Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

SI TU ME QUISIERAS... por Orseth

[Reviews - 516]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 

 

            Alecto Carrow llevaba sujeto del brazo a un hombre postrado a sus pies, con las muñecas y los tobillos sujetos con grilletes; túnica desgarrada y mugrienta, con el cabello y barbas hasta la cintura.

 

            -“¿Lucius?” –Pensó Remus con los ojos muy abiertos mirando a aquél hombre que más bien parecía un títere sin cuerdas- “¿Lucius Malfoy?”

 

            Emmeline y Harry se miraron igual de sorprendidos, entonces Voldemort dijo:

 

            -Tráelo aquí, Alecto.

 

            -Sí, mi señor –respondió la bruja arrastrando aquel despojo de hombre.

 

            Cuando lo tuvo frente a sí, Voldemort le tomó los cabellos con fuerza obligándolo a alzar la cara.

 

            -Sabes lo que se va a hacer hoy ¿verdad Lucius?... ¿recuerdas lo que te dije hace mucho tiempo?... lo que les dije a ti y a tu mujer el día en que por fin me deshice de ella…

 

            El rostro de Lucius Malfoy parecía el rostro de un cadáver, con los ojos hundidos y apagados que parecían mirar a la nada; sin ninguna emoción asomando a su cara a pesar de tener al mismísimo Voldemort a un palmo de distancia.

 

            -“Parece desmentorizado” –pensó Harry con horror.

 

            -Ese niño que está ahí… -continuo Voldemort señalando al bebé que lloraba- es hijo de tu hijo... sangre de tu sangre… y es mío, completamente mío, será el contenedor del alma del mago más poderoso de todos los tiempos ¿no te da gusto, Lucius?... ¿no te da gusto que al fin tu inútil estirpe me sirva de algo?

 

            Pero Lucius permaneció igual, por lo que con fastidio, lo soltó como quien suelta una cosa muy asquerosa.

 

            -Comencemos –dijo Voldemort haciendo que los demás mortífagos se alejaran a un rincón.

 

            Hasta ahora nadie había presenciado cuando Voldemort hacia un horrocrux, pero ahora lo permitía para tenerlos como testigos de su renacimiento, por lo que estando todos con la mirada fija en él, Remus ya no lo pensó dos veces, levantó su varita y…

 

            -¡Crucio!

 

            Remus sintió una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo… cada vena, cada célula… por lo que cayó al piso soltando su varita ante el estupor de todos quienes veían a Joshua, el cual había entrado intempestivamente justo en el momento en que Remus apuntaba  a Voldemort impidiendo así su ataque.

 

            -¡Expelliarmus! –gritó Harry desarmando a Joshua.

 

            -¡Expelliarmus! –gritó Alecto desarmando a Harry.

 

            -¿¡Qué demonios pasa aquí?! –gritó Voldemort.

 

            -¡Avada…! –exclamó Emmeline apuntando a Voldemort siendo desarmada con un “Desmaius” al instante por Walden MacNair.

 

            -¡Mi señor! –Exclamó Joshua arrojándose al piso- ¡Greyback no es Greyback!... ¡seguramente es un asqueroso auror! ¡También esos dos que vinieron con él, Stella y Marcus!

 

            Al oír por su intercomunicador el sorpresivo ataque a Remus y los demás, Sirius ordeno la inmediata movilización de los equipos tres y cuatro mientras él y los suyos atacaban a los mortífagos que rodeaban el calabozo para poder entrar a auxiliar al equipo uno.

 

            Mientras tanto, dentro del calabozo, Voldemort apunto con su varita al bebé diciendo:

 

            -¡Accio bebé!

 

            -¡No! –gritó Harry al ver volar el bebé a los brazos de Voldemort.

 

            -Vaya, vaya… -exclamó este con rostro impasible viendo como sus mortífagos apuntaban a Greyback, Stella, Clarisse y Joshua, quien no dejaba de temblar- Tú… -dijo Voldemort señalando al último- habla.

