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Víctimas por Mishogu

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Notas del capitulo:

n.nU7 gomen... se me olvido otra vez... pero bueno, aqui esta el cap... 

Perdon de nuevo por tardar tanto otra vez...

Capítulo XX.

Cambiando.

 

Las suelas chocaban contra el piso de azulejo negro/blanco… como si fuera un tablero de ajedrez, Nicolás jamás se había sentido tan observado, los ojos de las vírgenes y santos le seguían el paso intimidándolo. Sabia que era por su condición de vampiro… que la luz repudiaba aquellos que vivían de la sangre de otros.

 

Apretó la mano de Val con fuerza recordándose a si mismo sentado en una de esas largas bancas de madera rodeado de sus hermanos y sus padres escuchando enseñanzas que viejas eran hermosas.

 

—No tienes por qué asustarte…—Escucho a Val—… estarás perfecto entre más confianza te tengas…

 

—E-esta bien…—Fijo la vista en el muchacho de cabello naranja y quiso descubrir que pasaba por su cabeza, ¿Por qué a pesar de una guerra estaba tan sereno? ¿Acaso él… él pensaba dejar morir a mucho a pesar de haber prometido lo contrario?

 

De pronto, el sonido metálico de la espada cortando más que aire le encrespo los nervios, Val retrocedió sintiendo la poca sangre en sus venas detenerse, aquello era lo peor que los impulsos reprimidos de su amigo podían hacer. Acababa de cortar de un solo tajo la cabeza del hombre encapuchado que iba justo delante. Los sentidos de todos se llenaron del molesto aroma a lubricante y combustible mientras la cabeza enfundada en tela marrón rodaba por el tablero de ajedrez del destino.

 

—Los quiero dispersos, acabando con cuanto androide o lo que sean estas cosas, se encuentren en este lugar…

 

Solo había parpadeado, lo juraba, y al cabo de dicha acción, ninguno de los dos estaba ya, Nicolás se sintió idiota parado en medio del templo, sin armas, sin experiencia, sin excusas para matar algo.

 

Se armó del valor necesario para continuar la caminata nocturna, no sabia por que su mente repetía una y otra vez los nombres de sus familiares, de cada amigo, de cada mascota que tuvo en la vida, de su antigua vida.

 

Sin querer empujo una puerta y entro, los primeros escalones estaban sumidos en el más sepulcral silencio, como si fuera el acceso a una necrópolis perdida para los humanos, lo que le sorprendió fue poder distinguir hasta el más mínimo detalle de las pinturas en los murales y posteriormente escuchar los murmullos ahogados de muchas personas, pensó, que tal vez su propia mente le jugaba malas pasadas en compensación a la bola enmarañada de pensamientos que pretendía provocarle un cortocircuito a su cerebro.

 

Abrió la puertezuela que separaba ese largo corredor de los murmullos, el rubio se esperaba encontrar con un montón de monjes asustados orando por sus vidas al máximo creador pero lo que encontró fue paralelo a sus pensamientos iniciales, en ese lugar, una catacumba estaba llena hasta el tope de personas que a todas luces eran vampiros y otros seres de la noche.

 

—¡Cuidado!—Pero era tarde, al voltear una mujer de sonrisa sádica le golpeaba en el rostro con la fuerza suficiente para desfigurar su gracioso semblante de niño bueno, cayo de lleno contra el piso de tablero, mirando como el techo de lámparas antiguas se movía como si fuera gelatina, la mujer se le monto encima agarrándolo con brusquedad de la solapa del abrigo para que mirara sus ojos avellana de mujer fatal.

 

—Miren que lindo vampirito de cuarta nos trajo la noche…—Se burlo.

 

Nicolás enfoco la vista en ella, no era alguien que gozara de una fisonomía de boxeadora pero debía de saber hacer uso de algo para atemorizar a un cuarto lleno de seres nocturnos.

 

—¿Qui-quien es usted?—Para que mentir, aun conservaba la manía de ser respetuoso con quienes pretendían pisarlo, ella claramente le clavaria los tacones de punta de aguja en la carne si se paraba sobre él.

 

—Que cortes nos salió la escoria…—Continuo burlándose la mujer—… pero he de saciar tu curiosidad… yo soy quien te pateara el trasero hasta que se te caiga y tengas que recoger los trozos… a menos que me detengas. —Lo empujo haciendo que la cabeza rubia rebotara contra el suelo riéndose.

 

Supo que había sido arrastrado por dos pares de manos pequeñas hasta el centro de esa habitación y que muchas miradas se posaban en su rostro.

 

—Hola Nicolás…—Saludo la pequeña castaña—…  veo que has caído en una trampa, ¿Dónde esta mi hermano y su esposo?

