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Siempre Juntos por Rosmeryta15

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Notas del fanfic:

Gracias a Pink Girl por betear este one shot =)

Notas del capitulo:

Espero que les guste ^_^

Siempre Juntos

—¡Bill!, ¡¿qué diablos haces?!, ¡corre! —dijo Tom mientras agarraba el antebrazo de su gemelo y lo jalaba para que de nuevo se pongan en marcha.

—¡No, Tom!, ¡no los podemos dejar aquí! —dijo soltándose del agarre del trenzado y volviendo hacia donde se encontraban los cuerpos inertes de sus dos mejores amigos—, no los podemos dejar... —sollozaba el menor aferrándose a ambos cuerpos.

Tom con un arma en la mano vigilaba que ninguna de esas cosas se acercara. Mientras vigilaba a Bill, vió como Gustav y Georg empezaban a moverse.

—¡Cuidado, Bill!, ¡aléjate! —gritó e inmediatamente su gemelo corrió hacia él y se ocultó detrás de él cerrando fuertemente los ojos sabiendo de antemano lo que pasaría.

Los disparos resonaron por todo el estacionamiento donde se encontraban ambos y Tom supo que tenían que salir de ese lugar, ya que el sonido atraía de sobremanera a esas cosas y no podría darse el lujo de arriesgar la vida de su amado.

—Bill, es hora de irnos... —habló tranquilizándose un poco para no asustar aún más a Bill. Y mirando hacia los costados y hacia atrás para asegurarse que aún no había esas cosas cerca. Ambos comenzaron a caminar hacia la salida del lugar sin hacer ningún ruido y salieron de éste.

Corrieron por las calles, ahora vacías y vieron a lo lejos un supermercado en la que ambos solían abastecerse antes de que la epidemia se esparciera por todo el mundo.

—Creo que lo mejor sería escondernos en el supermercado, tiene rejas que podemos cerrar fácilmente y también tiene comida y armas —dijo el trenzado deteniendo su marcha,

—Pero y ¿si hay más de esas cosas ahí dentro? —preguntó el menor viendo a su igual y con el miedo impregnado en su voz.

—Entonces acabaremos con todos ellos —dijo firmemente mientras ingresaba al supermercado junto a Bill y cerraron la puerta principal.

Ambos comenzaron a caminar sigilosamente mirando en todas las direcciones para prevenir algún ataque de esos inmundos. Pronto llegaron a la sección de armas.

Tom tomó municiones para su pistola y tomó un bate de béisbol para Bill.

—Ten —dijo aún sabiendo que su hermano se resistiría a usarla—, ya sé que no quieres matar a ninguna de esas cosas, pero cuando yo no esté cerca necesitarás defenderte —terminó de decir y el pelinegro asintió.

Siguieron caminando y llegaron a la sección de colchones y demás cosas para habitaciones como camas, lámparas, etc.

—Podríamos usar estas camas mientras estamos aquí —decía Tom mientras miraba las camas con gran anhelo, ya que desde la noche anterior no había podido dormir a causa de estar huyendo de los inmundos junto a su hermano y a sus dos amigos, los cuales ya se encontraban en paz.

—¡Ahh! —gritó el menor alertando a su hermano, el cual se giró rápidamente y vio horrorizado como su amado pelinegro estaba a punto de ser atacado por un inmundo.

—¡Muere maldito! —dijo y apuntó justo a la cabeza de la cosa y luego disparó.

—Agg… —se quejó el menor ya que el cuerpo del inmundo había caído sobre él ensuciándolo de sangre. Tom se acercó y lo ayudó a levantarse.

—Ahora más que nunca necesitas un arma —habló severamente su hermano.

A punto de dirigirse a la sección de armas escucharon sonidos ya muy familiares para ellos en los últimos días.

—Agg… Grr… Ahh… —eran los sonidos que emitían aquellas cosas, voltearon y vieron a unas diez de ellas a menos de cinco metros de distancia.

Tom señaló la sección de armas que se encontraba a unos cuantos pasos y ambos caminaron rápidamente, pero sin hacer mucho ruido. Cuando llegaron, el trenzado rápidamente tomó una pistola igual a la suya, la cargó y se la entregó a Bill.

Ambos con las armas en las manos empezaron a disparar a todos ellos y pronto la mayoría estuvo muerta, cuando acabaron con los diez otros cinco salieron de las puertas de servicio. Bill había agotado todas las balas de su pistola al igual que Tom, así que las cinco inmundicias se acercaron más a ellos. Rápidamente el trenzado cogió el bate de béisbol y comenzó a golpearlos justo en la cabeza, acabando ambos salpicados de sangre.