 

            -S-sí señor… -respondió Joshua sin dejar de temblar- yo… yo hace un par de días noté extraño a Greyback y decidí ponerle una pequeña trampa, le comente algo sobre Stella… una mentira obviamente y él reacciono diferente a cómo el verdadero Greyback lo hubiera hecho, a partir de ahí me dediqué a observarlo y… y por eso deduje que es un impostor.

 

            -Y Stella alzó la varita contra usted –añadió Walden MacNair.

 

            Un tenso ambiente se hizo dentro del calabozo escuchándose únicamente el incesante llanto del bebé que Voldemort sostenía en un brazo; Remus ya se había puesto en pie pues solo había recibido el “Cruciatus” un par de segundos.

 

            -Tú… -dijo Voldemort mirándolo- acércate.

 

            Ante la inmovilidad de Remus, Rabastan lo cogió del brazo y lo llevó ante Voldemort, quien mirándolo fijamente hizo que Remus jadeara al tiempo que se tomaba la cabeza con ambas manos ante la nula delicadeza del mago oscuro para entrar en su mente.

 

            -Ya veo  -susurró el mago tenebroso después de unos segundos- claro, no podría ser de otra manera… ¿Quién mejor para suplantar a un hombre lobo, que otro hombre lobo?... Remus Lupin.

 

            Remus no dijo nada, simplemente se irguió de nuevo mirándolo sin pestañear; Voldemort sostuvo la mirada del auror en tanto una siniestra sonrisa iba formándose en su rostro al apuntar a Emmeline, quien trabajosamente se habia puesto de pie despues de recibir el "desmaius" y decir:

 

            -¡Avada Kedavra!

 

            -¡No! –gritó Remus viendo impotente como el cuerpo de la auror caía sin vida al suelo.

 

            Bajando penas un poco su varita, Voldemort se acercó a Clarisse, quien con los puños apretados le sostuvo la mirada.

 

            -No reconozco esos ojos… -dijo Voldemort plantado frente a ella- pero si reconozco esa mirada… pareces un poco molesto… Harry Potter.

 

            Los mortífagos que estaban ahí dieron aullidos de euforia al escucharlo.

 

            -¡Mi señor! –Exclamó Alecto emocionada- ¡en vez de Malfoy, su sacrificio puede ser Potter!

 

            -No estaría nada mal –respondió Voldemort dándole la espalda a Clarisse- pero está decidido que sea Lucius; con Potter pienso divertirme un poco mas; seria magnifico encerrarlo en el más oscuro calabozo y ver como se pudre en vida, viendo como el mundo por el que tanto luchó finalmente se inclina ante mí, ante un verdadero mago de sangre pura.

 

            -Eres un maldito bastardo… -murmuró Harry sin poder contenerse en voz de Clarisse- utilizar un bebé en tus planes… eres un vil cerdo…

 

            -Ya, ya Potter… -respondió Voldemort restándole importancia y señalando a Lucius, quien permanecía desfallecido en el piso- si al abuelo no le importa ¿Por qué a ti si?... Dolohov…

 

            -¿Sí, mi señor? –respondió presuroso el mortífago.

 

            -Ve a ocuparte de las cosas allá afuera.

 

            -Lo que usted ordene.

 

            -Bueno, en realidad aun tenemos unos minutos ¿Por qué no divertirnos mientras tanto? –Exclamó Voldemort apuntando con su varita a Remus- ¡Crucio!

 

            -¡Agh!... –gritó Remus cayendo al piso en medio de horribles espasmos.

 

            -¡Hermoso, hermoso! –Gritó Voldemort entre carcajadas- ¡sus gritos son música para mis oídos!

 

            -¡Maldito! –Exclamó Sirius luchando con unos mortífagos al oír los gritos de su amigo- ¡resiste Moony, pronto iré a ayudarte!

 

            Mientras tanto en el calabozo, Rodolphus había sujetado a Harry por el cuello al ver que éste intentaba recuperar su varita para ayudar al hombre lobo, todo en medio de risotadas y burlas de los mortífagos.

