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SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

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Se vio claramente como Harry trataba de despertar con mucha dificultad, hasta que por fin pudo abrir los ojos.

            -¿Dra… Draco?...

            -Si Harry, soy yo… intenta espabilarte.

            -Tengo… calor…

            Draco notó que su frente estaba ahora algo sudorosa y para su pesar vio que Harry ahora estaba algo afiebrado.

            -Tranquilo, todo está bien –respondio viendo el baño sin puerta que había ahí; se levanto lentamente y fue a revisarlo a ver que encontraba; no había nada, salvo el inodoro y un lavabo; abrió el grifo y mojó un pañuelo que llevaba en el bolsillo, regreso a refrescar a Harry, quien después de un rato se quedó dormido.

            -Hijo de puta… -pensó viendo el cuerpo de Harry lleno de cardenales- espero que no le hayan roto ningún hueso.

            Para su alivio, la leve fiebre que pescó Harry, desapareció; por lo que el moreno volvió a temblar de frio.

            -Intenta descansar… -musitó mientras colocaba la chaqueta en las desnudas piernas de Harry para después recostarse a su lado y abrazarlo en un intento de darle calor  con su propio cuerpo.

            -mmm… -gimio Harry satisfecho al sentirse abrigado, por lo que Draco le besó la sien sin poder hacer nada más que esperar a que despertara.

            En eso miró la muñeca del moreno y vio una delgada cadena dorada que no había visto nunca.

            -¿Y esto?

            Miró su reloj viendo que ya eran las 3:00 am sin sentir la más mínima pizca de sueño, entonces la puerta se abrió sobresaltándolo.

            -Toma… -dijo Kingston arrojándole ropa- Potter no morirá de una pulmonía, no le será tan fácil librarse de esta.

            Draco se levantó con verdadera dificultad, pues el colchón estaba al ras del suelo y él se fatigaba con cualquier movimiento forzado. Sabía que el gesto de Kingston no era de generosidad, pues de nada le servía torturar a Harry si este se hallaba inconsciente y enfermo.

            Pero siendo como sea, tomó la ropa y comenzó  a vestirlo; los calcetines no fueron tan difíciles, lo duro fue colocarle la camiseta y el pantalón; terminó lográndolo bañado en sudor y resoplando como si hubiera corrido un maratón de cien metros.

            -¡Rayos!... –jadeó desplomándose junto a él- pesas una tonelada…

            Sin recuperarse aun, tomó la mano de Harry y la apretó contra su cuerpo, por fin estaba terminando de asimilar al 100 % su situación y la angustia se apoderó de su pecho sintiendo estrujar su corazón… nuevamente su hijo corría peligro, nuevamente su vida le valía un cacahuate en comparación con el tesoro que albergaba su cuerpo…

            -Sirius…-pensó sobando suavemente su vientre mientras las lagrimas escapaban de sus ojos y corrían por sus sienes- tranquilo bebé… todo estará… bien…

            Pero las últimas palabras le sonaron tan falsas que sin poder contener los sollozos se tapó los ojos con una mano mientras apretaba la mano de Harry.

            -¿Por qué?... ¿Por qué?... ¿Por qué no pueden dejarnos vivir en paz?

            El cansancio terminó doblegándolo, pero no por completo, pues un sueño intranquilo no lo dejó descansar en absoluto, sin contar el incomodo colchón en donde estaban acostados y el frio de la madrugada.

 

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            -Dra-Draco…

            -Harry… -exclamó Draco saliendo al instante de su duermevela al escuchar su nombre- ¿Cómo te sientes? –preguntó viendo en su reloj que eran las 5:30 am.

            -Draco… -musito Harry abriendo los ojos con dificultad- ¿Qué ha pasado?

            Draco se sentó con lentitud viendo que Harry cerraba los ojos mientras fruncía el ceño, señal inequívoca de que aunque no le haya respondido, el moreno se sentía como una mierda.

            -Fuimos secuestrados por Michael Kingston.

            En medio de su aturdimiento, Harry sintió un vuelco en el corazón al escuchar las palabras de Draco y deseó con todo su corazón que eso tan solo fuera producto de su malestar; sin embargo sabía que no era así, por lo que obligándose a hacer a un lado el dolor, hizo el intento de sentarse.

            -No te muevas, estás muy lastimado.

            -No importa, ayúdame a sentar… -mascullo Harry entre gestos de dolor.

