Capítulo XLI
Guerra personal.
Los otros tres traspasaron una pesada puerta de roble dejando a Val a solas con la masa informe que callo del techo y lo veía con una desquiciante y perfecta mohín de dientes blancos. Seijaku emergió de la oscuridad y blandió su más sensual sonrisa, escaneando de pies a cabeza, al vampiro que pronto constituiría su más grandioso banquete.
—¿Qué? —Pero vaya que tenía carácter, tal vez el vivir tan cerca del antiguo rey vampiro le había dejado como secuela un leve mal carácter que él mismo le quitaría a punta de caricias y sexo.
—Tranquilo que no estoy aquí para pelear…—Dio unos cuantos pasos pero fue detenido por una peligrosa espada—… relájate belleza, te aseguro que lo vas a disfrutar.
—No me hagas reír, además, ¿En serio crees que yo…—Con un gesto elegante que le recordó a Vialer, Val se señaló a sí mismo—… voy a dejar que tu…—Lo apunto a él ahora—… me toques?
Seijaku se tragó una risilla maliciosa, no solo iba a tocarlo, lo lamería de pies a cabeza y después se encargaría de borrar del mapa de la pureza su virginidad, de tanto pensarlo algo allá abajo ya estaba despertando y que Val noto arrancándole del rostro una mueca de disgusto.
—Si…—Gimió, un prominente bulto se insinuaba debajo de sus apretados pantalones de cuero negro.
—Sigue soñando, yo no me acostaría con un vulgar demonio que se excita mientras hablamos.
Y Val incendio todo el pasillo con un soplo, Seijaku se apartó envolviéndose en una capa de oscuridad, tenía que llegar al moreno y entre más rápido mejor, la oscuridad aplasto cada llama existente siendo muy tarde en el instante en que cada flama se extinguió.
—¡Eso lo ve…! —La puerta de roble vieja y enorme ya no estaba en la pared y el único recuerdo de la presencia de los cuatro muchachos eran las marcas en el piso del fuego de Val—¿Qué paso? ¿A dónde rayos fueron?—En tal pregunta cayo en cuenta—Estamos fritos…
Lo más rápido posible se retiró de aquel pasillo y corrió de regreso a la sala principal, dejar a solos por mucho tiempo a seres como los que corrían por los túneles subterráneos del castillo era algo sumamente peligroso, ¿Cómo se tomaría Linca y Vialer el que sus amados ya no estuvieran en el castillo y que pretendieran solucionar todo a su manera?
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Estaba mal, lo sabía en cada célula de su cuerpo, lo veía comer con avidez los alimentos del plato que él mismo le preparo y no podía evitar que el remordimiento le carcomiera por dentro. Correlli solo estaba usando a su hijo, sabiendo que este era el portador del sello de Lilith, hasta lo sintió en el momento en que fue activado, David estaba manipulando a su bebe para que hiciera las cosas que hacía.
—¿Quieres más comida, hijo? —Pero por otra parte, el trato que le daba no era del todo malo, estaba seguro que Mitosh jamás se sentó a comer con su hijos adecuadamente o tan siquiera hablo con ellos y los felicito por algunos logros, cosa paralela a lo que hacía David con Mishogu, el castaño lo abrazaba, besaba y consentía en cada aspecto de la palabra, es que hasta parecía su verdadero padre opacando a Marck y a Hiroka. Y eso que solo iban dos días desde su llegada.
—No gracias padre…—El muchacho sonrió tragándose la carne—… ya estoy satisfecho.
—Aun así, mi príncipe debe comer bien, usar el sello requiere de mucha energía.
El castaño alzo de la mano al joven y se lo sentó en las piernas apresando la pequeña pero proporcionada cintura para evita cualquier escape. El pelinaranja se sonrojo al nivel del cabello de Lilith rehuyendo del cubierto que David quería introducir en su boca.
—¡Padre por favor! —Chillo—¡Ya no soy un niño como para que hagas eso!
