Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La diferencia entre el sexo y el amor II por LoveShonenai

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Problemas, un poco de angst, mucho amor y también drama!

Notas del capitulo:

Como transcurre la vida de ambos después del matrimonio? Un hijo llamado Rikku que ha pasado a ser de la familia. Pero...¿qué retos deberán enfrentar ellos ahora?

La diferencia entre el sexo y el amor II

Capítulo I: La melodía de mis sueños

Vaya, pensó un joven de veinte años, aparentando una concentración imperturbable. Había mejorado de sobremanera escribiendo composiciones para canciones que saldrían al aire en el próximo disco de su banda. Incluso el amor de su vida, su esposo, elogió su gran avance. No era por nada, pero muy a pesar de su gran cambio, Eiri aún podía ser bastante duro y frío al criticar su trabajo, y es por eso que siempre daba lo mejor de sí para mejorar, ahora con su reciente apelativo de "El príncipe del pop".

Uesugi Shuichi, el joven vocalista más inspirador de la música pop, se encontraba en un enorme dilema emocional y mental. Dejó de escribir para luego ponerse de pie y dirigirse a la salida de la casa, dispuesto a tomar un poco de aire fresco. Antes de poder tocar el suelo externo, recordó que debía cambiarse de ropa, de lo contrario su excesiva fama actual lo dejaría sin nada, debido a las fans que lo seguían por doquier.

Se preguntaba una y otra vez cómo haría para decirle a Eiri que debía viajar nuevamente hacia una gira, sabía que de cierta manera no debía ir…porque eso significaba que no podría pasar en casa el cumpleaños número veinticuatro de Eiri seguramente por eso, su esposo dejaría de hablarle mucho rato, como sucedió la última vez, cuando habían pasado poco después de casarse. Intentar olvidar aquel día…era imposible.

- ¿Que te vas? –esto sobresaltó al escritor, quien inmediatamente dejó de lado la importante novela que estaba a medias.

- Son solo dos meses, amor. No es mucho tiempo.

- Shuichi, nos acabamos de casar y ya pretendes irte de gira, no seas ridículo.

- Eiri, si por mí fuera, te aseguro que no iría, pero ya sabes como se pone el presidente cuando me rehúso a sus órdenes.

- Eso no tiene nada que ver.

- Eiri, tú sabes cuanto nos apoyó Touma-san con lo de nuestro matrimonio, no puedo decirle que no.

- Entonces, si piensas ir, olvídate del mocoso y de mí.

- Pero, Eiri…

- Ya dije, no me repliques.

Fue muy dura la pelea en ese entonces, Shuichi lo recordaba bien, como Eiri dejó de hablarle por más de un mes. Cuando regresó de la dichosa gira, fue un mes sin caricias, como si viviesen solo dependiendo de la costumbre, a base de palabras frías y dolorosas, monólogos, gestos indiferentes, peleas constantes por motivos insignificantes. En aquel tiempo, Shuichi solo se dedicaba a cuidar de Rikku y de su vida familiar como si fuese un esclavo de su propia suerte, acongojado y maldiciendo su fama, porque ella había logrado un conflicto entre él y la persona que más amaba en el mundo entero, no en vano había luchado tanto.

- Shuichi, ya llegué.

- Okaeri, Eiri. Te has demorado.

- Tenía unas cosas que arreglar con la editora.

- Ah, entiendo. –Dejó sus letras en el living para después servirle el almuerzo a su esposo.- ¿Te hizo algún comentario la maestra de Rikku?

- ¿A qué te refieres?

- Quería saber si ese niño estaba portándose bien en la escuela.

- No tengo quejas de su profesora. Al parecer todo está bien con ese enano. Por cierto, Rikku se va a quedar hoy con Yoshiki, se lo ha llevado a pasear por allí.

- Me alegro. –se sentó, dejando los platos servidos en la mesa.

Algún día, escucharás esta melodía siendo interpretada por alguien.

¿Alguien? ¿Quién?

Una persona…a la cual tú le darás todo tu amor.

¿Cómo debería reconocerla?

Tú reconocerás el momento. Y cuando le encuentres, serás muy feliz.

- O-Oye, Shuichi…

- Dime, Eiri…

- ¿Tú…solo sabes cantar?

- ¿A qué te refieres?

- Quiero decir… ¿No sabes tocar algún instrumento?

- Ummm… ¿Qué instrumento?

- Por ejemplo…un piano o un órgano.

Por favor, di que si.

- Pues…no. Nunca he tenido la oportunidad de aprender de esas cosas por el poco tiempo que tenía. –comenta con algo de nerviosismo.

Nunca he creído en esas cosas esotéricas, pero tu respuesta si me desilusionó, Shuichi.

- Ah, ya veo. Que lástima –dijo esto último como un susurro.

