Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Ese hombre por yuxiel ucegui

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola gentecita nueva, algunas viejas amistades que leerán!! Me presento, soy Yuxiel Usegui, explicaciones al final xD, Y Haaa que me siento realmente feliz de volver a estar aquí, poco a poco iré retomando todo el trabajo que tenia y subir algunos fics que tenían mucho más que contar. Besitos y abrazos a todos!!


Ni la canción usada en este fic, ni los personajes de Gravitation, me pertenecen, los tome sin fines de lucro, únicamente para recreación y para el fanfiction, todo es propiedad intelectual de Pimpinela, Dyando y Maky Murakamy.

Notas del capitulo:

Ese hombre. Dyango y Pimpinela:   http://www.youtube.com/watch?v=BjIyvwiCx4E&feature=BFa&list=HL1315400801&lf=mh_lolz&index=30

 

Ese hombre…

 

Refrescante y suave, la briza jugaba alegre con sus dorados y finos cabellos, dorados como el sol que cálido y poderoso brillaba en el firmamento. Su mirada era tranquila y su rostro era suave y tenue, se encontraba feliz, en paz: ¡Había regresado!, por fin, había regresado, completamente, en cuerpo y alma, no era más una persona escindida y fragmentada. Después de años sumido en aquel mar de bruma y obscuridad, aquel purgatorio en donde el dolor reinaba, su niño… Su Shuichi. Una ola cálida y reconfortante embistió su ser al recordar aquel pequeño. Ese ser tan etéreo que había tenido la dicha de tener. Era por el única y exclusivamente que podía ver la luz el día de hoy, ese hombre que era más fuerte que de lo que creía, había tenido el temple y el valor para entrar en su mundo de inmundicia, para navegar entre el dolor y  dormir con la bestia que era él. Shuichi había sido su anónima salvación, el amor que le profesaba; Desinteresado y único, real y eterno, tan precioso como la vida misma fue él y solo él quien lo habían sacado adelante, habían recogido los pedazos que Eiri fue en su momento y con paciencia y dedicación los había pegado uno por uno hasta volverlo en un molde completo y sellado.

Pero… la vida jamás fue justa con el rubio escritor y como manda debía siempre pagar por la felicidad que intentaba alcanzar, su corazón demasiado herido no pudo corresponder al momento ante lo que el menor le ofrecía, le temía, temía tanto volver a creer, a amar, a despedazarse. Por que Eiri era una estatua de arena y sal que con la más leve briza se despedazaría grano a grano y él no quería, ni podía afrontar una pérdida más, una nueva desilusión. El nombre de su primer amor había quedado grabado en su ser, gravado con fuego y dolor, la traición y el desconsuelo duraron años en su mente, frescos como lava hirviente que carcome y pudre su alma, sus sentimientos y emociones eran casi inexistentes pero…

 Una mirada violácea y unos labios pequeños curaron cada una de esas heridas, curaron sin pedir nada a cambio y darlo todo a aquella apuesta desconocida y prohibida. Fue en contra de todos y de todo para quedarse a su lado. Volvió a sonreír de lado, esta vez de forma orgullosa y petulante, porque rememoro todo lo que el menor hizo por él, sintiéndose orgulloso y dichoso de saberse el objeto de deseo de aquel revoltoso  he increíble ser. Ahora volvería a su hogar, volvería a donde nunca debió irse, volvería con él, a amarlo y adorarlo, compartir con el cada una de las 24 horas que el día poseía, inventar nuevas dentro de caricias y palabras de amor. Ahora que se sentía tan revitalizado y nuevo, ahora que sus fantasmas habían sido abolidos y la pena expulsadas, porque ahora Eiri Eusegui regresaba con un único objetivo: Amar a Shuichi Shindou.

Porque él lo esperaba, siempre lo hacía, siempre lo esperaría, leal y fiel hasta el último aliento, Shuichi le había prometido en silencio tantas cosas con esos bellos y únicos ojos violáceos, tantas cuentos hermosos fueron susurrados a su cuerpo de piel blanca a través de los labios suaves del menor, sus manos le contaron historias de ellos juntos hasta la eternidad y sus besos sellaron aquella promesa de amarse hasta siempre, y él lo aceptaba, ahora lo aceptaba y entendía que Shuichi era lo único que necesitaba a su lado.

Coloco sus lentes sobre el tabique de su nariz, mientras pasaba el saco gris sobre su hombro. Bajo lentamente por aquellas escaleras que lo dirigirían completamente a su nación, sonrió un momento, solo para notar un pequeño detalle: Paz y tranquilidad. Gracias a su yerno. En otrora las Ordaz de fans y periodistas hubieran empañado su arribo, pero ahora… era distinto, gracias a la participación del empresario su estancia era privada, solo dios sabría que contactos tendría Tohuma para lograrlo.

