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El gatito de Byakuran y El gatito de Squalo por Draconifors

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Notas del fanfic:

Los pjs no me pertenecen, sino a KHR y a su respectiva autora, yo solamente hago el fic, y todo eso.

Notas del capitulo:

En realidad son dos drabbles unidos, ambos escritos el 7 de abril de 2010, más que nada porque solo con el primero no me llegaba al mínimo de palabras. En cualquier caso, sí que tienen algo de relación, así que noo problem.

Byakuran tiene un gatito. Lo ha llamado Xanxus.


Es un gato adorable, pero con verdadero mal humor. Byakuran se desespera cuando el gatito se sube encima de su ropa perfectamente blanca y la llena de pelos negros. Byakuran se desespera cuando el gatito se encapricha con ser el décimo Vongola y la toma con él a arañazos. Byakuran se desespera cuando el gatito se enfada y le quema los marshmallows, porque a él le gustan blanditos, no tostados. Igual que le gustan las sedosas orejitas que asoman de la cabeza de su gatito. Igual que le gusta esa alegría cuando juega con su tiburoncito de plástico, y también el mal genio que se gasta justo después. Igual que le gusta como mueve la cola esperando a que le dé de comer. Por suerte, Byakuran tiene cantidad de subordinados, de los que buena parte se dedican a buscar la comida que su gatito quiere para que la tenga enseguida en su platito.
Byakuran cuida a su gatito con mimo, le peina con cariño y le baña todos los días, aunque siempre termine empapado por los intentos del gatito de no tocar el agua. Y cuando su gatito pone esa expresión de estar a punto de arrancarle la cabeza que, sin embargo, en versión chibi con orejitas, es adorable, Byakuran ríe y le abraza hasta espachurrarle. Y el gatito, a veces, sonríe. Solo cuando ha tenido la oportunidad de rasgarle el uniforme con las uñas para poder deleitar sus ojos de gato con las vistas.


Desde que el jefe fue adoptado por Byakuran, los Varia ya no tienen que preocuparse por los caprichos de Xanxus. Ahora tienen una mascota que les da mucho más trabajo.

En el cuartel, todos los mimos van hacia el nuevo gatito. Lussuria le pone comidita a Bel-chan, Levi le limpia la caja de arena a Bel-chan y Fran está colgado boca abajo sobre la mullida y cómoda cunita de Bel-chan a modo de juguete. Mientras Bel-chan se pasea como un principito por su pequeño reino, su amo se pasa el día detrás de él cambiando las cortinas, cambiando el tapizado de los sofás, cambiando las alfombras. De vez en cuando, Squalo agarra del pescuezo al gatito y le grita, pero enseguida le deja de nuevo en el suelo, porque al no ver esos ojitos adorables que, aunque no los vea, le miran con una expresión de no haber roto en su vida un plato, ni unas cortinas, ni un sofá, ni una alfombra, sabe que su gatito lo quiere, y solamente se porta así para llamar su atención.

Squalo adora a su gatito, aunque no suela decirlo. Aunque finja molestarse cada vez que el gatito se le cuelga del pelo y sale corriendo con una mata de cabello albino en la boca. Aunque finja molestarse cada vez que el gatito maúlla como si se estuviera riendo de él, que, de hecho, lo hace. Aunque finja molestarse cada vez que el gatito delata su escondite cuando huye de Lussuria en uno de sus arrebatos amorosos. Aunque finja molestarse cada vez que el gatito le mira con ojos hambrientos a la hora de la comida como si fuera un atún de metro ochenta y dos. Aunque finja molestarse cada vez que el gatito se sube al sillón del jefe y afila allí sus uñas, dejándolo hecho una pena, sabiendo que el día que vuelva el jefe, este cogerá a su amo y le colgará junto a Fran encima de su cuna para poder jugar con él todos los días y verle todos los días cuando se despierte por la mañana.

Porque Squalo adora a su gatito, y no dejará nunca de quererle, aunque muera en el intento.


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