- ¿Eh? Lástima ¿por qué?

- No es nada, no me hagas caso. –se levantó él de la mesa, dejando extrañado a Shuichi.

- Eiri, pero aún no has acabado de almorzar. ¿No tienes hambre?

- Perdón, se me quitó el hambre de repente. Guárdamelo para la noche, quizás me entra el hambre.

- ¿Vas a encerrarte en el estudio?

- No, quiero dormir un rato antes de empezar a escribir otra vez.

Lo dejó solo para después cerrar la puerta tras de si de la recámara. El más pequeño recostó su cabeza en la fría mesa, frustrado, confundido, cansado… ¿Por qué de repente se había convertido en el viejo Eiri nulo de sentimientos? ¿Dónde quedaron los hermosos momentos en que le decía constantemente 'te amo'? Las caricias, los besos, el amor mismo…parecía haberse apagado de repente.

&&&

Había pasado rápidamente la noche y de prisa debía dirigirse a trabajar como todas las mañanas. Al fin y al cabo, el corto día libre que tenía no pudo ser aprovechado para nada. Estaba de mala noche porque su esposo no le permitió el acceso y terminó durmiendo en el sillón de la sala. Se hizo rápidamente un sándwich y lo comió con rapidez. No terminó siquiera de digerir cuando ya estaba corriendo por la calle, apresurado por llegar a tiempo al trabajo.

- Shuichi, llegaste temprano hoy. ¿Eiri-san te despertó?

- Buenos días, Hiro. Tu saludo es muy amable.

- ¿Trajiste tu almuerzo?

- ¿Eh? ¿Para qué?

- Tonto Shuichi, te dije ayer en la mañana que no olvidaras tu almuerzo porque nos quedaríamos en la empresa hasta tarde, para coordinar lo de la gira con Seguchi-san y el equipo de producción.

- Lo siento, Hiro, lo olvidé hoy por salir apresurado de mi casa.

- ¿Ahora que vas a comer?

- Hiro, si te soy sincero, no sé si quiera ir a esa gira.

- Pero, Shuichi… ¿Qué estás diciendo? Sabes lo importante que es esta oportunidad para nosotros.

- Lo sé, pero mi familia también es importante, Hiro. Tú sabes bien como se puso Eiri cuando decidí irme de gira la última vez, no quiero que vuelva a pasar lo mismo.

- Entiendo tu punto, Shuichi, pero ya no se puede hacer nada, sabes que no puedes echarte para atrás una vez que ya has firmado el contrato.

- Pero lo firmó Touma-san, no yo. Yo nunca di mi consentimiento para que lo hicieran.

Su amigo lo miró fijamente. Shuichi ya no lloraba fingidamente por estas cosas, ya no se tiraba al suelo haciendo absurdos y vergonzosos berrinches para conseguir lo que quería, ya había dejado de lado los disfraces de banana, de soda y de colegiala para demostrar su disgusto ante las demás personas. Le dolía un poco al pelirrojo, saber que Shuichi ya había dejado atrás aquel personaje infantil que solía interpretar, para darle paso a un joven maduro de veinte años, serio y responsable con sus obligaciones.

- ¿Qué piensas hacer ahora, Shuichi?

- Hablar con el presidente, por supuesto. Si vuelvo a esconder y reprimir mis sentimientos, me volveré loco.

Ese era el nuevo Shuichi, fuerte y demandante, luchador e invencible, claro que siempre lo había sido considerando la gravedad de su pasado, pero esta vez si era distinto, si se le podía ver intercediendo por quienes le importaban de una manera seria y taimada, dejando atrás su faceta de 'adolescente con mentalidad de niño de parvulario' como Eiri le describía antes.

- ¿Cómo has dicho, Shuichi-san?

- Lo lamento, Touma-san, no puedo viajar con ustedes.

- ¿Y tú crees que viajaremos sin ti? Eres el vocalista de la banda, por todos los santos.

- Es que tengo razones para rehusarme, señor.

- Ya la sé, así que está de más ponerse a razonar sobre la situación. Mi respuesta es 'no'

- Pero, Touma-san, compréndame, por favor.

- Si Eiri-san no quiere entender que este es tu trabajo y también tu sueño, divórciate y ya.

- Señor, no diga eso.

- ¿Tan cobarde eres que no puedes expresarle a tu esposo lo importante que es esta carrera para ti?

- Ya se lo he explicado, pero usted sabe como es Eiri con estas cosas. Además, si me voy de gira esta vez, tendré que dejar solo a Eiri para su cumpleaños.

El cuñado del escritor se paró en seco, era verdad, faltaba poco para el cumpleaños de Eiri, sí que lo había pasado por alto. Volvió a mirar a su más valioso empleado, con semblante cohibido y preocupado. Se levantó de su sillón, dispuesto a buscar una solución a tan grande problema.

