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Nightingale por Leia-chan

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Notas del fanfic:

Bien, el motivo por el cual la trama de esta pequeña pieza no es muy coherente es muy, muy sencillo... Se supone que iba a regalar un PWP, un one-shot que se centraba solo en el lemon, pero no puedo sacarlo... Así que perdí el rumbo y terminé haciendo esto...

Lo publico porque, al fin y al cabo, sí terminó gustandome... Es tan... extraño... Hace mucho que no escribo y esto es como volver a estrenarse... Se siente tan bien!!

Notas del capitulo:

No muere un personaje... Mueren dos... Hay menciones de lemon e insinuaciones de shota y violación, pero no se describe nada...

Era una noche fría en la oscura ciudad de Nightingale. Una fina llovizna caía delicadamente sobre las calles grises. Esa parte de la ciudad estaba vacía a esas horas de la noche, los únicos que deambulaban en las afueras eran algunos animales callejeros y él. Un joven tan bello que parecía resplandecer entre la oscuridad y la soledad. Tenía el cabello rubio y sedoso, límpidos ojos azules y vestía muy elegante, de colores claros, que, a pesar de la llovizna, no llegaba a quedar ni remotamente húmeda. Cassiel, un ángel guardián, paseaba por vez primera afuera de la iglesia que cuidaba, observando cada puerta, cada ventana y callejón, buscando como divertirse en esa noche tan moribunda.

Al dar vuelta en una esquina, vislumbró una sombra violeta meterse a una de las casas, con mucha rapidez. "Vaya, un demonio...". Cassiel sabía que no debía interferir con ellos a menos que pongan en riesgo la vida de un ser humano o que traten de herir a un devoto, pero ya comenzaba a aburrirse en serio de caminar sin hacer nada y decidió ver de qué se trataba. Voló hasta la ventana y observó en silencio. El demonio tenía la apariencia de un chico de su edad, con la particularidad de que sus cabellos eran un tono verde muy oscuro y sus ojos eran rojos. Pero lo que sí le llamó la atención fue la mirada un tanto melancólica del demonio.

El demonio se sentó en la cama del dueño de casa, quien dormía inquieto, con las mejillas rojas y murmurando palabras inteligibles. Al momento, Cassiel entendió que se trataba de un súcubo intentando alimentarse de la culpa de los sueños húmedos del hombre. El demonio extendió el brazo hacia el rostro del durmiente y con delicadeza, apartó los cabellos de su frente para terminar acariciándole la mejilla en un gesto casi romántico. Luego, acercó su rostro al del hombre y rozó con ternura sus labios en un suave beso. El hombre se quedó inmóvil durante unos segundos, mientras el demonio se alimentaba. Cassiel se preguntó si ya se había dado cuenta de su presencia y, muy por debajo, esperaba que sí y que el demonio, como es propio de su naturaleza, esperaba crear algún escándalo intentando tomar la vida del hombre.

Pero el otro no estaba interesado en una pelea, así que pronto se alejó, irguiéndose con elegancia, para luego mirar al ángel con sus tristes ojos rojos.

-       Ángel, ¿qué haces aquí? Sabes bien que no tengo intenciones de tomar la vida de este hombre... - el otro no parecía enfadado, hablaba con voz monótona, mirando a través de él.

-       Esa es la regla, pero, ¿quién me asegura que un demonio como tú la seguiría? - Cassiel esperaba hacer enfadar al demonio, o causar algún tipo de reacción en el otro. Pero el demonio desvió la vista y se lo pensó en silencio antes de contestar.

-       Tienes razón, los demonios no somos famosos por mantener nuestra palabra... - se levantó y desapareció para volver a aparecer en la ventana - Pero no tengo hambre de sangre en este momento y no me interesa involucrarme contigo, así que no tienes por qué preocuparte - comenzaba a salirse por la ventana, cuando el ángel lo tomó por el brazo y lo estiró hacia adentro.

-       ¿En verdad piensas que voy a creer eso? - Cassiel sabía que estaba fuera de lugar, pero no deseaba volver a la iglesia sin divertirse un poco antes.

-       Es una regla que no interfieras con nosotros a menos que cometamos una infracción... - el demonio estiró el brazo, tratando de liberarse, pero Cassiel no lo soltó.

-       ¿Qué harás al respecto? ¿Golpearme, seducirme? - a Cassiel se le escapó una sonrisita traviesa que asombró al demonio. Pero el verdadero asombro fue para Cassiel, cuando el chico se transformó en una nube lila y se apartó de su lado.

