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Víctimas por Mishogu

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Notas del capitulo:

n.n7 hola a todos, perón por la demora as ique no moestare más...

A Leer!!!

Capítulo XXXVIII.

El fin de los protocolos.

 

El palacio de la noche estaba lleno, miles de seres reunidos admiraban como el rubio en el trono les indicaba los puntos que debían fortalecer.

 

—A pesar de todo, no lo hace tan mal…—Comento Ezequiel curando a los heridos de la misión de reconocimiento.

 

—Como si hubiera nacido para guerrero. —Rio Raúl alcanzándole a su novio algunas vendas con sustancias especiales para maximizar la habilidad de sanación en los cuerpos nocturnos.

 

Nicolás abandono la estancia cuando la voz se le apago inexorablemente, a pesar de la época el palacio no contaba con aparatos de amplificación por lo que tuvo que gritar, Val, encargado de la seguridad del rey lo llevo hacia los aposentos que aún conservaba el aroma de cierto pelinaranja.

 

—Dame unos minutos y te conseguiré alguna pócima. —Val palmeo el hombro del triste rubio, al cual el corazón le reclamaba su debilidad.

 

Rápidamente la voz del vampiro se colaba. Le repetía una y otra vez que confiaba en él, que realmente cedía el poder para que liberara al pueblo de la noche. Nicolás se lanzó sobre la cama perfectamente tendida y lloro, porque lo necesitaba y no hacerlo era una muestra de irrespeto hacia un muerto, de pronto un par de manos que le acariciaban lo distrajeron de su fúnebre trabajo, giro el rostro manchado con sangre por las lágrimas de un vampiro y encaro a Vialer.

 

—Vamos ya no llores…—Consoló borrando los caminos granate del rostro de Nicolás—… deja que su majestad se vaya…

 

Aquello lo tomo por sorpresa, jamás pensó que Vialer llegaría a llamar de esa forma al pelinaranja y supuso, tontamente, que estaría feliz que el otro muriera, la tristeza llego a caudales, no conocía a Vialer, eran dos desconocidos jugando a los amantes.

 

—Lo si-siento…—Un sollozo fue ahogado por el pecho del moreno que había abrazado el cuerpo de Nicolás—… pe-pero no pude hacer nada-da… él se murió por mí-mi culpa.

 

Vialer sabía que en ese instante la paciencia era la mejor consejera y los celos debían quedar fuera, además, la fuente de ellos yacía en pedazos rondando la ciudad de sus hermanos.

 

—No Nicolás, su majestad no murió por tu culpa…—Sembró una caricia en la espalda de su amante predilecto—… él eligió lo mejor para su pueblo. Eso es lo que hacen los reyes.

 

—¿Q-qué voy a hacer? No tengo ni idea de cómo actuar delante de todos esos seres, ni siquiera sé pelear… siento que por mi culpa todos se van a morir…

 

El moreno estaba de rodillas en la cama meciendo el cuerpo de Nicolás para tranquilizarlo, en la misma pose que imagino usaría para calmar a su hijo, en lugar de Val era un hermoso rubio que ahora lloraba sangre, el ciclo de transformación estaba completo y ahora, Nicolás estaba tan alto que aunque alzara las manos no lograba ni rozarlo.

 

En el umbral de la puerta un sonriente Val los miraba, amaba a sus padres a pesar de que la única información que tenia de ellos era que estaban confinados en una mansión por retar a los jueces, y ahora, tenía la férrea sensación de que los conocía de siempre. A su papá, lo veía como la madre celosa y peleonera y a su padre, el centrado, tenía un poco de ambos, cerró la puerta y los dejo a solas, mientras caminaba por el pasillo la sombra de Seijaku se cerró encima suyo.

 

—Hola…—Saludo revisando el cuerpo apresado en el manto negro. Val forcejeo con varios tentáculos de oscuridad cubriéndole la boca por lo que no podía responder —… que maleducado eres, encanto, o tal vez sea la tristeza de la perdida de tu amado esposo…—Val lo fulmino con la mirada, mencionarlo era poner el dedo en la llaga—… pero sabes que es lo más raro de todo…—Cambio drásticamente la conversación unilateral—… que no olías a él, a pesar de que su aroma era tan fuerte tu no lo tenías, ni un rastro…—Los ojos de Val se abrieron a su máximo, siempre buscaron la manera de solucionar eso, dada la situación que ninguno quería tener sexo con el otro decidieron que debían de al menos dormir juntos para impregnarse del aroma de un matrimonio—… eres virgen…—Sintió que un tentáculo se coló entre sus pantalones y acariciaba la hendidura de sus glúteos.

