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Cadena Perpetúa por Haruhi27

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Notas del capitulo:

Bueno... Aqui de nuevo yo trayendoles un nuevo one con otra pareja rara...(diran algunos)...y como he dicho antes con mi conejito de protagonista... de verdad creo que terminare emperejandolo con todos los personajes de Saint Seiya...XD

el fin... como todos saben ... los personajes no me pertenecen... sino a su creador...y todo parecido con la realidad es mera coincidencia XD...

Para todos/as ustedes...que lo disfruten...

Cadena perpetúa

Ya habían pasado más de 60 años desde la última guerra santa y con ella habían terminado todos los enfrentamientos entre dioses. Así que el tiempo transcurrió lentamente para todos. Sobre todo en el averno, donde el tiempo era eterno y la rutina los estaba cansando. Más no importaba, ya que ese lugar era su hogar.

Aun así muchos de ellos añoraban el volver a entrar en conflictos con otros dioses, estaban hambrientos de sangre, de aquella que no pudieron obtener en su última batalla. Muchos de ellos se preguntaban que seria de aquellos guerreros con los que se enfrentaron en el pasado. Aunque la respuesta era obvia: simplemente crecieron, eran ya para estas alturas ancianos. De hecho ya algunos habían muerto no hace mucho.

Lune, uno de los jueces de aquel lugar, llevaba pensando en ello durante más de dos horas. Pero su mente giraba en torno a aquel santo de bronce al que intento juzgar en un primer momento. El caballero de Andrómeda, ese ser tan perfecto y dulce. El humano al que no volvería a ver jamás, puesto que seres de tal pureza no son juzgadazos, sino que van directo al paraíso una vez que mueren.

 

-          ¡Que lastima!....me hubiese gustado volver a verte solo una ves mas…- se dijo para si mismo pensando en ese ser que se llevo su corazón. Si él ya llevaba más de medio siglo pensando en aquel joven. Que de seguro había crecido y transformado en un gran hombre.

-          ¿Dijiste algo Lune?...- pregunto Rada, mientras leía los informes de las almas que en breve condenarían a alguno de las prisiones.

-          ¡¿He?!...no…no… solo hablaba conmigo mismo…- dijo el de cabellos grises mirando para otro lado.

-          ¡Oye!... ¡mira esto!.... ¡no lo puedo creer! – vocifero el rubio

-          ¿Qué pasa?...- pregunto tratando de poner atención a los documentos que él también tenia que leer

-          ¿a que no sabes a quien deberemos juzgar?

-          No tengo idea….

-          Piensa…. ¡Vamos! – pedía entusiasmado el otro juez.

-          No se… no se me ocurre nadie…- negaba con la cabeza- ni que conociera a muchas personas vivas…

-          Ok…esto no lo podrás creer…de verdad que es el ser menos pensado….- reía el rubio

-          Bueno ya…habla…no sigas con la intriga…- pidió Lune

-          Es nada mas ni nada menos que el caballero de Andrómeda – y ante la mención de de aquel nombre, Lune miro estupefacto al rubio. No es cierto, pensó para si mismo.

-          Debe haber un error – dijo asombrado.

-          No…Lune… es él…- ambas miradas se encontraron. Rada sabia a la perfección el interés que tenía su amigo para con aquel caballero. – lee tu mismo – le entrego la hoja en la cual se encontraba detallado los motivos por los cuales aquel santo seria juzgado en el infierno. Mas no importaba cuantas veces leía aquel papel, el de cabellos grises no lograba entender el por que ese joven había hecho algo así.

-          ¡¿Por qué?!...- exclamo sin poder evitarlo.

-          ¡¿Quién sabe?!...pero mira que hay que ser tonto…- le dijo el rubio al tiempo que tomaba otro documento – faltando tan poco tiempo para llegar al paraíso.

-          No tiene sentido Rada…alguien como él…no…no pudo ser capaz de algo así…es ridículo – se levanto de su asiento para salir de aquel salón totalmente indignado.

-          ¿A donde vas? – pregunto Rada.

-          Tengo que verlo… debo hablar con él…- en su vos se notaba cierto tono de angustia.

-          Jajja… ¡oye!…tranquilo…ese ya no se ira a ninguna parte…no te apures…- sonrío maquiavélicamente – ahora esta a tú merced…aprovéchalo…- y le guiñó un ojo.

-          ¡eres un idiota! – se dio media vuelta ignorándolo. Camino con paso firme hasta las mazmorras principales del palacio.

