Después de salir del jardín de rosas, de donde había cortado una hermosa rosa, caminaba con ella en la mano oliendo su delicioso aroma, las chicas comenzaban a seguirle.
No era algo que le sorprendiera, es más, le encantaba que las chicas gritaran su nombre, le siguieran y pidieran mil cosas.
Ren seguía caminando ya había llegado al pasillo y detrás sus hermosas admiradoras, las cuales gritaban y suspiraban con cada frase que decía, la rosa ya le aburría y pensaba dársela a alguna de ellas.
- Es la rosa mas hermosa… que e traído de todo el jardín de rosas - miro como era la reacción de las damas frente a él - Verán, creo que se la daré a alguien como un presente. -Las chicas saltaron y gritaban de emoción
- ¡P-por favor démela a mí! - Dijo una de las chicas - ¡Démela a mi Ren-sama! - Grito otra muy emocionada.
- Lo haré, si con eso te tengo a mis pies… - Dijo entre una sonrisa picara, cosa que logro desatar la euforia de todas las chicas
Contento por su resultado comenzó a pensar a cual de ellas le regalaría la rosa hasta que dirigió su vista a un pequeño grupo que se encontraba mirando el escándalo de sus admiradoras. Tres chicos y una chica, uno de ellos era su compañero de cuarto y la chica era la hermosa corderita. La chica se había agachado con unos papeles en mano cerca de una radio y Hijirikawa se agacho a su lado.
Estaban tan cerca que de alguna forma, molesto a Ren, pues hace unos días había visto a su compañero cantando muy brillantemente junto a esa chica.
Solo para molestarlos, para separarlos se acerco ante ellos.
- ¿Desde cuando eres tan bueno con la corderita…Hijirikawa? - dijo interrumpiendo la charla de ambos, vio como su compañero, molesto se enderezaba mirándolo, le encantaba aquella reacción - Desde el día en que nos conocimos, el destino nos unió - ¿Pero a quien se lo decía? Lo hizo aparente que fuera para la corderita, pues así molestaría más a Hijirikawa. Tomándola del brazo la alzó y le ofreció la rosa que llevaba - Preferiría tenerte más cerca - Y así dijo cosas para burlarse de aquella mujer que parecía ser muy atrayente para su compañero.
- Solo se esta burlando de ti - Dijo Hijirikawa, detrás de Ren - No creas nada de lo que este tipo diga.
- Es terrible lo que dices de mi - Dijo sonriente viéndolo por detrás de su hombro - Aunque no lo puedo negar…
- ¡REN! - Un chico de cabellos rubios corría hacía el grupo - ¿¡Que piensas hacer con la tarea de letras!? ¿¡ya olvidaste que Hyuga-sensei te prometió un duro castigo si no lo entregabas a tiempo!?.
- Es verdad -Dijo con sutil encanto, despreocupado de lo que decía Sho
- ¡JINGUJI REN! - La voz del profesor de la clase S llego a los oídos de todos, acercándose molesto ante el grupo.
- Hola Riuga-san!
- Te saltas la clase y ni siquiera entregas la tarea... Muéstrame más de esa tonta actitud, y no tendré piedad de ti. - El profesor alzó su dedo apuntando a Ren - ¡Te expulsare al instante!
Aquellas palabras sorprendieron a todos, la hermosa corderita, el pequeño Sho, y el alegre Ittoki, sin poder creerlo, pero Ren no se inmuto mantuvo su postura Hasta una sonrisa cruzó su rostro.
- Riuga-san…-Camino hasta quedar muy cerca de el profesor- Un gruñón nunca es popular entre las señoritas. -Y sin voltearse se alejo de todos tratando de ignorar las palabras que le gritaba Riuga-san
¿Le importaba que le expulsaran? Realmente de algún modo sentía que si salía de aquel lugar se alejaría de alguien muy preciado, no solo se alejaría, más bien ya aun estando allí le estaban quitando lo que era suyo, como seria entonces si se fuera.
Sentado en la cama, el silencio abundaba en el cuarto, mirando un dardo que sostenía en su mano y de reojo mirando a su compañero que estaba sentado en su extraño lado del cuarto, el silencio comenzó a molestarle así que disparo el dardo directo en el centro de un blanco.
- Jinguji… -el silencio por fin fue cortado, le encanto que él primero que hablara fuera Hijirikawa y más que mencionara su nombre - ¿Estas ignorando las advertencias de Hyuga-sensei? - y ahí estaba de nuevo lo mismo el tema del cual trataba de ignorar-
Se levanto molesto por el tema, lanzando otro dardo hacia el blanco.
- No es de tu incumbencia - Cortando tan bruscamente el tema, asiendo que el silencio volviera, “¿Hijirikawa lo pregunta porque esta preocupado?” pensó, pero rápidamente descarto tal idea, si quería hablar, podía decir cualquier otra cosa, no aquel tema que lo molestaba.
Se molesto aun más al ver que su compañero no volvía a abrir la boca, así que se tiro en la cama boca arriba meditando, recordando algunos momentos del ¿¡porque!? Estaba en aquella academia
Iras a la academia Saotome.
Conviértete en un éxito en el negocio del entretenimiento y sirve de cartelera para la familia Jinguji.
