JaeJoong estaba sentado en un banco del parque, con un libro entre las manos. De pronto se le sentó al lado un chico alto, con los ojos oscuros mirándolo con una pequeña sonrisa.
-Hola.-le dijo alegre.- Soy YunHo ¿Cómo te llamas?
El otro ni siquiera levantó la vista, siguió con su lectura como si el otro no estuviera allí.
-¿No hablas?-el alto se le quedó mirando.- ¿No me oyes?
JaeJoong lo miró por una fracción de segundo antes de volver a su libro.
-¿Eres mudo?-el otro permaneció inmóvil.
YunHo se encogió de hombros, pero permaneció allí sentado.
Al día siguiente el alto volvió a pasar por el mismo parque y vio al mismo chico sentado en el mismo banco. De nuevo se sentó allí y empezó otra conversación, pero JaeJoong no movió los labios ni siquiera se movió un ápice. Fueron pasando los días y YunHo siempre se sentaba con JaeJoong. Poco a poco empezó a acostumbrarse a que el otro no le contestara, pero el hecho de que se quedara a su lado le hacía pensar que no le disgustaba que estuviera allí. Aquella amistad, como a YunHo le gustaba llamar a aquello, le permitió descubrir que había otra forma de relacionarse con las personas y a ser más observador. JaeJoong tenía el pelo negro, con algunos mechones más largos sobre el rostro y la nuca, sus ojos eran grandes y expresivos, a pesar de que los reservaba para las páginas de sus libros; su piel era pálida y parecía muy suave, le gustaban las novelas de fantasía y las de aventuras. YunHo le contaba sus pensamientos al otro, que guardaba silencio y seguía con sus lecturas. El invierno empezó a manifestarse y el frío cada vez era más insoportable, un día el alto llegó al banco de siempre y allí estaba JaeJoong con las manos y los pómulos rojos por el viento.
-JaeJoong.-sabía su nombre porque uno de los libros era de la biblioteca y en la tarjeta ponía los nombres de aquellas personas que habían cogido aquel libro, y el último de la lista sería él.- Hace mucho frío ¿Vamos a una cafetería?-guardó silencio de nuevo.- Vamos, si nos quedamos aquí enfermaremos. Ven conmigo, te invito a algo caliente.-se agachó frente a él y lo miró a los ojos.- Por favor.-se mordió el labio y por primera vez el otro lo miró por algo más de un segundo. La emoción invadió a YunHo y le ofreció su mano y una sonrisa.- ¿Vamos?
JaeJoong cerró el libro, pero no habló. Aún así el alto lo tomó de la mano y lo llevó a una cafetería cercana. A pesar de que andaran con las manos entrelazadas parecía que el moreno no estuviera allí, como si un niño llevase a su peluche preferido. YunHo pidió chocolate caliente para los dos y cuando estuvieron sentados JaeJoong no abrió el libro, tan sólo se quedó mirando a su humeante taza.
Los primeros días de invierno YunHo seguía encontrándose al otro en el parque para luego llevarlo a la cafetería, al final JaeJoong ni siquiera se quedaba sentado en el banco; estaba de pies al lado de este, como si esperara al alto.
Fueron pasando los días y el tiempo pasó de ser cruel y frío a suave y soleado, las estaciones iban cambiando y YunHo descubrió que no hacía otra cosa que pensar en JaeJoong. Le quería. Jamás había oído salir un sonido de sus labios, pero no le importaba; no sabía si tenía hermanos, si vivía con sus padres, cuántos años tenía...No sabía nada de él, pero no podía evitar quererlo con locura.
-JaeJoong.-lo llamó un día, en el banco donde se conocieron, ahora a la sombra de un árbol frondoso.- Me gusta mucho estar contigo, ya sé que nunca me hablas y que no te gusta que la gente esté cerca tuyo; he visto cómo te encoges cuando se acercan mucho a ti, y que tampoco te agrada que la gente sea consciente de tu presencia...Y te suplico que me perdones, pero me encanta estar cerca de ti y adoro sentirte a mi lado.-posó su mano en la pierna del otro. JaeJoong lo miró durante unos segundos y de pronto se acercó a él, hasta pegar su hombro contra el del alto.
