Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Kyou Kara Wagamama Puu por RedGlassesGirl

[Reviews - 15]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

 


 

Notas del capitulo:

 

Aclaraciones:

—diálogos.

"pensamientos".

[1], [2], etc. Notas al pie.

*para estar al tanto de mis actualizaciones pueden visitar mi Livejournal, busquen la dirección en mi perfil*


Pareja: Yuuri/Wolf; Maou/Wolf.

Advertencias: POV de Yuuri, POV de Wolfram; fanfic narrado en primera persona.

Autora: Seamusog (enlace al fic original en inglés en mi perfil)

Traductora: Red Glasses Girl.


Nota de la Traductora:

Hay un par de cosas interesantes para saber antes de leer el fic, así podrán entender un poquito mejor a ciertos personajes y de donde salieron.

Little shop of horrors (La pequeña tienda de los horrores):esta película se filmo por primera vez en 1960, y luego se realizo otra versión musical en 1986 que es la más popular y conocida. En el género del horror, algunas veces tenemos películas cómicas que se salen del molde, y en este caso una de mis favoritas de mi infancia.

La historia nos cuenta acerca de Seymour, un hombre que se encarga de una florería y está enamorado de su compañera Audrey. El hombre compra una planta, la bautiza como Audrey II, y comienza a cuidarla. Esta planta es más peculiar de lo que parece, y conforme el tiempo se comienza a mover… e incluso hablar. Al principio cuando la descubren, es la comidilla del pueblo, pero para el pobre Seymour la planta comienza a ser un problema, ya que después de algunas conversaciones con ella y otras cosas, descubre que esta se alimenta de sangre humana. Al principio comienza a darle de su propia sangre para alimentarla, pero a medida que crece mas y mas, pasa a entregarle un par de vecinos u otras personas que asesina conforme avanza la historia. Esta planta es exactamente a la que se parodia en este fanfic, la que se encarga de joderle la vida a Yuuri, y a su vez salvar su relación con Wolf. Si no tiene ganas de ver la película (la cual en realidad recomiendo, y mucho) peor tienen intriga, pueden buscar en Youtube la canción "Mean Green Mother" que canta la planta en la película y es la escena más conocida del film.

Hashimoto Asami: Hashimoto es la novia de Yuuri. Si, la novia, de verdad. Esta chica sale en la novela por primera vez en el capítulo 1 de la novela 9 (disponible para el que quiera leerlo en español en mi Livejorunal) y al día de la fecha no estoy segura si la han vuelto a nombrar. Asami es una chica refinada para su edad, bonita e inteligente que asiste a un colegio femenino, pero como toda adolescente es también una chica normal. Durante la secundaria, cursó con Yuuri y Murata el primer año, y estando en primero de preparatoria se reencuentra con ellos durante un festival escolar en el instituto de varones de Murata. Yuuri no la recordaba, y debido a su escasa sociabilidad tampoco se le da bien hablar con chicas.

Pero Asami es diferente, es una chica que le gusta tomar las riendas por sí misma y sabe lo que quiere, así que aunque Yuuri sea complicado de tratar, ella se encarga de la situación. Entre una cosa y otra, es ella la que decide que están saliendo (cosa que tiene sentido, a ella le gusta él, Yuuri no está saliendo con nadie, ella tampoco. Y cuando le pregunta, él no se niega por mas que se queja, así que era lo lógico), y el chico en realidad no se entera de nada hasta último momento. Tampoco es que lo haya obligado, es simplemente que Yuuri parece importarle mucho el tema, y a la vez no. Como todo quejoso, empieza a encontrarle peros al asunto, pero antes de resolver nada suceden otras aventuras y viaja de nuevo al otro mundo, quedando el tema de su novia en el aire sin mucho que resolver.

Aclaradas estas cosas, las hayan leído o no, pueden continuar con este fanfic. Que disfruten el comienzo de esta historia, la cual está completa y consta de diez capítulos, nos leemos al final ^^

 

Kyou Kara Wagamama Puu

Prólogo

-Un magnifico hombre francés en un restaurante Suizo-

.

.

.

Cuando ella entró en la habitación, todos, hombres y mujeres, voltearon a admirarla. Y que no había para admirar. Tenía largas y esbeltas piernas que enmarcaban su elegante figura, cabello rojo atado en lo alto que caía como una cascada por su espalda hasta su atrevida retaguardia, y los ojos del azul más brillante de este lado del charco. Pero no era todo eso lo que hacía que todo el mundo la mirara con cierta añoranza. Su rostro tenía una belleza que parecía fuera de este mundo. Ese tipo de belleza exquisita solo podría encontrarse en mundos imaginarios de los Campos Elíseos. Parecía fuera de lugar en este mundo mortal común.

