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The Girl Next Door por Strawberryloveless

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Notas del fanfic:

Zaira se percata de que su nueva vecina ademas de ser hermosa, parece ser bastante popular, principlamente con las chicas y su curiosidad la hace empezar a espiarla por la ventana.

Notas del capitulo:

Fue una idea que se me ocurrio durante clases, cuando vi a una de mis compañeras espiando a una de sus amigas por la ventana del salon xD espero sea de su agrado! no olviden comentar

THE GIRL NEXT DOOR

1. LA PROPUESTA


Nunca antes hubiera pensado en tener relaciones con chicas, sin embargo, esa idea me ha rondado la cabeza desde mi último noviazgo heterosexual. Todo esto se debe a Kevin, mi exnovio. Recuerdo que un día cuando no tuve ganas de hacerlo con él, ¡intento tomarme a la fuerza! además, llegó a proponerme en muchas ocasiones cosas asquerosas y obscenas, como: enviarle fotos de mis partes íntimas y videos tocándome, pero lo más denigrante que me sugirió fue hacerle sexo oral a él y a todos sus amigos ¡qué asco! ¿Cómo pudo proponerme ese tipo de cosas? se suponía que era su novia, no su prostituta personal. Era un cerdo caliente, siempre que nos besábamos aprovechaba la oportunidad para intentar manosearme y tocar todo mi cuerpo, cada centímetro de piel que estuviera a su alcance, sus manos siempre fueron rudas y desesperadas. Ahora lo pienso y viéndolo con claridad, me doy cuenta de que realmente era un tipo desagradable, por suerte terminé con él hace unas semanas y no volvió a buscarme más.


Los hombres nunca me han gustado del todo, siempre me han parecido violentos, insensibles, aprovechados, grotescos, asquerosos y manipuladores, sin embargo he tenido miles de novios, no tanto por gusto propio, principalmente porque es lo “socialmente correcto”. Siempre he creído que tener una relación con otra chica debe ser realmente genial, es decir, nosotras somos más sensibles, comprensivas, delicadas, amables, cariñosas y detallistas, pero lo más importante es que nos llevaríamos de maravilla, nos entenderíamos a la perfección al ser las dos mujeres. Sería algo así como tener una mejor amiga, pero la diferencia seria besarla, abrazarla, intimar en todos y cada uno de los sentidos. Debo admitir que estoy aterrada por mis pensamientos, después de todo no tengo experiencia con mujeres y aunque tuviera oportunidad con alguien, no sabría por dónde empezar. Me refiero a que en la escuela recibes educación sexual sobre como tener relaciones con un chico, pero ¿con una mujer? Eso nadie lo menciona, por lo que mis conocimientos sobre como haría el amor con una chica son vagos y pobres, la mayoría sacados de películas. Por el momento no busco nada serio, solo quiero probar. Me gustaría empezar tal vez con un beso, un abrazo, algo así como tomarnos de las manos y besarnos bajo la lluvia.

Me resulta alarmante estar pensando en estas cosas cuando ni siquiera he logrado armarme de valor suficiente para entrar a un bar gay o proponerle a alguna chica salir juntas. Supongo que es de esperarse, después de todo no suelo ser la que toma la iniciativa en las relaciones.


-Zaira, ¿estas escuchándome?- Por un momento me había olvidado de la conversación que Giselle y yo teníamos, pues me fue inevitable pensar en que se sentiría besarla o tocarla – Zaira, ¿me oyes?-
-Sí, sí, te escucho- respondí mirando en otra dirección.


Mi padre nos abandonó cuando tenía tan solo 7 años, por lo que crecí rodeada de mujeres, ya que además de mi madre, tengo cuatro hermanas, una mayor y dos pequeñas. En cuanto al colegio, siempre he sido popular con los hombres, por lo que me era demasiado fácil conseguir amigas. Todas me seguían a donde quiera que fuese pues sabían que los chicos irían detrás de mí. Para mi desgracia, la mayor parte de mujeres en mi cirulo social tienen novio y las que sobran son demasiado cerradas a la idea de que dos mujeres o dos hombres estén juntos y las que resultaban abiertas, eran mis mejores amigas, por lo que podría decirles sobre mis nuevas preferencias, pero claramente nunca podría proponerles hacer algo más.