David intensifico los esfuerzos por hacer que tragara un pedazo de carne más.
—¡Para mí siempre serás un bebe!
Cualquier movimiento ceso y el nuevo Mishogu abrió la boca para luego abrazar por el cuello al castaño ocultado de esa forma su vergüenza y felicidad.
—Gracias padre, te amo.
—Y yo a ti mi príncipe.
Pero para el otro pelinaranja aquello era una enorme y cruel farsa, ¿Qué pasaría cuando su hijo despertara del sello de control? Es que era un vampiro poderoso, el sello no duraría lo mismo que en David que era un simple humano, ¿Y si cuando eso pasara su corazón se rompiera más? Marck desde atrás también tenía las mismas preocupaciones, realmente intento todo lo que el castaño hacia después de aquella ocasión pero jamás recibió un respuesta como esa, Bante ingreso después.
—Señor Correlli por favor no haga eso con mi novio o me pondré muy celoso.
El pelinaranja se levantó del regazo de su “padre” y se lanzó a los brazos del peliverde.
—¡No seas ridículo! ¡Es mi padre además!
—Lo sé, lo sé…—Rio un poco—… estaba bromeando.
La vida perfecta, la que él quería desde muy pequeño, pero ahora que la tenía el problema estaba en que no era real… al menos no en todos los puntos.
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Los túneles apestaban, no solo por el hedor que deambulaba por sus muros si no por la encarnizada estructura. Las entrañas de la cuidad nocturna eran una trampa, si no fuera por el entrenamiento militar que habían tenido la mayor parte de sus miembros posiblemente más de alguno, resumiéndose en Nicolás, ya estarían muertos.
—Esto da asco…—Reprimió una arcada al pisar lo que le pareció un cadáver de caballo.
—Ya vamos a llegar a la salida, ¿Verdad Val? —Noa, que por todos los medios quería mantener a su primo tranquilo ambicionaba una distracción.
—Casi…—Siseo el moreno, era como la décima vez que se lo preguntaban.
—¿A dónde lleva esto? —Y allí iba Dereck con otro cuestionamiento que ponía en duda su capacidad de recordar.
Pero Val era demasiado amable con todos, todos menos el idiota de Seijaku, con él solo podía ser rudo.
—Esto nos llevara justo debajo de la cuidad de la luz, saldremos en los límites del mundo de guerra.
El castaño se detuvo, mundo de guerra, que era el nombre que se le daba al plano de la eterna noche contaba con poderosa magia tanto humana como nocturna, era un asco el que fueran a parar directamente al único lugar donde esa magia no tenía control, allí existían las pesadillas y los sueños en una quimera triste/feliz. La locura misma reinaba.
—¿Qué pasa? —Nicolás que había notado el abrupto cede de sus pasos se giró.
—El límite es el lugar más peligroso de mundo de guerra, iremos a ese lugar solo para morir…—Los ojos amatistas del de cabello madera chispearon—… habremos hecho todo inútilmente.
Pero Val rio, era esa risa de mañana clara, llena de aroma a leche recién hervida y pan fresco.
—No seas ingenuo, iremos a ese lugar, pero no vamos desprotegidos…—Su sonrisa pura se marchito dándole lugar a otra mucho más siniestra—… los demonios pueden estar allí y si deje que Seijaku nos siguiera fue por algo.
Los otros muchachos voltearon hacia atrás, donde el túnel era más negro que la noche misma.
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—¡¿Cómo que se fueron?! —Vocifero Linca—¡¿No los detuviste?!
—Es imposible cuando el pasillo está en llamas. —Respondido el reprendido pelivioleta.
—Esto complica más las cosas…—Vialer masajeo su sien derecha—… ellos están en peligro, al único lugar donde llevan los túneles es al límite y en el límite, nadie puede sobrevivir a menos que posea magia demoniaca…—Suspiro para calmar sus ansias asesinas—… debemos ir por ellos.