Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El Tonto en la Colina. por Hellouniverse

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Por fin! Después de tanto tiempo, pude sacar mi primer original... de hecho, tenía esta historia en mente, la estaba escribiendo y todo, pero de la nada me entró el bloqueo ._. sinceramente creí que no sería capaz de terminarla, pero lo logre... (¡Hurra!)

No sé si soy un ser conocido en este mundo de los originales (?), pero ya hace mucho tiempo que vago por acá, comentando historias por doquier (: y ya era tiempo de publicar algo... hasta que funcionó mi maní de cerebro.

Tú, sí, tú... Antes de que leas algo, aviso que este es un songfic de 2 partes, ya terminadas (c':). Espero que a tu persona le gusten los songfics, y espero no defraudarte D:

 

Dedicado a una persona, que aunque no visite estos remotos lugares de la web, se lo debo.

 

Y ahora, ¡A leer! 

 

Habiendo tanta gente en el mundo…

Primera parte.

 

 

 

Día tras día…

Solo en la colina

El hombre con la boba sonrisa

Aún se mantiene perfectamente.

 

 

 

Había tanta gente en el mundo que se quejaba de su patética soledad, de sus vacíos sentimentales, buscando el amor de una pareja, de una simple persona para sentirse realizados y deseados… mientras yo a veces me preguntaba: ¿Habrá alguien que sea capaz de vivir completamente solo? Porque así me sentía yo. Estaba solo, pero acompañado. Podía encontrarme en una habitación totalmente vacía y no lograba deprimirme ni un solo miligramo. Nadie me consolaba cuando estaba triste, pero no era porque no hubiese alguien… era porque yo no quería.

 

Y así era… Yo, día tras día, me mantenía completamente solo. Sinceramente no podía quejarme de mi soledad, de hecho me gustaba este exceso de privacidad que poseía, pero como todo hijo adolescente con padres normales, estos ya se empezaban a preguntar “por qué mi hijo de apenas 16 años no trae ni un alma a la casa”.

 

Porque habiendo nacido en un matrimonio moderno del siglo XXI, con sus altas y bajas, con unos padres que a pesar de las décadas se seguían amando, demasiado diría yo. Sin ningún tipo de trauma anterior, con ninguna relación tormentosa escrita en el pasado, sin haber nunca intentado atentar contra mi vida, y a pesar de toda esa ficha perfecta, pareciera que fuese alérgico a la gente… y por supuesto ellos también a mí.

 

 

 

Pero nadie quiere conocerlo

Ellos pueden ver que es solo un tonto…

Y él nunca da una respuesta.

 

 

 

La gente tampoco se interesaba en conocerme. Digo… ni que tuviese algo de especial, no tenía un par ojos azules que presumir ni un bronceado que relucir, solo era alguien al que se le podía denominar como común. Cabello alborotado castaño, acompañado de unos grandes ojos que le hacían juego. Estatura común, calificaciones del montón, nada especial por acá. Aunque si nos poníamos a hablar de especial, de varias formas si lo era; No me gustaba la música de moda, no iba a las fiestas del momento, no estaba rodeado de lindas chicas… o mejor dicho, no estaba rodeado de nadie.

 

Era un verdadero imbécil, porque algunos amables compañeros si se me acercaban a hablar con toda su buena disposición, pero yo simplemente no les respondía… ¿Qué mas esperaban de alguien que tenia cero experiencia en sus asuntos sociales? Aunque tampoco era un gran antisocial de mirada penetrante o victima de múltiples sesiones de bullying… de hecho era bastante irónico, porque a pesar de tener todos estos pensamientos de amargado, yo solo miraba a todas las personas con una boba sonrisa a pesar de odiarlos a todos.

 

A todas… excepto una en especial.

 

 

 

Pero el tonto en la colina

Ve la puesta de sol

Y los ojos en su cabeza…

Ven el mundo girando alrededor.

 

 

 

— ¡Diego! –Grita un chico exasperado corriendo por los pasillos.

 

 

Todas, excepto él. Su presencia no lograba nada más que sacarme una mueca de desagrado, y aún no lograba entenderlo… ¿Cómo no se cansaba? Todos los días era la misma historia: él, buscándome por los pasillos de la escuela, mientras yo intentaba patéticamente escabullirme, aunque no sé ni para que me esforzaba, si siempre me encontraba me escondiera o no.

 

Y exactamente ¿De quién estaba hablando? Pues de él. Su nombre era Cristóbal y ni yo era capaz de explicar su convicción para lograr ser mi amigo. Siempre, todos los días, todos los recreos intentaba hablarme… o me corrijo, ya me hablaba como si fuéramos amigos de toda la vida.

 

¿De toda la vida? El acababa de llegar a mi escuela hace 3 meses. Este raro espécimen había fijado su vista en este otro raro espécimen. Aunque yo lo veía raro solo en el aspecto de  actitud porque físicamente era todo lo contrario a mí. Déjenme presentarle sus antecedentes.