—Tom… —susurró el menor y cuando el otro lo miró señaló una puerta. Ambos se acercaron y en la puerta decía: ‘’sólo personal autorizado”, así que supusieron que esa puerta llevaría a la azotea del supermercado.

La abrieron y se encontraron con unas escaleras, las subieron con cuidado y cuando llegaron a la azotea la revisaron minuciosamente, mas no encontraron ninguna de esas cosas.

De nuevo bajaron al primer piso y también lo revisaron, pero igualmente no encontraron a ningún inmundo.

—Podemos estar a salvo si nos quedamos aquí —habló el mayor.

—Sí… —respondió en un susurro el menor, ya que aún no asimilaba lo que sucedía en su amada Alemania y también en el mundo entero—. Tommy, tengo miedo…

—Yo también pequeño, pero yo te protegeré, lo sabes, ¿verdad? —dijo Tom y abrazó a Bill e inmediatamente éste escondió su cabeza en el pecho del mayor y asintió empezando a sollozar, cuando escuchó esto le dejo un casto beso en el negro cabello de su igual.

El mayor aún abrazando a Bill se dirigió a la sección donde se encontraban las camas y demás, lo acostó en una de ellas y lo arropó al ver que empezaba a quedarse dormido.

Luego se dirigió a otra sección del supermercado y encontró unos binoculares, con éstos en la mano se dirigió a la azotea y observó en panorama.

La mayoría de las calles estaba llena de esas cosas, se desilusionó al ver que todo Hamburgo estaba hecho un desastre, lleno de inmundos, edificios destrozados, cuerpos inertes por todos lados. Mientras veía todo el panorama divisó a unas cuantas calles del supermercado un auto chocado contra un poste de luz, pero al parecer en buenas condiciones.

Con la pequeña esperanza de poder huir hacia un lugar mejor se fue a la cama donde se encontraba Bill y abrazándolo con una mano y con la otra sujetando firmemente el bate de béisbol, se durmió.

Ambos despertaron cuando escucharon golpes en la puerta del supermercado, asustados corrieron hacia la sección donde se encontraban las mochilas y bolsas para viajar.

Agarraron dos mochilas y Bill corrió a la sección de comida y agua, hábilmente guardó diversos tipos de comida, hasta que no cabía nada más en la mochila. En cambio Tom corrió a la sección de armas y guardó varios tipos de armas con sus respectivas municiones.

Con las mochilas cargadas subieron a la azotea y cerraron todas las puertas que tenían conexión con el primer piso. Se acercaron al borde y vieron que algunas de esas cosas se juntaban lentamente en la entrada del supermercado y empezaban a golpear la puerta.

—Tenemos que irnos Bill… Pronto vendrán más… —habló el mayor.

—Pero ¿a dónde? y ¿en qué? —preguntó con temor.

—Encontré un auto a una cuadra del supermercado, podríamos correr hacia el y huir a las afueras de la ciudad, no creo que nos alcancen hasta ahí —respondió Tom.

—Está bien —respondió—, confío en ti —dijo esto con una pequeña sonrisa, se acercó y dejó un casto beso en los labios del otro, pero el mayor lo agarró de la cintura y profundizó el beso—. Tenemos… Que… Irnos… ¿Recuerdas?... —habló con dificultad a causa de que Tom seguía besándolo.

—Tienes razón —dijo separándose de él—, pero antes de partir debemos comer algo ¿no crees?

—Sip… Y mira todo lo que traje —dijo el pelinegro más calmado mientras abría la mochila y de ésta salían gomitas de colores y con forma de ositos, las preferidas de ambos, también salían diversidad de dulces y comida chatarra.

Después de comer buscaron una puerta que llevara a la parte trasera del supermercado. Pronto encontraron una y la abrieron con cuidado, Tom salió primero y verificó que no hubiera ninguna de esas cosas en la calle.

—Ya puedes salir Bill —dijo y ambos con las mochilas en sus espaldas y con armas en las manos empezaron a correr en dirección al auto.

Cada vez estaban más cerca y no había ningún inmundo en las calles, así que Bill miró hacia atrás y vio que la mayoría de ellos se encontraban en las puertas del supermercado. "De seguro percibieron nuestro olor y por eso se dirigieron al supermercado" -pensó.

Corrieron unos cuantos pasos más y llegaron al lado del auto, inmediatamente subieron al ver que algunos inmundos comenzaban a acercarse a ellos.

