Victima propensa
Capitulo II: No juegues con fuego si no quieres quemarte.
Ya muy entrada la noche ambos arribaron a una casona enorme con algunas luces encendidas, con caballerosidad lo invito a entrar, cerrando la puerta tras de si y poniéndole llave como si su invitado pudiera escapar.
Dentro era hermoso, adornado con cuadros del renacimiento de hombres y mujeres de suma belleza, pero solo uno solo fue el que le helo la sangre, el ultimo cuadro de la larga fila…era el sujeto que momentos antes lo había convertido en un vampiro…era Vialer, trastrabillo un poca cayendo sentado sobre uno de los sofás de la estancia.
-Intenta ocultar tu asombro…Nico…-El diminutivo provoco que el menor lo mirara de forma fulminante.
-No me llames así, para ti aunque no te guste soy Nicolás.-Reclamo poniéndose de pie aun en contra de su débil valor.
-Y para ti aunque no te guste, Nicolás.-Pronuncio su nombre con cierto desprecio.-Soy tu dueño y puedo llamarte como se me de la puta gana, miserable rata.-Insulto tirándolo al sofá de nuevo.-…pero en verdad creo que eso altanero de ti es lo que más me esta gustando…
No dejo que el rubio respondiera, de inmediato se abalanzo sobre su cuerpo apresando sus manos sobre su cabeza, sus ojos cambiaron de ese verde hermoso que tenía a un rojo sangriento.
-¿Me pregunto como te ira cuando te haga el amor siendo un vampiro?-Pregunto desabrochándose el pantalón, dejándole ver que su excitación era muy avanzada.
-¿A-a que te refieres?-Medio valiente cerró las piernas lo más fuerte que pudo.
-Tu cuerpo humano te daba muchas sensaciones, pero tu cuerpo de vampiro las multiplica por mil, en resumen sientes más que antes…mucho más-Sus labios se curvaron de forma siniestra.
Sin un poco de delicadeza le abrió las piernas colocándose entre ellas, le acerco su miembro rojo e hinchado a su entrada listo para penetrarlo de la forma más horrenda que su milenaria experiencia sexual le sugiriera, el pobre Nicolás cerro los ojos, pero antes que el castaño le diera esa estocada tan poco deseada escucho.
-¡Vialer, maldito mal nacido! ¿Qué rayos crees estar haciendo en el sofá con un niño?
La voz provenía de una hermosa mujer de figura estirada y curvilínea, de mirada exactamente igual a la de Vialer pero de cabello negro hasta los hombros, con un vestido ceñido a su anatomía igual de negro que su cabello al estilo gótico, el castaño se levanto sin ganas para abrocharse el pantalón.
-¿Valery…en verdad eso interesa?-Acomodándose con el menor en el sofá le paso un brazo por el cuello haciendo que pegara el rostro a su hombro.
-Claro que interesa…maldito canalla…prometiste no volver a convertir personas en vampiros, ya sabes lo escaso que esta el buen alimento…-Escupió con ira conteniéndose para no desenfundar la filosa espada que colgaba de su cintura.
-Por eso no te preocupes, Nicolás, no es un vampiro al cien por ciento, solo bebí el ochenta porciento del total, aun le queda el veinte por ciento de humanidad…-Bebió de una copa que la morena le acababa de servir, era un liquido rojo espeso y por su olor el rubio pudo identificar de que se trataba.
Tras una larga charla sobre “sangre inunda” el castaño se levanto halándolo del brazo para sacarlo de ese lugar, la morena insistía en que dejara al rubio a su cuidado, a lo que Vialer respondió con un rotundo.
-¡Nico es mío!
Dio un portazo y camino enfurruñado hasta las cercanías de un cementerio del cual saltaron la barda y penetraron en contra de los ruegos del menor.
-Shhhhh…-Puso el dedo índice en los labios de su joven acompañante.-…Aprenderás que para un vampiro las oportunidades son oro y más si las victimas quieren serlo, las llamamos victimas propensas y un numero considerado de ellas se encuentra en el centro realizando un “llamado para los varones de la noche”… ¿Qué crees?... ¿Apareceremos?-Su sonrisa retorcida lo hizo temblar.
No pudo resistirse, bueno quien puede resistirse cuando te llevan al hombro como si fueras un saco de harina, ni bien estuvieron a una distancia prudente lo bajo, ambos miraron por encima de uno de los panteones.
En un círculo perfecto se hallaban por lo menos cuatro hombres todos vestidos de negro, sus miradas parecían perdidas en una débil figura amordazada y amarrada en el piso que se retorcía entre sollozos apagados.
-E-es un…-se llevo la mano a la boca sin poder continuar con la frase, uno de los sujetos se acercaba al infante con un puñal y con el rosaba su tierno rostro.
-Estos tontos creen que derramando sangre inocente podrán convocarnos, que equivocados, disfrutamos más la sangre del ruin y del impuro humano que el de una indefensa palomita como la que se encuentra a punto de morir.-Comento indiferente.
No supo en que momento su cuerpo se movió, sintió la mano fuerte del castaño intentar asirle del brazo siendo solamente un rose, abrazo al asustado niño permitiendo que le clavaran el puñal en la espalda, escucho los murmullos de algunos, pero el que mas escucho fue el de un hombre de cabello castaño fuerte de mirada atemorizante que lo tomo del cabello de la nuca gritándole de todo para después hacerlo rodar por el piso poniéndole una bofetada que le dolía hasta el alma.
