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Alien por Rosmeryta15

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Notas del fanfic:

Gracias a Pink Girl por betear este one shot n___n

Notas del capitulo:

Espero lo disfruten y les guste ^_^

Alien

Comenzó a sonar el despertador y Bill inmediatamente lo apagó, abrió los ojos y sentándose en la cama se estiró, acto seguido miró la hora en su pequeño reloj y eran las 10:00 a.m.; ese día no tenía trabajo pero su hermano gemelo y novio sí.

Se levantó de su cama para dirigirse al baño y darse una reconfortante ducha, pero apenas lo hizo sintió un dolor punzante en su entrada que hizo que se detuviera, esperó a que el dolor se disipara y caminó lentamente hacia el baño.

Cuando entró inmediatamente se vio en el espejo, y apenas lo hizo creció una sonrisa en su cara, ya que visualizó una marca roja cerca de su oído, siempre quedaba “marcado” después de una atrevida noche con Tom y eso le encantaba.

Se desnudó y adentró en la ducha. Pasados diez minutos salió y se amarró una toalla a su angosta cadera. Escogió ropa cómoda y se la puso, también eligió un maquillaje muy ligero, sólo delineador y un poco de sombra negra.

Miró por su ventana hacia el patio y observó que comenzaba a solear ligeramente, así que decidió salir a tomar un poco de sol. Pasados treinta minutos, ingresó a su casa y se propuso cocinar el almuerzo. Entró a la cocina y comenzó a preparar los platillos favoritos de Tom, quería darle una sorpresa.

Terminó de cocinar y ya eran las 2:00 p.m., comió una naranja para poder aguantar el hambre hasta que llegara su hermano ya que no les gustaba almorzar sin el otro, Tom llegaría a las 3:00 p.m. y para esperarlo salió al patio y encendió un cigarrillo.

Siguió fumando mirando el cielo y vio cómo éste se oscurecía y a lo lejos se podían distinguir relámpagos que advertían una noche de tormenta; acabó su cigarrillo y lo apagó con el pie, tenía pensado quedarse unos minutos más observando el horizonte, pero unas pequeñas gotas que le cayeron en la cara hicieron que volviera a su casa.

—Quisiera que Tom llegara antes de que comience a llover torrencialmente, para almorzar a tiempo —dijo cerrando la puerta que conectaba la casa con el patio trasero.

Comenzó a llover, y por el frío que hacia decidió subir a su habitación a ver un poco de TV debajo de las cálidas mantas de su cama.

Se acostó en su cama y prendió la TV— Espero encontrar una buena película para esperar a Tom —pasados unos minutos no encontró una buena película, sólo encontró una película romántica muy aburrida que se obligó a ver por el aburrimiento.

Luego de ver la película por treinta minutos, comenzó a adormitarse; a pesar de que intentó no dormirse, cayó en un profundo sueño.

Creyó que estaba acostado en una camilla por la textura de ésta y aún con los ojos cerrados se preguntaba dónde estaba. Cuando abrió los ojos, toda la sala donde se hallaba estaba ensimismada en la oscuridad y a causa de ésta se agolparon varias interrogantes en su cabeza, ¿dónde se encontraba?, ¿en qué momento había llegado a ese lugar?, ¿qué hacía en ese lugar? Y varias más.

Para averiguar más del lugar donde se encontraba, movió su cabeza de izquierda a derecha, pero sólo había oscuridad y cuando levantó su cabeza hacia el techo vio una lámpara que se suele usar en las salas de operaciones que sólo lo alumbraba a él con una luz ni tan fuerte ni tan débil.

Sentía un ligero cosquilleo en la parte de su abdomen y cuando dirigió su mirada hacia éste, vio como cuatro manos parecidas a la de los humanos, pero que poseían sólo cuatro dedos, hacían una pequeña incisión en su vientre. Cerró los ojos fuertemente porque sintió un dolor agudo en esta zona, cuando volvió a dirigir su mirada a su vientre, vio que las cuatro manos cerraban esta incisión con sólo pasar sus raras manos por encima de ésta.

