Estaba atado de manos a la cabecera de la cama con las mangas de la camisa que había estado usando hace unos minutos, totalmente desnudo y de espalda. Estaba en su cama, en su habitación, solo iluminado con la luz de las cientos de velas que su novio había dispuestos en diferentes lugares, logrando un aspecto tétricamente romántico acompañado de la tenue música del canon en Re mayor de Pachelbel.
- Toda una obra de arte –
Oyó decir a su espalda sin especificar si se refería a la música o al comestible moreno frente a él, Draco se acercó a con un andar elegante y silencioso hasta posicionarse a su espalda. Con sus dedos recorrió su espalda desde la nuca hasta la separación de sus glúteos solo como una suave caricia, causando escalofríos a Harry, con sus labios recorrió el mismo camino, depositando un beso por cada vertebra terminando con un mordisco poco suave en su nalga derecha.
Con suavidad rodeo la marca de sus dientes para luego dar una fuerte nalgada que arranco un leve quejido del moreno, volvió a la golpear hasta dejar el trasero algo enrojecido para luego depositar un suave beso, casi como pidiendo disculpas.
Harry estaba abandonado al placer, adoraba no tener el control de nada, de dejarse hacer, de sentir como su cuerpo era invadido por el dolor y el placer, como las mismas manos que no acariciaban lo golpeaban y arañaban. Su cuerpo sudaba dándole un aspecto aun más apetecible, fuera de esas paredes podía ser el salvador del mundo, la pesadilla de Voldemort o el terror de los mortífagos, pero ahora, en este preciso momento, no era más que una masa sudante y jadeante rendido a las caricias de aquel ángel rubio que hurgaba en su interior con un travieso dedo que reemplazó de inmediato con un pequeño vibrador en forma de huevo que se perdió entre sus entrañas de inmediato, estremeciéndolo desde dentro, se sentía cerca, y Draco también lo sabía.
Dejando el pequeño vibrador dentro del moreno se alejó un momento para buscar una cinta algo ancha de color negro que quedo olvidada un momento sobre la cama mientras acomodaba de espalda al dócil moreno bajo el. Besó sus pezones, su cuello, recorrió con tortuosa lentitud su clavícula, bajo hasta su ombligo, donde se entretuvo mordisqueando y ensalivando todo a su paso. Continuo bajando siguiendo el vello que nacía en su bajo vientre hasta llegar a la base de su miembro, el cual ignoro olímpicamente para seguir su recorrido hasta sus testículos, los lamio ambos con suavidad, para luego meter uno en su boca y tironearlo con fuerza, arrancando fuertes quejidos de su amante. Con una mano tomó con fuerza ambos testículos, tirándolos hacia adelante, para luego, con la otra mano, poner la cinta negra en la base de pene de Harry, dejando sus huevos aprisionados por delante del elástico. Aprovechando la posición, apretó ambos pezones con sus dedos, los tironeo, los amasó, y los rodeo con dos pequeñas ligas de colores, estrangulándolos dolorosamente.
Se separó un momento para admirar su obra, y es que ver a su moreno novio amarrado a la cama, jadeante, con su musculoso cuerpo retorciéndose de placer, sus pezones medio amoratados y sus testículos aprisionados contra sus miembro era una imagen digna de conservar en la memoria.
Una mirada perversa se dibujó en su rostro, giró nuevamente al moreno, boca abajo, con el culo en alto, la cara contra el colchón y las piernas bien abiertas. Derramó una gran cantidad de lubricante sobre la espalda baja de Harry, esparciéndola con agradables masajes por sus glúteos, hasta llegar a su ano, donde se perdía el cable que controlaba a el pequeño vibrador. Separó una nalga para luego tirar del aparatito desde el control del velocidad, cambiando la potencia a medida que lo sacaba hasta que tuvo la mitad fuera, lo mantuvo ahí, mirándolo vibrar siendo apresado por el apretado musculo del moreno. No se resistió cuando sintió la necesidad de lamer esa sonrosada entrada, recorrió con su lengua todo el contorno del juguete, lamiendo toda la piel a su disposición, sintiendo contra sus labios como esa entrada se estremecía de placer. Modio el aparato y lentamente lo sacó de ese caliente trasero.
-eres un goloso Potter, te gusta sentirte lleno, lo tenías muy adentro –
-cállate Malfoy-
-creo que no estás en posición de exigir nada, solo eres una perra, una muy calienta y rastrera, debo reconocer.
-cállate de una vez y termina con lo que estás haciendo – habló entre jadeos.
-creo que no estás entendiendo, pequeña perra, si yo no quiero continuar, no lo voy a hacer, a menos que me ruegues
-en tus sueños me voy a rebajar a eso, hurón –
-eso es bastante irónico dada tu actual situación, y posición –
Antes siquiera de terminar la frase, el rubio ya había metidos los dedos índices de ambas manos lo más adentro que pudo, siendo acompañados de un profundo jadeo del moreno opacado contra las sabanas. Los saco de inmediato para volverlos a meter un par de veces más antes de introducir también los dedos medios de ambas manos.
Harry se sentía en la gloria, esos cuatro dedos en su interior, hurgando, abriendo y tocando todo lo que tenían a su paso elevaban su morbo hasta el extremo, adoraba sentir como esas delgadas y largas prolongaciones jugaban en su interior, lo hacían sentir tan bajo, tan puta.