 

—Te aconsejo dejarlo…—Desde el pasillo un pelinaranja con rostro somnoliento apareció—… tenían sus razones para permanecer de esa forma…

 

Seijaku dejo a Val en el piso lamiendo el tentáculo que estuvo a punto de penetrarlo y le sonrió sarcástico al otro pelinaranja, Mishe tomo al moreno del brazo y lo condujo hacia una sala desocupada.

 

—Gracias…—Susurro dándole la espalda.

 

—No hay de que…—Mishe como el hermano mayor que es, lo abrazo por la espalda—… ya deja de ponerte triste, eso no nos lo regresara, además, a él no le hubiera gustado verte en ese estado.

 

Y no podía rebatirlo, conocía de sobra ese condenado carácter, pero ahora, su prioridad ya no era Mishogu o la familia real, si no Nicolás. Agradeció una vez más a su ex cuñado y regreso con Nicolás, Vialer aun lo acunaba al entrar.

 

—¿Cómo se encuentra? —Dejo un frasco extravagante en una de las mesitas de noche.

 

—Aterrado…—Respondió su papá acariciando el cabello oro del que amaba—… no creo que soporte la presión de una guerra.

 

Val frunció los labios al dejarse caer al lado de los otros vampiros, entrecerró los ojos acusando al mayor de ignorante y hablo:

 

—Solo necesita que confíen en él… si hubieras visto lo que es capaz de hacer no dudarías de su capacidad.

 

—No es dudar, Val, es miedo a que algo malo le pase… que termine como el antiguo rey…

 

Val enterneció el rostro, acaricio la mano de su padre y le miro con el convencimiento de que todo iría bien.

 

—Para que eso no pase, estamos nosotros, Nicolás no sufrirá lo mismo que Misho… esta vez, nosotros podemos cambiarlo.

 

Al despertar de su reparador sueño en los brazos de Vialer, fue conducido a una sala especial donde los hermanos del antiguo rey esperaban. Había armaduras por todas partes pero una en especial descansaba en una esquina, perfectamente custodiada por una vitrina. Uno de los vampiros pelinaranjas se aproximó y le tendió una espada, Nicolás la tomo cuidadosamente, no pesaba lo que creía que pesaría y la sentía hasta parte de su cuerpo.

 

—Especialmente forjada para usted…—Mishe se inclinó haciéndose a un lado.

 

Dándole paso al siguiente individuo para presentar sus respetos, la armadura de la vitrina fue extraída por Vialer y llevada ante él.

 

—Dada la condición de su cuerpo, majestad, hemos ideados esta armadura…—Atrajo a Nicolás hacia sus manos y empezó a colocarle pieza por pieza la armadura—… mi hermano estaría orgulloso de su fuerza y ahora, podrá cumplir con su última voluntad. —Mishbal le sonrió abiertamente, en un gesto que a Nicolás se le antojo sádico.

 

Una exuberante mujer fue la siguiente, llevaba en las manos varios frasquitos de colores guardados en una bolsa. Maley se arrodillo delante de Nicolás y le coloco la bolsa en la cintura.

 

—También hemos decidido protegerle lo mejor posible y para ello, le otorgo la medicina más potente del mundo vampiro, toda a su disposición si así lo apetece. —Nicolás la tomo de las manos y la alzo abrazándola en una muda suplica de perdón, necesitada decírselos y sobretodo prometerles que daría lo mejor de sí mismo para detener la guerra.

 

Linca y Seijaku también le rindieron respetos, y entre los tres acordaron la mejor posición para cada escuadrón, desde el balcón real, la tierra maldita de la guerra los llamaba.

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado. Dejen comentarios!! n.n/

Gracias a dark vampire y a KuroShiro por su apoyo.

Nos vemos pronto, cuidense mucho n.n/


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