 

Cristóbal Kane. Ubicado en la clase del tercero B, cabello castaño claro con algunos reflejos amielados, tes blanquecina, acompañada de unos contorneados ojos turquesas y unos rosados labios. Eso si, él era más bajo que yo, a pesar de ir en mi mismo grado. Era demasiado obvio que alguien así no podía ser de este país, no era como la gente común de acá… era algo especial y con “especial” me refería a que venía con muchas costumbres de su país de origen, Inglaterra. De hecho eran costumbres bastante raras y divertidas… como el hecho de que siempre caminaba con la cabeza en alto y odiaba a la gente encorvada, era todo un caballero. También lo veía tatarear en algunas ocaciones canciones de The Beatles u Oasis, y para que mencionar ese extraño acento que poseía… en conclusión él era alguien bastante desconocido e interesante.

 

Pero a pesar de haber llegado hace 3 meses, parecía manejar el español casi perfectamente, de hecho, lo manejaba mejor que algunas personas de acá. Si le echabas un vistazo a la lista de alumnos de mi clase, exactamente el número 22, podrías ver su nombre completo, con sus apellidos “Kane Mendoza”… no era muy difícil pensar que su madre posiblemente tenía raíces latinas y por eso dominaba el español a la perfección.  Demás está decir, que a pesar de ser un extranjero en un país nuevo, no se veía para nada deprimido y ya me quedo muy claro que menos cohibido.

 

 

— ¿Cómo estás? –Me pregunta felizmente el ojiturquesa después de haber llegado hasta mi lado, destruyendo todos mis pensamientos.

—Bien –Le respondí sin ánimos y algo harto.

 

 

No quería parecer un mal educado, pero ya no lo soportaba. Al principio me pareció bastante  curioso, después simpático, luego molesto y ahora irritante. ¿Qué no entendía mis matices de voces? ¿Mis despreocupadas acciones? ¿Como no se daba cuenta del gran letrero en mi cabeza que decía: “Quiero estar solo”?

 

Estábamos en el recreo de almuerzo… no había manera de librarme de él, la excusa del baño era demasiado estúpida y la de salir corriendo aún más.

 

 

— ¿Quieres ir a comer conmigo al casino? ¿O quieres que te acompañe aquí afuera? –Preguntó alegremente.

—La verdad preferiría comer aquí, solo. –Respondí cansado.

— ¿Por qué? ¿Te pasa algo? –Dijo tocándome la frente con un tono meloso.

—Tú. Eso me pasa –Lo mire fijamente.

 

 

Nuestros ojos se unieron, pero fue una unión bastante diferente, como todo lo que venía de mí. La verdad era que yo acostumbraba a mirar a las personas a los ojos cuando estaba molesto por algo, o quería hacerle ver algo a esta misma, y eso era lo que precisamente, estaba haciendo ahora.

 

Lo miraba serio y algo cansado, pero él me miraba entre esperanzado y avergonzado… ¿Qué rayos era esto? La verdad era que me declaraba inexperto en el tema este de los sentimientos, ya no era cosa de que yo reprimiera los míos, si también lloraba a veces… era solo que con el tiempo aprendí a controlarlos, bloquearlos y disminuirlos. A veces ni siquiera sabía diferenciarlos… y si no conocía ni los míos, como conocería los de las otras personas, o las de él en específico.

 

 

— ¿Por qué me miras así? –Le pregunté curioso rompiendo toda la “magia”.

 

 

 

 

Y de alguna manera

Con la cabeza en una nube

El hombre de las mil voces…

Habla perfectamente fuerte

 

 

 

Todo su rostro enrojeció de una manera más rápida que la velocidad del sonido, su semblante ya no fue el mismo… y si antes estaba esperanzado y vivaz, ahora estaba notablemente decaído y algo encorvado. Indigno de un caballero real.

 

 

— ¿Te pasa algo? –Le pregunte esta vez con cierto sarcasmo, imitando sus anteriores palabras.

 

 

Y lo que paso después de eso, no fue algo muy bonito. Me gane una cachetada al más puro estilo de hombre abusivo. El niñito a pesar de verse tan delicadito, tenía la mano bastante pesada… y a pesar de verse tan feliz y radiante, solo bastaron tres palabras de mi boca para hacerlo temblar.

 

Acostumbraba a hablarle a todo el mundo así… yo hablaba lenguaje “sarcasmo” y, personalmente no se lo decía de malvado, solamente así había aprendido a llevarme con las personas. No estaba en condiciones de reclamar ni menos pedirle un por qué, y tampoco quería saberlo… solo iba a tomar la ruta mas factible y fácil en estos casos, la fuga.

 

Ni siquiera fui capaz de mirar su cara después de mis palabras, solo di vuelta todo mi cuerpo y emprendí camino a la cafetería o la punta del cerro o al baño quizás, pero antes de todo eso… justo como pasa en las películas Cristóbal agarro mi mano.

 

 

— ¿Por qué te vas? ¿No íbamos a almorzar juntos? –Preguntó con una voz algo afectada.

 

 

Me sorprendí. ¿Con que clase de fenómeno estaba lidiando? Osea, se suponía que en todas las películas, luego de que el hombre se ganaba la cachetada, la mujer le recriminaba todo su historial romántico en la cara… ¿Y que me ganaba yo? ¿Un borrón y cuenta nueva? No me podía librar de él ni por las buenas o por las malas… ¿Cuánto más era capaz de humillarse este chico?