Tohuma, las vueltas que la vida da y las sorpresas que con ello trae, después de años de un matrimonio en la distancia, finalmente su hermana Mika había decido ponerle fin a la pantomima, la mayor de los Eusegui siempre lo supo en el fondo de su alma, el rubio no la amaba, al menos no como decía, por lo que hace tres años los papeles del divorcio se firmaron, sin pleitos ni rencillas: Simple incompatibilidad de caracteres. Y Eiri después de tantos años y enseñanzas duras le había perdonado por su participación en su destino, cierto que jamás lo trataría como el hermano mayor que nunca tuvo, más sin embargo sí le apreciaba como un gran amigo.

El celular dentro del bolsillo de su pantalón comenzó a vibrar de forma incesante, dando ese tono que tenía predestinado para el empresario.

      - Bueno.

- Eiri-san.- Aquella voz monocorde y simpática como siempre se dejo escuchar del otro lado de la línea. Fue fácil imaginarlo con su siempre sonrisa eterna.

 

- ¿Qué sucede Seguchi?.- A pesar de los cambios internos, la resistencia aún permanecía, el escritor era claro partidario de solo dejar ver su  verdadero avance a solo a  cierta persona de ojos violáceos.

 

- Bienvenido seas a Japón Eiri-san, nos vemos en 20 minutos en el lugar de siempre.- Fue extraño y aquella llamada corta dejo un sinsabor en el interior del rubio, se quedo un tanto atónito mirando al aparato negro entre sus manos, algo estaba mal…

 El trayecto había sido el mismo, la misma gente y el mismo mesero le había atendido en aquel bar, sin embargo sus ojos color ámbar veían todo como si fuese la primera vez, su vida había tenido un gran cambio  y ahora su corazón se encontraba impaciente y acelerado, respirar era una nueva experiencia en aras de la expectativa. No tendría caso negaron, él, el gran Eiri Eusegui se encontraba emocionado y nervioso ante la expectativa de volver a ver a Shuichi.

Si podría reírse de sí mismo, parecía una colegiala enamorada, colegiala… a su mente aquella imagen de un Shuichi sonrojado y confundido llego, remontándolo a los tiempos en los que su relación iniciaba, en donde el menor luchaba contra viento y marea par su amor y él…

La pequeña sonrisa en sus labios se borro, cierto que muchas veces vio llorar al chico del cabello rosado, pero aquella vez… dio un sorba al Martini frente a él, la culpa era un peso demasiado grande para alguien que aún se encuentra convaleciente de la vida, aquella vez…

 Cuanto se odio por haber provocado aquellas lagrimas, aquel dolor en su razón de vivir, durante su época más obscura cobardemente había huido a Nueva York, a llorar sobre sus recuerdos y lamer sus heridas punzantes, quería morirse y que todo acabara en la obscuridad de la perdición, pero… nunca contaba con aquella bola de pelo, aquella bola que era incansable y tan fuerte como el más duro acero, Shuichi fue detrás de él, pidiéndole, rogando, suplicando, demandando. Agotando cualquier recurso para sacarlo de aquella bruma de la desolación.

Y él… ¿Cómo había respondido Eiri ante tal compromiso y muestra de amor?... Desprecio.

Maltrato, se desquitaba con aquel ser de toda la basura que la vida le había aventado al rostro, no era que no creyera en su amor, era…

- Otro por favor.- Pido al tendero frente a la barra. Era difícil y doloroso rememorar el pasado, pero había que entenderlo para no cometer los mismos errores.

Lo amaba, como a su vida y era solo por Shuichi que se mantenía en pie, pero… fue tan estúpido, Shuichi le visito en aquel apartamento frente a Central Park casi a diario durante el primer año, recibiendo siempre el mismo trato, las mismas hirientes palabras, pero… todo tiene su límite y la carrera de Bad Luck se  tambaleaba en la cuerda floja por la ausencia de su vocalista, en contra de sus deseos Shuichi fue obligado a regresar a Japón, no sin antes internarlo una nueva vez, claro.

“- Yuki, regresare a Japón, pero te estaré esperando. ¡Porque te amo!, Te guste ó no.”