            -Eres un necio –respondio ayudándolo hasta dejarlo recargado en la pared.

            -¡Ah!...

            -Te lo dije, deberías haberte quedado acostado.

            -¿Tu como estas, no te lastimaron? –preguntó ansioso.

            -No, estoy bien.

            -¿Cuánto tiempo ha pasado? –preguntó poniéndose una mano en las costillas.

            -Un día… ¿Qué pasó, como es que te dejaron así?

            Harry cerró los ojos al tiempo que torcía la boca, pues  eso ni el mismo lo tenía muy claro.

            -Yo… recuerdo que recibí el aviso del departamento de aurores… y luego, cuando entre al baño para entrar al cubículo que lleva al ministerio, no recuerdo nada más.

            -Pues te dieron una soberana golpiza.

            -Sí, ya me di cuenta… ¿y cómo es que te trajeron a ti? –preguntó sobresaltado.

            -Por medio de tu amigo, el tal Rupert, el de las fotografías.

            -¿Rupert?

            -Aja… el pobre está sometido con un Imperius, y transformado en ti y vestido con tu ropa me hizo salir de casa y heme aquí.

            Harry exhalo un suspiro mientras pegaba la barbilla al pecho, actitud que Draco supo leer de inmediato.

            -¡Ay por Merlín, tú no tienes la culpa!

            Harry meneó la cabeza mientras torcía la boca sin decir nada.

            -Nunca dejaras de ser San Potter –continuo Draco rodando los ojos- te sientes culpable hasta de la hambruna en África.

            -No Draco…  nunca te hablé de Kingston… -respondio sin levantar la cara- no quería preocuparte, pero si lo hubiera hecho, esto no te hubiera tomado tan desprevenido… hubiera podido evitarse.

            -No lo creo, tú estabas enterado y mira en donde estas… ese tipo hubiera seguido vigilándonos hasta lograr su objetivo, así que deja de culparte o me harás enojar.

            Harry levantó el rostro para mirarlo y vio las claras huellas de cansancio.

            -Has pasado un día sin tus medicamentos…

            -Pues si –respondio alzando los hombros en un intento de tranquilizarlo- pero me siento bien.

            -¿Por cuánto?... a lo mucho tardaras un par de días en metabolizar todos los medicamentos ¿y luego?

            -Al menos la poción la recibí ayer –dijo acomodándose en el viejo colchón.

            -Acuéstate, debes descansar –exclamó Harry al verlo.

            -Quien debe descansar eres tú, estas muy golpeado.

            -No podría descansar ahora…

            -¿Y crees que yo sí?... este maldito colchón tiene los resortes salidos por todas partes.

            Entonces la puerta se abrió de repente dejando ver un rostro familiar para Harry.

            -¡Vaya! Veo que ya despertaron, buenos días –saludó Kingston muy sonriente recibiendo por toda respuesta, miradas asesinas de los dos chicos- ¿durmieron bien?

            -Deje ir a Draco, ya me tiene a mi –dijo Harry.

            -¡Claro que no, tu no vas a quedarte con este loco!

            -Cállate Draco –respondio Harry sin dejar de mirar a Kingston.

            -Mejor cállense los dos… ¿de verdad crees que me tomé todo este trabajo para al final dejar ir a uno de ustedes?

            -Escuche… -insistió Harry hablando con desesperación al saber a Draco a merced de ese lunático- se lo pido… haga conmigo lo que quiera, pero…

            -¡Dije que te calles! ¿¡Crees que me importa lo que tú quieres?! –Interrumpió Kingston enfurecido mientras lo señalaba- ¡me importa una mierda lo que tú y este otro marica quieran!

            Harry ahogó un jadeó de dolor mientras veía al desquiciado aquel hablarles con verdadera rabia.

            -¡Tú y este fenómeno van a pagar por todo lo que me quitaron, por todo lo que me correspondía por derecho! –espetó Kingston con el rostro rojo de ira- ¿¡Acaso creen que fue tan sencillo lidiar con el señor Tenebroso?! ¡¿Qué fue por simple gusto que lo seguí durante tantos años?!...

            -Yo entiendo que…

            -¡Tú no entiendes nada!... ¡perdí todo por culpa tuya!... ¡por culpa de los Malfoy y por culpa de Roger!