Draco jugó en su interior hasta que lo sintió lo suficientemente relajado, metió sus dedos hasta el tope, pala luego separar los dedos en forma de tijera y después separar ambas manos, abriendo completamente su ano. Adoraba hacer eso, ver al poderoso Harry Potter tan abierto, era su fetiche preferido. Nuevamente acercó su lengua a ese trasero, saboreando su esencia. Metió su lengua lo más adentro que pudo, para luego sacarla y morder sin mucha suavidad el borde de su entrada tirando la piel hasta el límite.
Harry gritó desesperado, no aguantaba más, sentía la imperiosa necesidad de correrse, pero esa estúpida cinta estaba estrangulando sus genitales, dolía como el demonio, tenía la impresión que en cualquier momento terminarían como eunuco, pero aun así, esto lo provocaba aun mas, haciéndose más doloroso cada momento. El aire le comenzaba a faltar, estaba caliente y excitado a morir, sus manos ya casi ni las sentía, hacía rato que estaban dormidas a causa de la posición, estaba perdiendo el norte y la dignidad, y le importaba un carajo.
Draco saco los dedos de su interior para meter inmediatamente una pelota de cristal solo un poco más pequeña que su puño. No la metió entera, sino solo la mitad, para así poder apreciar el cálido interior de Harry en todo momento. El moreno trato de sacarla, estaba muy grande y helada, pero el oportuno pulgar del rubio la empujó de nuevo a su lugar-
-intenta sacarla de nuevo y te azoto hasta que pierdas los huevos – Harry se sintió tentado a sacarla, pero cambio de idea cuando sintió el pene del rubio frente a su rostro, grande, grueso y erecto, goteando liquido preseminal. En cuanto lo tuvo a su alcance, lo metió a su boca como si no hubiese mañana, tragándolo por completo, casi ahorrándose por lo incomoda de la posición. Recorrió con devoción aquel gran falo, succionando y besando todo a su paso. Cuando trato de volver a engullir, Draco apartó su pene ignorando la mirada molesta del moreno.
Saco la bola de cristal dejando a un lado sin prestarle mayor importancia, para luego poner nuevamente a su amante de espalda con las piernas muy abiertas sobre sus hombros y sin esperar un segundo más, clavó su hinchado miembro en su ano, evitando moverse más de lo necesario para no terminar, sintiendo las suaves contracciones del cuerpo de Harry.
Se inclinó hacia adelante, enterrándose aun mas en el moreno, perdiéndose en esos ojos verdes nublados de placer. Sus manos alcanzaron con facilidad sus adoloridos pezones tirándolos sin cuidado
-Ya vasta Draco, eso duele-
-de que te quejas Potter, sabes que te gusta - hizo una breve pausa para darle más drama al momento – no importa lo que diga el resto del mundo Potter, para mi eres solo una puta, mi puta – enfatizando las últimas dos palabras.
Soltó sus pezones para prestar atención al amoratado miembro, acariciándolo superficialmente, desesperando aun más al moreno, haciendo que su interior se contrajera con fuerza.
-eres delicioso, Potter –
- y tu un idiota, suéltame, se me van a caer los huevos –
-porque debería soltarte, no te lo mereces- mencionó con burla – suplícame
-no- apenas pudo pronunciar el moreno, el rubio ante la negativa acaricio con fuerza el miembro del moreno, arrancando un desgarrador grito, mitad placer, mitad frustración. Las lagrimas corrían hacía rato por aquel varonil rostro, bajando por sus sienes hasta perderse en el oscuro cabello.
Malfoy sonrió con arrogancia mientras sacaba completamente su miembro para volver a entrar con fuerza. Harry gritó nuevamente, encobándose completamente, estirando su cabeza hacia atrás.
-oh si!! … mas!- gritó el moreno
-mas que?-
-Más adentro, más duro-
-Suplícame- repitió el rubio
-Por favor-
-Por favor que-
-Quiero que me la metas, fuerte y duro, párteme- antes siquiera que Potter terminara su frase, Draco ya estaba embistiendo con fuerza
-dime que te gusta-
-si! .. si!! …me gusta – gritó desesperado el moreno – me gusta que me la metas-
-di que eres mi puta –
-soy…. Soy puta, me gusta… oh!!... mas fuerte!! –
Como poder negarse a esa petición?, se inclinó hacia adelante, metiéndose para salir de inmediato y volver a entrar con más fuerza, sostenía su cuerpo con su mano derecha, con sus labios torturaba sus pezones aun amarrados y con su otra mano masajeaba el pene de su sumiso. Harry gritaba con todas sus fuerzas, quería correrse, necesitaba correrse, pero ese condenado rubio lo tenía completamente dominado.
Malfoy se sentía cerca, es que el cálido interior de ese sexy moreno lo estaba apretando tan deliciosamente que aun no entendía como aun estaba cuerdo, dio una última embestida, llegando los más adentro posible, soltando al mismo el pene y los testículos de Harry, que exploto con violencia, un grito de placer salió de sus apetecibles labios, mientras el rubio se extasiaba y venia dentro de su cuerpo, estrujado por las fuertes contracciones de su ano y recto. Potter perdió la razón por un momento, se perdió en un universo de placer y lujuria, su respiración errática y su mirada perdida daban cuenta de lo potente de su orgasmo. En cuanto recuperó la conciencia, sintió una suave caricia sobre su rostro
-fue magnífico- dijo con voz entrecortada, muy cansado y adolorido, se dio cuenta que sus pezones, aunque adoloridos, ya se encontraban libres, se sentía tan relajado y pleno que podría estar toda la vida así.
-Creo que nunca entenderé esta manía tuya-
Me gusta que me duela, siempre y cuando seas tú el que me dañe, me hace sentir vivo-.