggles que deseaba desechar, cuando bajó apresurado al oír a Harry en su sala.
-eee… creo que es peligroso para él –respondio algo intimidado ante el nene, quien seguía estirando los bracitos ansioso.
-¡Na… pa!...
-¿Por qué no lo cargas? Te aseguro que no muerde.
-Claro que no, no me conoce ¿y si llora? –respondio Ron espantado.
-Ya te ha visto lo suficiente como para saber que no eres un extraño… -respondio Molly acercándose- anda Ron, intenta cargarlo, ya verás que no llora, y si lo hace pues me lo regresas.
Ron tragó en seco al ver al pequeño saltar en brazos de su madre intentando tomar el destornillador.
-¿Y si se lastima?... un destornillador no es juguete para bebés.
-Pues desaparece la punta con tu varita, a fin de cuentas lo que le llama la atención es el mango –respondio Molly viendo los intentos de Ron de desafanarse.
Sintiendo que el cuerpo comenzaba a sudarle, Ron sacó su varita y desapareció la punta del destornillador quedándose solo con el mango color naranja, luego miró al pequeño y haciendo acopio de su antiguo valor Griffindor, le extendió los brazos.
Sin ninguna reticencia, Harry se impulso hacia adelante para sorpresa del mismísimo Ron, quien lo cargo mirando asustado a su madre.
-Cuídalo un momento, voy por mi suéter.
-¡Madre!
-No te comerá.
Harry buscó el mango que Ron tenía en la mano y cuando por fin lo tuvo en su poder, inmediatamente se lo llevó a la boca.
-No, eso no se come –exclamó Ron percibiendo el suave aroma a jabón del pequeño cuerpecito cálido que jugueteaba en sus brazos.
Harry comenzó a examinar con mucha atención la herramienta mientras Ron se sentaba en el sofá sin dejar de mirarlo con mucha atención. El bebé parecía un bebé normal, con unos ojos azules muy grandes y bonitos; con su ropa color amarillo con un osito bordado en el frente.
-Así que tu eres el hijo de Draco Malfoy… -susurró viendo jugar al nene- y de Harry también…
Harry se giró hacia él para mostrarle el mango naranja haciendo que Ron se viera en la necesidad de interactuar directamente con él; por lo que sin dejar de sentirse nervioso, le sonrió tomando el mango de las pequeñas manitas.
-¿Te gusta?
Y más que otra cosa, lo que sentía Ron era intimidación pura ante el pequeño, pues el solo hecho de saber que era hijo de Draco y Harry, hacia que sintiera que lo podía romper con cualquier movimiento.
-Bueno… -exclamó tomándolo de la cintura y parándolo sobre sus muslos- si en verdad eres un niño normal, te gustará que haga esto.
El pequeño Harry comenzó a reír a carcajadas cuando Ron lo elevó por encima de cabeza simulando que volaba, por lo que Molly, quien estaba atrás de la puerta de la cocina, solo sonrió.
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Siendo casi dos semanas las que Draco y Harry iban a la clínica, el rubio sentía mucho alivio a su cansancio.
-Ya solo faltan dos semanas para cumplir exactamente nueve meses –dijo Harry a Draco mientras preparaba su mochila para ir a nadar- ya estas programado para la cirugía.
-No me lo recuerdes…
Harry volteó a mirar a Draco y lo descubrió con semblante más pálido de lo normal.
-¿Qué sucede?
-Que me muero de nervios… ya solo faltan dos semanas ¿y si algo sale mal?
-No va salir nada mal, estas muy controlado, tranquilo.
-Si claro, como no eres tu el que va a estar en la plancha.
Harry terminó de meter la botella de Gatorade en la mochila y después fue a sentarse junto a Draco.
-Lo siento –dijo poniéndole el brazo sobre los hombros- no puedo ponerme en tus zapatos.
-No, el aprensivo soy yo -respondió sonriendo intentando tranquilizarse a sí mismo- vámonos ya que se hace tarde.
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Al día siguiente, Harry recibió una lechuza en donde el departamento de aurores le pedía ir a aclarar unos informes de algunas investigaciones pasadas.
