Matt salía temprano de su casa, camino a la escuela, cuando vio un auto conocido en la esquina. Se alegró de verlo y corrió.
-¡Mikami-sensei!
Mikami no sólo era sensei en la universidad a donde asistía Ryuuzaki, sino que había sido también, sensei de una secundaria a donde había asistido Matt, pero de la que se había cambiado por un motivo demasiado difícil de aceptar.
-¿Light…él está…vivo? Pero…
Mikami le contó todo lo que había acontecido en esos días que para Ryu eran en verdad un infierno.
-No está vivo, es su espíritu; ¿habías oído hablar de los íncubos?
-Fantasmas que, dicen, abusan de las mujeres, incluso tienen el descaro de embarazarlas.
-Quizá el sentimiento que Light guardaba en sí, lo convirtió en eso…
-Y usted… ¿qué quiere que yo haga?
-Quiero que hables con él.
-¡No!
-Matt, en serio…
-No, no deseo volver a verlo, o tener algo que ver con él, por favor, sensei, no me obligue a volver, le agradezco lo que hizo por en ese momento, y sé que le prometí que le ayudaría en lo que fuese necesario, pero tan sólo recordar su nombre, me…me da pánico…
-Tú sabes que si no fuese necesario, no te lo pediría, pero en verdad es necesario, sólo tú puedes hacerlo entrar en razón, sólo a ti te escuchará razonablemente.
Matt miró a su sensei a través de sus ojos llenos de lágrimas. Recordar ese momento entonces, fue inevitable…
Al entrar a la secundaria, Matt, conoció a un chico que iba a recoger a su hermanita todos los días al finalizar las clases; su nombre era Light Yagami, un chico que se ganaba fácilmente a las personas que lo conocían. Fue ese encanto tan abrazador que lo hizo enamorarse perdidamente de él y empezar una relación romántica…intima.
Matt era completamente feliz en brazos de ese chico. Pero entonces, su idilio se convirtió en un extraño y bizarro amor, lleno de golpes, maltrato sólo contra él, por razones desconocidas. Pero él estaba tan encantado, que aceptaba todo aquello con tal de seguir a su lado, no podía ni respirar cuando el chico no sólo lo asfixiaba, sino también cuando le advertía que lo abandonaría si seguía diciendo no.
Fue entonces cuando apareció en su vida, el sensei, Teru Mikami, que comenzó a hacerlo entrar en razón respecto a esa violenta forma de amar. Le abrió los ojos, y sus brazos, donde la calidez era más bella que en brazos de su primer amor, quien, al enterarse de las pláticas y paseos a solas con el sensei, sacó su lado más egoísta, y los celos afloraron, al punto de querer matarlo con golpizas. Todo terminó el día que lo lanzó por las escaleras. Ese día lo dejó. Y por la mañana en el siguiente, se enteró de su muerte. Light Yagami se había asfixiado. En su familia, no sabían porqué. Tampoco sabían porqué había decidido dejar la escuela, mudarse de casa, trabajar en un mini súper…Matt no asistió al entierro, era demasiado para él. Pero logró superar todo eso gracias a Mikami-san…
-Si lo hago- dijo Matt- ¿Light no me lastimará?
-Te prometo que mientras esté yo, nada te pasará.
Matt se lanzó a los brazos del sensei que lo abrazó con todo su amor, para luego intercambiar miradas y cerrar el trato con un beso.