Generalmente siempre camino de regreso a casa, pero hoy estaba cansada, la noche anterior no había podido dormir debido a mis constantes pensamientos. Subí al autobús y me senté hasta el fondo. La parte trasera era mi lugar favorito, podía observar a todos los pasajeros y al mismo tiempo me era mucho más fácil escudriñar de pies a cabeza, a las chicas que subían por el frente del vehículo. Mientras el transporte hacia paradas continuas, yo examinaba a cada una de las mujeres en él, principalmente a las que iban uniformadas. Sacudí la cabeza –“Son de secundaria”- me dije a mi misma, no podía andar tras chicas menores, yo necesitaba a alguien mayor, a una mujer experimentada que pudiese darme todo ese mar de experiencias y sensaciones que estaba buscando, mas no a una pequeña que seguramente al igual que yo, no sabría que hacer estando en una situación así. Vi al grupito bajar del autobús, todas eran hermosas, pero sin duda, ninguna estaría pensando en tener algún tipo de relación como el que yo necesitaba.


Fue entonces que la vi, era mi nueva vecina. No recordaba su nombre, pero si no me equivoco, había llegado al vecindario hacia tan solo dos meses. Cabe mencionar que era muy popular entre las conversaciones de los vecinos, principalmente por su belleza y en segundo plano, porque al parecer siempre entraba a casa con innumerables y diferentes chicas al día, por lo que la mayoría de los vecinos apostaban a que era lesbiana. Yo no lo creía, pues además de ser muy femenina, siempre que la veía iba sola. Sin embargo ahí estaba, frente a mis ojos, pagando el pasaje de ella y su acompañante, una chica bajita y rubia. Caminaron hasta el fondo y se sentaron junto a mí, al parecer no me había reconocido, cosa que no me sorprendió, pues era recién llegada y solo nos habíamos topado un par de veces en el vecindario.


-¿Entonces te vienes a mi casa?- escuche que pregunto la mayor por tercera ocasión, pues la rubia parecía evitar su cuestión hablando de otras cosas.
-Pero que tal que tus papas...-
-No vivo con mis padres. Tendremos la casa únicamente para nosotras dos- le dijo insinuante mi vecina y la otra se sonrojo.
-Pero… yo nunca lo he hecho con una chica- dijo la menor en voz baja y mirando en todas direcciones, asegurándose de que nadie hubiese escuchado lo que acababa de decir. Yo volví de inmediato la vista al frente, pero mis oídos siguieron atentos a su conversación.
-Eso no importa, yo te enseñare…iremos despacio- las palabras de mi nueva vecina me hicieron poner la piel de gallina y sentí mi rostro caliente. Saque el espejo de maquillaje y me mire, efectivamente estaba toda sonrojada. Suspire y mire en dirección a la ventanilla, tratando de evitar su conversación subida de tono.
-Es aquí- escuché decir a la mayor de cabellos negros, quien levantándose con rapidez del asiento, jaló de la mano a su acompañante, la rubia pareció ponerse incluso más tímida que antes. Las vi bajar del autobús, la puerta estaba por cerrarse cuando recordé que yo también tenía que bajar.
-¡Espere, por favor! Falto yo- grité al conductor quien comenzaba a cerrar las puertas traseras. Tomé mi bolso escolar y de un brinco bajé del vehículo.


Ellas iban caminando adelante, escuché el motor del autobús ponerse en marcha y yo comencé a andar detrás de ellas, después de todo vivíamos en la misma dirección. Al parecer la menor había accedido por fin a la petición de mi vecina, pero iban a paso lento, como tortugas debido a su charla. Las escuché platicar sobre el colegio, algunas chicas y sobre lo que harían llegando a casa de la mayor. Nerviosa, pero más que nada desesperada, aceleré el paso rebasándolas, ahora era yo quien llevaba la delantera. Me urgía llegar a mi hogar, no había desayunado y las tripas comenzaban a rugirme con desesperación. Continué escuchándolas reír y platicar de infinitas cosas. Volví discretamente la vista atrás, mirándolas por encima del hombro y vi a mi vecina abrazar a la menor por la espalda, le susurró algo al oído y la chica se sonrojo con violencia.

Cuando la de cabellos negros volvió la vista al frente yo giré con rapidez la cabeza para evitar ser vista espiándolas. Sin darme cuenta, pise una enorme piedra que estaba sobre el pavimento y aunque había evitado tropezarme con ella en días anteriores, hoy venia distraída, por lo que mi tropiezo fue inevitable. Caí al suelo.
Escuche que una de las que venían atrás, se burló, carcajeándose primero con fuerza y luego reprimiendo su risa bajamente. Suspiré y traté de incorporarme pero sentí un ardor sobre la rodilla derecha, por lo que me quede quieta observando la sangre emerger a la superficie de mi piel. Casi de inmediato el ruido de unos pasos capto mi atención.


