-¿Y qué hiciste?
-Nada, de pronto todo se tranquilizó… pero me quedé dormido en el sillón.
-Debe ser por eso que te duele el cuello.
-Me duele todo.
-Lo bueno es que te acompañó tu amigo, no?
-¿Amigo?
-Sí -Mikami señaló al oso de peluche sentado en otro sillón. Ryuuzaki lo miró y sonrió.
-Al menos con él no me sentí solo.
Ya era un nuevo día, y Mikami-san había ido a ver a Ryu, encontrándolo dormido en el sillón, tapado con una cobija que ni Ryu había visto. Tampoco era de él.
-Quizás -le había dicho- la tomaste sin darte cuenta, debe ser también de los antiguos dueños.
-¿Podrías investigar quienes vivían aquí?
-Claro, será un gusto.
Un rato después, Ryuuzaki le había platicado todo el asunto extraño de anoche mientras le servía café y una rebanada de pastel. Él se sirvió, sentando al oso a su lado.
-Que te parece si salimos un rato, eh? -dijo Mikami.
-¿En serio?
-Sí, vayamos a pasear un rato, iremos a…
-¿Shibuya?
-A donde quieras.
-Ok, espérame, sí?
-Claro.
Ryu entró a su habitación y Mikami se acercó a la cocina. Desde que había llegado, escuchó extraños ruidos, como si alguien caminara, incluso había escuchado como si una taza cayera. Pero en la cocina no había nadie. Sacó entonces su cámara y la puso para grabar mientras ellos iban y venían.
-¡Listo, Mikami-san! -dijo Ryu, que traía puestos unos pantalones negros al igual que la chaqueta y una camisa blanca. Mikami miró su camiseta, tan pegada a su cuerpo que su bien formado abdomen llamó la atención del tutor, que disimuladamente, y con tal de sentirlo junto a sí, lo abrazó.
-¿Pasa algo, Mikami-san?
-Nada… sólo quiero que sepas que yo estaré cuidando de ti mientras sea necesario.
-Gracias…
Estaban por salir abrazados, cuando Ryu regresó. Sentó al oso y lo cubrió con la cobija de “los antiguos dueños”, y regresó a los brazos de su tutor.
Alguien espiaba desde la cocina. Vio reír a Ryu cuando Mikami lo abrazó.
El ruido de un plato rompiéndose sólo llamó la atención de Mikami, que era el último en salir. Miró hacia dentro.
-Basta… -susurró Mikami- ya vete, y deja en paz a mi niño.
-Esto es extraño.
-¿Qué sucedió?
Al volver, ya casi de noche, descubrieron que el departamento había sido revuelto. Si bien Ryu no había terminado de desempacar, alguien había destrozado las cajas y lanzado la ropa por todo el departamento. Ryu se acercó al sillón, allí estaba el oso, sin la cobija. Lo levantó y lo abrazó.
-¿Quién lo hizo? -susurró- ¿Por qué?
Mikami vio junto al sillón, en la mesita, la foto de Watari con Ryu; de tantas cosas que pudieron romper, el portarretratos era de una de ellas, pero no lo hicieron, sólo la movieron un poco. Ryu miraba el suelo, cuando algo llamó su atención. Mikami tomó el cuadro y lo acomodó mirando al sillón, como cuando había sido desempacado.
-Mikami-san…
Ryu le acercó la cámara. Aun estaba grabando.
-¿Dónde la encontraste, Ryuuzaki?
-Junto a la puerta de mi habitación.
Mikami la tomó, y la cámara lo captó también. Detuvo la grabación y esperó a que se cargara el video. Se sentó en el sofá y puso play. Mientras tanto, Ryuuzaki sentó al oso, y comenzó a recoger la ropa. Al verlo, Mikami detuvo el video, puso la cámara y tomó una foto. Miró al muchacho, parecía que no se había dado cuenta, pero al mirar la foto vio algo extraño.
-¿Shindei-shashin? (*)
-¿Dijiste algo, Mikami-san?
-No -dijo apresuradamente.
Vio la foto nuevamente. Ryu, inclinado, con ese lindo trasero, y, a su lado una sombra que parecía que lo miraba. Parecía más alto. Su mano se acercaba a su rostro. Mikami se acomodó mejor y volvió a tomar una foto. Ryu estaba hincado, recogiendo su ropa, estiró la mano, y en la foto, la sombra era más visible; tenía puesta una chaqueta blanca con líneas de color café y un pantalón negro. Su mano acariciaba el cabello azabache del muchacho que permanecía ignorante a esto.
Tomó otra foto. Sólo estaba Ryu. Volvió a tomar otra, y delante de él apareció un rostro rojo, tenebroso, obligándolo a tirar la cámara y gritar.
Ryu se acercó a él.
-Mikami-san -dijo hincado ante él-, ¿qué le sucedió? ¿Por qué gritó?
-No… sólo… yo… -Mikami se recuperó y abrazó a Ryu.
-Mi… kami…
-No te quedes aquí… regresa a tu casa…
-Ya hablamos de eso…
-Hay algo que no me gusta en esta casa…
-Si crees eso, ¿Por qué no te quedas a dormir hoy?
Mikami lo miró. Aprovecharía para ver ese delicioso cuerpo descansar plenamente. Se calmó y sonrió.
-Está bien.
En la cocina, el ruido de una taza rompió el silencio. Mikami y Ryu se volvieron.
-Este lugar me pone nervioso -dijo Mikami.