-       No me interesas... - sentenció el demonio y se escurrió por la ventana, disipándose en la noche.

Cassiel se asomó a la ventana, tratando de sentir a dónde se dirigió, pero el demonio era muy bueno escondiéndose. - Vaya, es un pequeño demonio escurridizo... - sonrió Cassiel y abandonó la habitación para recorrer la ciudad en busca de su pequeño y taciturno ángel caído.

...

La noche siguiente siguió buscándolo en cada casa y en cada callejón. No sabía muy bien porqué lo hacía. Aquel súcubo no era el único demonio de la ciudad y si necesitaba compañía, siempre podía hablar con otros ángeles que estuvieran cerca o incluso con humanos. Pero cualquiera le prestaría atención, cualquiera le sonreiría afablemente y todo terminaría bien... o mal, en el caso de que sea un demonio. Pero ese chico de ojos rojos era interesante, no sabía cómo reaccionaría a sus presiones, y eso, definitivamente, era divertido.

Lo encontró en un callejón, observando a una pareja de amantes jóvenes besándose apasionadamente, tratando de despojarse de sus ropas. El ángel se paró al lado del demonio y lo acompañó en sus observaciones. El otro no le dijo nada, parecía que ni siquiera notaba su presencia allí, pero Cassiel sabía que el demonio se amparaba en las reglas. "Es una pena que me importen muy poco...", sonrió Cassiel y volteó a ver el rostro del ángel caído. Los ojos rojos parecían distraídos, su mirada era lejana y triste.

-       ¿Por qué estás tan triste? ¿Te molesta alimentarte de los humanos?

-       No les hago mucho daño al hacerlo... - respondió el demonio.

-       Entonces, deseas matarlos... - concluyó Cassiel.

-       No me molestaría, pero no... me llama la atención el arrebatar una vida. Prefiero no meterme en problemas por algo tan estúpido...

-       Entonces, ¿cuál es el problema? - volvió a preguntar, algo enfadado.

El demonio no respondió enseguida. Caminó hasta la pareja y acarició la espalda de uno, causándole escalofríos a este. Volvió a alejar la mano y lanzó un suspiro muy cansino: - Que estoy muy, muy aburrido... - y volvió a hacerse humo para desaparecer.

...

Las noches siguientes fueron una constante caza al ratón. El ángel perseguía al demonio, sin razón alguna, sólo con el fin de divertirse, y el demonio se dejaba buscar y encontrar a veces, mostrando algo de reticencia para no hacerlo muy cotidiano. Cassiel entendía muy bien que el demonio jugaba con él, que decía verdades a medias y que actuaba muchas cosas. Pero se identificaba con él, a pesar de no entenderlo del todo. Todo sea por pasar un buen rato... Además, estaba la ironía de toda la situación. Un ángel que rompe algunas normas molestando a un demonio que no rompe ninguna. "Pero si fuera de otra forma, tendría que eliminarlo de una vez y esto se acabaría muy rápido...", pensaba Cassiel.

Estaba persiguiendo al otro a vuelo, surcando el cielo nocturno. Sus alas blancas se mezclaban con el brillo de las estrellas, mientras las negras del demonio desaparecían en la oscuridad. "Debería averiguar su nombre...", se dijo Cassiel sonriendo, "al fin y al cabo, es lo más cercano a un amigo que tengo...". Y justo cuando pensaba gritárselo, el demonio hizo un brusco descenso y Cassiel se apresuró a seguirlo. Pronto vio que perseguían a un hombre que llevaba un niño inconsciente entre sus brazos. El demonio se adelantó y tumbó al hombre, haciendo que este soltara al niño.

Se hizo visible para el hombre y sacó una espada. Lo acorraló contra una pared, sin inmutarse ante la mirada atemorizada del hombre, y, en un solo movimiento, le cortó la cabeza, que cayó al suelo y rodó hasta quedar a los pies de Cassiel. Esté no acababa de entender lo que sucedía. Hacía tan poco que pensaba que estarían jugando por mucho, mucho tiempo y ahora debía castigarlo por asesinar a un humano a sangre fría y frente a sus ojos.

El niño comenzó a despertarse del otro lado de la calle y lo primero que vio fue al joven alado de ojos rojos que sostenía una espada de la cual goteaba sangre y un cuerpo decapitado en el suelo. Lanzó un grito de espanto y empezó a llorar. El demonio volteó lentamente y con mucha seriedad, pero sin amenazarlo, le ordenó que se alejara. El niño se levantó y obedeció al instante, desapareciendo en la oscura calle.