Luego de ver todo esto, sintió un dolor punzante en sus sienes y causa de eso, se desmayó.

Cuando el dolor se disipó, volvió a abrir los ojos, pero ya no se encontraba en el lugar oscuro sino estaba en su habitación.

Dando un suspiro de alivio dijo—: Sólo fue un sueño, en sí, una pesadilla muy rara, pero sólo un sueño —terminó de decir.

Apenas salió de su trabajo, subió rápidamente a su auto y fue directo a la casa que compartía con su hermano gemelo Bill; Tom sentía que iba a tener una agradable sorpresa, aunque no sabía cuán sería, sentía que debía llegar rápidamente a su hogar, suponía que era la conexión de gemelos que tenía con Bill.

Llegó y estacionó su auto frente a su casa.

Bill escuchó ruidos de un carro estacionarse en la calle, se acercó a la ventana y vio que era el auto de Tom y de éste bajaba su hermano; vio su reloj y eran las 3:05 p.m. y también había parado de llover pero el cielo seguía oscuro.

Bajó corriendo las escaleras y llegó al piso inferior justo cuando Tom cerraba la puerta y se le lanzó a sus brazos abrazándolo.

—Tomi… Te extrañe cariño —dijo dándole un beso en sus labios.

—Yo también Billy… Pero ya suéltame que me asfixias —expresó Tom empujando ligeramente a Bill.

—Está bien… Por cierto, el almuerzo ya está listo, preparé tus platillos favoritos —habló Bill con una sonrisa en el rostro porque sabía que después iba a ser premiado por su buena acción.

—¿A qué se debe esta sorpresa? —preguntó Tom abrazando cariñosamente a Bill y en esta posición caminaron hacia la cocina, donde Bill calentó el almuerzo y lo sirvió en dos platos.

Después de treinta minutos, salieron de la cocina y entraron a la sala de estar donde se pusieron a ver una película de comedia, rieron mucho y cuando acabó la película ya era noche.

—Y… ¿Ahora qué hacemos Tomi? —preguntó Bill con un tono seductor.

—Hum… ¿Qué te parece si nos vamos a dormir? —bromeó Tom.

—Yo tengo una mejor idea —habló Bill mientras se acercaba peligrosamente a Tom, cuando estuvo a unos cuantos centímetros de su boca lo besó apasionadamente.

Entre besos y caricias subieron a su habitación, se empezaban a desprender de sus prendas cuando Bill se quejó.

—¡Auch…! —se quejaba mientras se agarraba fuertemente su abdomen dónde sentía un dolor desgarrador, sentía como si le estuvieran arrancando sus órganos internos.

—¿Qué te pasa Bill? —preguntó Tom preocupado al ver que Bill se quejaba y retorcía.

—N-no sé… No es nada Tom —respondió Bill tratando de soportar el dolor para no alarmar a Tom.

—¿Cómo que no es nada?... Mira cómo te retuerces del dolor —dijo Tom—. Creo que te debo llevar a ver a un doctor —habló él empezando a vestirse de nuevo, pero Bill lo detuvo agarrándolo de su antebrazo.

—No Tom, debe ser que el almuerzo me cayó mal, tomaré una pastilla para el dolor y se me pasará, ya verás —habló el menor porque no quería ir al hospital por el hecho de que pensaba que sólo la comida le había caído mal y porque odiaba los hospitales.

Tom lo miró achinando los ojos y dijo—: Está bien, pero si sigues con estos malestares te llevaré al doctor aunque no quieras —Sentenció Tom y se levantó de la cama—. Ahora aguarda aquí, te traeré un vaso de agua y una pastilla —habló saliendo de la habitación.

Al momento en que se fue el mayor, Bill siguió retorciéndose más y cuando apretó su vientre le pareció sentir que algo se movía dentro de él, pero pensó que estaría creyendo cosas por el dolor que sentía, escuchó pasos en el pasillo y aparentó estar mejor.

