Cada vez que te veo, mi corazón da un vuelco; cada vez que escucho tu voz, me alegro un montón y todo eso es porque por ti siento algo muy especial, algo que es tan grande y difícil de explicar, un sentimiento que te abarca por completo, y que por más que lo intentes no desaparece, aún no lo entiendo muy bien, no sé cómo es que pasó; lo único que sé es que estoy enamorado de ti no me importa si tú no lo estás; con tal de verte feliz, yo también lo soy.
Lo único que no deseo es perderte, eres tan importante para mí que sí eso sucede me desmoronaría y solo ganas de morir tendría y es que para qué vivir si no tienes a ese alguien especial; aunque no lo tengo tan cerca el solo hecho de tenerlo como un nakama me hace sentir que todavía tengo una oportunidad y espero ansioso que esta llegue, para poder estar junto a ti de una manera especial, en dónde podamos manifestar el amor que sentimos, pero, hasta que esta oportunidad llegue, seguiré esperando a tu costado, nunca te voy a dejar y eso lo sé, a pesar de estar alegre todo el tiempo, en verdad no lo estoy del todo y eso es porque tengo un nudo en la garganta que me impide decirte lo mucho que te amo y lo mucho que te necesito a mí lado Zoro, pero, soy tan cobarde y por eso es que no me atreví, esa oportunidad de la que hablo llegará en el momento en que deje todos mis miedos, en que deje esa inseguridad que me come por dentro llevándose toda mi confianza, la cual ya ni sé si tengo.
A veces tengo celos de verte cerca de Nami y llego a pensar que entre ustedes hay algo, provocando, así que los celos se apoderen de mí, no me gusta estar celoso, pero, no lo puedo evitar ocurre involuntariamente, a veces deseo golpearla y decirle que no se acerque a ti, pero, así solo sería un egoísta por pensar en mí y no en el resto, y cómo capitán debo de respetar a todos mis nakamas.
Una vez incluso llegué a soñar el momento en el que te me declarabas para luego pedirme ser tu novio, y yo con gusto aceptaba, me encontraba tan feliz en mi sueño, ¿para qué?, para luego despertar y darme cuenta de que era todo un sueño y yo como un estúpido creyéndome todo, no pude evitar reprimir las ganas de llorar, por lo que lloré cómo nunca antes había hecho, me dolia, aunque no lo aceptara en público me dolía mucho, no podía soportarlo, y así fueron todas las noches, cuando todos dormían yo me salía de las habitaciones y cuando tenía la suerte de no encontrarme a Brook tocando en la cubierta, y cuando no estaba yo me dirigía a mi lugar en la proa en forma de león, y ahí empezaba a llorar a sacar todo lo reprimido que ya me hacía daño, solo el Thousand Sunny y las estrellas eran testigos de la tristeza que sentía en esos momentos, trataba de siempre de no hacer ruidos al llorar, a veces deseaba estar solo para poder incluso llegar a gritar por la frustración que sentía por ser un cobarde que no se atreve a decirte lo que siente, y que ahora está sufriendo de una manera solitaria.
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