 

 

—Tu lo sabías… ¿No es así? ¿Hasta cuando seguirás con esto? Sabes que no eres deseado…deja de humillarte por este imbécil, ¡Por favor, para! ¡Déjame tranquilo! Me gusta estar solo, no soy un discriminado social ni tampoco me maltratan en mi casa, por si te preocupas por mí, no lo sé… por favor… -Le grite ofuscado.

 

 

Ahora sí lo miraba fijamente, podía notar todas las facciones de su rostro. Sus ojos, ahora colorados, los cuales brillaban intensamente, sus mejillas lucían adorables y junto con ellas una suave carcajada remecía.

 

¿De que se reía? ¿Qué rayos? Estar con este chico me llegaba hasta a parecer un encuentro con Willy Wonka. Así de enfermizo y raro.

 

 

 

Pero nadie nunca lo oye

O el sonido que él hace aparecer...

Y él nunca lo parece notar

 

 

 

—Por supuesto que lo sabía, pero nunca me rendí… desde que pose mis ojos en ti, estos te llamaron. Y ni pienses que me he estado humillando… simplemente lucho por lo que quiero, porque si al mirarte hubiese visto aunque sea una pizca de odio, me hubiese alejado, pero siempre veía miedo –Se acercó a mí y tomo mi rostro con ambas manos- Ese estúpido temor oculto en esos nublados ojos.

 

 

Ya no me gustaba esta conversación, odiaba que las cosas se tornaran tan sentimentales. Pero si había una cosa que verdaderamente odiaba, era que la gente intentara adivinar mis emociones. A través de mis ojos, mis manos o acciones, no me importaba… no lo soportaba. ¿Qué acaso estaba mal querer ser feliz con mi propia soledad? Cuantas personas en el mundo imploraban por una pareja, por amor, por un compañero… y yo aquí, por poco rezando para que aquel chico se diera por vencido.

 

 

—No te las quieras dar de psicólogo quieres… sean nublados, soleados o como sea, son mis ojos… y yo te miro como quiero, oculto lo que quiero… y por supuesto muestro lo que quiero. Y déjame decirte que a partir de ahora sí te has estado humillando.

— ¿Te das cuenta que ocultas tus emociones?

— ¿Sabes que más? Se me quito completamente el hambre –Le dije parándome del pasto- Me voy, adiosito.

 

 

Y me fui, como todo un cobarde, pero ¿Quién había dicho que ser cobarde era malo? Al menos para mí no lo era. Tampoco tenía tiempo para charlas estúpidas, estaba muy ocupado… tenía que comer, que pensar y ¡ah! respirar también por su puesto. Tenía mil cosas mejores que hacer que quedarme allí, pero aún me rondaba la duda ¿Qué me habrá querido decir con su mirada? Definitivamente soy un cero a la izquierda para estas cosas.

 

 

 

Pero el tonto en la colina

Ve el sol ponerse

Y los ojos de su cabeza…

Ven el mundo girando alrededor

 

 

 

—Solo espero que con esto, sus ganas de pelear sean nulas –Murmuré al vacío, al son que caminaba a mi siguiente clase, matemáticas, que “divertido”.

 

 

Por suerte era la última clase del día, y por aún más suerte, ya era viernes, pero algo opacaba mi precioso viernes y era esta clase. Odiaba tener matemáticas a la última hora, mi cerebro no funcionaba, era como si él ya se hubiese ido a mi casa y mi cuerpo aún permanecía acá, además de sentir que cada vez más neuronas se derretían con los rayos del sol de verano.

 

Finalmente ya había llegado a mi ansiada sala del tercer año B, sí… lamentablemente era compañero de Cristóbal o mejor conocido como “El apuesto chico inglés de ojos azules” en el aula de clases. A mi sinceramente nadie me hablaba, que cliché ¿no?, pero así era. No tenía idea si hablarían de mi vida a mis espaldas, si me habrán visto con Cristóbal en el patio… o de si por casualidad se enteraron que mi padre esta cesante, tampoco me interesaba.

 

Tuve que cruzar toda la sala para llegar a mi asiento, este estaba al fondo… y no, no estaba justo al lado de la ventana, estaba al lado de la pared por el contrario, con la mejor vista de toda la institución. Me senté, y espere calmadamente que mi aterradora profesora entrara.

 

Se oyeron unos pasos y la puerta se abrió.

Notas finales:

 

Pero que final más intrigante, el sarcasmo es evidente de mi parte, pero así estaba calculado >:c

Eh, yo nunca he pedido reviews... siempre me gusta que la gente que tiene ganas de comentar, lo haga (: Los respondo felizmente todo, y típico de autor, que te emocionas demasiado al recibirlos :3

No sé cuando suba la continuación, quizás cuando me devuelvan el internet, porque lo más probable es que mañana me lo quiten x_x, pero de que está escrita, lo está xD

Adiós, y gracias por tomarse la molestia (:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).