 

            -Tal vez nos divirtamos un poco contigo mientras conservas esta forma –dijo Rodolphus apretándole un pecho hasta causarle dolor.

 

            Gritos, carcajadas, y palabras obscenas se confundían, hasta que una voz los acalló con unas simples palabras:

 

            -Es suficiente.

 

            Todos miraron a Voldemort, quien había suspendido el “Cruciatus” del jadeante Remus y caminaba al centro del círculo.

 

            -El momento ha llegado, mi hora se acerca y ansío dejar de una vez por todas este cuerpo imperfecto.

 

            Harry lo vio dejar al bebé en el centro del circulo mientras comenzaba a recitar palabras en una lengua desconocida; la ceniza que formaba el circulo comenzó a flotar y a formar un pequeño remolino por sobre el bebé, quien  a pesar de estar agotado y tener ya la garganta lastimada, no dejaba de llorar.

 

            Harry no sabía a ciencia cierta cómo se hacia un horrocrux, lo único que sabía era que después de matar a una víctima con un “Avada Kedavra” se recitaba un hechizo y listo; pero lo que estaba viendo no concordaba con lo que sabía, sin embargo poco le importaba el orden de las cosas, lo único que veía y sabía, era que el bebé estaba sufriendo y él no podía hacer nada a pesar de que le había prometido cuidarlo.

 

            -¡Basta, no lo toques! –gritaba viendo la ceniza cernirse cada vez más sobre el pequeño.

 

            Entonces, en un último esfuerzo, se soltó del mortífago y extendiendo los brazos, sin usar varita exclamó:

 

            -¡Accio bebé!

 

            Como si una mano invisible lo jalara, el bebé salió volando hacia sus brazos desatando una vez más la cólera de Voldemort.

 

            -¡Maldito! –bramó enfurecido provocando que su capucha cayera dejando ver su rostro horripilante e inhumano- ¿¡cómo te atreves a interferir?!... ¿¡cómo te atreves, maldito saco de basura!?... ¡Crucio!

 

            Lo único que atinó a hacer Harry, fue voltearse dándole la espalda a Voldemort para cubrir al bebé recibiendo de lleno la imperdonable.

 

            Sin soltar al bebé cayó de rodillas en medio de alaridos, que segundos después descubrió que eran suyos.

 

            -“Roger ni siquiera cayó al piso”…no sé de dónde sacó Roger tantas fuerzas para resistir un Cruciatus”… -Las palabras que Clarisse le dijera hacia unos días llegaron a su memoria en ese momento, y a pesar de sentir que cada célula de su cuerpo se rompía, increíblemente no soltaba al bebé ni él caía al piso; Clarisse se preguntaba que sostenía a Roger… aunque él no se lo dijo, siempre supo las respuesta… y la sabia porque era lo mismo que lo sostenía a él en ese momento… era el amor a ese pequeño bebé.

 

            Los mortífagos no podían dejar de asombrarse al ver a Harry permanecer de rodillas dándole la espalda a su enemigo, gritando a todo pulmón pero sin caer, lo que provocó aun más la ira de Voldemort.

 

            -¡Maldito!... –gritó enfurecido- ¡te destrozaré miembro por miembro y te daré de comer a las bestias!

 

            La frente de Harry chocó estrepitosamente con la pared provocándole un corte, pero firme en su propósito de no soltar al bebé.

 

            -Tú debiste morir hace muchos años… -exclamó Voldemort con voz sibilante y bajando la varita dejando a un Harry temblando en espasmos de dolor- debiste morir junto a tus padres, pero ahora corregiré ese error.

 

            Los mortífagos se miraron unos a otros, excitados por la inminente muerte del “Niño que vivió”

 

            -¡Avada Kedavra!.... -Y el cuerpo cayó sin vida…

 

            Aunque todo fue muy rápido, todos los presentes lo vivieron como en cámara lenta, como una broma que sus cerebros no alcanzaban a comprender; no podían entender que quien caía al suelo, ya sin vida y mirando al vacío con expresión sorprendida, fuera Voldemort.