-¿Te lastimaste?- me preguntaron y yo miré en dirección a la voz. Era mi vecina.
-Estoy bien, solo fue un raspón - Ella me ofrece su mano, ayudándome a levantarme.
-¿Segura? Estas sangrando- la veo inclinarse y al instante siento sus manos sobre mi pierna. Me toma con delicadeza y acerca la herida para verla mejor, puedo sentir su respiración sobre la piel dañada – Te cortaste- dice elevando el rostro. Sus pequeños y profundos ojos verdes me dejan cautivada.
-No…no es nada…no duele- digo nerviosa retirando mi pierna de su contacto.
-Menos mal- Suspira poniéndose de pie –“Su voz es ronca”- pienso. Noto que me mira con atención, cosa que me empieza a poner todavía más nerviosa.
-¿Pasa algo? ¿También me he golpeado la cara?- hablaba con torpeza mientras su mirada permanecía fija- Rayos fui muy descuida…-
-¿Eres mi vecina?
-¿Eh? Si...la de la izquierda- sonrío tratando de disimular lo nerviosa que me ponía hablarle, aunque debo admitir que era decepcionante saber que hasta ahora había logrado reconocerme.
-Vaya, eres más bonita de lo que recordaba- Sus palabras me dejan muda y nuevamente esa sensación de calor en mi rostro apareció.
-Gra…-carraspeo-…gracias- dije inclinándome para recoger mi bolso escolar que había caído al suelo también.
-Vives en la casa azul ¿cierto?- pregunta interesada, mientras se inclina para recoger algunos bolígrafos que habían salido del bolso escolar.
-Azul con blanco-agrego acomodando mi flequillo castaño.
-Ya recordé- ella se sonrió y yo la mire seria. En ese momento su acompañante se acercó a nosotras.
-¿Nos vamos?- preguntó jalándola del brazo y alejándola de mí.
-S...si- Mi vecina la miro con el ceño fruncido-Aquí tienes- ella me extendió los bolígrafos y yo los tome antes de que se diera la vuelta- Nos vemos- Se despidió con una seña de mano y continuó caminando junto a la rubia. Una vez que acomode todo dentro del bolso escolar, continué con mi ruta de caminata diaria, mientras escuchaba al par charlar animadamente.


Mi casa quedaba antes que la de ella, por lo que me detuve primero, saque las llaves y abrí la puerta, pero antes de entrar, mire de reojo al par de chicas que se habían detenido en la siguiente puerta. Mi vecina parecía no prestar atención a lo que la menor le decía, pues mientras buscaba las llaves, note que su mirada escudriño con detenimiento cada parte de mi casa, luego sus pupilas se enfocaron en la puerta de entrada, topándose conmigo. Me sonrió y al ver esto, inmediatamente entro a casa, evitando por más tiempo el contacto visual. Me quede pasmada del otro lado de la puerta ¿Qué hacía mirándome? ¿Le habré interesado?


Respiro hondamente y me encamino a la cocina, por un momento había olvidado el hambre voraz que sentía. Saco un par de huevos, pimientos, jugos y demás, preparándome con rapidez un omelette con un delicioso licuado de frutas rojas. Lavo los platos y utensilios usados y decido subir a mi habitación. Tomo una ducha rápida y termino con los pendientes escolares. Habían pasado ya dos horas desde que había llegado, estaba sola. Mi hermana mayor y mi madre pasaban todo el día trabajando y mis hermanas menores habían ido a realizar un proyecto escolar a casa de uno de sus compañeros.


Me recuesto en la cama mirando al techo, segundos después, a mi mente regresa la imagen de aquella pareja – “¿Qué estarán haciendo?”- me pregunte en voz baja, aunque muy en el fondo sabia la respuesta, después de todo había estado espiándolas todo el camino a casa. Saco el celular tratando de distraer la mente, pues mis descabellados pensamientos me incitan a mirar por la ventana, por el balcón de mi habitación. El vecindario era muy pequeño y debido a eso, las casas resultaban estar muy pegadas unas con otras, por lo que se podía observar el interior si alguna ventana no tenía cortina e incluso en ocasiones, podía escucharse lo que sucedía en el interior. Su casa y la mía eran de dos pisos y casualmente mi habitación quedaba justo frente a la de ella ¿Cómo lo sé? Bueno, aquí la explicación:


Hace unas semanas cuando mi vecina acababa de llegar al vecindario, yo estaba finalizando una relación con uno de los ex novios más fastidiosos que he tenido. Estaba tan furiosa con él, que sin pensarlo dos veces arrojé todo lo que me había regalado por la ventana y el balcón de la habitación, todos los muñecos de felpa, flores, cartas y detalles salieron volando por la ventana. Ni siquiera pensé en la posibilidad de que los objetos hubiesen podido caer en el balcón de mi vecina a causa de la fuerza y el enojo con el que los lancé.