Elevo la mirada, ese hombre se veía tan malvado, escoria de la sociedad que merecía morir por intentar tocar a una indefensa criatura, olvido el dolor y se reincorporo, pero ese sujeto lo apuñalo con más violencia en el vientre abriéndoselo por completo un poco de sus intestinos salieron por la abertura que no era nada diminuta, sin embargo el no estaba consiente de lo que hacia, tomo al hombre del cuello susurrándole:
-Aquí estoy hijos…-Beso su cuello.-…bastardos que pretenden emular a los vampiros.
Sin que ninguno se lo esperara le clavo los colmillos en el cuello bebiendo igual que Vialer lo había hecho con el, lo dejo vacío por completo el cuerpo cayo pesadamente produciendo un sonido espantoso, los otros retrocedieron asustados.
-No huyan que soy lo que hace momentos tanto rogaban ver.
Quisieron correr y sus movimientos se vieron anulados ante esa mirada sangrienta en todos los sentidos de la palabra, los revisaba uno a uno, poco después el ultimo era ultrajado por Nicolás como si fuera la copia en joven de Vialer el cual observaba divertido mientras sostenía al niño contra su pecho evitándole oír cualquier sonido no deseado, miraba como mordía y se follaba al otro hombre, lo hacia gritar de dolor y retorcerse como un animalito siendo torturado por un feroz lobo o aun peor un humano.
Lo estocaba tan fuerte que las paredes interiores se le desgarraban, todo su ser se desarmaba, el joven rubio gemía descaradamente sin importarle quien pudiese oírlo, parecía un perro en celo jadeante y deseoso de más, unas cuantas estocadas y termino vertiendo su esencia entre el cuerpo inerte de su presa, por mas que el individuo le suplicara lo mordió drenándole toda la vida, saciada su sed su cordura regreso, se sentía cansado y sucio sin entender por que se encontraba en esa situación.
-Bien hecho, me sorprendiste…y me dejaste con ganas de probar tu cuerpo.-Sonrió lascivo, asfixiando a la criaturita hasta que se desmayo más no lo mato.-…Nuestro origen era ese ser seres sexuales…-Dejo al niño a un lado con los ojos cubiertos por si despertaba antes.
Camino al rubio y lo atrapo entre sus brazos lamiendo sus labios e introduciéndose en su boca con el sabor a la sangre que le quedo, Nicolás no puso resistencia se dejo conducir a un panteón no muy alto recostándose en el le abrió las piernas, también quería sentir.
Vialer desabrocho su cinturón acariciándolo por encima de la ropa interior. Lentamente subió su camisa lamiendo con gula sus pezones que se endurecían al sentir esa lengua cálida y húmeda, delineo los orificios que le provoco en el cuello, aun sentía su sangre recorrer débilmente su cuerpo, más una fuerza en su mirada imposible de descifrar lo obligo a mirar, quería saber, sentir, probar….lo que ese niño le ofrecía era mucho mejor que todos los amantes inmortales que se acuestan en su cama casi todos los días…Le ofrecía la inocencia de la efímera vida humana.
Llevo sus dedos hasta la entrada del muchacho y los introdujo haciendo movimientos circulares tímidos para alguien como él, acostumbrado a la brutalidad y el deseo desenfrenado. Los gemidos del adolescente lo excitaron, su vos, su piel…todo en ese chico era perfecto a pesar de que tendría que morir algún día.
Le abrió aun más las piernas y se posiciono entre ellas acariciando sus muslos blancos, llevo su palpitante miembro a ella rosándola para lubricarla con el líquido preseminal, besaba su cuello desesperadamente, ese niño lo estaba volviendo loco y el no podía hacer más que mirar como las gemas azules lo hacían, sintiendo que no podía más, movió las caderas entrando en ese cuerpo tan lindo por segunda vez en el día, no quería lastimarlo como en la primera ocasión, quería dejarle un recuerdo en esa memoria inmortal, poco a poco fue entrando más, miraba el bello rostro de Nicolás excitado gimiendo de placer, el cuerpo de un vampiro siente mas que el de un humano y esto el rubio lo estaba comprobando cada estocada era sumamente deliciosa, sentir esa enorme porción de Vialer entrar y salir provocando espasmos de placer recorrerle desde los pies a la cabeza, las manos inquietas del castaño recorrieron su piel, no era necesario el amor para tener sexo desenfrenado, bastaba y sobraba con tener placer, halo al menor hasta quedar con el sentado en las piernas donde siguió estocándolo con fuerza, cada vez mas rápido mas adentro…hasta que no pudo más y termino corriéndose de nuevo, pero esta vez sintió como el cuerpo de Nicolás se contraía, y algo húmedo resbalar entre su abdomen, se percato que el rubio también se había corrido en su compañía, sonrió, eso era mejor que gozar únicamente el.
No supo en que momento todo termino, solo se desplomo en el mausoleo sintiendo que lo alzaban en brazos y se lo llevaba, junto a un adorable calor, quizás proveniente del niño.
Victima propensa: Se buscan situaciones que te ponen en riesgo, sin medir ni reparar en las
consecuencias de nuestros actos, en otras palabras buscamos el peligro.
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