Capítulo 1: Lo inesperado
Sabia que algo iba a ocurrir, había tenido ese presentimiento toda la mañana. Pero hasta ni yo mismo me hubiera imaginado que era lo que sucedería.
Estaba solo en casa, mis padres habían salido de compras y esta vez, como muchas, no tenia ganas de acompañarlos. Me gustaba estar solo.
Aunque no lo estaría nunca más. No, después de lo que ocurrió esta tarde cuando fui al baño…
Mi mirada se posó en sus azules ojos y un grito de temor escapó desde lo mas profundo de mi ser, cuando observé el reflejo proyectado en el espejo, que claramente tenia una diferencia en la imagen estampada en la lámina de vidrio, la figura presente en el cristal no era la mía…
Oh no… no lo era…
Soy un muchacho de cabello castaño claro, piel algo trigueña y de ojos marrones como el chocolate, muy al contrario de mi reflejo, quien era de piel más clara que la mía, ojos azules, intensos, y de cabello negro como el carbón. Mi grito se escucho por toda la casa, de hecho en todo el barrio… podría jurarlo. Pero jamás en mi vida, se me hubiera ocurrido que mi reflejo… cambiaria así porque si.
Al gritar me lancé hacia atrás como acto reflejo y tire varias cremas, algunos perfumes y algún que otro jabón. Un pequeño gran desastre para estar solo. Mi “reflejo” imito con exactitud mi hacer.
Estaba demasiado anonadado y aterrado como para pensar con claridad. No podía apartar mis ojos de aquel muchacho que no era yo, aunque me imitara a la perfección.
¿Qué estaba sucediendo?
Quede inmóvil por largos minutos, hasta conteniendo la respiración por si algo nuevo e inesperado llegara a ocurrir. Pero nada.
Nada sucedía. Solo éramos yo, mi reflejo y ahora el inquietante silencio de mi casa.
Y nadie más.
Respiré profundo (sin apartar la mirada del espejo) e intenté tranquilizarme. Me estiré hacia el suelo, intentando recoger algunas de las estúpidas cremas de mi madre, mientras miraba de reojo al vidrio laminado.
Veía que el muchacho estaba impaciente… ¿o era yo el impaciente?
Por un momento me sentí como si estuviera en algún capitulo de dimensión desconocida, y eso me hizo reír. Acción que vi reflejada en aquel muchacho. Observé que… Se veía simpático, así que comencé a hacer caras y muecas en el espejo para ver como se verían en él.
Primero comencé sacando la lengua, luego estiré mis mejillas, después estiré mis ojos como si fuera un oriental mientras sonreía tontamente. Realmente se veía muy gracioso, así que con más entusiasmo hacia más y más muecas. Creo que habré estado al menos dos horas en el baño. Me sentía un tanto loco riéndome solo… pero… no estaba tan solo ahora. Al menos me reía ¿con alguien? ¿O de alguien?
-Perdona… -Dije a la nada misma. Ahora si que parecía loco, pidiéndole disculpas a alguien que… ¿No existía? ¿…Y si realmente aquel muchacho se encontraba en alguna parte del mundo? Tal vez… estaba viviendo lo mismo que yo ahora, con un reflejo que no era el suyo. Volví a fijar mis ojos en él y le sonreí. Él me sonrío.
Y pensé, qué linda sonrisa que tiene.
Me quedé un rato pensativo. ¿Qué podía hacer yo en esta situación?
Lo único que se me ocurría era buscarlo. Pero… ¿Qué le diría?
¡Hola! ¡Hey tu, si tu! Oye ¿Cómo rayos apareciste en mi espejo, eh? ¡Tienes una linda sonrisa y me he divertido mucho contigo!
No, no. Eso sonaba demasiado incoherente, e inmediatamente imaginé como se alejaría de mí pensando que estoy loco. Y volví a imaginarme más y más situaciones parecidas, pero ninguna funcionaba bien.
Suspiré.
-En fin… -Dije para mi mismo.
–Parece que serás mi pequeño secreto desde ahora. –Y de nuevo le sonreí.
Él, me respondió de la misma manera.