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Santana López por PaletaTutsi

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Notas del capitulo:

Bien, no he muerto... aún... Dejé un fic anterior a medio camino... pero quizá sea momento de retomarlo, es lindo saber que aún hay quien lo lee!

Bueno, he aquí un pequeño intento de Brittana~ Glee, Sencillo, cortito, es un Oneshot que escribí hace mucho realmente, hace a penas unos cuantos días lo encontré y bueno... en relación a donde va la serie en este momento, sobre todo por el capitulo de 'Heart', el fic se centra en una parte muy atras, pero igual es lindo, mejor publicarlo ahora no?

Espero y lo disfruten~

 

-Maldición… 3:00 am…- Refunfuñó por lo bajo una morena dando vueltas en su cama mientras detenidamente observaba los enormes números verdes que ese aparato mostraba en su pantalla. -…4 malditas horas más…- Otro bufido ronco se escapó de un modo áspero de su garganta… áspero… y lleno de reproche…

¿Cuántas horas?... ¿Cuántas horas habían pasado ya desde que le declaró su amor a ella…? 12 horas con 45 minutos… con unos cuantos segundos obviamente. Así es… Santana había contado los minutos desde que le confesó a Brittany que la amaba… doce horas que había tratado de sacarla de su mente, había malgastado su tiempo en un sinfín de tareas esa tarde para evitar pensar en el momento preciso en que se derrumbó frente a ella… en donde le dijo Te amo, y no recibió la respuesta que esperaba… al menos no con la misma intensidad…

Artie… no quiero lastimarlo… si estuviera sola sería toda tuya” Esas palabras rondaban en su cabeza, una y otra vez como moscas rondando un diminuto trozo de pastel… así se sentía… diminuta y completamente desprotegida… había una angustia en su interior que simplemente no le permitía estar tranquila, no la dejaba conciliar el sueño, ¿había sido una mala idea? Quizá si… tal vez debió esperar a que Brittany rompiera con ese chico en silla de ruedas… o pensándolo mejor, haberlo lanzado por las escaleras para apartarlo de Brittany… No… mucho desastre que limpiar.

Una media sonrisa amarga se dibujo en sus labios al pensar en el hecho de su empujar a ese estúpido chico, pero no lo haría… Brittany se molestaría, tendría problemas… además era sólo un idea extremista que su mente estaba generando… era sólo eso… Retorno su vista al aparato en su pequeña mesa de noche… se veía lejano y por algún motivo la casi imperceptible luz que emitían esos descomunales números estaba hartándola… eran demasiado brillantes a su parecer, era obvio, su vista estaba cansada… Trató de extender su brazo y lanzar lejos el aparatejo, o al menos voltearlo en alguna otra dirección… no tuvo éxito.

Estaba agotada, física y emocionalmente… giró de nuevo la vista hacia el techo de su habitación mirando a ningún sitio en particular, se concentró en dormir de nuevo… en unas horas más tendría que ir a Mckinley, pero no estaba de humor para enfrentar su mirada… no ahora… no quería… cerró los ojos con fuerza… pero era inútil, esta noche estaba condenada a pensar en ella… sólo en ella…

-…Maldita sea Britt…- mencionó en susurro antes de inconscientemente volver a recordar su ese momento…

 

*Flash back*

-¿Sabes lo que quiero decir?- La miraba de un modo abatido, por fin estaba aceptando sus sentimientos, tenía que ser ahora. Brittany la observó por un momento, ambas estaban en el pasillo de la escuela, pero confundida, negó con la cabeza.

-No, no realmente-. Un simple gesto y esas palabras removieron algo dentro de Santana… fue doloroso.

-Te amo...- Era el llanto, la voz de Santana comenzó a quebrarse… Santana López no lloraba, pero si lo hacia acudía con su mejor amiga, eso la hacía sentir fuerte, que podía con cualquier cosa… porque estaba ella para abrazarla, besar su mejilla y decirle que todo estaría bien, que pensara en algo hermoso al igual que ella y que volviera a ser la Santana fuerte a la que todos temen… ¿esta vez hacia quien correría? Era su mejor amiga la que tenía enfrente, a la que le estaba confesando esos sentimientos… no podía correr y buscar sus brazos… no esta vez… -…Te amo y no quiero estar con Sam… Finn… o ninguno de esos chicos… sólo tu…-Tragó con dificultad antes de continuar. -Por favor… di que me amas…-

-Santana… Te amo… claro que lo hago…-

*Fin del flash back*

 

Santana repentinamente despertó de ese estado de inconsciencia… –Maldita sea…- estaba llorando… ¿de nuevo?, no pudo siquiera terminar ese recuerdo en su mente… ese impulso doloroso la detuvo de seguir dando vueltas a la misma idea en su cabeza… Brittany había dicho que la amaba… pero que amaba al chico de ruedas también… eso no podía ser posible, al menos no para Santana… o la amaba a ella… o lo amaba a él…

–…3:45…- Bien, al menos ya había transcurrido un poco más de tiempo… talló sus ojos con un trozo de sábana… eran unas cuantas lagrimas, pero eso no les quitaba lo dolorosas que resultaban ser…  “¿en qué momento me enamoré de ti?” Quizá se trataba de la angustia y la mezcla con el cansancio físico… pero por fin comenzó a sentir los parpados pesados, el sueño comenzaba a abrazarla y hacerla ceder.