-¿Es algo malo? –preguntó Draco.
-Aquí dicen que no, es solo para desechar papelería; sin embargo es todo un rollo el trámite para eso, no tardaré –respondio Harry doblando el pergamino- iremos mas tarde a la clínica, pero de que iremos, iremos.
-Bien, de todos modos aquí estaré.
Harry fue a despedirse con un beso y luego tomando su chaqueta salió de ahí.
Siendo ya casi las dos de la tarde, Harry regresó a Grimauld Place para recoger a Draco e irse a la clínica.
-¿Qué tal te fue? –preguntó Draco sentando en un sofá de la sala cuando lo vio salir de la chimenea.
-Bien, no hubo ningún problema ¿nos vamos?
-Si, aquí está la maleta y Harry está tomando su siesta.
-Bien –respondio el moreno tomándola y dándole la mano a él para ayudarlo a levantarse.
Entonces la chimenea crepito avisando de una llegada, siendo un conocido rostro pecoso el que saliera de ahí.
-Hola –saludó Ron con gesto serio- nuevamente estoy aquí ¿podemos hablar? –preguntó dirigiéndose a Harry.
-Ahora vamos de salida –respondio Harry con una sonrisa de disculpa- ¿podríamos dejarlo para después?
Tanto Draco como Ron se le quedaron mirando fijos sin que el moreno cambiara de actitud por eso.
-Es que ya vamos tarde… ¿te parece bien mañana?
-Claro –respondio Ron viéndolos dirigirse a la puerta.
-Nos vemos Ron –dijo Harry saliendo de Grimauld Place.
Ron se quedó parado unos segundos para después tomar un puñado de polvos flú y regresar a su casa en donde su madre y su esposa lo vieron salir de la chimenea.
El pelirrojo subió a su habitación sin decir nada mientras las dos mujeres se miraban entre sí.
-Creo que de nuevo no pudo hablar con él –dijo Hermione con unos expedientes en su regazo.
-Si, eso parece.
Ron se había recostado en su cama con los brazos atrás de su cabeza repasando lo acontecido apenas unos momentos, y solo habían transcurrido unos cinco minutos cuando de repente se enderezó como impulsado por un resorte abriendo tremendos ojos.
-¡No puede ser! –masculló poniendo los pies en el suelo y levantándose rápidamente.
Las dos mujeres lo vieron bajar corriendo las escaleras y tomar polvos flú mascullando quien sabe que cosas.
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-¿Y quién me busca con tanta urgencia? –exclamó Sirius en su oficina mientras redactaba varios informes atrasados.
-Tu amigo pelirrojo, el de la vez pasada.
-Vaya… -exclamó el auror algo contrariado mientras se rascaba la melena- dile que ahora voy.
-Estaba muy ansioso, dijo que era algo muy importante.
-De cuerdo, ahora voy, gracias.
Cuando Sirius vio a lo lejos a Ron y Ron le vio a él, el pelirrojo se levantó rápidamente para ir a su encuentro.
-¿Qué sucede, Ron?
-Sirius, pasó algo muy raro en casa de Harry.
-¿Qué paso? –preguntó Sirius frunciendo el ceño.
-Hace apenas un rato fui a verlo y no me corrió ni me trató mal.
-¿Y eso es malo? –Respondio Sirius rodando los ojos- por Merlín, Ron… no me asustes así –dijo Sirius dándose la vuelta para regresar por donde había venido.
-Es que eso es lo raro –continuó Ron siguiéndole el paso- nunca me trata bien y ahora estuvo de lo más amable.
-Mira amigo, la verdad estoy ahogado en trabajo y…
-¡Escúchame! –Exclamó Ron parándosele en frente deteniéndole el paso- su mirada no era la misma… ya no me veía con odio…
-¿Y no querías eso? ¿Cuál es el problema entonces?
-A pesar de que parezco despistado, yo soy muy observador Sirius… y no solo la actitud de Harry era diferente.
Sirius ya no dijo nada al verlo hablar con ese gesto tan grave.
