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Un beso en un campo de batalla. por Lucky15

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fanfic despues de un tiempo de ausencia, pero es que buscaba la inspiración...

Hace poco vi un anime muy bueno por su contenido satirico, y eso es Hetalia: Axis Powers, de Himaruya Hidekazu

Me parece muy buena y la recomiendo, aparte de que es una serie a la que les puede poner parejas muy buenas.

Y una de ellas, la cual me gusta demasiado es la que conforman Alemania con Italia, y espero que algunos concuerden conmigo cuando digo que una grandiosa pareja.

Notas del capitulo: Creo que una aclaración importante sería que lo ocurrido hace referencia a la Segunda Guerra Mundial.

Disclaimer: El manga pertenece a Himaruya Hidekazu, y el anime esta bajo el estudio de Studio DEEN y bajo la dirección de Bob Shirohata.

Despertó después de tanto estar inconciente y lo primero que notó con sus ojos azules fue el cielo tiñéndose de colores amarillentos, rosados y anaranjados. Con toda la fuerza que tenía logró levantarse del polvoriento y sangriento suelo.


Sangre.

Dolor.

Agonía.

Muerte.


A pesar de tan aterradora escena Alemania no se inmutó ante la oda de cadáveres en el suelo, mirando con sus miradas vacías y muertas la nada. Lo único que lamentaba era haber sido el único sobreviviente entre toda su tropa.

¿Qué hacer ahora que la disputa se ha apaciguado en su totalidad? Tal vez debería revisar el campo de batalla para verificar si hay otros sobrevivientes, o tal vez debería volver a su casa, tal vez descansar y comer una…


¡Pasta!


Sus ojos se abrieron enormemente, su cuerpo empezó a temblar y a sentir horribles sensaciones en su pecho, especialmente en el corazón.


Italia. – Dijo en un susurro.


Era cierto, ahora lo recordaba, recordaba que el italiano había participado en la disputa, todo para ayudarle, para demostrar de una vez por todas algo de utilidad y fuerza. Y el que le había dicho que si pero que no se apartará de él, y pocos minutos de haber empezado los disparos y las ordenes de ataque el italiano había corrido hasta perderse.


Preocupación.

Miedo.

Temor.

Impotencia.


Omitiendo las heridas que presentaba en sus piernas, el roce de una bala en su brazo derecho, el ardor de las heridas de su rostro mezcladas con la tierra empezó a correr con velocidad considerable notando su casi deplorable condición mientras gritaba con fuerza y preocupación el nombre de su camarada y amigo para ver si le respondía, o tal vez se encontraba en cualquier lugar sollozando con fuerza y miedo suplicando por su presencia.

Porque Italia no estaba muerto, ¿verdad?

¿¡Verdad!?

En un lugar algo apartado de donde estaba el alemán se encontraba Italia de pie con dificultad mientras con su mano derecha sostenía su hombro izquierdo herido por la herida de una bala que le había impactado, y en la mano de aquel brazo indispuesto tenía un revólver sin usar. Sentía la sangre de su hombro recorrer la manga larga de su uniforme y empapando su brazo a causa de los roces.

Tenía miedo, veía con lágrimas en sus ojos los cadáveres, aquella multitud de personas que bien podrían haber tenido un futuro mejor que este, por lo menos murieron con honor por haber defendido a su respectiva nación, o al menos eso era lo que le decía…


Alemania. – Susurró el italiano con tristeza.


¿Y Alemania? ¿Dónde estaba? ¿Por qué no estaba buscándole? ¿Es que acaso…?


Duda.

Pavor.

Soledad.

Miedo.


A pesar de su grave herida y de otras menores se impulsó a correr sosteniendo su hombro haciendo mover su brazo libremente de manera algo escalofriante. Gritaba su nombre con fuerza, lo quería vivo, no quería terminar como la otra vez.


¡Alemania! – Gritaba con fuerza haciendo eco.


El estoico rubio detuvo su correr al escuchar su nombre y pudo reconocer la voz que lo llamaba con necesidad y nuevamente empezó a correr, pero con más fuerza, como si algo en su interior lo impulsase a correr.


¡Italia! – Gritaba el alemán para ver si esta vez le respondía.


Entonces a lo lejos vio una silueta que se acercaba corriendo, en un instinto buscó su arma, pero no la encontró.