Ese mismo día en la tarde, recuerdo que miraba el cielo a causa de un hermoso arcoíris que había aparecido cuando la lluvia ceso. Justo en ese momento me percaté de que mi vecina había llegado a casa y se encontraba entrando a su habitación, ya que las luces del lugar se encendieron llamando completamente mi atención. Fue hasta entonces que me di cuenta de que toda la basura y regalos de aquel patán, estaban nada más y nada menos que en el balcón de mi nueva vecina –“Dios mío ¿y ahora qué hago?- no tardó mucho para que la nueva inquilina de la casa saliera por la ventana. Yo la mire con discreción a través de las cortinas de mi habitación y note que elevo la vista, clavándola en dirección a mi casa.


-¿Qué es esto?- dijo en voz alta inclinándose y tomando uno de los muñecos de felpa rosados -Erick… ¿Quién es Erick?- decía y se preguntaba a si misma mirando incrédula toda la basura en su balcón- Para…Zaira – ella desdoblo uno de los papeles que contenían letras de amor y sonrió- ¿Quién eres Zaira?- sentía el pecho acelerado y la culpa me invadía de pies a cabeza, por lo que decidida, abrí la ventana y salí al balcón.
-E...es mío...-le dije nerviosa, ella elevo la mirada y mirándome de arriba abajo sonrió.

En ese entonces yo no conocía sus preferencias sexuales y yo aún no estaba convencida de sentirme atraída por mujeres, por lo que me era mucho más sencillo hablarle

- Perdóname, mi intención era lanzar todo eso a la calle, pero estaba tan molesta que olvide lo cerca que están nuestras casas, así que todo terminó de aquel lado- dejo escapar un suspiro apenada y ella se rio.
-No hay problema, pero la próxima vez asegúrate de lanzarlo realmente a la calle- ella hablo mientras el osito de felpa entre sus manos se movía como si tuviese vida propia
-Así será, lo lamento-
-Así que ¿Erick te dejó?- me preguntó traviesa mientras le daba vuelta al oso y leía la dedicatoria grabada en su pecho.
-¡No, yo lo deje a él, es un estúpido, como todos los hombres!- respondí molesta, segundos después me di cuenta de que ella me miraba con mucha seriedad, tal vez no pensaba de la misma forma que yo - Perdón, no fue mi intención, es solo que...-
-Estoy de acuerdo- me interrumpió ella. Yo la mire y ella también lo hizo, permanecimos así un par de minutos, sin decir más, hasta que escuché sonar el teléfono de la planta baja.
-Te llaman- sonrió ella aun jugueteando con el peluche entre sus manos.
-Si…-balbucee mirándola embelesada, realmente era bonita- ¿Podrías…?-ella me miro atenta y yo suspire profundamente -¿Podrías tirar todo eso a la calle, por favor? No quiero verlo más- ella asintió amable y juntando las enormes cantidades de detalles, comenzó a arrojarlos desde su balcón. Sonreí y entre a casa, baje las escaleras y respondí las insistentes llamadas de mi madre. Cuando regrese al balcón, ella ya no estaba. Esa fue la primera y última conversación que tuvimos, al menos así había sido hasta hoy.


No importa lo que intentaba, tenía bastante curiosidad por saber que estaban haciendo, así que sin pensarlo más, salí discretamente por el balcón, llevaba en el cuello mis binoculares, para ver mejor el interior de la habitación y para mi buena suerte, la ventana estaba abierta así que podía escuchar todo lo que decían. Luego de abrir la ventana me arrodille y camine en cuclillas hasta quedar frente a la pared del balcón. Con mucho cuidado y discreción asome la cabeza, pero no había nadie. Note que mi vecina tampoco tenía cortinas, por lo que me era mucho más fácil observar el interior de su hogar. Mire una y otra vez por el aparato, pero no había rastro alguno de las dos. Vi la cama destendida y ropa tirada por todas partes, sobre el suelo. Hice a un lado los binoculares y en ese momento escuché sus voces, con rapidez, nuevamente me oculte tras el muro del balcón.