-Harry llevaba un dije en el cuello que solo se lo he visto a otra persona.
-¿Qué diantres quieres decir? –preguntó Sirius comenzando a sentir un peso en el pecho.
-Yo… creo que con quien hable, no era Harry.
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-¿A dónde vamos? –preguntó Draco viendo a Harry tomar un camino distinto al que siempre recorrían.
-Es una sorpresa, tranquilo –respondio Harry sin despegar la vista del frente- por cierto ¿me prestas un momento tu varita? Olvidé la mía en el departamento de aurores.
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-Era un pequeño dije de madera con una runa inscrita… -dijo Ron ante la mirada casi histérica del auror- y ese dije solo se lo he visto a alguien.
-¿¡A quien?!
-A Rupert Greenwalt, el ex novio de Harry.
Poniéndose alarmantemente pálido, Sirius tomó del brazo a Ron mientras se giraba y se dirigía a la salida.
-Llévame a donde vive ese tal Rupert.
Cuando llegaron a casa de Rupert, un hombre les abrió la puerta.
-Hola Matt ¿podemos pasar?
-¡Ron!... ¿Qué rayos haces aquí, no te basta con el problema que causaste?
-Esto es importante –intervino Sirius empujándolo y entrando sin esperar invitación.
-¡Oigan!
-Matt ¿Dónde está Rupert? –preguntó Ron ya en medio de la sala.
-¿Qué sucede?
-Solo responde, es un asunto oficial –exclamó Sirius exasperado.
-Vaya, pues… la verdad no lo he visto desde ayer.
-¿Y eso no te ha preocupado? –preguntó Ron sorprendido.
-No es cosa que te incumba, pero discutimos ayer y salió de aquí azotando la puerta.
-Dime algo ¿Rupert sigue usando el dije que le regalaste?
-Si ¿Por qué? –pregunto Matt comenzando a preocuparse al ver la actitud de los dos hombres.
-¿Hay alguna posibilidad de que haya otro dije igual a ese? –preguntó Sirius.
-No, yo lo mande a hacer… es algo especial entre nosotros.
-¿Por qué?
-Yo… yo le digo “osito” de cariño –respondio Matt intuyendo que esas cosas tan personales eran importantes para los hombres, pues Ron conocía solo la parte de que ese dije era regalo de él –por eso mande hacer ese dije con esa palabra, pero como en runas antiguas no existe esa palabra como tal, esa runa significa “oso pequeño”… no hay otro igual.
-Algo así me había contado Rupert… -dijo Ron a Sirius- por eso se me hizo muy raro que Harry llevara uno igual.
-¿Qué pasa con Rupert, sucedió algo malo? ¿Por qué dicen que Harry llevaba un dije como el de él, hablan acaso de Harry Potter? ¿Le hizo algo a Rupert? –preguntó Matt evidentemente alarmado viendo alternativamente a cada hombre.
Pero Sirius ya no respondio, pues salió corriendo de ahí seguido de Ron.
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-Fue Michael Kingston, estoy seguro... usó a ese chico y ahora tiene a Harry y a Draco, ya me comuniqué con la clínica y nunca llegaron –exclamó Sirius frente a su jefe
-Convoca una movilización nivel 2 –dijo Phillipe Wright poniéndose de pie- tendremos suerte si no han salido del país.
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-¿Qué sucedió? –pregunto Ron viendo salir a Sirius de la oficina.
-Te voy a pedir un gran favor, Ron –dijo Sirius caminando aprisa con el pelirrojo a su lado- ve a Grimauld Place y ocúpate del pequeño Harry, nosotros tenemos mucho trabajo y el tiempo es apremiante.
Ron asintió sabiendo que realmente no podía hacer nada más en ese lugar, por lo que mirando al auror, solo dijo antes de marcharse:
-Encuéntralos Sirius…
-Tenlo por seguro.
Finalmente Ron Weasley había servido de algo… aunque ese algo haya sido dar la voz de alarma de que Harry Potter y Draco Malfoy, habían desaparecido.
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