—Aquí tienes —dijo Tom tendiéndole una vaso con agua y una pastilla.

—Gr-gracias. —Bill pronunció con dificultad. Tomó la pastilla con toda el agua y luego de unos segundos ya no sentía más dolor— Ya me siento mejor, ahora ¿en qué estábamos? —dijo atrayendo a Tom hacia él y besándolo con intensidad.

De besos a caricias y las caricias llevaron a otra cosa más intensa.

*-*-*-*

A la mañana siguiente, Bill se levantó a las 7:00 a.m. ya que ese día si tenía que ir a trabajar, se levantó perezosamente y fue al baño donde se bañó, se puso su ropa favorita y se maquilló ligeramente. Cuando vio su pequeño reloj ya eran las 8:30 a.m. y él entraba a su trabajo a las 8:50 a.m. así que se fue sin despedirse de Tom y también sin desayunar y salió rumbo a su trabajo.

Cuando llegó, se dirigió directamente a la zona de oficinas de contadores instalándose en su oficina, en el camino se preparó un café y comenzó a trabajar.

—Bill, el jefe te asignó a este cliente, es el dueño de un restaurante muy famoso y quiere que tú lleves sus cuentas, como siempre —dijo Valentina, una compañera de trabajo, pero ésta envidiaba a Bill por tener a los clientes más importantes.

—Gracias —respondió Bill, haciendo caso omiso a las últimas palabras que dijo Valentina.

Después de varias horas Bill ya había terminado el trabajo que tenía por hacer, así que ya podía retirarse.

Cuando manejaba destino a casa, empezó a sentir el mismo dolor que sintió la noche anterior pero el dolor era más leve, así que pudo aguantarlo hasta llegar a casa.

Llegó a su casa y sentía unas enormes ganas de vomitar, así que fue directo al baño y se encerró en él y vomitó todo lo que tenía en su estómago.

Sintió que ya no tenía nada más por vomitar, así que cogió toallas de papel que se encontraban en éste y se limpio todo rastro de sudor y vómito, pero cuando se disponía a botarlo, vio que el papel tenía sangre en ésta e inmediatamente dirigió su vista al wáter y no pensó que vería algo como eso.

—Oh no… —exclamó Bill cuando vio lo que había en el wáter, no podía creer que lo que se encontraba en el inodoro, no era vómito sino era sangre con pequeñas partes de, al parecer, pedazos de carne u órganos. En ese momento se dio cuenta de que tenía alguna enfermedad muy grave.

Tom estaba viendo TV en su habitación cuando escuchó que la puerta se abría y cerraba fugazmente y agudizando el oído escuchó pasos que se entraban al baño del piso inferior.

Bajó rápidamente las escaleras y cuando llegó al pie de éstas escuchó que la bomba del wáter era accionada, comenzó a caminar hacia el baño.

El pelinegro oyó pasos en el pasillo, así que accionó la bomba del retrete y tiró la toalla de papel al basurero, se enjuagó la boca con un poco de agua y arregló su peinado y prendas que por el ajetreo se habían desubicado de su lugar original, ya listo abrió la puerta justo antes de que su gemelo llegara a ésta.

A punto de tocar la puerta, el trenzado vio cómo Bill salía del baño con las mejillas un poco sonrosadas, mas no le prestó demasiada atención porque lo relacionó con las enormes ganas de hacer uso del baño que debió sentir su hermoso gemelo.

—Hola —respondieron ambos al mismo tiempo, sonrieron al hacer esto. Luego se dieron un casto beso en los labios.

—¿Ya almorzaste? —cuestionó Tom luego de ver la hora en su celular y confirmar de qué ya era la 1:30 p.m.

—No… ¿Cocinamos juntos? —preguntó el menor.