¡Alemania! – Gritaba el italiano. Entonces a lo lejos notó una silueta que venía a él pero en un momento se detuvo.

¿Italia? – Dijo interrogante el alemán al escuchar su nombre de la silueta y entonces reconoció esa silueta como al que buscaba con desespero y preocupación. - ¡Italia!

¿Alemania? – Dijo el italiano y notó como la claridad de la tarde revelaba a aquella silueta como a la persona que buscaba y necesitaba de su presencia. - ¡Alemania!


Entonces sin querer tropezó con una piedra de tamaño mediano haciéndolo caer y dejando ir de sus manos el revolver que llevaba en su mano izquierda.

Alemania al fin pudo verlo con claridad y lo encontró tirado en el suelo a causa de su caída; se agachó y lo colocó en sus brazos dándole a entender que ahora estaba a salvo y protegido.


¡Por Dios Italia, ¿Qué te ha pasado?! – Preguntó con preocupación el rubio al ver como el uniforme del italiano estaba manchado de sangre.

N-Nada, eso no importa… - Dijo con una sonrisa. Entonces se separó un poco del abrazo porque le dolía el hombro y se sentó al frente del rubio.

¿¡Cómo que no importa!? – Dijo algo enojado por la indiferencia del italiano hacia si mismo. - ¡Te dije que no te apartaras y es lo primero que haces cuando nos atacan, ahora mírate como estás!

Cierto, pero intenté atacar, pero nos tenían rodeados, entonces quise usar el arma, pero no pude. – Dijo excusándose usando su mano intacta para simular un poco los hechos. – Simplemente no pude… no pude y ¡BAM! Un dolor fuerte me dio en el hombro y quedé inconciente.

Bueno… ah… déjame revisarte la herida. – Dijo ya recobrando su seriedad y entonces empezó a desabotonarle la camisa del uniforme.

Ay… eso duele Alemania. – Dijo al sentir como el rubio rozaba con su guante la herida profusa de su hombro.

L-Lo siento… - Dijo en voz baja.


Entonces el alemán al ver no solo la herida en el hombro del italiano sino también su rostro algo manchado de sangre algo por dentro empezó dolerle, tal vez era por el hecho de ver a su único amigo en aquel estado deplorable.


Amigo.

Amistad.

Insuficiencia.

Mentira.


Era verdad, Italia era su único amigo, entonces, ¿Por qué de repente sentía que eso era solo una mentira, una mascara, algo que no describía con totalidad lo que sentía por el italiano?

Tal vez al principio era así, una simple amistad, que después se estrechó, pero ¿Qué venía después de eso?


No, no era… ¿acaso será…?

¡Imposible!


No pudo seguir absortos en sus pensamientos ya que escuchó uno sollozos cerca suyo, se despabilo de su pensar y vio como Italia derramaba lágrimas y sollozaba.


¿Eh Italia? ¿Por qué lloras, acaso te duele algo, o es que te lastimé en tu herida? – Preguntó preocupado ya que como muchas veces Italia no lloraba por auxilio, esta vez estaba llorando por tristeza.

Es que, estoy triste porque de nuevo he sido un inútil ante ti, y estás aquí protegiéndome mientras sufres de tus heridas… - Dijo sollozante.

Oye, sabes que nunca me ha importado eso, no tienes porque ponerte así. – Dijo con seriedad para tratar de calmarlo pero sintió su voz quebrantarse poco a poco.

Es que… Alemania esta sufriendo y es porque soy solo un inútil de no hacer nada para ayudarle. – Dijo con un inusual tono de dolor en su voz.


Tal vez si estaba, ¿Cómo le decían? Ah si, enamorado, tal vez si estaba enamorado del italiano, tal vez estaba enamorado de él y lo reprimía para negarlo, o tal vez dudaba de eso porque nunca lo estuvo antes y no sabía las señales que indicasen eso, o tal vez estuvo un tiempo enamorado de Italia y no lo sabía, y el verlo llorar y que su mente le llegase la idea de estar muerto fue el detonante para abrirle los ojos.


Italia, no digas eso… - Dijo con suavidad mientras tocaba el rostro del mencionado con su mano que estaba cubierta por el guante negro de su uniforme.

