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The L World por Aiku

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Notas del capitulo:

 

 A ver si os gusta :DD

Observa cohibida la barra, los focos, las luces de neón y los cuerpos, ya sudorosos a esas horas de la noche, bailando, algunos (o algunas, más bien) tan pegados que podrían fundirse.

 

Cels sabe que no está allí por ciencia infusa. “The L World” es el bar lésbico más importante y exclusivo de su cuidad. Si entras en el garito, era por que o vestías muy bien, tenías mucha pasta o eras muy atractiva.

 

Y, la verdad, Cels no creía que tuviera ninguna de las tres.

 

¿La razón pues de que Cels estuviera observando el techo, brillante, de la discoteca?

 

Rose Marks. Pelirroja, alta y de ojos verdes, Rose simplemente estaba la ostia de buena. Y seguramente gracias a esa felina sonrisa que hacía que brillasen sus ojos de gato era por lo que ellas estaban ahí ahora.

 

A su alrededor había toda clase de chicas: Masculinas y femeninas, jóvenes y no tan jóvenes, más y menos guapas y con más o menos ropa.

 

Cels era prácticamente inexperta en cualquier tema amoroso. No muy alta, con el pelo negro y los ojos grises, había ignorado sutilmente a los hombres durante dieciséis de sus diecisiete años de vida. Y después de esos dieciséis años, Rose hizo que se planteara el por qué de esa frialdad hacia el sexo contrario.

 

Aún se sonroja ligeramente al recordar (después de todo es una persona muy tímida) como al planteárselo y no saberle responder, Rose se limito a sujetarle con delicadeza la cabeza e intentar plantarle un beso. Se revolvió, y consiguió zafarse los brazos de su amiga. No hubo quejas ni enfados, pero Rose no dejó de darle vueltas a la cabeza.

 

Y con ese fin habían llegado a ese luminoso lugar. Ya que Cels no quería que su primer beso fuera con su  amiga, Rose se la había llevado “de caza”. La verdad es que su amiga (la mejor, para ser sincera) a veces le daba bastante miedo.

 

Rose se acerca tranquilamente a la barra y pide dos copas. Cels la fulmina con la mirada por que preferiría no beber alcohol, pero la otra le sonríe amable (y cínica) mente y le pasa el vaso, en el que hay un líquido turbio con hielos. Da un sorbo y suspira suavemente: al menos no sabe mal.

 

Se acerca a la barra y se sienta en un taburete, mientras observa, meditabunda, como las chicas parecen “rifarse” a su amiga. Esboza una media sonrisa y deja el vaso en la barra.

 

-¿Quieres qué te ponga algo más, preciosa?

 

Mira a la camarera, sobresaltada.

 

Es una chica rubia, con el pelo rapado a los lados y los ojos color chocolate, sin duda, muy guapa. Cels casi se atrevería a decir que era más guapa que Rose. Es delgada, también alta, y viste unos simples pantalones cargos de camuflaje y una camiseta grande y negra, de tirantes, de chico, con una camiseta de manga corta debajo.

 

La chica sonríe, de forma más amplia.

 

-Te vas a asar con eso puesto.-Dice, señalando con la cabeza la chaqueta de Cels.

 

Ella se sonroja ligeramente y balbucea algo que suena a “estoy bien, gracias”.

 

La rubia se ríe y le guiña un ojo antes de seguir atendiendo.

 

Cels mira fijamente su copa, mientras siente que sus pulsaciones van bajando. Le da un par de tragos a la bebida y mira como Rose baila con unas gemelas.

 

Note una mano en la cintura y en dos segundos, se ve en la pista bailando con la camarera. Se sonroja otra vez e intenta seguirle el ritmo, aunque sus pies, torpes, no le facilitan nada el intento. “Joder”.

 

La chica se acerca más a ella y grita para hacerse oír entre el barullo de gente y música.

 

-¡Me llamo Chris! ¿¡y tú?

 

-C-cels…

 

Chris la mira y sonríe con calidez con esos ojos chocolates suyos. Siguen bailando un buen rato, llegando un punto en el que se rozan y entrelazan.

 

La guía hacia fuera, y cuando ella le pregunta le dice que es para hablar mejor. Cels se asusta un poco, y desea ligeramente que Rose esté allí para echarle una mano. Salen a la calle y Chris respira, aliviada.

 

-Lo siento, me estaba entrando claustrofobia de estar ahí dentro.-Le sonríe y ríe de forma cantarina.-Bueno, ¿cuántos años tienes? Por que no me la intentes colar, sé que te has colado, válgame la redundancia, a si que debes ser menor. Y además, has bebido alcohol, a si que estás metida en un lío, señorita.

 

Cels se siente enrojecer hasta las orejas, e intenta balbucear palabras de disculpa, pero Chris se vuelve a reír.

 

-¡Si me da igual! Yo hace un par de años hacía lo mismo.

 

Cels se relaja un poco, mientras le empieza a coger el gusto a esa desconocida tan extraña.

 

-Tengo dieciséis.-Dice, cohibida.

 

Ella la mira, ciertamente reprobadora.

 

-No le digas tu edad a los desconocidos, pequeña. Podría ser…peligroso.-Dice, con una mirada pícara.- Yo veinte.-Añade.

 

De súbito, rodea sus caderas con sus brazos.

 

 

-Oye, voy a ser franca, me gustas. Me resultas adorable. ¿Estás libre?

 

Apenas tiene tiempo de asentir y la rubia ya la está besando. Lento y suave al principio, como tanteándola con los labios, para después dejar paso a la lengua y que todo se vuelva rápido y húmedo, y cálido. Las manos de Cels se enredan por el corto pelo de Chris y bajan a su cuello para quedarse ahí. Chris desliza las manos por su espalda entre suspiros, y Cels piensa que le puede estallar el corazón.

 

-Eh…siento interrumpir, pero…Cels tiene que volver a casa y tal.

 

Se separan con brusquedad y Cels ve a Rose mirándola de forma algo burlona. Mira la hora en su móvil y se horroriza de lo tarde que es. Escribe su móvil y su e-mail en un papelito y se lo mete a Chris en la mano, mirándola a los ojos. La besa en los labios y sale corriendo con Rose riéndose de la mano.

 

Chris se roza los labios y se sonroja. Sacude la cabeza sorprendida. “Este noche me la tomo libre”.

 

Han pasado dos semanas y Chris no la ha llamado. Cels sale de su casa, algo triste, y choca con un cuerpo delgado y musculoso. Mira a la rubia a la cara.

 

-Tu amiga…me dijo que esperase aquí si quería verte.-Dice ella, a toda velocidad.-No he dejado de pensar en ti, pero me gusta sorprender, y quería sorprenderte…

 

Cels se sonroja y sonríe, y decide dejar por una vez la timidez a un lado. Se agarra a su cuello y la besa, y la  mete en su casa vacía. La rubia la mira a los ojos antes de volverla a besar.

 

-Tú eres lo que yo quiero.

Notas finales:

¿merezco un triste review? ¿por favor?


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