- Shuichi-san, no te prometo nada, pero voy a intentar interceder por ti.

- ¿Lo dice en serio?

- Quizás no pueda eliminar la idea de la gira, pero podríamos atrasarla un poco o dejarte salir ese día para que estés con Eiri-san.

- Touma-san, muchas gracias. En serio.

- Bueno, vete a trabajar ya. Tienes que trabajar duro para ese disco ¿o no?

- Si, señor. Muchas gracias. Me retiro.

Cuando le perdió de vista del despacho, los labios del presidente de NG récords se curvaron en una sincera sonrisa.

- Me pregunto… ¿Qué deberé obsequiarle?

Unas horas después, un concentrado escritor de cabellera rubia caminaba por las calles tratando de apaciguar su duda y curiosidad. ¿Podría ser que, realmente, Shuichi no fuese la persona indicada para él? Detuvo de repente sus pensamientos cuando escuchó una hermosa melodía proveniente de una gran casa, alguien la tocaba con tal elegancia y distinción que lo hechizaba y… ¡un momento!, pensó, esa melodía él conocía perfectamente, era la tonada con la que había soñado desde que era un niño, la canción que supuestamente lo llevaría hacia su verdadero amor.

Entonces ¿eso significaba que el amor de su vida no era Shuichi, su esposo? ¡Tonterías! No se dejaría llevar por una ridiculez tan grande como esa…no tenía porque creer en tal estupidez. Sin embargo, la curiosidad le picaba…

Mientras tanto, en un lugar cerca de ahí, Shuichi abandonaba su puesto para después tomar un ligero descanso, en compañía de sus dos compañeros de banda.

- Shuichi-san, lo estás haciendo bastante bien.

- ¿En serio, Suguru?

- Sugu-chan tiene razón, Shuichi. Has mejorado bastante. Te felicito.

- Por cierto, Shuichi-san… ¿de dónde has sacado esa canción?

- La verdad es que la tengo en la cabeza desde que era un niño, pero como no sabía tocar ningún instrumento, me abstuve de intentarlo de alguna forma.

- La melodía es muy bonita, de seguro a Eiri-san le va a gustar.

Se sonrojó el moreno ante tal comentario.

- Bueno, Shuichi-san. Creo que ya es hora de regresar al trabajo. De lo contrario, K-san nos va a querer matar.

- Si, tienes razón. Más bien, disculpa que hayas tenido que tomarte la molestia de invitarme a almorzar en tu casa, Suguru.

- No te preocupes, Shuichi-san. Además, te veías muy mal, no podías quedarte sin comer.

- Muchas gracias…

- Bueno, bueno, ¿nos vamos ya?

- ¡Si! –respondieron ambos al unísono.

Caminaron tan solo unos minutos por la plaza y, sin prisa, llegaron a la empresa en la que laboraban, dispuestos a seguir con su rutina de trabajo, mientras que K y Sakano-san supervisaban sus avances.

- Shuichi ¿ya tienes la canción?

- Si, Hiro, la acabé ayer, aunque me costó un poco de trabajo imaginarme el ritmo que tendría.

- Bueno, entonces, practiquémosla.

Muy cerca de ahí, el escritor y esposo de Shuichi veía como el pelirosa, su pelirosa bailaba y cantaba con aquel entusiasmo que tanto le caracterizaba. ¿Realmente podría creer en lo que dijo esa adivina aquella vez? ¿Acaso debía creer que Shuichi no era el amor de su vida? No, no podía concebirlo, no quería pensar que todo ese amor que sentía por Shuichi no era verdadero, no quería siquiera pensarlo.

Pero…la había escuchado. Había escuchado a alguien interpretando esa hermosa canción con la que tanto había soñado desde su infancia. Y no era una canción simple, era especial…una melodía que le había ayudado en los momentos más difíciles en su vida. Con solo tararearla podía sentirse en paz.

Era algo muy similar a lo que sentía por Shuichi, pero ¿sería lo mismo? Sentía que si, pero si se suponía que Shuichi no sabía tocar el piano…entonces no podía saber sobre la existencia de esa melodía. Por ende, no podía ser…pero le dolía, el pensar que no era él el indicado.

- Eso quiere decir que…¿tendremos que separarnos?

Siguió observando a su esposo cantar, con esta triste deducción en su mente.

Continuará!

Notas finales:

Espero que les haya gustado la conti! puedo pedir reviews?

Yuki: Creo que no. Ya resígnate, nadie lo leerá.

D: Ya lo veremos, Yuki-kun. Si pierdes, te castigaré.

Yuki: con q?

D: Raptaré a Shuichi-kun muajaaaa

Yuki: SIN PALABRAS....Buuuu

¡Reviews pliss!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).