—Por supuesto —sentenció el gemelo mayor dejando otro beso en la mejilla de su pelinegro a lo que éste sólo sonrió olvidando el incidente ocurrido minutos atrás.

Agarrados de las manos se dirigieron a la cocina. Una hora después con harina y restos de cascaras de huevo en su ropa se sentaron en la mesa de la cocina para comer la pizza que habían cocinado.

Treinta minutos más y ya habían terminado de almorzar, fueron al baño y lavaron sus manos y rostros, dispuestos a ver una película tumbados en el sofá, de nuevo se dirigieron a la cocina por las bebidas y regresaron a la sala.

—¿Qué película vemos Billy? —habló Tom posando su brazo derecho sobre los hombros de su pequeño hermano.

—Humm… Hoy tengo ganas de ver una película de ciencia ficción —dijo el otro—. Veamos ‘’Los Hombres de Negro’’ por favor Tomi, hace mucho quiero ver esa película —pidió el menor haciendo su famoso puchero al cual el trenzado siempre se rendía.

—Está bien —cedió el trenzado dando un suspiro, terminó de decir esto y recibió un beso de agradecimiento por parte de su gemelo. Pusieron la película y se acomodaron muy cerca en el sofá.

La película trataba sobre agentes especiales que cazaban extraterrestres, en una parte de la película cuando cazaban a dos extraterrestres uno de ellos hizo un ruido extraño parecía muy real y cuando Bill lo escuchó sintió algo moverse dentro de él y de nuevo sintió el dolor en su vientre, pero esta vez el pelinegro sentía como si le clavaran uñas o garras dentro de él.

Se removió inquieto por el intenso dolor que sentía y esto no pasó desapercibido para Tom.

—¿Qué pasa? —cuestionó el mayor deshaciendo el agarre que tenía sobre la cintura del menor, para poder mirarlo directamente.

—Ugg… —se quejó apretando fuertemente su abdomen sin poder responder a Tom por el dolor.

El mayor empezó a preocuparse cada vez más al ver como Bill apretaba su vientre y con lágrimas en los ojos intentaba hablar mas el dolor no le permitía realizar tal acción.

—M-me duele… M-mucho —logró decir Bill.

—Billy… te llevaré al hospital —sentenció su hermano suponiendo que el dolor que sentía era igual que el del día anterior. El menor no pudo negarse porque él empezaba a creer que tenía algo realmente grave y necesitaba saber el por qué de sus malestares.

Tom ayudó a su hermano a ponerse el abrigo y él se puso el propio— Vamos Billy —dijo y le ayudó a levantarse del sillón.

El pelinegro intentaba caminar rápidamente mas el dolor no le dejó. Subieron al vehículo de Tom y el mayor le ayudó a subir al auto. Tom manejó rápidamente hasta el hospital, de nuevo lo auxilió.

Bill caminaba apoyado en el hombro de su hermano y con la otra mano apretaba fuertemente su vientre soportando el dolor, entraron por la puerta de emergencias y Tom rápidamente llenó todos los requisitos para que atiendan a Bill.

—Su hermano será atendido de inmediato —dijo la enfermera al ver que todos los requisitos estaban en orden—. Pase por aquí —agregó señalando una habitación con una camilla y varios elementos quirúrgicos.

Tom llevó cuidadosamente al pelinegro hacia ésta y lo ayudó a sentarse en la camilla. El pelinegro aún sentía el dolor, pero ahora éste se sentía como si desgarraran su estómago.

Pronto llegó el doctor y consigo traía los papeles que llenó Tom donde especificaba el dolor que sentía Bill.

Dejó los papeles a un lado y comenzó a revisar. Primero le puso un termómetro bajo la lengua y con el estetoscopio escuchó el agitado corazón del pelinegro, luego de varias revisiones, el doctor habló—: No encontré ninguna anomalía con su hermano —se dirigió a Tom—, pero le sacaré una muestra de sangre para asegurarme de que no tiene ninguna enfermedad, y para el dolor de estómago que siente le recetaré unas pastillas, con éstas se sentirá mejor —habló el doctor escribiendo una receta en su libreta y entregándosela a Tom salió de la habitación.

