Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Prohibido prohibir. por Hellouniverse

[Reviews - 20]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, aquí tengo el tercer capítulo, y a pesar de que no sé si alguien lo esperaba, debo admitir que me atrase en una semana (según lo que puse en el cap. 2, notas finales). Digamos que tengo los días bastante distorcionados. Nunca sé que día es —defecto a la vista—, además me atrase corrigiendo y blah .-.

Bueno, aquí continúa lo que quedó pendiente en el capítulo 1. En algunos reviews dije que no iba a armar tanto drama con eso de Adrián y Javier, y así fue... espero no decepcionar a nadie.

 

Me acerqué todo lo que él me indico, y sin darme cuenta sus labios capturaron los míos sorpresivamente. Me alejé lo más raudamente que mi mente me dejo,  pero por mala o buena suerte mía, alcanzamos a estar unidos un par de segundos.

Estaba sorprendido y altamente avergonzado. Mis mejillas se tiñeron totalmente de rojo y ninguna palabra o acción de reproche pudo ser decantada.

—Por cierto, soy Javier y tú me gustas mucho –Sentenció con una cálida sonrisa

 

 

“Soy Javier y tu me gustas mucho” todavía no podía digerir aquellas palabras.

 

Luego de todo ese bochornoso acto, salí corriendo de aquella habitación sin siquiera mirarle la cara. Era obvio que estaba bromeando. Tenía que ser una broma, alguien como él no podía sentirse atraído hacia mí.

 

Él era como el típico jugador de futbol: se hacía el desentendido, pero sabía perfectamente que más del 50% de chicas estaba detrás de sus pasos. Aunque esta jauría tampoco lo perseguía a todas partes, solo lo acompañaban en el almuerzo. Y yo no era tonto, esa actitud de “solo queremos ser tus amigas” era una farsa. Además del exceso de cariño que se respiraba en el almuerzo, era imposible juntar “amiga” y “chico guapo” en la misma oración.

 

Había pasado ya una semana después de nuestro pequeño incidente, y yo no quise desaprovechar esos días. Así que me las quise dar de Sherlock y averigüe varias cosas sobre él.

 

Primero: Los lunes, martes y jueves tenía práctica después de la escuela. En aquellas prácticas no hacía nada más que dedicarse a su juego, en ese aspecto era bastante responsable. Segundo: Al tener la tarde del viernes libre, supe por comentarios de otros y mis propios ojos, que recibía invitaciones a fiestas y esas cosas. Siempre se dedicaba a leer los anónimos con calma y si le entusiasmaba el panorama se presentaba, y si no, no iba. Y finalmente el dato más importante para mí y menos para la situación: Era un completo sabelotodo en matemáticas. Osea, si consideramos que el rango de calificaciones eran del 1 al 7, siempre sus exámenes los sacaba con arriba de un 6… y eso que por lo que supe, no le dedicaba ni media hora al estudio. Aquello me parecía bastante interesante, era una buena señal que las neuronas funcionaran dentro de esa cabeza.

 

Quería compartir mis apuntes con mis colegas —mi grupo de idiotas—, así que en el receso nos juntamos en la cafetería.

 

 

—Y bien… ¿Para que fui llamado? —Preguntó un chico de cabellos oscuros, con sus pies apoyados sobre la mesa.

 

 

El era otro de mis amigos, Antonio. Un chico que al igual que nosotros iba en segundo año.

 

De cabellos de un intenso color chocolate y unos enigmáticos ojos de un tono celeste agua. Medía alrededor de 1,75 metros y gustaba de música alternativa. ¿Cómo lo conocí a él? Fácil. El club de música.

 

Nuestro club se caracterizaba por tener un amplio equipamiento de instrumentos, sin importar si estos eran de tipo orquesta o no. Y pues este chico tocaba el bajo, y era bastante bueno en él. Supongo que debían ser años de experiencia y práctica. También creo que olvide una parte sumamente importante del por qué de nuestro reconocimiento. Ambos teníamos un amigo en común que nos había presentado, y este era Adrián. A pesar de ambos ser del grupo de cuerdas, nunca nos habíamos hablado.