Estaba por acercarme a ella (bonita como era, no me preocupaba, después de todo, yo mismo había salido con una lista de modelos) cuando entró su acompañante. Tenía un tipo de rostro ordinario, moreno, mayor, en sus sesentas diría yo. Su pelo era en su mayoría negro excepto por las dos rayas blancas encima de las orejas. Me hubiera burlado del hombre mayor intentando recuperar su juventud con sus gafas de sol oscuras, si no fuera por el aura que le rodeaba. Me volví a sentar admitiendo la derrota. Entonces ese es el tipo de hombre que prefiere esta belleza sobrenatural.

.

.

.

.

.


Capítulo 1

-Yuuri-

.

.

.

Murata y yo nos quedamos mirando la máquina de adivinar la fortuna chapada a la antigua. Era una de esas que había visto en una película americana acerca de un niño que deseó ser grande. Excepto que en vez de Zoltar [1], había una planta con un gran bulbo que parecía un cruce entre un capullo de rosa y una Venus atrapa moscas con labios grandes y gruesos. ¿No había otra película con una de esas?

—La pequeña tienda de los horrores —respondió, mi amigo genio de una prestigiosa preparatoria, a la pregunta que no pregunte.

—Ah, ya veo —respondí—. ¿Esta es la nueva moda ahora? ¿Poner parafernalia mixta de películas americanas de los ochenta?

—Esta es la única de este tipo que he visto hasta ahora —dijo, y puso una moneda de 100 yen dentro. Varias bombillas de luz brillaron en un orden secuencial y la señal de "Ve tu futuro" se iluminó. Murata tomó la pequeña pieza de cartón blanco que cayó en la bandeja inferior y la leyó. Sonrió y me la mostró.

Leí, "Te casaras con el hombre de tus sueños y tendrás siete hijos".

— Tal vez deberían hacer el género para la fortuna neutral —opiné—. Te lo dije, desperdiciarías tu dinero.

— ¿Cómo sabes que no me casare con el hombre de mis sueños?

Lo miré desconcertadamente. Algunas veces, no podría decir cuando estaba bromeando y cuando era serio.

— Vive un poco —continúo—. Como yo conseguí mi futuro, vas a tener que conseguir el tuyo también. Tal vez también te casarás con el hombre de tus sueños.

¡Ja! Solo si el hombre de mis sueños fuera el súper bishounen Wolfram von Bielefeld que estaba ahora en otro mundo, probablemente derrotando a su guardia personal durante el entrenamiento, o pintando valla a saber que horribles retratos con una igual de horrible pintura apestosa.

¿El hombre de mis sueños? ¿Qué estaba diciendo?

— Hey, ¿esa no es Hashimoto? —exclamó Murata asintiendo hacia la entrada de la tienda de video juegos que estaba detrás de esta máquina de adivinar la fortuna.

Me agaché inconscientemente haciéndome lo mas invisible posible. No era como si importara, a menos que ella tuviera visión de rayos X, sería imposible que me viera. Hashimoto Asami-san era una buena chica que asistía a una prestigiosa preparatoria como Murata. No podría decir nada malo acerca de ella en realidad. De hecho, me atrevería a decir que era linda. No al mismo nivel de atractivo que Wolfram. Bueno, nadie estaba al mismo nivel de atractivo que él, aun no había conocido a nadie en la Tierra cuya belleza trajera de vuelta a los hombres del borde la muerte. Así que intentar comparar a Hashimoto con él, sería injusto.

Murata me miró y sonrió—. Voy a ir a saludar, ¿vienes?

—Um… necesito conseguir mi fortuna primero, ya sabes —respondí.

— ¿La estas evitando?

—No, no, por supuesto que no. Pero sabes que si me ve querrá arrastrarme por todo el lugar. Y en realidad deberíamos volver a Shin Makoku. Si llego tarde de nuevo, Wolfram se va a enojar.

Wolfram era bastante especial cuando se trataba de la ubicación de su prometido. Siendo yo ese prometido. No importa que fuéramos ambos chicos. Él tenía el hábito de enojarse de mi supuesta infidelidad. No quería enojar a Wolfram. Un Wolfram enojado usualmente terminaba en un Yuuri adolorido y amoratado. Por lo tanto, trate de volver mi objetivo constante el mantener al ex príncipe caprichoso contento y calmado.