P-Pero… Alemania, es verdad… - Dijo sonrojado ante el contacto que le daba el alemán, con su mano derecha cubrió aquella mano que le daba calidez a su rostro. – Yo quiero hacer feliz a Alemania, pero siendo como soy, siento que solo estorbo…

¡Basta! ¡Deja de decir esas cosas! – Dijo alzando la voz al grado de callar al italiano. – Por supuesto que no eres un estorbo, nunca pienses eso, al contrario, tú eres lo contrario a un estorbo…

¿Contrario a un estorbo? ¿Q-Que quieres decir? – Preguntó con algo de temor a su respuesta. - ¿Q-Que soy…?


Entonces el alemán acercó su rostro al del italiano, cerró los ojos y luego rozó sus labios con los del pequeño. Italia abrió los ojos desmesuradamente al sentir tal contacto, pero se dejó llevar por la increíble calidez que tenía el rubio sobre su cuerpo.


Tú eres todo lo que necesito, no sabes el miedo que sufrí al pensar que pudiste haber muerto. – Dijo el rubio luego de haber roto el beso y mirando con algo de seriedad al más pequeño.

Alemania… y-yo… n-no… - El italiano no supo que decir por lo inmutado que estaba del beso. De todas formas no pudo decir más porque el alemán le beso otra vez.


Esta vez fue un beso más profundo y menos tímido que el primero, los dos se llegaban llevar por las millones de sensaciones que sentían en sus cuerpos.


Calidez.

Abrigo.

Protección.

Reciprocidad sentimental.


El alemán llevó su mano izquierda a la cadera del italiano y lo atrajo delicadamente hacia él, mientras que con la mano derecha acariciaba con suavidad la mejilla del pequeño.

El italiano usó su brazo derecho para rodear parcialmente el cuello del más alto, mientras que con su brazo indispuesto intentaba levantarla para hacer lo mismo que el otro brazo, lograba mover los dedos de su mano pero cuando intentaba mover su brazo apretaba sus parpados en señal de dolor.

Entonces el rubio apartó la mano con la que acariciaba la mejilla del castaño para agarrar fuertemente el brazo herido del pequeño.


Ya te lo he dicho muchas veces, es bueno esforzarse, pero nunca es bueno esforzarse de más. – Dijo en un susurro.

Está bien. – Dijo con una sonrisa de felicidad al escuchar la típica frase del alemán. Entonces vio como el rubio se levantaba y en menos de unos segundos se encontraba en sus brazos. - ¡¿Eh?! ¿Qué haces Alemania?

Ya es hora de irnos a casa, ¿no crees? – Dijo con indiferencia, luego empezó a caminar con el pequeño en sus brazos.

Yo puedo caminar. – Dijo con un sonrojo en su rostro.

Lo se, esto lo hago porque quiero. – Dijo con seriedad.

¿Sabes algo Alemania? – Preguntó con una sonrisa muy grande.

¿Qué? – Preguntó interesado.

Tus brazos son muy cálidos, tal como me lo imaginé. – Dijo contento.

…… - El rubio se sonrojó considerable que no pudo decir nada.

Alemania… - Le llamó en tono bajito.

¿Qué? – Preguntó rogando que no empezase con sus viejas costumbres.

Cuando lleguemos a casa, ¿podemos comer pasta con wurst y patatas? – Preguntó con un brillo de felicidad en sus ojos.

Por supuesto que si Italia, por supuesto que si. – Dijo con una leve sonrisa en su rostro.



Y los dos se fueron alejando del campo de batalla, donde cientos de personas murieron, pero dos personas encontraron la respuesta de sus sentimientos y lo sellaron con un beso.


Te amo Alemania, y mucho… - Dijo el castaño mientras acurrucaba su cabeza en el pecho del alemán.

También yo Italia, y mucho… - Dijo el rubio algo sonrojado.


Y se dieron otro beso, esta vez se encontraban en el patio de la casa de los dos, mientras eran alumbrados por el brillo de la Luna y de las estrellas.


El fin.
Notas finales: ¿Qué les pareció? Espero que bien.

Tengo una dudita: ¿Porqué no ponen una sección de Hetalia: Axis Powers, si he visto secciones de varios mangas vacíos?

Eso es todo, nos vemos.

Espero sus reviews con gusto y mucha gratitud.

¡Sayonara!

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