 

            Lo miraron en el suelo sin comprender que pasaba, sin entender que sucedía; todo debía ser un error de visión… pero no, ahí en el suelo, convertido ya en cadáver yacía Voldemort, el mago oscuro que decía ser el más poderoso de todos los tiempos.

 

            -¿Q-qué… que sucede? –susurró Alecto viendo a su señor en el suelo.

 

            Fue entonces que Rabastan giró su cabeza y vio de pie y varita en mano, a Lucius Malfoy, quien con los ojos grises clavados en Voldemort no dejaba de apuntarle con el arma de Remus.

 

            -¡Tú!... –exclamó el mortífago en un jadeo- ¡tú!...

 

            -¿Qué has hecho? –murmuró Antonin Dolohov aun sin creer que su señor estuviese muerto.

 

            -No es verdad, no es verdad… -balbuceó Alecto negando frenéticamente con la cabeza y con la expresión de quien le va a dar un sincope- esto es un error…

 

            -¡Maldito Traidor! –Gritó finalmente Walden MacNair- ¡has matado al señor Tenebroso!... ¡infeliz bastardo, Lucius hijo de puta!... ¡maldito, te voy a…!

 

            -¡Avada Kedavra! –exclamó Sirius entrando intempestivamente dándole de lleno en la espalda al mortífago.

 

            La batalla campal se desató en el calabozo, pues tras Sirius entraron mas aurores provocando caídas de ambos bandos; en menos de cinco minutos, la agitación en el calabozo cesó dando por resultado dos aurores muertos y todos los mortífagos abatidos, hasta Joshua, quien desde un inicio se había arrinconado como rata asustada; los aurores no habían querido arriesgarse y tal como había dicho el ministro Kingsley, no habían tomado prisioneros.

 

            Cuando la situación fue controlada, Sirius corrió hacia Harry, quien había permanecido hecho un ovillo en el suelo protegiendo al bebé.

 

            -¡Harry! ¿¡Estás bien?!

 

            Sintiendo el cuerpo acalambrado, Harry tardó unos momentos en contestar.

 

            -Sí… si Sirius… estoy bien…

 

            -¿Y el bebé?

 

            El bebé había cesado su llanto ante el repentino y horroroso descubrimiento de Harry, quien espantado comenzó a revisarlo.

 

            Pero el bebé simplemente se había quedado callado como si se hubiera cansado de tanto llorar; Harry vio las manitas hechas un puño y la pequeña boca temblar, entonces lo abrazó aliviado susurrando:

 

            -Ya cariño, ya pasó todo… ya… ya estas a salvo…

 

            Después de ver que estaban bien, Sirius se giró para ver a Remus, quien ya estaba siendo auxiliado por otro auror.

 

            -Emme… Emmeline… -susurró Remus gateando hasta el cuerpo inerte de su compañera.

 

            -Está muerta… -respondió Sirius acuclillado junto a él al tiempo que le ponía una mano en un hombro- muchos de los nuestros cayeron… pero esta hecho, Voldemort murió, y por lo que puedo darme cuenta… -añadió mirando a Lucius Malfoy, quien permanecía mirando al cuerpo de Voldemort al tiempo que era atendido por un auror- asesinado por quien menos lo esperó.

 

 

 

 

 

 

 

            Nuevamente el bebé comenzó a llorar, tranquilizando de alguna manera a Harry, quien sentado en el suelo con las piernas cruzadas, no dejaba de arrullarlo.

 

            -Shhh… ya mi amor, ya estas a salvo, pronto estarás con tu papi…

 

            -Harry –exclamó Sirius acercándose a él- ahora que ya paso una hora y has recuperado tu apariencia, te recomiendo que mientras estés vestido de enfermera, te sientes de otra manera.

 

            -No jodas Sirius, lo que menos me interesa ahora es que se me vea el culo –respondió Harry recargando su cabeza en la pared mientras cerraba los ojos.

 

            -No, pues si fuera el culo lo que se te viera no habría problema, pero ni yo ni mis compañeros queremos quedarnos ciegos, así que haz el favor de levantarte o de cerrar las piernas.