 

Se giro sobre el estomago y encaro los ojos amatistas.

 

—Vienen para acá…—Y tomo la decisión de detener a esa mujer que a leguas se notaba mala.

 

Habían existido tantas personas que pasaron sobre él, en la vida, en el trabajo, en el amor y ahora en la guerra. Su mente volvía a rebobinar esos momentos en que los niños grandes le pegaban por que iba a la escuela publica, o de adolescente siendo acosado por otros solo porque caminaba a casa y lo confundía con un cualquiera, su figura parándose entre todos los otros arrodillados si Vialer tuviera la oportunidad de ver, seguro le hubiera valido una violación más a la lista.

 

—¿Acaso tu… pequeña escoria… pretendes hacerme frente? —La mujer estallo en risa tomando en cuanta que vampiros visiblemente más fuertes que un simple adolescente yacían en el piso.

 

Suspiro cansado, recordando que nunca en su vida había golpeado a alguien y menos a una mujer, esta al ver como titubeaba ante el hecho de su sexo lanzo una carcajada acercándose al chico, Nicolás reconoció una especie de pulso que indicaba peligro, que hacia que cada parte de su cuerpo se tensara como la cuerda de un arco, estaba sumido en esas sensaciones que no fue capaz de controlar la mano que se interpuso entre su rostro y una mano con uñas largas y posiblemente envenenadas.

 

—Vaya que eres rápido…—La patada que iba directo a su rostro paso rozando su cabeza que sintió algunas hebras de su dorado cabello quedarse entre los pasadores de las botas—… e instintivo…—Ella parecía divertida por la situación—… pero todos comienzan así…

 

Ella no sabia que significaba la palabra “honor” por los polvos que dieron contra su rostro bloqueando molestamente sus vías respiratorias y que lo obligaron a toser con las manos en la garganta puesto que hasta allí sentía bloqueado por lo que fuera que ella usara para distraerlo.

 

Sintió el tacón de aguja llegarle hasta el pulmón mandándolo algunos metros, sin embargo se levanto intentando mirar donde estaba la mujer para esquivarla, con mucho desagrado se dio cuenta de que aquello que le lanzara momentos antes no eran polvos comunes, que eso que ya había entrado a su sistema era algo parecido a la droga o al inhibidor mental del que tanto hablaban los otros, todo se movía en muchos colores con muchas formas duplicadas.

 

—¿Qué me hizo?

 

—Lo que le he hecho a todos… y ahora por retarme te vas a morir…

 

Nicolás se sintió inconfundiblemente decepcionado consigo mismo, por que siempre dejaba de lado su bienestar por el de otros, por que su consideración a terceros razonaba con lo idiota, por que él siempre pagaba los platos rotos, por decirlo de alguna manera.

Cerró los ojos con fuerza y espero su final, de pronto, sus reflejos se agudizaron como si no necesitara ver, como si tuviera un mapa mental del lugar

 

—“No tienes por qué asustarte… estarás perfecto entre más confianza te tengas…”—Eso había dicho Val.

 

Realmente le faltaba mucha confianza en si mismo, tanta que dejo que lo manipularan y lo hiciera el humilde novio fiel al que el otro le pasaba los deslices en las propias narices, o dejo que el jefe abusivo encerrara en el baño de hombres para toquetearlo con la excusa de que si no lo dejaba perdería el puesto.

 

—¡No dejare que nadie más pase sobre mi, jamás! —Sus manos tomaron la filosa hoja con la que la mujer pretendía córtale algo dando un perfecto giro y haciendo que el arma terminara enterrada en el costado de la dueña.

 

La cazadora cayó de cara al piso donde pudo apreciar el fuego azul que emanaba de los hermosos zafiros de Nicolás. Ella conocía ese brillo, siendo humana lo entendía y sabia que significaba.

 

—Un mejor mañana cuando acontezca…—Murmuro al momento en que muchas manos se ciñeron sobre su cuerpo, estaba herida, emanando sangre en medio de una sala llena de seres que se alimentaban de ella.

Nicolás perdió la fuerza ganada, tuvo que apoyarse en la pared ignorando que a sus espaldas la mujer era devorada, sujeto su cabeza con una mano, lo que vivió de humano le parecía un chiste… una mala broma por que él no era precisamente débil, lo definía mejor un chico amable y considerado.

 

—Ya sabia yo que con más confianza estarías perfecto.—Miro al frente a un sonriente Val.

Notas finales:

espero que les haya gustado...

Comente por favor!!!

Gracias a: Dark Vampire por su apoyo.

Nos vemos en la proxima!!!


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