El lugar era en si muy oscuro, pero se encontraba tenuemente iluminado por las flamas de las antorchas que colgaban de los muros de piedra. El silencio de aquel sitio era sepulcral y ni hablar del frío que se calaba hasta los huesos. Camino con ansias mirando entre los barrotes de aquellas celdas. Esperando poder ver a ese joven que tanto añoro ver. Sus prendas ondeaban a cada paso que deba y con la oscuridad de aquel lugar parecía un fantasma. Su traje negro con bordados en color plata, largo hasta el piso cubriendo por completo el fornido cuerpo del juez.

-          ¿Qué estoy haciendo? – se pregunto por unos breves minutos deteniendo sus pasos – él…él…no debe de ser joven…si ha muerto…ahora…es solo un anciano.

Y continúo caminando, inspeccionando los rostros de quienes se encontrasen allí. Esperando al menos poder reconocer al antiguo santo de Atenas.

Sus pasos eran cada vez más lentos, no lograba reconocer aquel rostro entre tantas almas aprisionadas. Hasta que desde la oscuridad de una celda vislumbro el brillo de dos esmeraldas. Se acerco lo más que pudo y allí en el fondo sentado, un anciano de tez clara, con dos faroles como ojos lo miraban tiernamente. Reconoció esa mirada, ese rostro que refleja paz y tranquilidad. Era él, su pequeño. Aunque ya no era ese ser tan lleno de vida que el recordara. Sino mas bien un bello abuelo, uno de esos que a muchos niños desearían tener. Su rostro cubierto de arrugas y su cabello blanco como la nieve, su postura encorvada producto de la edad, pero con la sonrisa más tierna que jamás creyó volver a ver en un lugar como ese. Un abuelo único, especial. Uno que no importaba la edad que tuviera, el único al que él amaría mas allá del tiempo.

-          Tanto tiempo – dijo el anciano, con voz ronca, pero suave.

-          ¡¿Shun?! – no pudo evitar preguntar. Y el otro asintió con un gesto de la cabeza. Lune abrió la puerta de aquella celda y lentamente se introdujo hasta llegar al mayor – has crecido…

-          Si…los años no vienen solos…- dijo con su bella sonrisa - ¿Cómo has estado?

-          Bien…- se acerco aun más hasta estar casi pegado al mayor - ¿y tú? – pregunto por cortesía. Hablando como si nunca hubiesen sido enemigos.

-          Muy bien…

-          ¿Por qué?...- Lune no pudo evitar aquella pregunta y en su rostro se pinto la pena de ver a tan adorable ser. Que aunque ahora era un anciano, aun seguía siendo un ser hermoso, incluso ahora en la vejes. - ¿Por qué…?... ¿por que te suicidaste? – movía la cabeza para ambos lados – no lo entiendo Shun… solo debías esperar un poco mas…y habrías ido al cielo tranquilo, sin ser juzgado. – la tristeza invadió al juez.

-          Ya no tenía motivos por los cuales vivir…- dijo tranquilamente.

-          Pero… solo tenias que esperar…no tiene sentido…- esta ves el juez extendió su mano y acaricio el rostro de Shun. – no tiene sentido…- volvió a decir.

-          Para mi si…- cayo unos segundo el anciano – el único motivo por el cual vivía era mi hermano y mis amigos. – cerro sus ojos tratando de recordar esos rostros tan amados para él y que ya no volvería a ver – pero ellos ya no están…

-          Aun así…solo debías esperar…si los querías volver a ver…- continúo con su mirada clavada en los ojos color esmeralda – ahora no podrás verlos.

-          No me importa…- volvió a sonreír – yo ya tuve mi tiempo con ellos…

-          No comprendo…

-          Solo quería volver a verte…- dijo el ex santo de Andrómeda – Lune…

-          ¡¿Qué?!- no lograba entender.

-          Quería verte…y si esperaba la muerte, ya no podría hacerlo.

-          Shun…- se inclino y tomo entre sus dos manos el rostro del anciano - ¿Por qué?

-          Por que siempre te he amado…- confeso – ese fue siempre mi secreto. Pensé muchas veces matarme para encontrarme contigo. Pero el amor a mi hermano no me lo permitió. Preferí esperar a que mi vida este llegando al final para volver a verte. Se que soy egoísta, pero solo se vive una vez y debía vivir para que las personas que me querían no sufrieran con mi muerte.

-          Shun…- exclamo el de cabellos grises con su voz entrecortada y de alguna feliz por aquella confesión.