 

            Harry sonrió desganadamente sin abrir los ojos permaneciendo en silencio un rato.

 

            -Vamos Harry –dijo Sirius finalmente- con Voldemort muerto las barreras que impedían salir del castillo han caído, hay aurores esperando afuera, con trasladores internacionales listos para sacarlos de aquí.

 

            -¿Y Remus?

 

            -El está bien, yo me quedare para ayudar aquí, muchos mortífagos lograron huir y recibiré la ayuda para organizar su búsqueda.

 

            -¿No estás agotado, Sirius?... ¿de dónde sacas tanta energía? –preguntó Harry mirándolo.

 

            -A decir verdad, si estoy muy cansado, pero no tanto como ustedes, que se llevaron la peor parte, además no hare todo yo solo, ya vienen los refuerzos.

 

            -Emmeline… -musito Harry con pesar.

 

            -Dio su vida por la libertad de todos nosotros.

 

            -¿Cuántos murieron?

 

            -En total fueron dieciséis de los nuestros –respondió Sirius con pesar- pero ahora no pienses en ello, debes sacar al bebé de aquí, este lugar no le hace bien.

 

            -¿Remus vendrá?

 

            -No quiere ir, pero yo insisto en que debe ser revisado por un medimago, recibió la “Cruciatus” mucho tiempo y además es luna llena, camina por inercia, aunque conociéndolo como lo conozco, seque  intentará quedarse aquí supervisando todo… además se siente culpable de la muerte de Emmeline.

 

            -¡Pero él no…!

 

            -Yo lo sé, Harry –interrumpió Sirius- pero es obvio que se sienta así, démosle tiempo.

 

            -¿Y Lucius Malfoy?

 

            -Está en otra habitación, un auror le quitó los grilletes, pero parece ido, como si fuera un zombi… si yo no lo hubiese escuchado y visto al final con la varita en la mano, no creería que fue él quien mató a Voldemort.

 

            -Ayúdame a levantarme –dijo Harry extendiendo una mano.

 

            -Un auror te acompañara a la salida, ya está un traslador listo.

 

            -Primero iré a la habitación del bebé, dejé ahí a la enfermera inconsciente y atada; debo cambiarme de ropa, pero antes debo ocuparme de él –dijo Harry refiriéndose al bebé quien lloraba lastimeramente.

 

            -Iré contigo, me ocupare de la enfermera mientras atiendes al pequeño y un medimago nos alcanza.

 

 

 

 

 

            Ya en la habitación, Harry procedió a administrarle una dosis de poción para la garganta al bebé, quien a pesar de tener el moreno su apariencia normal, se negaba a tragar la medicina y no paraba de llorar.

 

            -Vamos ¿Qué pasa? –exclamó Harry angustiado con el gotero en la mano.

 

            -Yo creo… -dijo Sirius tomando el gotero.

 

            -¡Sirius!... debe tomar esta medicina, es para su garganta.

 

            -Yo creo… -volvió a decir Sirius tomando al bebé de brazos de un sorprendido Harry- que primero te atiendas tú.

 

            -¿De qué hablas? –Respondió Harry ceñudo- yo estoy bien.

 

            -¿Entonces porque tiemblas?

 

            -¿Eh?... oh… -exclamó Harry viendo sus manos temblorosas.

 

            -Me temo, mi querido cachorro, que estas en shock –dijo Sirius arrullando al bebé- y le transmites tu angustia a este pequeño, así que más te vale tomar una dosis de poción calmante mientras el medimago lo revisa, además debe curarte ese corte de la frente.

 

            Harry quiso objetar, pero viendo que sus manos temblaban a pesar de su esfuerzo por evitarlo, termino tomando un vasito de una poción dulzona que el medimago que había llegado le dio para después untarle una pomada en su fente; después vio como procedía a revisar al bebé encontrándolo ileso.

 

            -Su garganta… -exclamó enderezándose del sofá.