Si, aquel era el motivo… no era por que quisiera, era porque resultaba ser su obligación al ser el hijo mayor de la familia. “¿Esta preocupado por mi?” aquel pensamiento volvió a inundar su mente… se enderezo y lo miro por unos segundos, le encantaba aquella postura tan disciplinada “¿por mi?” no podía contenerse, debía saber si era cierto, o tal ves era curiosidad de él.
- Hijirikawa, ¿estas preocupado por mi? - Espero… pero no obtuvo respuesta alguna, molesto solo se dispuso a salir de allí, tomando su maletín que contenía su instrumento salio con un portazo detrás suyo.
Apoyado en la muralla, escribiendo un par de oraciones que se le habían ocurrido, nada útil aparentemente, pero si eran bonitas palabras para una canción, se aburrió de aquello y arranco la pequeña hoja, arrugándola, apretándola con la mano se la guardo en su bolsillo.
Abrió el maletín, sacando de el un saxofón, tomando aire, comenzó a tocar ante la apuesta de sol, la melodía era hermosa, tranquila. Cuando hubo terminado se percato de una delicada presencia, aquella mujer que resultaba tan peligrosa…”ella” la que Hijirikawa era tan amable y comunicativo, la cual si se iba de aquel lugar tal vez no volvería a tener el pequeño vinculo que lo unía a Hijirikawa.
- Te vez como una Flor, brillando en la apuesta de sol, señorita - fuera lo peligrosa que fuese, era una señorita hermosa a la cual no podía solo ser cruel con ella, pero podría molestarla un rato, asiéndola que cayera a sus pies como todas. “Tu música era muy hermosa…” dijo la señorita mientras Ren se acercaba a ella - Me alegra escuchar eso. - “¿Me alegra?” Realmente no le alegraba mucho su presencia así que pensó en una forma de espantarla, pero estaba en blanco, así que decidió improvisar - No me importa cual sea la razón… Siempre que nos reúna a los dos -Saco las manos de sus bolsillos para posarlos en los hombros del pequeño corderito, pero ella se percato de un papel que había caído al suelo, las pequeñas oraciones que podían ser parte de una hermosa canción descartada.
Nos las alcanzo a leer pues Ren se la quito de las manos sutilmente, pero se percato que era letras de una canción, el corderito se había alegrado, se notaba la felicidad “¿¡Que bien!?” ¿Por que le decía aquello? ¿Qué le debía importar a ella si hacia o no su trabajo?, bueno… no le importaba, ella se alegraba por algo sin sentido, así que tomo la decisión.
- Pienso que ya es hora de dejar este lugar. Estoy cansado de estar aquí - Realmente ¿era así?, o ¿solo lo decía por asustarla?, cualquiera fuera la razón si había confirmado algo, ella era muy peligrosa, más de lo que él se imaginaba, tal vez ya ni oportunidades tenia.
- Entonces manda todo al carajo. - Esas palabras le sorprendieron, molesto, había aparecido Hijirikawa, ¿desde cuando estaba escuchado? … “Tks… no es momento para que te presentes” pensó - No me agradas. - ¿Que era aquello? ¿No le agradaba? Que estupidez… era lógico que debía estar mintiendo… no podía decirle aquello realmente - Mi vida entera la a elegido mi padre. Solo puedo ser libre a través de la música. Así que no puedo perdonarte por querer verle tan trivialmente.
- No estoy aquí por voluntad propia. Me dejaron aquí - Así es… ¿Como podría entenderlo? Se enojaba con Ren por el hecho de que estuviera ya arto de estar en aquel lugar que le obligaron a ir. Unas ganas enormes de querer enfurecer a Hijirikawa surgieron en él - Así que… No tengo ninguna razón para permanecer en esta escuela. -Aunque aquello… solo fuera mentira… - Es solo una broma.
- Mientes. - ¿mentir? ¿Como sabia él que Ren mentía? Si bien no le gustaba estar en esa academia obligada, si era mentira de algún modo el querer irse ahora - Lo que escuche antes no era mentira. ¿Por que no muestras eso?
-Ya te lo dije. - No entendía… Ren ya se había rendido, así todo seria mejor, no solo para él... En más para Hijirikawa. Tomo las puntas del papel del cual había escrito las oraciones y los rompió - Todo esto es solo por diversión. -Los pedazos del papel volaron en todas direcciones, junto a la esperanza de Jinguji - No voy a malgastar más mi tiempo… Escribiendo cosas sin sentido.
Pero aquello… aquello desato de alguna forma la ira de Hijirikawa. Eso era lo que él deseaba y lo obtuvo. Él se había abalanzado sobre Jinguji muy irritado.
Un sonido sordo, el viento soplaba fuerte, y la mandíbula de Ren comenzaba a sentir el dolor que le propago el golpe dado por su compañero, que normalmente es tranquilo.
- Lamento haber escuchado eso. - Pero eso era lo que Ren deseaba… que le molestara, que le detestara - Pensé que eras alguien con un poco más de espíritu - ¿Espíritu…?
- Que exagerado… -Dijo emitiendo una sonrisa aun con el dolor… si ahora todo había acabado… no solo le echarían… si no que también, había echo que lo único que mantenía de pie en esa academia…
Ahora lo detestara…