-          ¡Lo siento!... de verdad…- Shun miro de pronto hacia otro lado mientras sus ojos derramaron algunas lagrimas – se que es muy tarde…pero ahora estando aquí… solo quería decirte lo que sentí y siento por ti…lamento ser tan egoísta…- y regreso su mirara a la del juez – se que no debe importarte pero no quería dejar esta vida sin antes decirte esto que ha hecho mi corazón latir por tanto tiempo.- hizo una pausa – ahora podré aceptar mi castigo.

-          Yo…yo no deseo castigarte…Shun…- dijo el juez mientras dulcemente besaba su frente – no tenias que haber hecho eso…

-          Pero quería verte…- Shun recibió sumisamente aquel beso casi fraternal – era la única forma de verte y decirte esto que me he guardado durante años.

-          Lo se…- y Lune beso los labios de Andrómeda, quien ante ese contacto empezó a cubrirse de una sombra negra. La oscuridad lo envolvió, la luz de sus ojos verdes se apago y el blanco de sus cabellos desapareció junto con las arrugas de su piel. Minutos después de aquel contacto, todo rastro de aquel bello abuelo desapareció dejando en su lugar al joven que alguna vez fue. Solo que ni sus ojos, ni sus cabellos eran verdes mas bien eran negros. Aun así, igual se podía ver la paz, la tranquilidad y la sabiduría de los años en ese hermoso rostro de alabastro.

-          ¿Qué me paso? – pregunto el joven cuando percibió aquel cambio. Mirando interrogativamente a su acompañante.

-          No te dejare…ahora eres mío – el juez tomo a Shun de la cintura, atrayéndolo mas cerca de su propio cuerpo – Solo mío… - y lo beso apasionadamente.

-          ¡Lune! -  profirió ante aquel beso, una vez terminado.

-          Llevo medio siglo amándote…- dijo el juez – y ahora que me sé correspondido, no pienso dejarte ir…

-          Pero debo ser juzgado por mi delito…- dijo tiernamente y en el fondo sintiéndose culpable.

-          ¡Y lo serás…!- la sonrisa del juez se ensancho de oreja a oreja – Shun, caballero sagrado de Andrómeda – dijo en tono seco e imperante, que retumbo entre las cuatro paredes de aquella celda – yo, Lune De Balrog, tercer juez del inframundo te condeno a cadena perpetua…- cayo unos segundos, mirando esos ojos negros como la noche – a vivir en el infierno… serás mi consorte hasta el fin de los tiempo…y me amaras y honraras por toda la eternidad. Siendo a si el espectro numero 109 de las fuerzas de nuestro señor Hades. – Shun cerró sus ojos, aceptando aquel nuevo destino. Lune ante sus ultimas palabras sello aquella condena con un nuevo beso, uno salvaje, uno que en el proceso lastimo el labio inferior de aquel nuevo ser, haciéndolo sangrar para disfrutar de aquel sabor metálico.

Lentamente las manos de juez se volvieron atrevidas y comenzaron a desnudar a aquel joven. Shun se dejaba sumiso acariciar, disfruta de aquel contacto. Ese que durante años soñó sentir. Nunca creyó que algún día se volverían a ver, y sacrificase, tal como su estrella demandaba, por primera vez tuvo sentido. Murió para por fin conocer el amor, uno que valiera la pena. Y ahí estaba él, muerto… pero feliz siendo poseído en cuerpo y alma por el juez que le había robado la cordura. Las prendas de ambos habían desaparecido y los gemidos retumbaban en aquel calabozo. El juez tomo a Shun sobre el frío y sucio suelo de aquel lugar, lo penetro con ansias, aquellas que había contenido desde hacia años. Disfruto de poder marcar aquel cuerpo que gemía y sudaba bajo suyo, el tiempo desapareció mientras él entraba y salía de aquella cavidad tan calida. El momento del orgasmo estaba próximo, los dos podían sentirlo y cuando llego…

 

-¡¡¡Shun!!!...SIIII….!!!- grito el juez descargándose dentro del mas joven…

- ¡Te amo!! – grito Shun, dejando escapar todo el aire de sus pulmones.

- Yo a ti…- Lune beso sus labios – ahora estaremos juntos….siempre…

El cansancio los venció y en aquel oscuro lugar ambos se durmieron condenados a vivir por siempre en el infierno…

 

FIN

 

Notas finales:

las/os quiero mucho... gracias por estar siempre ahi apoyandome...en estas locas y delirantes historias mias...( de verdad que es raro que alguien me lea XD)...yo se que estan ahi...aunque no dejen rewiers...por eso gracias...

En cuanto a las demas historias la ire actualizando de apoco... pero no desesperen..ok?


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