 

            -Deja al medimago hacer su trabajo –dijo Sirius sentado junto a él.

 

            -Es que me mata que llore aunque es evidente que ya no puede –respondió Harry recargándose de nuevo en el sofá.

 

            -En unos minutos estará mejor –dijo el medimago dejando caer unas gotitas de una poción verde en la boquita.

 

            -¿Qué le está dando?

 

            -Es para aliviar su garganta y también es un sedante muy suave… lo que pasó lo tiene muy alterado y necesita descansar, pero mientras este nervioso no lo hará, así que hay que calmarlo.

 

            -Todo lo que sucedió…  ¿repercutirá en él? –preguntó Harry preocupado.

 

            -Te mentiría si te dijera que no –respondió el medimago cargando al bebé- seguramente se despertará llorando, pero con el tiempo mejorará, solo necesita sentirse seguro ¿Cómo te sientes tú?

 

            -Ya más tranquilo, gracias… ¿podría cargarlo ya?

 

            -¿No preferirías cambiarte primero? –dijo el medimago viendo el uniforme de enfermera de Harry.

 

            -¡Claro, es verdad!... regreso en un momento –respondió Harry entrando al baño.

 

            Cuando salió, un auror ya se había llevado a Clarisse y el medimago se había ido dejando a Sirius con el bebé dándole su biberón.

 

            -Ya está mucho más tranquilo… -dijo Sirius observando el pequeño rostro que lo miraba atento mientras bebía su leche- sus ojos se parecen a los de Narcisa…

 

            Sin decir nada, Harry se sentó junto a Sirius viendo como una manita se aferraba a un dedo del auror.

 

            -Eres un pequeño muy valiente –dijo Sirius sonriendo- eres el segundo “Niño que vivió”

 

            -Vamos Sirius, deja ese estúpido mote, es horrible ¿sabes?

 

            -Pero es verdad –dijo Sirius mirándolo- este niño estuvo tan cerca de la muerte como tú cuando pequeño.

 

            Harry ya no respondió, solo exhalo un profundo suspiro viendo como los ojitos del bebé se iban cerrando poco a poco hasta quedar completamente dormido.

 

            -Está agotado –dijo sonriendo.

 

            -Pues entonces vámonos –dijo Sirius poniéndose de pie- es hora de que duerma en los brazos de su padre.

 

           

 

 

 

            A pesar de todas sus protestas, Remus regreso con ellos a San Mungo, en donde para sorpresa de Sirius también fue retenido para una revisión obligatoria.

 

            -¡Pero yo estoy bien!

 

            -¿Y esa manchas en su camisa? –Exclamó una enfermera con pinta de Rottweiler- ¿es jugo de tomate o qué?

 

            -¡Ah bueno!... solo son unos pequeños golpes –respondió Sirius agitando su mano restándole importancia.

 

-A la cama.

 

            -¿Así sin más?... digo ¿ni siquiera un trago antes?... yo no soy así de fácil a pesar de las apariencias.

 

            -Ya Padfoot –intervino Remus sonriendo- no te pasará nada.

 

            -Pero es que…

 

            -Seré gentil, si eso es lo que le preocupa –exclamó la enfermera alzando una ceja mientras empujaba a Sirius en la cama.

 

            -Yo iré a hablar con el ministro –dijo Remus saliendo de la habitación junto con Harry.

 

            -¡Moony, no me dejes aquí! –exclamó Sirius al borde de la histeria.

 

            -Nos vemos luego –dijo Harry cerrando la puerta tras de sí.

 

            Apenas salieron de la habitación, Kingsley y toda una comitiva de gente ya los esperaban ahí.

 

            -Vamos a una habitación, ya la tenemos lista para tener privacidad –dijo el ministro, al cual lo acompañaba Webster, un auror de su confianza.

 

            Cuando todo el grupo de gente ingresó en la habitación, Kingsley se dirigió a Remus.

 

            -Remus, se que todo fue muy difícil, pero considerando la etapa lunar y todo lo que conlleva, puedes tomarte un par de días antes de entregarme tu reporte por escrito, por ahora quiero que me digas que sucedió a grandes rasgos, además… ese es el bebé de Draco Malfoy ¿verdad?