            Draco veía con creciente preocupación la palidez que tenía el rostro de Harry, quien solo podía hacer gestos de dolor.

            -¡Elegí al señor Tenebroso por encima de mi familia y ahora no tengo nada!... ¡ni dinero ni poder!

            -Por imbécil… -pensó Draco mientras Kingston seguía vociferando.

            -Pero bueno… -continuó Kingston haciendo un evidente esfuerzo por calmarse- eso ya no tiene remedio, así que lo único que le da sentido a mi vida ahora, es hacerles pagar por lo que me quitaron.

            -¡Pero nosotros no le quitamos nada! –Exclamó Draco exasperado- ¡Si siguió al loco aquel, fue por estúpido!

            -Draco… -masculló Harry tomándole una mano sabiendo que retar a Kingston no era nada bueno.

            -¿¡Porque no mejor se apunta a sí mismo y se aplica un Avada?!... ¡le haría un gran favor al mundo librándolo de su estupidez y mediocridad!

            -Quien debería hacer eso es tu padre, pues solo ocupa espacio siendo un maldito vegetal.

            -Pues al menos él no tiene que andar escondiéndose de nadie como una maldita rata cobarde, por lo menos le queda un hijo que lo recuerda con orgullo, no como a usted, que de seguro su familia reniega de su existencia llenos de vergüenza…

            -¡Cállate! –gritó Kingston llegando a ellos en un par de zancadas.

            -¡No! –exclamó Harry alzando un brazo al ver el intento de Kingston de agarrar a Draco.

            Pero estando como estaba solo alcanzo a manotear mientras Draco recibía un puñetazo en plena cara.

            -¡Cállate, cállate!

            -¡Basta!

            Dándose por satisfecho viendo la ceja de Draco sangrar, Kingston lo soltó dando unos pasos atrás.

            -Los dos… -exclamó entre jadeos por el esfuerzo- se van a arrepentir hasta de haber nacido y cuando estés retorciéndote de dolor… -añadió señalando a Draco- ya veremos si te quedan ganas de seguir diciendo estupideces; mientras tanto te aviso Potter,  que no podrás desaparecerte, pues la pulsera que llevas en la muñeca tiene un hechizo que lo impide, y es obvio que tampoco te la podrás quitar.

 

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            -Bien… -pensó el señor Gordon al ver la primera plana de un diario de igual prestigio que El Profeta, a un día de la desaparición de los chicos.

 

            “Impactante, indignante y desoladora es la noticia de que Harry Potter y Draco Malfoy han desaparecido; como todos sabemos, Draco Malfoy fue exonerado de todo cargo en el juicio que se le entabló hace algunos meses, por lo que el honorable Wizengamot le dejó en libertad después de desmenuzar su vida hasta el último detalle hasta quedar satisfechos de que el único hijo de Narcisa y Lucius Malfoy fuera completamente inocente y quedando muy en claro que contrario a lo que pensaban de los Malfoy, el chico en realidad fue la víctima de un macabro plan; plan que fue desbaratado gracias al valor y audacia de nuestro heroico cuerpo de aurores y del muy enfermo y torturado Lucius Malfoy, quien terminó con su propia mano con la vida del que fuera el mago oscuro más poderoso de todos los tiempos y que ahora se encuentra internado en San Mungo, con un estado mental que le impide reconocer a su propio hijo y que mucho menos le permite saber que ya cuenta con un nieto y con otro por nacer. ¿Cuánto más se ensañará el destino con personas que solo desean una segunda oportunidad para reiniciar su vida?; afortunadamente contamos con un departamento de aurores perfectamente capacitados para encontrar a Harry Potter, el chico que nos dio esa segunda oportunidad a todos nosotros cuando era tan solo un bebé y a Draco Malfoy, un joven que luchando contra la naturaleza lleva en su vientre un ser inocente muy próximo a nacer.

 

            Y así como ese, dos diarios más y tres revistas publicaron artículos parecidos, en donde se exaltaba la participación de Lucius Malfoy en la muerte de Voldemort.

            -¿Te sirvo mas café, querido?

            -No, ya me voy… -respondio el señor Gordon a su esposa doblando el diario sobre las otras revistas.

            -Esos editores siempre están dispuestos a ayudarte ¿verdad?

            -Claro, siempre están dispuestos a recibir una buena paga y ahora me voy, que tengo una cita con Baltasar Parrish a primera hora.