 

Si me preguntan, no tengo ni la menor idea de que clase de relación tendrán esos dos, y menos desde cuando se conocen. De lo único que tenía conocimiento, era que ambos se conocían desde mucho antes de entrar a esta escuela.

 

 

— ¿Qué acaso necesito un motivo para ver a mis preciosos amigos?

—Ya, dinos que necesitas —Murmuró cansado Adri.

—Muy bien… si quieren ir al punto, me gustaría que me dijeran que saben sobre Javier, él del equipo de futbol —Pedí directamente

 

Al mencionar su nombre, Adrián se sobresaltó y pude percibir un atisbo de molestia en el semblante de Antonio.

 

—Muy bien, empecemos. ¿Qué sabes tú de él, Tono? —Pregunté ignorando sus reacciones

—No sé el por qué de tu curiosidad, pero bueno… Sé que juega en el equipo de futbol, que su mejor amigo es uno de los delanteros de este y se llama Agustín –Afirmó pensativo- ¡Ah! y quizás lo más interesante es que admite abiertamente su bisexualidad

 

 

Me petrifiqué al escuchar aquello y Adrián se atoró con algo que estaba comiendo.

 

No sé por qué me sorprendió tanto la noticia. Quizás fue porque siempre pensé que su supuesta declaración no había sido nada más que una broma, además después de aquel suceso nunca mas se acerco a hablarme ni nada.

 

 

—Whoa, cálmense. Tienen esperanza chicos –Musitó burlándose

—Creo que con eso tuve suficiente –Repliqué nervioso, ignorándolo.

— ¿Y por qué tu curiosidad sobre él? —Preguntó Adrián luego de calmarse

—Es una larga historia, pero en resumidas cuentas, luego de que te pedí que te adelantaras, ocurrieron una serie de hechos que me llevaron a esconderme en el camarín de los futbolistas… y pues, justo me encontré con él —Carcajeé avergonzado.

— ¿Y como es él? —Preguntó curioso el castaño

—Pues digamos que es un poquito imprudente

— ¿Imprudente? —Rió Tono— No quiero saber que pasó ahí dentro.

 

El oji celeste siguió riendo ruidosamente, hasta que su compañero no lo aguantó, y le pegó con su codo en el estómago.

 

— ¡Au! —Exclamó—, eso me dolió

—Eso te pasa por andar riéndote como monstruo.

 

Adrián lo estaba regañando, y Antonio se sobaba el estomago lastimosamente. Si alguien cualquiera los viera, pensaría que son marido y mujer.

 

—Bueno, fue un placer compartir información con ustedes, pero ahora tú —Indiqué al menor— y yo tenemos clase de biología, así que apúrate.

 

 

Antonio a pesar de ir en el mismo año que nosotros, era un año menor. Adrián y yo teníamos 16  y él 15. Lamentablemente él y yo íbamos en la clase A, y Adrián en la C, aunque más que lamentable, era conveniente, así me ahorraba sus millones de peleas infantiles.

 

Luego de toda una tarde de biología, que por cierto me encantaba, terminó el día escolar, y Javier no se acercó más a mí.

 

Y así fue al menos por otras dos semanas. Como no me hablo más, pensé que todo había sido una broma para un chico principiante como yo, o quizás le urgía un beso, que sé yo. Ganas no me faltaron de ir a decirle unas cuantas palabras a la cara por lo del sorpresivo beso, pero no quise echarle leña al fuego… fuego el cuál se estaba apagando. Fuego que nunca existió más bien.

 

Finalmente era viernes, y me encontraba en la fila del almacén de mi escuela para comprarme algo, puesto que me estaba muriendo de hambre. Faltaban al menos dos chicas para que me atendieran, pero lamentablemente –para mi estomago- alguien me empujó sorpresivamente fuera de la fila y me llevó lejos de allí. Alguien que casualmente iba con un sweater rojo y su cabello negro casi perfectamente peinado, y ni siquiera parecía tener rastros de gel.