 

            -Si –respondió Remus mirando con desconfianza al grupo de gente que fácil serian unos cinco.

 

            -Tengo entendido que está sano y salvo.

 

            -Así es.

 

            -¿Es verdad que Lucius Malfoy fue quien mató a Voldemort?

 

            -Si, pero señor ministro… -se adelantó Remus viendo que las preguntas del ministro iban para largo- si en verdad quiere dejar esto para después, ¿no sería mejor entregar el bebé a Draco Malfoy antes?

 

            -Hablando de eso… -exclamó Michael Keller, director del Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas- el señor ministro aquí presente, tuvo a bien que informarnos de lo que acontecía debido al revuelo que todo esto ocasiono…

 

            -¿”Tuvo a bien”? –pensó Harry dándose cuenta de la incomodidad del ministro percibiendo que seguramente fue presionado para revelar finalmente que sucedía tomando en cuenta todo el movimiento que se hizo para llevar a cabo semejante misión.

 

            -Por eso –continuo el hombre- estando de acuerdo con los demás directores de los otros departamentos, considero que esa criatura que se gestó dentro del cuerpo del mortífago Draco Malfoy, deberá quedar a disposición de mi departamento.

 

            -¿Qué? –susurró Harry con una sonrisa incrédula.

 

            -Un momento… -exclamó Kingsley molesto- ¿Cuándo se acordó eso?

 

            -Señor ministro –dijo Keller- usted estaba muy ocupado con la misión que se estaba llevando a cabo, por eso, para no sobrecargarlo con mas trabajo, nosotros nos reunimos y decidimos que eso es lo más conveniente, no sabemos qué clase de criatura se gestó en el cuerpo de ese mortífago, lo mejor es clasificarla como una criatura mágica y tenerla en observación.

 

            -¿Criatura mágica? –Exclamó Harry incrédulo- ¡estamos hablando de un bebé, por todos los cielos!

 

            -Eso puede parecer –respondió Keller- pero no podemos estar seguros hasta haberlo tenido en observación por lo menos un par de años.

 

            -¡¿Esta demente?! –Exclamó Harry casi escupiendo- ¡usted no sabe todo lo que este bebé ha tenido que soportar para que encima vengan ustedes con sus estupideces burocráticas pretendiendo arrancarlo del lado de su padre!

 

            -Su padre… -respondió Keller en un tono irónico que no pasó desapercibido para Harry- es un mortífago condenado a cadena perpetua y que por cierto, no entiendo porque no está ya en Azkaban si ya no tiene a… eso dentro.

 

            Harry no respondió al instante, simplemente apretó los labios mientras el hombre aquel echaba una mirada como no queriendo la cosa a los brazos de Harry.

 

            -Es más, no sé cómo es que lo tienen aquí sin ningún tipo de restricción, ¿puedo verlo?

 

            -No se atreva a acercarse –susurró Harry dando un paso hacia atrás.

 

            -Caballeros… -intervino Kingsley- creo que estamos apresurándonos en tomar decisiones.

 

            -Yo creo que más bien usted se está tardando en tomarlas, señor ministro –respondió Keller.

 

            -Ajá y usted se está tomando atribuciones que no le corresponder, Keller –exclamó Kingsley ya molesto.

 

            -Pero…

 

            -El ministro soy yo aunque a muchos les pese, además los detalles de toda esta situación los conozco de primera mano, por lo que la última decisión la tomo yo.

 

            -Esos detalles que usted menciona, al Wisengamot le encantará escucharlos –respondió Keller con autosuficiencia mientras los demás jefes de departamento se miraban entre si ya no tan seguros como al principio.

 

            -Mucho cuidado con intervenir de manera incorrecta sin saber los detalles de esta operación, Keller.

 

            -¿Me esta amenazando señor Ministro? –dijo Keller alzando una ceja.

 

            -No, le estoy previniendo.

