Pasaron dos días para que lo rescataran. El detective Soichiro Yagami, lo llevo a vivir con el abogado que llevaba el asunto de custodia de Ryuuzaki, Teru Mikami, quien le explico que de ahora en adelante vivirían juntos por una desgracia que podía sucederle a cualquiera, por culpa de un asesino que no habían podido atrapar.
Pero Mello no podía hablar aun, menos contar lo que había sucedido. El shock de ver morir a las personas que amaba aun estaba muy reciente.
A diario, Mikami llamaba para saber como iba el caso, aunque dejo de hacerlo cuando, mientras Mello escuchaba, le dijo que quizás no lo encontrarían, ya que llevaba mucho tiempo en fuga. Eso mato, irónicamente, las esperanzas del niño.
Paso el tiempo y los días se hicieron semanas y luego meses. Mello no hablaba mucho, y eso de alguna forma le hizo saber a Mikami hasta que magnitud había sido dañado. Fue por eso que decidió llevarlo a una plaza comercial para distraerlo un momento y que descubriera que aun podía confiar en las personas sin importar que fuesen extraños.
Mientras Mikami hacia una llamada, mello observo una heladería con algunas personas dentro. Recordó alegremente que en ese mismo lugar, Ryu los había llevado una vez y les había comprado un sándwich de helado. Mikami al notar que la alegría se quería hacer presente en su rostro, detuvo su llamad y le dijo que entrara, que pidiese un helado de su sabor favorito. Mello lo miro con miedo, pero Mikami le sonrió diciendo que nada le pasaría, que el lo vigilaría todo. El niño, mas confiado, entro, mientras su tutor comenzaba a creer que todo mejoraría.
Ya adentro, Mello se acerco a la barra, donde había una pizarra colgando que casi no permitía que el rostro de los empleados se viese, y donde se exhibía el menú diario. Mello se sentó en un banco en la barra y estaba por pedir algo, cuando el empleado le dijo con una voz suave y dulce:
-Espérame un momento, honey, tengo que hacer esto antes.
Mello creyó reconocer la voz, pero no lograba concentrase viendo tanto helado, sobre todo el que el empleado preparaba: en una copa de plástico echó un chorro de chocolate, luego, helado de vainilla, más chocolate en las paredes de la copa, helado de chocolate, mermelada, helado de fresas, cubierta de nuez y, para terminar, un pochi y una rebanada de fresa. Se veía exquisito.
Una chica se acerco a la caja a pagarlo, y el empleado, al terminas el postre, se acerco y se lo dio. Mello lo miro, y, al no haber allí pizarra, pudo ver el rostro de aquella persona; y no solo vio su cara, sino también esa placa en su pecho: Beyond. Ese era su nombre, Beyond. Ese era el asesino de sus hermanos. Se bajo del banco y salió en el momento en que Mikami estaba por entrar. Y aunque el abogado intento hablar con el, mello solo quería huir lejos de ese lugar, de ese tipo que, al verlo correr, lo había reconocido.
Y, a pesar de todo, el detective, Soichiro Yagami no creía lo que Mello decía. Le dijo a Mikami que seguramente aun estaba nervioso, y que seguiría viendo al asesino en todas partes. Mello, que escuchaba todo, escondido detrás de la puerta, solo pudo pensar una cosa; sí Soichiro Yagami era la ley, la ley estaba mal, y sí el no confiaba en Mello, no se podía confiar en la ley, y sí no se podía confiar en la ley, el tendría que tomar las riendas y hacer que ese tal Beyond probara un helado de sangre sabor Michael Keel.