 Aún pesaba en su conciencia  y hacia mella en su alma, las pesadas lágrimas que Shuichi había dejado caer, aquellas que eran una rendición ante los demás, pero que para el menor solo significaban dolor y desesperación, la misma que había visto invadir la alegría del cantante día con día. ¿Cómo había permitido eso?, se lamentaba, se lamentaba de aquello, de todo el dolor que le causo, pero más se lamentaría toda la vida por la respuesta que le dio.

“- Esperaras en vano idiota, jamás te he amado, lo sabes; Solo eras satisfacción.”

Recordaba el sabor del arrepentimiento en sus labios ni bien pronuncio aquellas palabras, las ansias de sus brazos y cuerpo entero de envolver a Shuichi en sus brazos, en su alma, de pedirle perdón y decirle lo que realmente significaba para él, que era su luz y la alegría en su risa lo que le indicaba el camino fuera de la obscuridad, pero… Su orgullo ese maldito orgullo que se alimentaba de sus miedos e inseguridades, falso como todo en su vida, lo único verdadero era ese amor que el mismo apuñalaba.

Por eso se odio, más de lo que en su momento odio a Kitazawa, más de lo que odio a su padre por esconderlo y reprimirlo, más que el odio que le tenía a la vida por herirlo tanto. Se odio, porque a pesar de no ser verdad aquellas palabras, salieron de sus labios con tal naturalidad y frialdad que el mismo pudo oír el quebrar del corazón de Shuichi, atinando a solo derramar lagrimas llenas de dolor y salir corriendo de aquel lugar, sin embargo… aún entre sollozos y lagrimas pudo escuchar “Te amo Yuki” Dándole a su muy necesitado y atormentado corazón la esperanza y fortaleza necesarias para salir de aquella obscuridad, de su pasado y tener la promesa de un futuro y el presente con él, porque… la vida no podía ensañarse más con Eiri… ¿Cierto?.

El sonido de la silla al ser corrida y el amable saludo del de mirada turquesa le sacaron de sus pensamientos, trayéndolo de vuelta a la realidad. Eiri lo miro impaciente, le debía mucho y era solo por eso que estaba aquí y no como él deseaba con Shuichi, solo por eso, no es que.

- Eiri-san, ¿Cómo te ha ido?.- El mayor interrumpió nuevamente el rumbo de sus pensamientos, sin embargo en su tono y mirada pudo encontrar ciertos indicios de algo que parecía ser culpa, arrepentimiento. No podía definirlos con certeza.

 

- Tú mejor que nadie sabes eso Seguchi, Dime rápido que es lo que quieres. Tengo que ir a ver a mi Shuichi.

Tohuma titubeo, Ese, precisamente era el problema. ¿Cómo decirle a su querido protegido las cosas?, Cómo soltarle tan tremenda noticia.

- Veras, Eiri-san.- Las alarmas se encendieron en la mente del escritor, el semblante frente a él demostró preocupación, una preocupación genuina que Tohuma no acostumbraba a presentar, algo que solo indicaba que las cosas se habían salido de sus manos y que la situación lo rebasaba, ese rostro que  ponía cuando todo estaba por colapsar.

 

- ¡Es Shuichi!, ¿Está bien?, ¿!Qué le ha pasado!?.-  Su preocupación interrumpió desesperada, no podría soportar perder al menor.

 

Tohuma lo miro con pena durante un largo y eterno instante en silencio. Contemplando al menor con un dejo de nostalgia, pues sabía que a partir de ahora, nada volvería a ser igual para el rubio menor.- Shuichi se va a casar.- soltó todo el aire que guardaba en sus pulmones a la espera de la reacción. Por un segundo esmeralda y oro se enfrentaron.

 

Un balde de agua helada caía por su espalda, dándole un shock, una demoledora noticia que no le permitía procesar lo sucedido, su respiración se detuvo y su corazón dejo de latir por unos cuantos segundos. ¡Shuichi!... ¡Se casaba! ¿Casarse?, por dios, Su niño, ¡Aquel ser que le había jurado amor eterno!.

 

- ¿!Con quién!?.- Aunque roto su tono fue demandante y herido, su vos temblaba, no podía creerlo, el dolor pudo percibirse de forma palpable en sus ojos, con el sello de un rojizo amanecer. Tohuma se apuro a sostenerlo de la mano, un apoyo simbólico y moral. Le dolía terriblemente verlo en ese estado.

 

- Eiri, tranquilízate, no te hace bien altérate.

 

- Pero cómo no quieres que me altere, ¡Me dices que el amor de mi vida, que Shuichi!. Mi Shuichi, se va a casar, ¿!Con otro¡? ¿Y me pides que no me altere?... ¡Maldición, él es la razón de que siga en esta jodida vida!.- Se había alterado por completo, gritaba cada palabra con desesperación, el peso de sus acciones caía brutalmente sobre él. No las merecía pero con su demandante mirada exigía explicaciones.