            -¿Y cómo es que te la concedió, si apenas se la solicitaste ayer?

            -Su secretaria ama los perfumes franceses –respondio Gregory guiñándole un ojo- nos vemos, querida.

 

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            -Draco… -exclamó Harry angustiado viendo al rubio sobarse la cara- idiota, no debiste provocarlo así…

            -¡Ah, ahora yo tengo la culpa! ¿No? –respondio Draco viendo sus dedos manchados de sangre.

            -No dije eso… déjame ver…

            -Estoy bien… ¡dije que estoy bien! –añadió molesto al ver que Harry intentaba girarle el rostro a pesar de su evidente debilidad.

            -Draco, debemos ser prudentes… debes entenderlo… -respondio desistiendo.

            Draco exhalo un suspiro antes de responder, pues sabía que Harry tenía razón y que provocar al loco aquel, no era para nada inteligente.

            -Sé que no debí hacerlo… es solo que…

            -Te entiendo, créeme que si –dijo enderezándose y viéndolo al rostro- sé que estas asustado, pero debemos mantener la mente serena.

            Antes de que Draco pudiera decir algo, la puerta se abrió nuevamente entrando Kingston con un par de panes y un vaso de plástico, los cuales aventó diciendo:

            -Bon apetite… pueden tomar agua de la llave.

            Cuando salió, Draco se levantó para tomar el vaso del suelo.

            -Al menos no va a matarnos de sed.

            -Levanta el pan… -dijo Harry sujetándose un costado.

            Draco levantó también el pan sacudiéndole el polvo y dándoselo.

            -Es asqueroso, maldito lunático… voy por agua.

            Cuando regresó con el vaso con agua, le dio de beber a Harry para después sentarse junto a él.

            -Come –dijo el moreno tendiéndole el pan- también come el mío.

            -Sabes que eso de que tengo que comer por dos es un mito ¿verdad?

            -Cállate y come –musito exhalando un suspiro mientras pegaba la cabeza en la pared cerrando los ojos.

            -No tengo hambre.

            -No es momento para remilgos, debes mantenerte fuerte y lo sabes.

            -Pues si… es verdad, pero tú también debes comer, sería imposible que yo te cargara así como estoy ¿no crees?

            Harry abrió los ojos sabiendo que lo que decía Draco tenía sentido.

            -Bien, entonces comamos los dos.

            -Harry ¿te duelen mucho las costillas, no tendrás roto algún hueso?

            -No, ya estuve revisándome y solo estoy molido.

            Evidentemente aliviado, Draco mordisqueó el pan antes de atreverse a preguntar.

            -¿Y ahora qué?

            -No tengo idea… la verdad es que no se qué hacer.

            -Eh estado pensando que no ha de tener mucha gente a su servicio, dice que perdió todo y si todo este tiempo ha andado fugitivo, seguramente sus recursos ya han de estar muy gastados ¿te has fijado que hasta ahora solo hemos visto a dos hombres a su servicio? Bueno, al menos yo vi a dos y uno de ellos con un Imperius.

            -Si… lo he notado; y yo no he visto a nadie, estuve inconsciente todo este tiempo.

            Y era verdad, Michael Kingston solo tenía tres hombres a su servicio sin contar a Rupert, pues todo su dinero se le había ido de escondite en escondite, por lo que su desesperación y peligrosidad aumentaban cada día.

            -Debemos salir antes de que llegue la hora de que el niño nazca.

            Harry no respondio, pues aunque Draco no lo hubiera dicho, su prioridad era sacarlo cuanto antes de ahí, sin embargo era muy sencillo desearlo y otra muy diferente hacerlo.

            -Descansa… -dijo entonces el rubio sonriéndole tranquilizadoramente- nada ganamos desesperándonos, duerme un poco.

            -¿Y tú crees que podría hacerlo?

            -Si descansas el cuerpo, te recuperaras más rápido… anda Harry, recuéstate e intenta dormir; por ahora me siento bien, aprovecha.

            Harry sabia que lo que Draco decía era muy cierto, sin embargo la angustia que le atenazaba el pecho le hacía doloroso hasta el respirar; miró entonces el cansado rostro del rubio y pensó que de alguna manera debía tranquilizarlo, así que decidió hacer el intento de dormir.

            -De acuerdo, pero antes quiero orinar.

            -Te ayudaré a levantarte.

