*****
Suspire pesadamente, otra vez... nuevamente era al aniversario de la muerte del joven Vongola, aquella vez en la que Byakuyan había matado a Tsunayoshi, ya hacia un año, tal vez todo había sido un simple plan, pero Kyoya, no lo había tomado igual, simplemente a él le había destrozado la idea, lo note, siempre, se sentaba en la sala de entrenamiento, recargado en una pared, observando a la nada, viendo con algo de nostalgia lo mucho que extrañaba a ese pequeño "torpe", añoraba que el volviera, era notable la nostalgia, pegándose a ese teléfono celular, viendo el ultimo mensaje que le había enviado el pequeño... Antes de su muerte, antes de que aquel telegrama llegara anunciando la muerte de uno de los grandes de la mafia.
Todo aquello, podía saberlo, por aquella ocasión en la que me había adentrado en su mente, observando pequeños recuerdos, había sido lo más que... había podido hacer, observe, aquellas veces en las que, el pequeño había estado a su lado, sonriendo le cálidamente, dándole pequeños detalles, con un gran sonrojo en sus mejillas, mientras que Hibari, daba sonrisas, tan leves, tan poco notables, pero que finalmente estaba ahí, presentes... abrazos, por momentos, suspiros, gritos, algunas peleas, por motivos de los celos de Kyoya... ¿hacia cuanto le llamaba Kyoya?, ciertamente había sido desde que el una vez por accidente me había llamado por mi nombre "Mukuro", le oi decir con el enojo que siempre manifestaba, con él odio a mi persona, mostrándome su afilada mirada, sus ton fas en muestra de un posible ataque, realmente aquel chico... ¿Cuándo me había enamorado de él?. ¿Cuándo había sido que habían comenzado a surgir todos aquellos sentimientos que podían ser tomados como escoria?, realmente no lo sabía, ni quería saberlo, porque nunca habían podido ser correspondidos.
Observaba a cada momento, desde lejos como te tirabas en aquella tumba, con flores blancas en manos, suspirando, poniendo unos ojos llorosos, pero llenos de fiereza, observando con dolor la lapida, con el nombre del ser al que tanto amaste, aunque no lo demostrabas, eras el que menos atención le ponía, el que menos le respetaba, el que menos cariño le mostraba, pero aquello, sólo era frente a algunos, porque... ciertamente, tú eras el que mas le ponía atención, el que mas le respetaba, y el que más cariño y amor le mostraba, aquellos abrazos en privado y que a lo lejos de la gente le dabas, incluso un beso en su frente ante los sorprendidos ojos del décimo, el cielo que tanto amabas, pero aquello no podría durar siempre ¿Verdad?...
Siempre, siempre, pidiendo por su atención, aunque el como el ingenuo joven que era no podía darse cuenta de aquellas señales, pude observar como siempre, visitabas esa tumba, a la misma hora, con flores en manos, observando por largas horas donde tu joven amado reposaba, suspirando, y aunque, intentara alcanzarte, nunca lo lograba, puesto que corrías, sacando tus ton-fas, dando aquel "Kamikorosu" para que me alejara.
"Imposible", realmente me resultaba imposible que yo pudiera dejar de observarte, de poder, y querer procurarte. Aquellas peleas que habías tenido, después de que el Vongola había muerto, siempre habías sido vencedor, con miles de rasguños en tus mejillas, con sangre recorriendo partes de tu cuerpo, y aquella mirada perdida que ahora te caracterizaba, pensando quien sabe que cosas o tal vez, sólo era algo, si aquel joven que te había abandonado a tu suerte confiando tal vez en que podrías seguir adelante si él, como el "carnívoro" que eras, deposito su confianza, incluso al final.
Los días que compartieron como estudiantes, cuando, siempre, que podías, pasabas tiempo a su lado, aquellas escenas en donde el levemente se recargaba en tu hombro y dormía tranquilamente, dando suspiros, tan sólo le observabas con enojo, para después simplemente seguir leyendo aquel libro con el que salias siempre al descanso.
Ahora ya no podrían compartir algo, después de todo el ya estaba muerto, pero era algo que tu ser no querías aceptar....
"esta desapareciendo, se esta rompiendo, tu voz se pierde a lo lejos"
Palabras que pude oír miles de veces a lo lejos, porque, tus bellos labios lo susurraban, que el ya no estaba a tu lado.
Ahora que te alcanzaba, no podía permitir, que nuevamente te me fueras de las manos, quería seguir a tu lado, sentirte mio, pero ¿era imposible?, si realmente era así... porque ¿Por qué no podías seguir adelante...? ¿Realmente el era tan indispensable para ti?... Cada vez que te preguntaba, cada vez que te pedía explicaciones huías, como si de un "herbívoro" se tratara, y finalmente aquella vez que te tomaba por las manos, intentando confrontarte, simplemente... ponías aquellos, esos mismos ojos, llenos de dolor, fijamente mirando a la nada, llenos de confusión, pidiendo a gritos por aquella persona que los llenaba de brillo, tal vez amor, pero... ¿esa persona ya no estaba verdad?, finalmente te soltaba como siempre, cayendo rendido, ante lo que sucedía, porque no podía retenerte por mas tiempo, viendo aquella debilidad, observando como toda tu fiereza se perdía, siendo remplazada por docilidad por la perdida del ser amado...