 

            -Claro –respondió Keller mirando a todos, posando su mirada por más tiempo en lo que Harry llevaba en brazos para finalmente darse la vuelta y salir de ahí con toda su comitiva.

 

            -¿¡Pero ese imbécil que se cree?! –estallo Harry al quedar solo ellos cuatro.

 

            -Tranquilo Harry, despertarás al bebé –exclamó Kingsley.

 

            -¡Pero es que esos idiotas, principalmente ese cretino de Keller…!

 

            -Siendo francos –dijo Kingsley- yo ya sabía que esto pasaría, y es verdad que nos espera una gran pelea burocrática, pero tranquilos, que después de lo que pasaron, esto no es gran cosa.

 

            -¡Pero…!

 

            -Calma Harry… -dijo Kingsley poniéndole una mano en el hombro- ustedes ya hicieron su parte, déjame hacer la mía.

 

            -Si, es verdad… -respondió Harry tratando de calmarse- es que me da rabia darme cuenta de que ven a este bebé como si fuera un monstruo, además de que pretenden quitárselo a Draco.

 

            -Por cierto –dijo Kingsley esbozando una pequeña sonrisa- ¿a mi si me dejaras verlo?

 

            El gesto ceñudo de Harry se desvaneció al instante para retirar la manta que cubría al bebé dejando ver un sonrosado rostro dormido.

 

            -¡Vaya! –exclamó Kingsley sonriendo- ¡es muy bonito!

 

            -Pues claro ¿Qué pensaba?... ¿Qué tendría tres ojos? –dijo Harry un poco a la defensiva.

 

            -No te sulfures cachorro –dijo Remus palmeándole la espalda- creo que necesitas descansar.

 

            -No descansare hasta que ponga a este bebé en los brazos de su papá.

 

            -Entiendo –dijo Kingsley mirando a Remus- creo que es lo correcto por ahora.

 

            -¿Por ahora? –repitió Harry frunciendo el ceño.

 

            -No me malinterpretes, no todo es tan sencillo, pero no te preocupes, yo me encargo de que por ahora nadie los moleste.

 

            Sabiendo que el ministro hacia lo que legalmente podía, Harry simplemente asintió.

 

            -Remus –dijo Kingsley dirigiéndose al auror- se que hubo muchas lamentables perdidas…

 

            -Así es.

 

            -Quiero que descanses, hay aurores encargándose de eso, se avecina otra lucha y te quiero entero.

 

            -De acuerdo –aceptó Remus, quien siendo sincero consigo mismo, aun no sabía cómo es que se mantenía en pie.

 

            -¿Qué pasara con Lucius Malfoy? –preguntó Harry.

 

            -Esta en un sector especial en San Mungo, aun no tengo el reporte de su estado pero está fuertemente custodiado.

 

            -Ya veo… bueno –dijo Harry exhalando un suspiro- ¿ya puedo llevar a este pequeño con su papá?

 

            -Ya puedes –dijo Kingsley- te acompañará Webster hasta la habitación de Draco Malfoy, quien también está en una sala especial.

 

            -¿Puedo verlo? –dijo Webster antes de salir.

 

            -Claro –dijo Harry levantando la manta.

 

            Webster sonrió mientras le acariciaba una mejilla con un dedo.

 

            -¿Peligroso?... ¡nah! Espérense cuando ya camine, ahí sí que se cuiden todos.

 

            -Eres un torpe –respondió Harry riendo.

 

 

 

 

 

            Cuando Harry se encontró frente a la puerta de Draco Malfoy, la cual era custodiada por dos aurores, tocó suavemente sintiéndose de repente muy emocionado.

 

            -Hola –saludó al  señor Jackson, quien le abrió- ¿puedo pasar?

 

            -¿Es… es él? –preguntó el medimago emocionado viendo el pequeño bulto en los brazos de Harry.

 

            -Si, es él.

 

           

 

.

Notas finales:

BUENO, ESPERO YA NO TARDAR TANTO, HASTA LA PROXIMA!!!

BESITOS!!! ^^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).