            -No, yo puedo –respondio Harry haciendo gestos de dolor al intentar ponerse de pie.

            -Eres tan necio –dijo Draco levantándose con evidente esfuerzo ante la congoja del moreno, a quien no le quedó más remedio que aceptar la mano que se le ofrecía- ¡Uff, estas pesadito!

            -Puro musculo –respondio intentando aligerar el ambiente.

            Poniendo su brazo en los hombros de Draco y oprimiéndose el estomago, pudo llegar al baño, en donde después de orinar y lavarse las manos, regreso al viejo colchón.

            Sonriéndole, Draco comenzó a acariciarle el cabello mientras Harry cerraba los ojos y contra lo que el mismo esperó, se durmió casi en seguida.

 

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            Con una movilización nivel 2, todos eran convocados, desde aurores retirados, hasta los estudiantes que aun estaban en formación en la academia, por lo que Remus se presentó en el departamento de aurores dispuesto a ayudar.

            -Bien, Sirius… -exclamó Phillipe Wright mientras miraba la declaración de Ron.

            -¿Sí?

            -Aquí dice que Potter viajaba en auto, así que quiero que investigues en que compañía lo adquirió para que lo localices por medio del sistema GPS.

            -¿GP qué? –exclamó otro auror con cara de total ignorancia.

            -¡Por todos los cielos, Murdock! –Respondio Wright- ¡La localización vehicular GPS consiste en la ubicación y el monitoreo de unidades móviles muggles, para conocer su ubicación geográfica, trayectorias y movimientos en tiempo real!

            -Ah…

            -Sirius, cuando esto termine, recuérdame mandar a todos a un maldito curso de actualización.

            -Si jefe.

            Cuando el auto fue localizado en el viejo callejón, el cuarto fue encontrado también siendo totalmente analizado, desde el polvo que había en el suelo, hasta las cenizas de la chimenea y las telarañas del techo, ningún detalle fue pasado de largo; y es que Phillipe Wright sabia que la desaparición de Harry Potter y Draco Malfoy no solo era el secuestro de dos personas, sino que era todo un fenómeno mediático que representaba el resurgimiento de ideales siniestros, que si bien no era el propósito de Kingston, podría alentar a los mortífagos que aun quedaban rezagados por ahí. Sabía que la gente estaba aun recuperándose de la guerra provocada por el loco que pretendía dominar el mundo y que esa recuperación estaba siendo bastante difícil, por lo que no pensaba permitir bajo ninguna circunstancia que Michael Kingston echara por tierra el esfuerzo de todos.

 

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            -No puedo ir a trabajar… no puedo pensar en otra cosa –dijo Ron sentando a la mesa de la cocina, con sus padres y Hermione.

            -¡Pá!... ¡pá!... –gimoteó Harry retorciéndose en los brazos de Molly.

            -Tranquilo cariño, tus papis pronto regresaran.

            -Mamá, lo pones más nervioso si estas llorando –dijo Ron viendo a Molly con tremendos lagrimones.

            -Es que… no puedo evitarlo… fui fuerte en tiempos de guerra, pero ahora estoy agotada…

            Ron se levantó y ante la sorpresa de todos, tomo al nene de brazos de su madre y salió con él al jardín.

            -Mira, haya esta un gnomo –dijo señalando a una criaturilla que se alzó sobre los arbustos justo cuando salieron.

            -¿Mo?...

            -Ajá, un gnomo… cuando estés más grande te enseñaré a quitarlos de nuestro jardín.

            Harry abrazaba su conejo morado mientras miraba atentamente el lugar por donde el gnomo se había asomado.

            -¡Mo! ¡Mo!...

            -Ya se fue, pero ahorita sale otro, ya verás…

            -¿Buscando gnomos? –preguntó Hermione poniéndose a su lado.

            -Si, pero se han escondido –respondio Ron mirando fijamente su jardín.

            -Van a encontrarlos ¿verdad Ron?

            Ron percibió la angustia en la voz de su esposa, por lo que tomándole la mano, se la apretó suavemente sin dejar de mirar al frente.

            -Claro que si, pronto estarán aquí.

            -Mo… mo… balbuceó Harry para casi enseguida ponerse inquieto otra vez- ¡Pa!... ¡Pa!...

            -Tranquilo Harry, tus padres pronto estarán aquí –susurró acariciando la suave cabecita.

 

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