Metí la moneda de 100 yen dentro, mientras Murata se alejo llamándola por su nombre.

—Entonces… ¿ya no piensas que es una pérdida de dinero? —dijo una voz sonora.

Cualquiera podría decir que salte fuera de mi piel de la sorpresa. No había nadie alrededor que pudiera haber dicho eso. Mire detrás de mí y vi que el banco para comprar las fichas de los juegos estaba vacío. Deje que mis ojos revisen el lugar con disimulo sin voltear la cabeza. Tenía una vaga sensación de temor. Era ese misma sensación que tuve cuando era chico, la que venía después de mirar muchas películas de terror, y luego de darme cuenta de que era el único que quedaba en la planta baja, sabiendo que tenía que ser el que apagara las luces. Mi pequeño yo sabía en el fondo de su mente que apenas apretara el botón, los zombis vendrían deambulando por mí.

Aquí no había zombis y aun era de día. Deje salir un suspiro de alivio, tuvo que haber sido uno de los juegos el que lo dijo.

Miré a la máquina de adivinar la fortuna, y espere que las bombillas rojas incandescentes brillaran. No pasó nada. Me fije en la bandeja de abajo. Ninguna pequeña carta con funestas fortunas. Revise el espacio donde se devolvían las monedas y recupere la mía. —Me pregunto si está rota —me dije a mismo.

—No, no estoy. Solo quería darte una oportunidad de arrepentirte y ahorrarte un poco de dinero.

Esta vez literalmente salte. No fuera de mi piel. Pero un par de centímetros en el aire y unos cuantos pasos atrás. Me tropecé y caí de espaldas mirando arriba hacia el bulbo verde con labios gruesos que me miraba desde atrás del vidrio. Mirarme era un término relativo, no tenía ojos. Pero tenía la sensación de que ciertamente estaba fulminándome con la mirada.

—Um… tu… —No, esto no estaba pasando. Estaba en la Tierra. Esto no era Shin Makoku. Aquí no había esqueletos voladores. Y ciertamente aquí no había plantas parlantes. A menos que fuera una película.

Levanté la vista al techo, a las esquinas. Estaba un poco oscuro, ¿lo que vi era una cámara? Sí, eso era. Tenía que ser. Los japoneses eran bien conocidos por su extraña tendencia por los programas de juegos destinados a avergonzar hasta la muerte a sus participantes.

—Está bien. Me atrapaste —dije, mi vos sonando anormalmente alta—. Puedes salir ahora.

Me levanté y me incliné casualmente hacia la maquina. Tan casualmente como un adolescente aterrado podía manejar.

—Bonita planta —sonreí tímidamente. Mi voz ni siquiera se quebró.

—Claro, lo soy —contestó sarcásticamente—. ¿A quién le pedias que salga?

—Tu… y… y el resto de tus compinches. Por supuesto.

—¿Mis compinches? —se las arregló para resoplar dejando de lado la falta de fosas nasales—. Aquí solo estoy yo, y ya estoy afuera. Como puedes ver. No eres tan ciego como enclenque, ¿verdad?

—¡Hey, tu no ere s el que tiene permitido llamarme así! — me quejé.

Gruñí y me froté la cabeza frustrado. Grité en voz alta de nuevo hacia la pared y el techo para que los bromistas salieran.

—Solo salgan ya. Dije que me atraparon, ¿está bien? Estoy seguro de que mamá estará encantada de ver mi cara en televisión. Pero no van a obtener nada más de mí, así que por qué no solo siguen con su siguiente víctima.

—Mira —dijo la planta—, podemos seguir así por la próxima hora. Porque no pretendemos que de verdad soy una planta que habla, ¿está bien? Entonces podrías sacar tu fortuna y seguir con tu vida, y yo con la mía.

—Eres una planta bastante boca floja.

Su única respuesta fueron besos en el aire. Maravilloso, no solo una planta que habla, también un chico listo.

—Bueno, bueno —dije—. No tengo tiempo para perder con ustedes chicos, de todos modos.

—Bien, ¿quieres tu fortuna o no?

Antes de que respondiera, eche un vistazo disimuladamente hacia la entrada. Hashimoto y Murata estaban aun parados ahí hablando. No había nada que hacerle.

—Claro, porque no.

—Tu entusiasmo es sobrecogedor. Ahora, finalmente puedo cumplir con la culminación del trabajo de mi vida. Mis creadores estarían tan orgullosos de mí, una humilde planta, que pudiera servirle a usted, oh gran señor.