-Hibari el ya no esta...-
-Lo sé... ¡Lo sé!-
Realmente se podía oír la desesperación, porque después de todo el no solo fue un gran amante, si no para ti, tú escudo, tu amigo, tu confidente y tú esclavo...
-Sal de aquí, debes de recuperar tu vida-
-no me molestes idiota, si no tienes nada mejor que hacer lárgate-
Siempre protegiendote, con insultos, palabras cortantes ¿Es acaso que sólo el era posible de atravesar aquella coraza que te rodea?
-Kyoya...-
-No me llames por mi nombre....-
"Si tan sólo estas palabras pudieran alcanzarte Kyoya"
"Si tan sólo me dejaras darte la cálides que el ya no puede darte..."
Caminas a la salida, como siempre, tan calmado.... aun añorando, esperando no romperte en pedazos, como aquella vez, frente a la tumba, cuando tus rodillas de habían doblegado, dejando ver tu fragilidad con lágrimas, si, algunos de los enemigos te habían visto, se habían burlado y habían muerto por aquello...
Pero definitivamente esta vez, ya sería la última puesto que habían sido una gran cantidad de personas a las que te habías enfrentado, dejando ver aquella naturaleza violenta, que nadie doblegaba mas que tu querido Tsunayoshi, al que en ocasiones y por equivocación ante los otros guardianes llamaste Tsuna, es verdad, el crecio, siento un joven de lo mas hermoso, creciendo un poco de altura, su cabello un tanto mas largo y la mirada un poco más afilada sin perder, aquello ojos emotivos, tal vez por ello había caído enamorado de aquel conejo asustadizo. Si, de esa forma de llamabas.
Observabas a la nada, nuevamente en aquel lugar en donde entrenaban todos ustedes... y yo sólo podía decir que incluso aun desde aquella prisión aun te observaba, mi condena no había sido del todo perdonada, y más cuando se sospecho de mi, por la muerte de nuestro líder... Habías dejado caer todos tus sentidos, miles de veces tenias heridas en el cuerpo, pero eso ya no importaba, porque después de todo, ya no era él, él ya no las curaría, ya no seria capaz, de verte con preocupación como siempre, derramando algunas lágrimas de preocupación, mientras tu le consolabas, diciendo que todo estaría bien, y que nada cambiaría, tomando su mano, estrechándola y dándole un beso en la muñeca, sonrojando al menor...
"-Tsunayoshi....-"
Ciertamente miles de veces pronunciaste con cariño, con amor a aquel nombre que marcaría tu ser, quedado prendando en el corazón, sin querer despegarse... sin que nada pudiera cambiar, queriendo que su calidez se quedara a tu lado por siempre que él no desapareciera...
Lo supe, siempre lo supe, que tu por aquel joven harías lo que fuera... incluso tu vida, pero... no pudo ser, nada de ello, absolutamente nada, todo se estaba desvaneciendo como su de una pesadilla de la que nunca despertaras de tratara, querías despertar, pero no podrás...
Pude volver a ver aquel brillo en tus ojos cuando Tsuna, aquel Tsunayoshi del pasado había llegado al futuro cuando todo aquello de la bazuca había dado comienzo, mientras le entrenabas, aquella sed de sangre todo lo que te caracterizaba volvío a ti, llenándote de una extraña alegría, mientras estabas en aquella habitación, y le golpeabas en ocasiones recordabas los viejos tiempos, con el Vongola, pero no volverían, al menos no como los conocías, tus risas extrañas, pero sinceras... no seria igual, aceptalo, nada volvería. Esta vez no podrías abrazarle y decirle lo mucho que le amabas, porque ese no era "tú" Tsuna...
Cuando se quedaron juntos y el te observaba, desconcertado al ver tus lagrimas caer por tus bellos onices, no sabias, ni querias saber cuando era que habías comenzado a llorar, saliendo de tu boca, leves quejidos, poniendo tu mano para callarte a ti mismo, para que no observara tu desesperación, de esa manera en la que tan sólo pudiste pronunciar aquellas palabras, que en un principio fueron entrecortadas...
-"Feliz aniversario Tsuna, si hoy aun tu yo futuro viviera, ya serían dos años de aquello.... y uno de tu muerte"-
Las lágrimas aun caían, el silencio infinito, un dolor en el pecho que no desaparecía y aquella mirada, de Tsuna desconcertada y dolorosa de verte de aquella manera, eran los regalos de este aniversario, tal vez inolvidable para ti, y para mi, tan sólo el aniversario de un amor no correspondido, y lejos de él...
*****