 

- No sé cómo paso, simplemente fue algo que no se pudo detener… De un día para otro, esta situación se salió de control y cuando menos nos lo esperábamos… se enamoro.- Su culpable mirada bajo hacia la dirección de las manos temblorosas de Eiri.

 

- ¿!Qué!?, “Se enamoro”… Lo ama.- El suelo bajo sus pies dejo de ser solido y todo a su alrededor comenzó a derrumbarse. Abatido se dejo caer en la silla que anterior mente lo sostenía.- ¿Cuando?, ¡Cómo!, ¿Por qué?.- Su desesperación se manifestó al estrujar sus dorados cabellos con aquellas finas manos que alguna vez habían tocado a Shuichi.

 

- Hace más o menos  año y medio, los dos se encontraron en esta situación sin proponérselo. Al principio eran amigos, se entendían, ambos pasaban por el mismo dolor, se fueron curando poco a poco.

 

Una mirada dorada lo miraba incrédulo, con el ceño fruncido y la decepción en el rostro.- ¿!Estas defendiendo al imbécil ese Seguchi!?.- le grito a la cara, Tohuma solo pudo apretar con mas ahincó la mano de su casi hijo, ocultando su mirada detrás de su inseparable sombrero de ala. - ¡Enloqueciste Tohuma!, No-no me interesa, solo… solo ¡Quiero moler a golpes al imbécil que se atrevo a tocar lo que es mío!.

 

- Eiri, ese hombre no quiso hacerte daño, no le guardes rencor… compréndelo.

 

- ¡No!, Sí lo defiendes solo hay una explicación, Es el idiota loco del conejo, ¿No es así?. Siempre lo supe, siempre tras él, rogándole, suplicándole migajas de su amor.-Se merecía todo lo que le estaba pasando, pero todo el dolor era destilado a través de sus hirientes y ponzoñosas palabras, Eiri no encontraba otra forma de exteriorizar su pena en aquel momento.

 

- Ese hombre solo vino a ocupar el enorme vacío que en él, tu amor dejo… Tú nunca contestaste alguna de sus cartas, rechazabas sus llamadas, hasta a mi me hiciste dudar de tu amor por él.- Lo miro acusadoramente.- Tú no sabes cómo llego de Nueva York después de la última vez que te vio, Eiri… regreso hecho pedazos, nos costó mucho regresarlo a lo que era. No fue fácil, pero con el gran amor de ese hombre lo logro poco a poco, y aunque su sonrisa aun no es igual de hermosa es sincera.

 

- No, no ¡No!.- Di un manotazo a la barra haciendo que su Martini se derramara. – Yo se que hice mal, cometí mil errores, lo trate mal, fui hiriente con él, pero… él sabía que yo no podía vivir sin su amor, sin él ¡Sin él!.- Su fortaleza flaqueo y dejo salir el lamento guardado de su alma, ocultando su rostro entre sus manos.

 

- Lo mejor será que lo olvides, es justo que empieces a pensar en él, en que no es un juguete, un objeto más de tu propiedad Eiri.- Sentencio con voz dura mirándolo a los ojos enrojecidos.- Sí realmente dices amarlo, entonces debes olvidarlo aún que te haga daño. Yo te puedo asegurar que a su lado, ahora sí es realmente feliz. Compréndelo, mira Eiri.- Hacia rato que el “San” se había perdido, fue un detalle que Yuki jamás tomo en cuenta.-  Él sabía que llegarías hoy y sinceramente no creo que lo mejor el que te vea… Se lo comente y él estuvo de acuerdo con migo, es por eso que voy a decirte lo que él me hablo…

 

 - “Cuéntale que estoy muy bien, que fueron muchos años de soledad, que ya nunca podría volver con él.” -

- ¡Convéncelo! ¿Por qué le dijiste semejante estupidez Seguchi?, tengo que hablar con él personalmente.- Interrumpió el escritor demandantemente.

 

- Lo siento Eiri, no lo puedo hacer.- Respondió apenado y cabizbajo.

 

- Convéncelo.- Esta vez era una súplica desesperada desde lo más hondo de su corazón, su mirada desarmo al mayor. Tohuma era quien siempre lo había protegido de todos y de todo y ahora… era él quien tenía que darle esta penosa noticia.