-Lo siento, no me siento cómoda. Prefiero seguir con hombres- escuche decir, era la rubia.
-Ya veo- la voz de mi vecina sonaba indiferente a su comentario.
-Nos seguiremos viendo ¿verdad?- escuche un ruido extraño, así que nuevamente me asomé y vi que la menor se arreglaba el pelo cerca de la ventana, usaba la secadora – Esto no tiene por qué cambiar nuestra amistad-
-No te preocupes, no tiene por qué cambiar algo-
-Me alegra, nos veremos después-
-Adiós- Después de eso, un azotón de puerta fue lo que se escuchó y yo me sobresalte, agachando la cabeza. El silencio reino nuevamente.


Tras esperar un par de minutos, me coloqué los binoculares dispuesta a seguir espiando. Me asomé poco a poco, tratando se hacer el mínimo de ruido posible. Miré al interior del cuarto y la cama ya estaba hecha, la ropa que antes estaba en el suelo ahora se encontraba perfectamente doblada y colocada sobre el colchón –“¿Dónde estará ella?”- pensé mirando en todas direcciones con el aparato. Fue entonces que modifique la distancia del lente para tener un panorama más amplio del lugar y poder buscarla mejor…pero mi vista se topó con un par de pechos blancos y bien formados, me sonroje sobresaltándome al instante y soltando de las manos los binoculares, los cuales sujetados de la correa alrededor de mi cuello evitaron un fatal golpe posándose y rebotando sobre mi pecho.


-¿Qué estás haciendo?- Era su voz.

Trague saliva y me quede mirándola petrificada. Estaba sentada sobre el borde del balcón, fumaba un cigarrillo y bebía una copa de vino tinto. ¡Me había descubierto! Abrí los ojos de par en par cuando note que estaba completamente desnuda ¡cualquiera podría verla! No es como si fuera la primera vez que veo a una chica desnuda, después de todo vivo con puras mujeres, pero con ella era diferente. La escudriñe de arriba abajo y corroboré lo hermosa que era de pies a cabeza. Su piel blanca parecía lisa y suave mientras grandes y bien formadas curvas le daban un encanto alucinante. Sus ojos verdes me miraban y note que una sonrisa se dibujó en sus labios

-¿Me estabas espiando?-
-¿Qué? No…Yo...yo...yo...- no sabía que responder, sentía la sangre en mi rostro, un nudo en la garganta y sudor en la manos- E…estaba observando a un par de pájaros… ¡en el alambre!- digo señalando algunas aves en la distancia. Ella ni siquiera se mueve, mantiene la mirada fija y esa sonrisa traviesa en los labios.
-El único pájaro en el alambre eres tú, estabas mirándonos ¿cierto?-
-¡No! ¡Para nada! ¿Por qué habría de hacer eso?- sentía la voz temblarme, al igual que las rodillas.
-Sencillo, porque estas interesada en estas cosas- me sonrió-
-¡No, jamás! ¿Olvidaste a Erick? Soy heterosexual ¿recuerdas?- ella suelta una carcajada ante mi comentario y yo siento el corazón a mil por hora.
-Claro que lo recuerdo, tú lo dejaste y dijiste que todos los hombres son estúpidos ¿Cómo podría olvidar esa charla?-
-¡Ves! Sencillamente miraba a las aves…-
-De acuerdo- yo la miro y ella vuelve a sonreír.

Apaga su cigarrillo, luego bebe de un sorbo el vino restante y se incorpora, mostrando su desnudez frente a mí sin pudor alguno y yo no puedo dejar de mirarla. Se coloca frente a mí y con esa mirada seria dice:

– Chica adoradora de aves y odiadora de hombres… ¿quieres venir a la cama conmigo? Prometo ser dulce contigo- ella sonríe y el corazón se me quiere salir del pecho.

No nos conocíamos, ni siquiera sabía su nombre ¿Cómo podría aceptar semejante invitación? Aunque esta podría ser mi oportunidad para probar ¿sería buena idea aceptar su propuesta?

CONTINUARA...

 

Notas finales:

Espero recibir sus lindos comentarios, ya saben qe sus opinones son las que me inspiran para seguir escribiendo ^^ gracias x seguir, hasta la proxima <3


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