Bill aún sentía el dolor pero había disminuido, bajó de la camilla con la ayuda de Tom y se dirigieron a la farmacia del hospital y compraron todas las pastillas que les recetó el doctor y también compraron una botella de agua e inmediatamente Bill tomó dos pastillas junto con el agua. Pasados cinco minutos sólo sentía un cosquilleo dentro de él.


Llegaron a su casa y Bill tenía mucha hambre, por esto fue directo a la cocina, pero cuando llegó a ésta su estómago comenzó a dolerle de nuevo. Dio media vuelta y subió las escaleras directo a su habitación.

El trenzado que venía detrás de él, pensó que estaría agotado por todo lo que habría sentido y tenía sueño, dando un suspiro se sentó en el sofá extremadamente preocupado por el estado de su hermano, cerró los ojos y después de varios minutos sintió una fuerte punzada en la cabeza e inmediatamente llevó su mano derecha a la zona afectada.

Mientras tanto en la habitación, Bill se acomodaba en la cama dispuesto a descansar, ya que al parecer las pastillas no surtían efecto y comenzaba a tener pequeñas punzadas en las sienes y tratando de olvidar el dolor se quedó dormido.

Cuando abrió los ojos se encontraba de nuevo en el mismo lugar que la vez anterior, pero esta vez, él se encontraba parado en una de las esquinas de la habitación y podía ver su cuerpo acostado sobre la camilla.

Confundido por la situación en la cual se encontraba, se limitó a observar todo el lugar. Veía cuatro sombras alrededor de su cuerpo y sólo podía ver sus manos mas no sus cuerpos ni rostros, continuó observando todo y vio cómo abrían su vientre e introducían algo dentro de él. No pudo distinguir lo que era por las sombras, pero logró ver como cerraban la herida. Escuchó como las sombras hablaban con un tono demasiado raro, como si fueran de otro mundo.

—Nuestro ‘’pequeño” está dentro... —decía uno de ellos—… Ahora debemos esperar a que el ‘’pequeño” salga… —terminó de decir uno de ellos. Parecía que éstos estuvieran coordinados porque completaban la oración que el otro decía.

Sintió una fuerte punzada en la parte trasera de su cabeza, su vista comenzó a nublarse y antes de desvanecerse creyó ver los rostros de las sombras, pero lo que vio no era del todo normal, éstas cosas tenían los ojos demasiados grandes y negros, definidamente no eran humanos.

Abrió los ojos cuando el punzante dolor hubo desaparecido, tenía pequeñas gotas de sudor en la frente y la respiración agitada a causa de la pesadilla.

Tom relacionó el dolor que sentía por la preocupación acerca del estado de su querido gemelo, sintió que el dolor se esfumaba.

Después de haber despertado, Bill tomó una pastilla para poder dormir tranquilo y así no tener esas extrañas pesadillas de nuevo, cuando hicieron efecto se durmió esta vez sin soñar nada.

Pasada una hora, el mayor de los gemelos decidió que ya era tiempo de irse a dormir, subió las escaleras y llegó a su habitación, entró tratando de hacer el mínimo ruido ya que vio como Bill dormía plácidamente, se deshizo de su ropa y se puso su pijama, se acostó a lado de su hermano y suavemente lo abrazó como era su costumbre a la hora de dormir, pero cuando posó su mano en el abdomen del otro le pareció sentir algo moverse y como un reflejo sacó su mano de ahí, pero su curiosidad pudo más y volvió a posar su mano en el mismo lugar, mas esta vez no sintió nada, así que pronto se durmió.



Después de tres meses:

Los últimos tres meses habían transcurrido normalmente, excepto por el poco abultado vientre de Bill. Bill creía que estaba subiendo de peso ya que después de los malestares que tenía, siempre terminaba con demasiada hambre y en los últimos meses había podido ingerir alimentos luego de los dolores que sentía.