El demonio se acercó al estupefacto ángel que aún no procesaba lo que acababa de suceder. Se sentía decepcionado y triste... El chico de ojos rojos se paró muy cerca suyo y lo besó en los labios. Cassiel estudió el rostro del otro y se asombró al ver que este ya no era melancólico. El demonio parecía aliviado, tranquilo... Casi feliz.

-       ¿Por qué lo hiciste? - le susurró. Pero el otro no le contestó. Sonrió abiertamente y volvió a besarlo.

-       Creo que ahora sí quiero seducirte...

...

Amanecía en la iglesia. Los rayos se colaban entre las ventanillas de la torre del campanario, donde un demonio yacía maniatado a una de las vigas, totalmente desnudo. Cassiel se recostaba contra la pared, cerca del súcubo, también sin ropas y fumando un cigarro.

-       Tienes que acabar conmigo... - murmuró el demonio, revolviéndose un poco y lanzando uno que otro quejido de molestia.

Cassiel miraba al cielo a través de una minúscula ventana, tratando de entender que había pasado y que había hecho. Se dejó seducir por el otro, con una facilidad increíble, para luego atarlo a la iglesia y repasar con él todos los actos impuros que no debía realizar estando en la tierra y menos con un demonio.

-       No, tengo que castigarte... y, desde mi punto de mi vista, ya lo he hecho... - se defendió Cassiel, lanzando el cigarro.

-       Manipulas las normas... No esperaba eso de un ángel - dijo el otro.

-       Y yo no esperaba que tú...

-       ¿No esperabas que un demonio se comportara mal? - se burló.

-       Dijiste que no te meterías en problemas por algo tan estúpido como matar humanos... - recordó Cassiel.

-       Así es, pero es divertido meterse en problemas por salvarlos... En especial, cuando eres un demonio y deberías hacer lo contrario...

-       ¿Salvar? - preguntó Cassiel.

-       El niño... Aquel hombre no tenía muy buenas intenciones con el pequeño...

Cassiel se mantuvo en silencio, meditando esas palabras. Lo sabía, sabía que el niño habría muerto a manos de ese hombre, pero... - ¿Por qué salvar precisamente a ese pequeño?

-       No es por el niño... Sólo decidí hacer algo especialmente divertido anoche - sonrió el demonio -  Y vaya que lo logré - rió, haciendo referencia a lo que sucedió después del asesinato.

-       Me usaste para divertirte...

-       Tú me harías lo mismo tarde o temprano... Además, el que esta atado a la pared, soy yo...

Cassiel sonrió. Seguía sin entender, pero comenzaba a no importarle. Los humanos no eran su principal afición y ese demonio era bastante... interesante.

-       ¿Me matarás? - preguntó el demonio y Cassiel lo miró, preguntándose exactamente lo mismo.

...

Unas semanas después, Cassiel volvía a pasearse por las oscuras calles de Nightingale, buscando algo que hacer. La misma llovizna volvía a caer y comenzaba a sentirse melancólico. No llegaba a entender del todo al demonio que se alimentaba de la lujuria humana. Al principio, mostraba poco interés en él y luego terminó matando a un hombre sólo para llamar su atención. "Aunque en ningún momento se mostró muy exaltado...". Era un demonio especialmente tranquilo, con un afán de ahorrarse problemas siguiendo las normas casi al pie de la letra, cosa que él muy pocas veces hacía. Suspiró, deseando volver a verlo, cuando una cabeza rodó hasta chocar contra sus pies. Buscó a su alrededor y el demonio salió de las sombras, sonriendo como muy pocas veces hacía.

-       Creo que sí quiero seducirte... - repitió sus mismas palabras de esa noche, haciendo reír a Cassiel.

-       Pues tienes una forma muy rara de hacerlo... - comentó Cassiel y se apresuró a perseguir al demonio para castigarlo nuevamente... Ya se ocuparía de entenderlo luego, en ese momento, lo que importaba, era no volver a estar aburrido...

Notas finales:

El demonio no tiene nombre... Eso iba a ser parte de la historia, pero se me olvido como desarrollarlo... y el demonio esta demente... si no se dieron cuenta, pues se los digo yo... No es malo, esta loco!

Me dicen qué les pareció?


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