 

 

— ¡Oye! —Exclamé- ¿Qué te crees para sacarme así de la fila? Había estado esperando desde que salimos al receso… —Dije con penuria

—Pues toma… —Dijo entregándome una lata de pepsi- Pensé que te había dado el tiempo suficiente para que pensaras y tomaras una decisión sobre mi declaración.

— ¿Perdón? ¿Decisión de qué? —Pregunté contrariado

—Sobre lo que te dije el otro día. No era mentira. Supongo que ya habrás averiguado lo suficiente de mí, como para saber que me gustan los chicos…

 

Me atragante con la bebida que en esos instantes recorría mi garganta.

 

— ¿Averiguar? Yo no sé nada –Dije después de calmarme, haciéndome el desentendido

—No te hagas el inocente, mira que mucha gente te vio indagando cosas sobre mi… ¿Acaso tanto te llamo la atención? –Preguntó con burla mientras se acercaba más a mí.

 

No me quise alejar. Debía mostrarle valentía, que no le tenía miedo.

 

—Solo quería cerciorarme con que clase de loco estaba tratando…

—Pues con este que ves aquí adelante tuyo. Vamos… acepta mis sentimientos –Suplicó.

—Yo pensé que ustedes los populares no suplicaban a gente de menor rango

—Yo no soy popular… solo juego futbol, ¿Qué acaso es un delito?

—Además, aceptarlos puedo, pero no me pidas que los corresponda. Es cierto que eres bien parecido, pero…

—Pero nada. Vamos, ¿Qué me dices?

—No sé que quieras que te diga. No puedo corresponder tus sentimientos así como así, a mi no me gustan los chicos. Pero tampoco puedo ser indiferente y actuar como si nada hubiese pasado… —Quise continuar pero él no me dejo.

—Entonces déjame demostrarte que me gustas. Déjame conquistarte.

 

Reí burlesco.

 

— ¿Como dices eso? Si solo soy un chico más de esta enorme escuela. Además eso es cosa de mujeres…

—Es cierto, pero no me preguntes ni pienses el por qué, porque ni yo lo sé, solo me gustaste desde el primer momento en que te vi en el baño. Fue amor a primera vista.

 

Volví a reír un poco mas relajado

 

—Que suena lindo eso. “Desde el primer momento que te vi en el baño, fue amor a primera vista” que romántico suena.

—Bueno, la verdad fue bastante raro como nos conocimos, pero no podemos cambiarlo y tú me gustas

—Hablas como si nos conociéramos hace años, además eres demasiado inconsecuente con tus sentimientos, ¿No se supone que cuando a uno le gusta alguien, pasa por ciertas fases? Se lo cuestiona, trata de imaginarse confesándole su amor a la otra persona, para finalmente nunca atreverse.

—Eso es cosa de mujeres —Dijo imitándome- Además desde niño he sido distinto de muchas maneras… y el no ser tímido es una de ellas, junto con que soy un tipo que se arriesga demasiado quizás.

—Oh si, demasiado —Declaré de la nada- Ahora si me disculpas debo ir a clase

— ¡Pero oye! Déjame invitarte a algún lado… a mi casa si quieres.

 

Me sorprendí. Nunca comprendería de dónde sacaba tanta personalidad.

 

— ¿Tu casa? —Pregunté enfadado

 

Luego de unos segundos, pareció ver el malentendido de su petición.

 

— ¡No a eso que te imaginas! —Exclamó contrariado- Si quieres… podrías invitarme tú a tu casa, por si tienes dudas

— ¿Mi casa? ¿Estás loco? Mi hermano se va a enojar

— ¿Cuántos tiene tu hermano? ¿Trabaja?

—Tiene 25 y estudia medicina, pero casi nunca pasa en casa.

—Entonces te veo a la salida —Dijo en una sonrisa- ¡Nos vemos!

 

 

Lo vi correr por el pasillo hasta que su silueta desapareció.

 

Creo que había cavado mi propia tumba con esa información. Ahora no me quedaría nada más que recibirlo en casa unos minutos y listo. Porque… ¿Así de sencillo sería, no?

 

 

—Sí, no es ninguna molestia, ¡Para nada! —Le grité al pedazo de pasillo, que en estos instantes ya se encontraba vacío.