YunHo sonrió de pura felicidad y por primera vez en mucho tiempo no dijo nada, guardó silencio.
El tiempo siguió su camino y el alto llevaba a JaeJoong a distintos sitios. A veces cogían el autobús para ir a la costa y YunHo se cuidaba mucho de no soltar la mano del otro o de separarse de él ni un momento, asegurándose así de que JaeJoong no tuviera miedo o lo pasara mal. En una ocasión estaban en un mirador y YunHo leía el folleto del lugar cuando sintió que algo le estiraba de la camiseta. Se giró confundido y vio que JaeJoong tenía la mirada clavada en el suelo, pero que era él el que le agarraba de la camiseta.
-¿Te pasa algo, Jae?- el otro no contestó. YunHo había aprendido a conocerlo y enseguida supo que aquella era la manera del moreno de comunicarse con él, de relacionarse y saber que estuviera allí. El alto sonrió y lo acercó a él tomándolo de la cintura.
Cuando volvieron a casa fueron al parque de siempre y se sentaron un rato en el banco.
-Era un sitio genial ¿A que sí?- últimamente JaeJoong miraba a YunHo de vez en cuando. El alto se mordió el labio y se atrevió a acercarse al moreno. Le costaba respirar, pero lo tomó de la mejilla y pegó sus labios a los de JaeJoong.
Al principió pareció que se iba a apartar y salir corriendo, pero se quedó quieto. YunHo cerró los ojos y empezó a mover su labios sobre los del otro con suavidad. Las manos de JaeJoong aferraron la camiseta del alto y se quedó a su lado.
Una noche de verano YunHo llevó a JaeJoong a su casa, juntos vieron una película y el alto se pasó hablando horas al moreno.
-Jae...Tengo una cosa que decirte. A pesar de que nunca he oído tu voz y que puede que no te guste tenerme a tu lado...He de confesarte que...Te quiero. Lo siento, pero te quiero ¿Entiendes?
JaeJoong lo miró y se movió en el sofá hasta sentarse pegado a él, lo cogió de la camiseta, tocando el cuello de esta y finalmente se acercó a él y lo besó sutilmente.
YunHo lo tumbó en el sofá con cuidado, besándolo en los labios. Lo desnudó lentamente, dejando que el otro lo detuviera si así lo deseaba, pero aquello no ocurrió. La piel de JaeJoong era tal y como se la había imaginado, era como tocar un sueño, algo ajeno a este mundo. El alto se atrevió a acariciar al otro, que emitió un pequeño suspiro, pero enseguida de mordió el labio para no emitir ningún ruido más. YunHo preparó al otro a conciencia, lo último que quería era hacerle daño.
-Si quieres que pare házmelo saber.-lo besó en los labios y entró en el cuerpo del otro.
Se movía con cuidado, con las piernas de JaeJoong en su cintura, mientras lo tomaba por debajo de los brazos, manteniéndolo muy cerca. De pronto alcanzó aquel punto en el interior del otro que hizo que le clavara las uñas en la espalda y tomara aire con fuerza, jadeante con las mejillas sonrojadas.
-JaeJoong, te quiero.-le susurró al oído.
Su clímax cada vez estaba más cerca, y se movía más rápido, pero sin dañar al otro.
-Yun...-escuchó de repente.
Se detuvo por unos instantes, pero pensó que tan sólo había sido una jugarreta de su subconsciente. Sintió cómo el cuerpo del otro se estremecía y sus músculos se tensaban. No tardó en seguir el mismo camino que JaeJoong, viniéndose dentro del otro. Quedaron inmóviles unos instantes, disfrutando de la sensación y de la presencia del otro.
-YunHo.
El alto abrió los ojos de golpe y miró al otro.
-¿Esa es tu voz? Es preciosa...Y además has dicho mi nombre. Te quiero.
-YunHo
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