—¿Tienes que seguir y seguir con ese tono sarcástico en tu voz? ¿Me vas a dar mi futuro o no?

—Esto no es gratis, ya sabes.

—Un poco mercenario, ¿he?

—¡Hey, no es como si no estuviera teniendo un día de trabajo honesto aquí! Hay cuentas que pagar, como la electricidad, y la renta de este lugar no es barata. Y sabes, también tengo que comer.

Una escena de La pequeña tienda de los horrores con la planta cantando acerca de comer gente apareció en mi cabeza. Pregunté—: ¿No bebes sangre humana, no?

—Puaj, eso es asqueroso, ¿porque pensarías eso?

—Um… por nada —dije mientras colocaba la moneda de 100 yen dentro.

Las luces comenzaron a parpadear. Entonces pararon.

—Solo quería hacer una pequeña pausa para dejarte saber que —dijo—, me gustan los dulces.

—Bueno, la próxima vez te traeré algo.

—Bien, tomaré tu palabra —incluso sonrió mostrando dos hileras de dientes afilados.

Las luces terminaron de brillar y el cartel de "Ve tu futuro" se encendió. Tome la tarjeta de la bandeja. Era roja.

—Ohhhh… ¡conseguiste la roja! —comentó.

—¿Las rojas significan que es algo malo? —pregunté intranquilo mientras los graznidos de los pájaros de mal presagio retumbaban en mi cabeza.

—Hmph, no del todo. Son especiales creo.

Leí la tarjeta. Esta decía, "Mañana, recibirá cualquier cosa que desee para hoy".

—¿Un deseo gratis? ¿Ni siquiera conseguí la fortuna que decía que me casare con el hombre de mis sueños?

—Bueno, si lo que quieres es casarte con el hombre de tus sueños…

—¡Eh! ¡No! ¡No! En verdad… está bien. Si esto es real, probablemente solo desee que los Leones de Seibu ganen el próximo partido.

—Eso es un desperdicio de un deseo —dijo en un tono de mocoso.

—¿Por qué? ¿Sabes que van a ganar? —tal vez podría hacer una apuesta con mis compañeros de clases si supiera el puntaje final.

—¿Porque sabría algo como eso?

—Porque —dije lentamente enfatizando cada palabra—, eres una maquina de adivinar la fortuna.

—Te costar 100 yen.

—Está bien, creo que esperare a ver el partido.

—¡Tacaño!

Ignore lo que dijo y eche un vistazo de nuevo. Los dos seguían parados ahí. ¿Cuando iban a terminar? Murata y yo necesitábamos ir a la fuente del parque pronto o sufriría el abuso domestico de Wolfram tan pronto como llegara.

—Si no es el hombre de tus sueños lo que quieres —se burló la planta—, entonces tiene que ser la mujer de tus sueños. ¿Es esa, y solo estas siendo tímido?

—¿Hu? Oh no, solo estoy esperando a que terminen —respondí.

—¿Porque te estás escondiendo de ella?

—No me estoy escondiendo… está bien, me estoy escondiendo. No es que no me guste. Pero tengo una cita que mantener y mi amigo está esperando. Él es más bien impaciente… y violento. Violentamente impaciente, podrías decir.

—¿Porque querrías un amigo así? —preguntó.

—No es tan malo. En realidad, es bastante cercano. Y se preocupa mucho por mí. Y yo me preocupo por él. Siempre me está empujando a que de lo mejor, nunca se conforma con intentos poco entusiastas. Hasta podrías decir que estaría perdido sin él. Solo desearía que a veces me entendiera mejor; creo que eso podría ayudar a disminuir sus rabietas explosivas.

Si solo hubiera sabido que conversar con las plantas chistosas parlantes que dicen la fortuna y conceden deseos causaría grandes problemas, habría dejado a Hashimoto arrastrarme por todo el lugar y luego sufrir la violenta muestra de afecto de Wolfram.


Continuará…

Notas finales:

Zoltar: seguro todos sabemos que es una maquina que adivina la fortuna, y hayamos visto una en alguna casa de videojuegos cuando éramos chicos. La diferencia es que en Estados Unidos, hay un personaje en particular que se volvió el ícono de este tipo de maquinas, y ese es Zoltar. En vez de una bruja, el más popular es este hombre vestido de árabe con su bola de cristal. Zoltar es tan conocido que ha sido nombrado en muchas películas, o series yankees, y hasta en algunas ser parte de la trama principal, como en la película Big, a la cual hace referencia Yuuri con el niño que desea ser un adulto.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).