 

 

Quizás este exagerando, pero siento que el curso de mis días había cambiado completamente solo por pecar de curioso.

 

 

 

*****

 

 

 

— ¿Y que tal tu vida, Adri? —Preguntó Tono, después de que el rubio se fue.

 

Ambos peli castaños se encontraban solos sentados en aquella redonda mesa de la cafetería. Y al ser Lucas, el único que era poseía el don de la palabra, el ambiente se había vuelto muy incomodo.

 

—Que te importa —Bufó.

—Uy, que pesado, ¿Qué te paso ahora? ¿Acaso te gusta ese tal Javier y sientes celos al saber que no te presto atención a ti, pero a Lucas sí?

 

El menor hubiese preferido no haber dicho eso, puesto que le llego una patada directo a la canilla. El rostro del oji verde estaba contrariado, pero después su semblante se suavizó y habló.

 

—Puede que tenga celos, es obvio, Javier me gustaba, pero tampoco me estoy cortando las venas. Es solo que… a veces considero que la suerte y el cosmos me odian.

 

El menor rió.

 

— ¿Así que ese es todo el problema? ¿Tu mala suerte? –Dijo riendo- Sigues igual de desafortunado que hace años…

—Y tú sigues igual de idiota que siempre…

— ¡Pero si todo el mundo sabe que eso del cosmos y el universo es mentira! —Alegó

— ¡Falso! —Contra argumentó el mayor- ¿Has leído “el secreto”? —El otro negó- Pues trata del cosmos, la fuerza del universo y esas cosas. Dice, que si tú deseas mucho algo, y piensas en ello todos los días, tu deseo se cumplirá.

 

Antonio miró al chico fijamente.

 

—Pues eso es mentira, porque de haber sido así, mi deseo ya se hubiera cumplido…

—Tienes que seguir pidiéndolo, todo es posible —Recalcó

— ¿Incluso pedir que volvamos a estar como hace unos años atrás?

 

Ambos chicos se habían conocido cuando niños, pero la manera en que lo habían hecho no era un recuerdo muy grato, por lo que nunca hablaban de ello.

 

—Excepto eso —Susurró

— ¿Por qué no? ¿Acaso no dijiste que todo era posible? —Preguntó recalcando el “todo

— ¡No puedes pedir eso! —Vociferó

— ¡¿Por qué no?! —Exigió levantando la voz algo frustrado

— ¡Porque yo ya no siento nada por ti! –Gritó Adrián finalmente

 

 

Antonio suspiró algo abatido, y susurró tristemente: “No dices nada que ya no sepa”, para luego pararse e irse a su sala.

 

Adrián se dio cuenta de las duras palabras que había arrojado contra el chico, e intentó detenerlo, pero fue demasiado tarde. El chico ya se había ido de la cafetería.

 

Se conocían hacia más de 8 años, y aún así siempre había un tenso ambiente entre ellos. Bueno… todo esto había comenzado después de un hecho en específico… después de “eso”.

 

No se puede negar que cuando los seres humanos son niños, tienen una sed de aventura impresionante. Todo lo nuevo es fascinante, sobre todo si proviene del mundo de los adultos. Y eso es lo que exactamente le pasó a ese par de amigos. Se atrevieron a aventurarse más allá de lo permitido, y terminaron trisando su relación gravemente.

 

 

—Era mentira, Tono… —Susurró un dolido Adrián.

 

Notas finales:

Y eso sería todo por ¿esta semana? Sí, yo creo. Si solo me falta corregir el otro capítulo que ya está listo... Como verán, hay que aprovechar la inspiración.

Recibí reviews que pedían que Allan tuviera más participación en la historia, y como me debo a mi público, así lo haré. Ahora... si alguien tiene una idea para iluminarme, sería bien recibida (:

Como siempre esta cajita de aqui abajo recibe de todo (lo quiera o no). Así que si tienes ganas de dejar uno, déjalo. Y si ya cerraste la pestaña antes de leer esto, mi representante "nadie" te irá cobrar por leer.

¡Nos vemos! (:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).