La historia comienza en la aldea de la hoja. Hogar de una de las familias más prestigiosas y envidiadas del país de fuego. No sólo por sus guapos y guapas integrantes, sino también por su alto nivel político. Esta era la familia Namikase Uzumaki.
Por otro lado se encontraba la familia Uchiha, que vivía en un barrio ubicado dentro de la ciudad. Su fundador, Madara Uchiha era un político de alto nombre, pero no tanto como su eterno rival Minato. Su odio por la familia del Hokage, lo llevó a planear un golpe de estado. El cual se realizaría en las próximas semanas.
Llegado ese día la familia del Yondaime paseaba tranquilamente. Había sacado a pasear a su precioso hijo. Un lindo rubito, que apenas tenía cinco años. Naruto era un niño hermoso, en sus mejillas tenía unas marcas zorrunas, que lo hacían ver adorable. Su piel tenía un tono bronceado y sus cabellos eran como el oro.
-¡ven akamaru!- le gritaba el niño a su perrito. Sus padres lo miraban con una sonrisa de felicidad, Naruto era lo más bello que les había pasado en la vida.
De pronto se sintió un estallido. Al parecer provenía de la entrada de la ciudad. Los padres se miraron extrañados, Minato tenía un mal presentimiento.
-señor, la ciudad está siendo atacada. Un golpe de estado- dijo un anbu que apareció ante ellos.
-Madara- susurró el Hokage, le dio un beso en la frente a su esposa y se despidió de su pequeño, sin saber que esa sería la última vez que los vería.
Al pasar las horas la aldea estaba en llamas. Anbus de distintos bandos paleaban, matando a todo aquel que estuviera en su paso. La orden de Madara era la exterminación completa de la aldea del la hoja. Todos corrían desesperados. Algunos eran alcanzados, y morían en el intento de refugiarse. Los aliados de Uchiha no tenían compasión.
Con tal escenario la madre de Naruto supo que no tendría muchas posibilidades de salir con vida. Escondida tras una pared, la mujer se aferraba su hijo. Jamás imaginó que tanta maldad existía. Los Anbus se acercaban más y más.
-mi amor- le dijo la mujer a su hijo, acariciando sus cabellos- tienes que correr- le pidió. Ella no era tan rápida, pero de seguro un niño pasaría más desapercibido entre los escombros- vete- le ordenó con un pequeño empujoncito. El zorrito obedeció a su madre sin entender de qué se trataba todo esto ¿por que había tanto fuego? ¿Por que papá no volvía? Se preguntaba el niño alegándose con su perrito entre los brazos.
-así que esta es la esposa del Hokage- dijo con sarcasmo uno de los subordinado de los Uchiha, al encontrarse con la mujer, Kuchina los miró y con resignación miró por ultima vez el lugar e donde se escondía su pequeño. Uno de los ambu la tomó del cuello y la degolló, en el acto, y sin piedad alguna. El niño que miraba todo desde lejos. Quedó totalmente choqueado ante la imagen. Unas lágrimas cayeron por sus mejillas.
-mamá- titubeó con desconsuelo. No entendía lo que acaba de ver. Su madre estaba inmóvil en el piso. Quiso acercarse a ella, pero unas manos lo sujetaron, impidiendo que avanzaran.
-mira es el hijo de la familia Namikase- dijo un rubio a su compañero. Ambos estaban enmascarados. Naruto se desmayó por la falta de aire y el susto del momento.
-es verdad- dijo el de pelo negro, muy impresionado-hay que esconderlo- dijo, mirando a todos lados.
-pero tu tío mando a asesinar a toda la aldea- le recordó Deidara. Su compañero y novio. Aunque apenas tenían 12 años, ya eran Guerreros de elite. Y el tío de Itachi los había mandado especialmente a ellos a eliminar al hijo del Hokage.
-no- ordenó Itachi- mi tío está totalmente loco. Y no seré parte de esto- argumentó con decisión. Deidara comprendió lo que su novio quería decir, el pobre niño no tenía culpa alguna. Lo tomaron en brazos y corriendo a un lugar seguro. Entraron al barrio Uchiha y se introdujeron en la mansión de la familia.
CONTINUARÁ