—¡Gracias Dios! —pronunció el mayor al ver que el auto tenía suficiente gasolina y también tenía las llaves puestas.

Arrancó el auto y a toda velocidad se dirigió a la carretea principal, la cual los llevaría a las afueras de la ciudad.

—Tommy, ¿crees que logremos salir con vida? —preguntó el menor.

—Claro, Billy —respondió aún no muy seguro de su respuesta.

Estaban cada vez más cerca de las afueras de la ciudad y ambos estaban un poco más esperanzados, pero en medio de la carretera había dos de esas cosas. Tom dirigió el auto hacia ellas con la intención de atropellarlas para así matarlas, mas una de ellas chocó contra el parabrisas y fue lanzado por el aire y cayó sobre otro auto, el cual estaba estacionado en la carretera.

El auto al recibir el impacto accionó a alarma, la cual empezó a sonar fuertemente.

—Oh no… —pronunció el menor—, el sonido los atrae, ¿qué hacemos ahora Tom?

—Ten —le alcanzó los binoculares—, mira si hay inmundos en las alturas.

Bill hizo lo que se le pidió y observó varios remolques en lo alto, casi a las afueras de la ciudad.

—Tom, hay varios autos y remolques, tal vez haya personas allá —dijo esperanzado.

—Tal vez —dicho esto cambió el rumbo del auto y fue por otra carretera a las alturas.

Llegaron y bajaron del auto, pronto tres hombre de mediana edad salieron de los remolques con armas en las manos.

—Tranquilos, no estamos infectados —respondió el mayor.

—¿De dónde vienen? —preguntó un chico rubio.

—Del centro de Hamburgo —respondió el menor.

—Hicieron bien en venir aquí, oímos que el centro de Hamburgo era el más infectado —habló uno de ellos bajando el arma que sostenía.

—Soy Andreas.

—Soy David.

—Soy Zack —saludaron los tres hombres.

—Soy Tom y él es Bill —habló el mayor por ambos.

*-*-*-*

Una semana había pasado desde que ambos habían llegado donde sus ahora tres amigos se encontraban. Todo estaba resultando bien, hasta que una tarde David divisó a lo lejos a demasiados inmundos.

—¡Andreas, Zack, Bill, Tom! —gritó David.

—¿Qué sucede? —preguntó Tom sujetando la mano de Bill.

—Miren allá —señaló—, vienen muchos de ellos.

—¿Tenemos suficientes municiones para acabarlos? —preguntó Andreas.

—Sólo tenemos quince municiones para cada arma —respondió Zack preocupado.

Todos preocupados prepararon sus armas. Cuando esas cosas se empezaron a acercan, todos comenzaron a disparar, mas sólo mataron a la mitad de ellos ya que sus balas se acabaron.

Los cinco tomaron bates de béisbol y hachas y cuando los zombies estuvieron más cerca comenzaron a golpearlos en la cabeza hasta matarlos.

—¡Ahhh! —se escuchó el terrible grito de Andreas cuando fue atacado por tres zombies. Zack fue a ayudarlo, pero también fue atacado por dos más de ellos.

David se acercó y con la ayuda de Tom y Bill mató a los que habían atacado a sus amigos y David con un hacha se acercó al cuerpo inerte de sus amigos y les dio un golpe en la cabeza para evitar que estos se vuelvan a levantar.

—¡Cuidado, David! —gritó Bill al ver que cinco zombies lo acorralaban.

—¡Ven Bill! —llamó su gemelo y lo jaló de una mano hasta unos de los remolques, trancando la puerta a su paso.

Bill al saber que ya no tendrían salida comenzó a sollozar.

—Escúchame Bill —habló abrazándolo—, siempre estaremos juntos, en la vida y en la muerte, ¿de acuerdo? —dijo Tom sabiendo que su gemelo temía morir y separarse de él para siempre.

—Sí —susurró Bill. Pronto ambos sintieron como el remolque era sacudido por varios zombies.

—Grrr… Ahhh… Agg… —se escuchaba desde afuera. Rápidamente las ventanas fueron rotas por éstos y los zombies empezaban a querer entrar por éstas.

—¡Te amo! —habló el mayor dejando un casto beso en los labios de su amado gemelo.

—¡Te amo!

Pronto los zombies entraron al remolque y los atacaron, ambos murieron agarrados de la mano y con dos palabras que quedarían en su mente por toda la eternidad.

Notas finales:

Gracias por leer n___n


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