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Víctimas por Mishogu

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Capitulo XVII
Laberinto.


Cargando un niño, escapando de los cazadores y por encima de eso tener que hacer paradas para que Chia saciara con su cuerpo una extraña sed que había adquirido después de la primera vez que estuvieron juntos. 

¿Cuántas veces llevan haciendo el amor en ese callejón mientras que el niño esta en un restaurante comiendo algo para recuperarse?

¿Cinco? ¿Cuatro?

—Ya… ahhh… ya basta Chia…—Se mordió los labios para reprimir un grito de placer al sentir como el miembro del pelirrojo le acariciaba los glúteos—… debemos regresar…

—Después… grrr…—Los gruñidos que emitía eran tan sensuales y varoniles, no le dejaban tantas ganas de Vyaron para regresar a casa con su familia—… estas… ahhh… tan estrecho…—Un lengüetazo en el lóbulo del oído del de cabello bicolor le dejo el sabor del sudor salado, al instante en que volvía a ser arropado entre esa carne suave y deliciosa.—… como la primera vez…

Vyaron abrió más las piernas, le encantaba tenerlo dentro… que le dejara en las entrañas ese torrente de vida y placer, estaba a punto de llegar al orgasmo cuando los gritos provenientes de la cafetería donde estaba Siat le borraron todo rastro de goce, Chia alcanzo a dar unas cuantas estocadas más cuando sintió que era empujado con fuerza animal, literalmente.

—¿Qué rayos te pasa?—Grito poniéndose la ropa adecuadamente con un sonrojo surcando sus pálidas mejillas, no solo por el enojo y la vergüenza de ser apartado justo antes de correrse dentro del cuerpo de su nuevo amante.

—¡El niño… Siat, esta en peligro y nosotros dos como ninfómanos follando en un callejón! ¡¿Qué clase de padres somos?!—El pelirrojo se transformo en una lucecita de navidad todo rojo y brillante, Vyaron no se había dando cuenta, pero le estaba adjudicando una familia que él aun no pedía pero deseaba, sus brazos se movieron inconscientemente—… no puedo creer que haya cedido a tus exigencias de tener sexo en la calle… no puedo cree…—Callo al sentir como los brazos del otro se enredaban en su cuerpo, era un abrazo demasiado suave y delicado para ser el pelirrojo quien lo daba—¿Qué sucede?

—Solo cierra la maldita boca una vez en tu vida y disfruta de un simple y estúpido abrazo…—Lo estrecho contra su pecho perfecto de marfil—… no te dejare ir…

—No me dejes ir…—Escucho—… pero ahora hay que proteger al niño, vamos…—Vyaron no pudo evitar besar los labios de su amante, eran fríos pero tenían en el fondo un calor abrasante que consumiría su vida si se alejaba.

Ambos se separaron, pudieron ver a través del cristal como los cazadores buscaban entre los humanos una criatura de la noche, faltaba poco para que llegaran donde Siat estaba sentado completamente dormido.

—¿Qué...?—No termino de formular el cuestionamiento cuando noto que Chia ya no estaba a su lado y que ahora iba directo por el pequeño peliazul.

Quiso pasar desapercibido por los cazadores, iba algo agachado y con una gorra deportiva que le robo a uno de los chicos de la mesa de la entrada, las manos entre los bolsillos de su chaqueta de cuero negro, eran solo unos pasos para llegar al mesa, tomaría al niño y saldrían directo a la mansión de los hermanos de Vyaron, escaparían a los refugios y se quedarían allí hasta que todo pasara, extendió la mano para tomar a Siat del brazo.

—¿Qué rayos crees que haces?—Un cazador había notado su presencia y estaba detrás de él apuntando a su espalda con una escopeta seguramente cargada con perdigones de plata y agua bendita.—Vamos responde, si eres un humano no te pasara nada…—Una sonrisa sádica que pudo apreciar por uno de los tantos espejos del lugar—… si eres otra cosa, ese trasero tuyo puede ser útil para mi rifle…—Sintió la boca del cañón acariciar con descaro sus glúteos y perderse entre ellos casi penetrándolo, alejo con la mano el arma de su retaguardia.

Se giro ante la atenta mirada de los comensales, todos están asustados por que un grupo de tipos con mascaras les acercaban crucifijos y los rociaban con agua según bendita, y ahora tenían aun hombre que estaba por recoger a su niño.

El cazador se lamio los labios al ver el espectáculo de un hombre tan sensual.

—Ya decía yo que estabas demasiado bueno como para ser humano…—El arma volvió a subir hasta acariciar el rostro del pelirrojo y botarle la gorra, el cabello rojo se esparció por el aire llenándolo de su aroma, casi todos sintieron una especie de cosquilleo entre las piernas y el moreno de destellos marrones una punzada de celos.—Miren chicos, que belleza la que encon…—No pudo acabar ya que un borrón entre negro y marrón se cruzo entre los dos golpeando con una charola de metal.

Vyaron no soporto ni un segundo más que le estuvieran siendo infiel en su narices…—Somos muy territoriales…—Se recordó, abrazo al pequeño que se empezaba a despertar.

—¡Hay que irnos Chia!—El aludido asintió en un cabeceo elegante que arranco suspiros, tomo entre sus manos la escopeta del suelo y disparo a las luces que estallaron en chispas y gritos.

Vyaron se encamino a la salida esquivando a todos los que se interpusieran en su camino, estaba a punto de salir cuando sintió una mano en su tobillo hacerlo caer, giro para que Siat no se lastimara y miro, era el mismo cazador que estaba intentando bajarle a la pareja, al menor se lo arrebataron de los brazos por lo que tuvo que enfocar su vista en Chia con el menor en los brazos.

—¡Vamos Vyaron, no te rindas!—El pelirrojo estaba en la puerta, llamándolo para irse.

—¡Maldito vampiro, voy a violarte hasta la muerte y le hare lo mismo a tu bebe!

La amenaza no le cayo del todo bien y Chia lo supo cuando vio los ojos verdes resplandecer en la oscuridad, Vyaron se dejo arrastrar por el hombre y cuando estuvo debajo de él con un cuchillo en la garganta a punto de degollarlo, lo mordió feroz, los comensales estaban debajo de las mesas y el grito de horror solo les provoco mucho más miedo del que ya sentían.

El moreno de reflejos marrones se levanto pateando el cuerpo sin vida.

—¡¡¡No… te… metas… con… mi… familia!!!—Chia supo que tendría que intervenir pues el chico estaba fuera de si y no podrían irse para dar el aviso de una guerra injustificada, lo abrazo a su pecho meciéndolo, los otros cazadores aun no podían creer lo que había pasado ante sus ojos, su líder de escuadrón estaba en el piso muerto y se suponía que había sobrevivido a más batallas que ellos juntos. ¡Solo eran dos vampiros con un niño!

—¡Atrápenlos!—Esa fue la voz de alarma que despertó a Vyaron de su letargo de ira, Chia reafirmo el agarre en su cintura y se desvanecieron en un montón de ceniza, era hora de regresar a casa y dar el aviso para que se detuvieran las masacres, ya conocían al rey actual, era sádico, demente y no perdonaba nada, incluso había declarado exiliados a los próceres de la paz entre las especies, decía que los vampiros debían reinar en un mundo de sombras por encima de la luz y ahora, posiblemente estuviera preparando escuadrones de la muerte para atacar edificios residenciales que nada tenían que ver, como una especie de venganza genocida. 

El problema estaba en que, los cazadores podían hallarlos usando esos aparatos malditos que ideaban para atraparlos como animales.


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