Seguía teniendo los malestares y/o dolores regularmente y aún no sabían cuál era la raíz de éstos, ya que la prueba de sangre que el doctor le había realizado resultaron normales, no tenía ninguna enfermedad.

Desde la última vez que tuvo esa pesadilla, nunca más volvió a soñar ésa misma y por esto estaba un poco más tranquilo.

Era viernes por la noche y los gemelos estaban listos para irse a dormir, antes de realizar esto Bill tomó las pastillas que el doctor le recetó hace mucho tiempo, porque comenzaba a sentir de nuevo el desgarrador dolor; hecho esto, ambos se acostaron en la cama y abrazados cerraron sus ojos y se sumergieron en el mundo de los sueños, pero sólo uno de ellos se encontraba en éste ya que el otro se encontraba en una de sus más temidas pesadillas.

De nuevo Bill se encontraba en el extraño lugar de su pesadilla y esta vez también podía ver todo desde una esquina de la rara habitación. Volvió a presenciar todo pero ésta vez las sombras hablaban sobre otro tema, agudizando el oído escuchó:

—El final se acerca… —habló uno de ellos—... y nuestro ‘’pequeño” saldrá pronto… —continuó otra de las sombras— … pero tendremos que acabar con el humano que tiene a nuestro ‘’pequeño” dentro de él —concluyó la tercera sombra.

Luego de la conversación que tuvieron las extrañas sombras, éstas caminaron hacia una de las esquinas de la habitación, Bill no sabía dónde se dirigían, aún así los siguió. Al parecer las sombras no tenían ni la más mínima idea de que él se encontraba ahí pues siguieron caminando.

No se dio cuenta de cuando las sombras y él llegaron al patio de su casa, se alarmó pero siguió caminando detrás de ellos. Entraron a la casa y vio su cuerpo tirado en el suelo con una herida sangrante en la parte del abdomen y con un lloroso Tom abrazado a su brazo, al parecer ambos sin vida.

Sintió la característica punzada detrás de su cabeza y despertó.

—¡No! —gritó despertando a su paso a Tom.

—¿Qué pasa? —preguntó asustado el mayor.

—Y-yo tuve una pesadilla —respondió—, so-soñé que ambos moríamos —terminó de decir y comenzó a llorar abrazado a su hermano.

—Ya, ya —Tom trataba de consolarlo pasando sus manos de arriba abajo por la delgada espalda de su gemelo—, sólo fue una pesadilla.

Pasados unos minutos, Bill dejó de sollozar y se quedó dormido en los brazos de Tom.

Tom fue el primero en despertar, se levantó de la cama y vio como su pequeño hermano dormía plácidamente, decidió dejarlo dormir y salió de la habitación rumbo a la cocina para preparar el desayuno.

Volvió a la habitación dispuesto a despertar a Bill para desayunar juntos, pero lo encontró ya levantado.

—Buenos días —saludó Tom acercándose a él y dejándole un beso en los labios como era su costumbre.

—Buenos días —respondió.

Luego de desayunar, salieron a pasear al parque que había cerca de su vecindario, se divirtieron tanto jugando con los niños y mascotas que había en éste que no se dieron cuenta que ya era hora de almorzar, por esto almorzaron en un restaurante. Regresaron a su casa cuando llegó el atardecer.

Entraron a ésta y Bill comenzó a sentir el dolor, pero esta vez era el trile de fuerte, sentía como si le cortaran, estrujaran, desagarraban el estómago. El dolor que sentía era tan fuerte que cayó de rodillas al suelo, al ver esto Tom se acercó inmediatamente.

—¿Qué ocurre? —preguntó acercándose a Bill.

—Du-duele —logró decir con dificultad debido al dolor. Tom intentaba hacerlo poner en pie, pero falló en el intento ya que Bill sentía a sus piernas flaquear y caer de nuevo.