 

-“ Dile que así es mejor, que al fin ahora hay alguien que piensa en mí, que tiene tiempo y me demuestra amor” –

- ¡No!, eso no es posible, ¡Se que él le mintió!... No está diciendo la verdad ¡Lo engaño!, Nadie puede amarlo más que yo, yo…

 

- ¿Por qué hablas así?.- Rebatió el hombre de ojos esmeralda.-  Tú nunca te preocupaste por el realmente, simplemente lo tirabas a la cama y…- Se contuvo, era demasiado difícil para él.- Lo hacías sentir un mueble más en tu casa, no una persona amada.

 

- ¡Se que él le mintió!.- Sabia que todo era verdad, pero… la culpa y el dolor eran demasiado para aceptarlas.

 

- Ese hombre, se nota que lo quiere, le he visto tan cambiado está… mucho mejor.- Lo miraba directamente a los ojos, suplicándole que entendiera y que aceptara que esto era lo mejor para todos.- Eiri, sé que es difícil, pero…  ya no lo lastimes más por favor, no destruyas lo que ha logrado, él ha puesto en su vida una ilusión.

 

- Sí pudiera hablarle a ese idiota, yo le aria entender que esta junto a él por dolor, por desprecio, ¡Él no le ama!, ¿Entiendes?, ¡No puede amarle!, ¡NO!.-  La desesperación volvió a invadirlo, y con dificultad trato de prender un cigarrillo que bailo entre su tambaleantes dedos.

 

- No Eiri, lo siento mucho, pero ya no te engañes. Él en verdad lo quiere. La vida da solo una oportunidad y tú la desperdiciaste,  lo has perdido, acéptalo.

 

-“Cuéntale que soy feliz, que a veces me da pena mirar atrás, pero no tengo miedo quiero vivir.”-

- ¿Cómo pudo cambiar?.- Más que nada fue un susurro que salió apagado de sus labios, mientras dio una calada que lleno sus pulmones de la tan dañina pero necesitada nicotina.

 

- Se ha cansado de ti.- Respondió quedo con culpabilidad.

 

- ¿Cómo pudo cambiar?.- La lagrima que broto de sus ojos rodando con cadencia callo con pesadez en el fino mantel de aquel exclusivo lugar, rompiendo el silencio momentáneo que entre ambos se formo y los sueños he ilusiones de su dueño.

 

-“Dile que hoy he vuelto a querer, que alguien necesita por fin mi amor, que con pequeñas cosas me ha hecho bien”-

- Ese hombre robo, me robo el amor de Shuichi.

 

- No fue culpa de él, fueron las circunstancias, Eiri… ese hombre no quiso hacerte daño, no le guardes rencor… compréndelo.

 

- ¿Cómo?, Como me pides eso, ha destruido mi vida, mis sueños, se ha llevado lo más valioso que tengo, lo ha hecho con saña se aprovecho de que estaba ausente ¿Y tú lo defiendes?, Defiendes a Sakuma.- Su tono era una afirmación y en sus ojos había aún más dolor, al sentirse doblemente traicionado. Y se sintió solo por primera vez en el mundo, realmente solo: Sin su familia, sin su protector, sin la persona a la que amaba, Solo, como siempre habría querido estar.

 

- Eiri por favor ese hombre no quiso hacerte daño, no lo dudes, es tu amigo y te quiere.- Centro su mirada en la ambarina y le miro decidido, era ahora o nunca. En el corazón no se manda y no entiende de razones, se sentía devastado por el dolor que esto causaba, pero tenía que decirlo - Porque ese hombre, ese hombre Eiri… Soy yo.

 

 

Continuara…

Notas finales:

¡Haa lo termine! –Da saltitos por el cuarto- jejej aunque realmente no es un fic “nuevo”, lo reescribí un poquito, no mucho pues no quería quitarle la esencia de lo que escribí primero. Pero espero los cambias hayan sido para bien.


Haa que les digo, estoy muy emocionada! Y muy contenta, el tema es viejo, pero hace años perdí mi contraseña de Amor Yaoi, sí yo fue unas de las afectadas de ese relajo que hubo en la pagina y aunque  hasta el día de hoy luche por recuperar mi contraseña jamás pude, por lo que eso ayudo a que mi musa muriera por un par de años Jajaja.


Pero ya anda qui y ahora no la dejare ir, la encadenare jojojo, hay que feliz que me siento al volver a escribir *o*. Y Sí, como lo vieron arriba, el fic tendrá continuación jojo, inspirada en “Ese hombre 2” por supuesto, con Dyango y Pimpinela, que, que magnífica interpretación tiene ese trió!!


Y algunos a posteriori de este Shot, así que esperen mucho más de Yuxiel Usegui ahora Yuxiel Ucegui.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).