Capítulo XXXVII.
Renaciente.
El rey temblaba en sus brazos, la piel pálida como la porcelana se plagaba de innumerables gotitas saladas como el agua del mar. El rosario líquido escurría desde la frente hacia el cuello empapándole la camisa.
—No se ve bien, Val…—Nicolás le limpio el rostro con un pañuelo blanco.
—Es normal…—Respondió el moreno distante, completamente perdido en sus recuerdos conduciendo según las indicaciones de Noa.
—¿Normal? —Se escandalizo el rubio mayor—¿Desde cuándo es normal tener fiebre al punto de que parece que en cualquiera momento te vas a desintegrar?
Val se detuvo en un semáforo apagado, las calles solitarias y algún gato mascota de vampiros vagando, el moreno no miraban al frente, el volante parecía tener más gracia que cualquier otra cosa que no fuera el camino.
—¿Val?
—Es por él…—La voz del vampiro se opacó—… es Bante, Misho no lo olvida aun así pasen años y años…—Miro el retrovisor hacia Nicolás—… un vampiro no olvida, es como un elefante pero más pequeño y elegante, a Misho no se le ha olvidado lo que le hizo.
Ambos primos intercambiaron una mirada de preocupación, en realidad las palabras quedaban relegadas cuando los lazos sanguíneos se hacían el doble de fuertes.
—¿Lo lastimo? —Noa temía que la respuesta fuera…
—Sí, pero más que lastimarlo, lo destrozo. Solo tenía 10 años, y yo había sido asignado como su guardián hasta que alcanzara la edad adulta, lo recuerdo con las mejillas algo gorditas, de sonrisa fácil y subidito de peso sin perder la belleza de su naturaleza nocturna, era un niño feliz, demasiado inocente a pesar de su inteligencia…—Los primos se acomodaron mejor en sus asientos en espera del cuento de por qué, el ser que dormía en sus brazos estaba tan herido—… de un momento a otro llego Bante, con sus rosas negras y chocolates caros, se metía por la ventana cuando sabía que ni Marck, Hiroka o yo nos encontrábamos cerca para percibirlo. Lo estaba enamorando alegando ser su prometido.
—¿Por casualidad era su prometido? —Aventuro Nicolás al interrumpirlo, aun sabiendo de que Val podría llegar a enfadarse.
—Era su prometido…—Pero por suerte, Val contaba con más paciencia que cualquier otro—… según los cortesanos, tan solo se lo prometieron como esposo enloqueció de placer, sabiendo que el chico al que poseería seria como un simple humano pero también tendría la gracia de los vampiros, Bante lo busco como loco por toda la cuidad hasta que dio con él, lo veía en la escuela, en todos lados, era su sombra para que nadie manchara esa virginidad que sellaba el pacto vampiro de matrimonio…—Val se recostó en el asiento jugando con un adorno del auto—… es costumbre vampiro de que si has perdido la virginidad con alguien, es a esa persona a la que le debes fidelidad.
Nicolás no pudo evitar pensar en Vialer, eso significaba que estaban comprometidos si no es que casados.
—Eso es un poco drástico… —Comento Noa.
—E injusto…—El moreno se giró sobre su asiento y miro al pelinaranja—… Bante fue el primero en su vida, Marck ni Hiroka estaban en casa y Misho me pidió algo de comer, quería lasaña y yo, como buen perro faldero corrí a buscarlo, para mi desgracia ninguna tienda tenia y tuve que ir hasta un supermercado donde habían muchas personas, Bante aprovecho eso y le robo la virginidad, estaba sediento de su cuerpo, de sus labios, de su cabello, era un niño y como tal despedía ese aroma a inocencia que todos los niños vampiro tienen… y que es la trampa perfecta para encadenar al matrimonio a un par de desconocidos…—Comento para sí—… lo encontré tirado en el piso, sangrando, Bante se había dejado llevar por su lado animal y lo violo de tal forma que tanto su cuerpo como su mente no se recuperaron del todo, para salvarlo, le dije al rey que la primera vez de su hijo fui yo, de que Bante era el segundo y por lo tanto debía de ser yo el que se quedara con Misho, cuando cumplió los 18, nos casamos y fingimos haber tenido sexo como locos. No volvió a sonreír ni a llorar, fue como si sus sentimientos hubieran estado atados a su virginidad, la cual destrozada no servía más.
Los otros dos se quedaron viendo el rostro compungido del moreno, de pronto Val envejeció años delante de sus ojos, ese brillo cordial y positivo de las esmeraldas de su rostro estaban destrozadas. Su cabello negro brillante se opacó y todo, todo eso por un recuerdo.
—¿Y por qué él lo busca ahora y no antes? —Noa le tomo el hombro del vampiro.
—Es fácil en realidad, yo lo derrote en una batalla cuando quiso reclamar su “premio” por la cobardía, es otra creencia vampiro de que si has robado una virginidad y realmente amas a ese ser, su amor te dará la fuerza para enfrentarte a lo que haga falta. Me dio fuerza el horror de imaginarlo en las garras de Bante.
Val se dio cuenta de que estaban perdiendo tiempo y emprendió la marcha por las calles desoladas.
—¿Qué cambio ahora? —Nicolás no entendía a que venía el que ese hombre se interesara en alguien a quien no solo le destrozo la vida si no que había perdido todo derecho, según la costumbre vampiro.
—Eso es un problema…—Freno de improvisto—… nada, no cambia nada la guerra, sigue siendo mío tal y como lo era desde los 15 años, Bante debe de creer que si lo secuestra todo se acaba y podrá quedarse con el premio gordo…—Piso el acelerador a fondo llevándose una barricada de autos estacionados—… pero eso pasara sobre mi cadáver.
—¡Y el mío! —Noa todo entusiasta ofreció su ayuda.
—No olviden el mío… —Nicolás sonrió para Val en un gesto tranquilizador.
—Entonces que sea una masacre…—Agrego Val.