—Y-yo te traeré las pastillas que te recomendó el doctor —habló Tom con visible preocupación y dispuesto a irse se levantó del piso, pero el tembloroso brazo de Bill lo detuvo sosteniéndolo de la mano.

—N-no me d-dejes solo T-tommi —pidió comenzando a llorar.

—Está bien —aceptó—, pero te llevaré de nuevo al hospital.

—N-no —dijo Bill con dificultad—, si-siento que no resistiré ha-hasta llegar al hospital —habló cuando sintió la vista borrosa—, sólo que-quédate conmigo —pidió. Tom aceptó sin oponerse. En ese momento el menor sintió una fuerte punzada en sus sienes y se desvaneció cayendo secamente al piso.

—¿¡Bill!? —preguntó Tom acercándose al inconsciente cuerpo de su gemelo y sacudiéndolo con delicadeza para lograr despertarlo, pero sin éxito alguno. trató dando pequeños golpes en las mejillas de su hermano, luego de unos minutos comenzó a llorar mas no se rindió, se levantó para traer un poco de alcohol pero visualizó que la camiseta de Bill se movía, se acercó y levantó la camiseta, pero lo que vio lo asustó aún más.

—¿Qué es eso? —se arrodilló al lado del cuerpo inconsciente de su amado gemelo y observó de más cerca lo que pasaba. Se podía ver como dos pequeñas manos que poseían sólo cuatro dedos sobresalían en el abdomen de Bill, éstas provenían de dentro de él.

De pronto vio como las pequeñas manos sobresalían aún más y observó como una pequeña gota de sangre bajaba por el vientre de su hermano y se perdía en el borde de su pantalón, asustado vio que varias gotas más de sangre resbalaban por el abdomen del otro y también vio como las raras manos salían del vientre de Bill.

—Dios mío… ¿pero qué es eso? —habló poniéndose de pie y yendo rápidamente a la cocina, cogió un cuchillo y se acercó donde se encontraba su hermano.

Horrorizado presenció cómo salían los brazos por completo del herido vientre de Bill, un poco alejado observó cómo salía toda esa cosa, afirmando más el agarre que tenía sobre el cuchillo vio como una pequeña cosa con los ojos demasiado grandes y negros para ser humano y con color un tanto verdoso salía de su gemelo, avanzó unos cuantos pasos hacia la cosa que yacía en el suelo dispuesto a matarla, pero cuando estuvo cerca de ésta sintió que algo le impactaba en toda la espalda inmediatamente cayó al suelo y sintió ardor en ésta zona como si estuviera siendo quemado, luego sintió otro impacto en sus piernas.

Sentía que iba a desmayarse, mas hizo un gran esfuerzo y se acercó al cuerpo de Bill que yacía sobre un enorme charco de sangre y con su mano derecha tomó la muñeca del primero y midió el pulso, sentía débiles latidos. Con las últimas fuerzas que le quedaban abrazó el cuerpo de su hermano.

—¡No! —gritó cuando ya no escuchó el latir del débil corazón del pelinegro. Levantó la mirada y le pareció ver a cuatro cosas con apariencia idéntica a la que había salido de su amado Bill. Eso fue lo último que vio antes de que todo se volviera negro.

Bill estaba en una esquina de la sala de estar y observaba todo lo que ocurría, pero creía que todo lo que veía era un sueño como en todas sus pesadillas, mas cuando sintió la punzada en su cabeza no despertó en su habitación como solía pasarle, se alarmó ante esto ya que significaba que todo… Era real. Comenzó a sollozar y levantó la mirada y vio a las sombras, mas esta vez los podía ver y eran como los de las películas ficticias de extraterrestres, esta vez los seres de otro mundo sí notaron su presencia y con un extraña arma le dispararon.

—¡No! —gritó antes de que todo se volviera oscuridad. Esto fue todo lo que se escuchó de ambos hermanos.

Notas finales:

Gracias por leer =)


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