Mañana evitaría a toda costa su mirada, deseaba tanto sentirla cerca, pero estaba tan avergonzada por lo sucedido que su presencia sólo resultaría incómoda. Se alejó de una manera cobarde, cuando Brittany trató de abrazarla frente a sus respectivos casilleros la empujó, lanzó sus brazos lejos de ella… Ahora pensaba que probablemente debió recibir ese abrazo, aunque sea impregnarse de su perfume, al que estaba tan acostumbrada y que le fascinaba aspirar, un día en la vida de Santana López no estaba completo hasta que percibía esa suave fragancia, hasta ese entonces,  los días le resultaban monótonos, llenos de perdedores por todos lados… hasta que aparecía ella.

-…Britt…- Estiró su brazo al aire imaginando que con ese gesto podría llegar a tocarla como si la tuviera enfrente, el martirio continuaba… ¿Quién en su sano juicio pasaba la noche pensando en alguien que le ha rechazado?... simple, alguien que está enamorado, y aunque no lo quisiera, esa era su condición en ese momento.

Santana se estremeció entre las blancas sábanas, un ruido la despertó. Sabía exactamente que era y quien era el motivo de tal ruido. Su celular vibraba y sonaba suavemente en el mismo sitio donde se encontraba su despertador de descomunales números… a buena hora ocurría un suceso así, no debió pensar tan intensamente en ella… la había llamado con la mente.

¿Qué podía perder por revisar ese mensaje de texto? Nada, lo hecho hecho estaba y esa canción tan distintiva no paraba de sonar… ahora se arrepentía de haber seleccionado un timbre especial para Brittany, leyendo ese trasnochador mensaje cambiaría ese tono a uno regular… uno como el resto de los demás.

Perezosamente enderezó la parte superior de su cuerpo y sostuvo el diminuto objeto entre sus dedos… estaba más que claro, el nombre de la rubia apareció en la pequeña pantalla. Lo abrió…

 

“...No puedo dejar de pensar en ti…”

 

Leyó esa oración demasiadas veces en cuestión de segundos. No debió abrir ese mensaje. Una leve sensación de alegría se formaba… Brittany estaba pensando en ella… a las 4:00 am igual que Santana, inconscientemente sonrió pero aquello no duró lo suficiente, su orgullo pasó a primer plano de nuevo. Instintivamente ya había escrito una respuesta y su dedo estaba a escasos milímetros de enviarla.

 

“…Yo tampoco…”

 

Esa era la respuesta que Santana estaba a punto mandar… ¿Tan acostumbrada estaba a no negarle nada?... ¿A qué sin importar la hora o el lugar respondería a su llamado sin tomar en cuenta lo ocupada o cansada que la morena estuviera?... la respuesta era si… pero el sólo pensarlo la hizo sentir peor… hoy no respondería a un llamado de ella…  de la chica de la cual estaba tan perdidamente enamorada pero que había tenido el descaro de rechazarla. Borró lentamente cada una de las letras de esa frase, aun debatiéndose si lo que estaba haciendo era lo correcto. Con mayor pesar todavía estuvo a tan solo un impulso de borrar el mensaje de Brittany también… no lo hizo. “Al menos esto me recordará lo maldita que soy B” pensó justo antes de apagar su móvil y colocarlo en el lugar de siempre. -Hoy no Britt…-

Su orgullo la hacía fuerte, acababa de demostrarlo… ¿pero demostrarlo a quien? A sí misma no podría ser… sabia que por dentro sufría. Ante Brittany tampoco, ella la conocía mejor que nadie y pese a lo inocente y distraída que era la rubia, siempre sabía si Santana mentía por muy convencidas que fueran sus palabras. Ya no rondaría más en ese asunto… no contestaría, mañana no hablaría con ella… al menos no del tema. Iniciando por esa madrugada y el resto de los días hasta que su orgullo disminuyera, sería la Santana López a la que nadie puede mirar directamente a los ojos sin esperar pagar por ello. Los estudiantes de Mckinley ya habían tenido un largo descanso el temperamento de Santana desde que entró al club Glee, ya era tiempo de hacerlos sufrir un poco.

Nuevamente se dispuso a conciliar al menos un par de horas de sueño, mañana sería un día en que tendría que ser cuidadosa para evitar el tema a toda costa y liberar esa sensación de malestar en su pecho aunque fuese contra perdedores inocentes.

 

*****

 

Cuantas  veces no había atravesado el mismo pasillo durante 2 años consecutivos… ¿Cuántas?... demasiadas diría ella. En todas esas ocasiones no había prestado la más mínima atención a su alrededor, no había fijado los ojos en los estúpidos carteles que adornaban las paredes de Mckinley…  Desde que dio el primer paso dentro de la escuela su atención estaba sobre puesta en absolutamente todo, todo lo que pudiera llenar su mente para no pensar en ella, en Brittany… se lo había propuesto a sí misma la noche anterior y pretendía cumplirlo… no sacaría el tema, lo evitaría a cualquier precio… sólo necesitaba no recordarlo…

Fue sencillo evitar a la rubia la primera vez que hizo contacto con su mirada azul, ese día sólo compartían una clase a parte del club Glee. Sus miradas chocaron por unos segundos, segundos intensos en que no sabrían decir cual mirada era la más poderosa, si la de Santana por ser tan intensa y llena de dolor o la de Brittany por no contener ningún mal sentimiento en ella y esperando un sinfín de respuestas que para ella eran demasiado abrumadoras.

Las clases transcurrían con  la misma pereza de siempre, un maestro tras otro, un aula tras otra, montones de palabras igual de estúpidas que Santana comprendía a la perfección pero no les daba la importancia. La siguiente clase era la única que compartía con ella en este día. Precisamente la clase de Español con el señor Shue… mejor dicho… con Miss. Holliday… Esa mujer había dado a Santana el valor necesario para decirle a Brittany el primer Te Amo… sin embargo incluso con ella se sentía avergonzada…

–¡Hola clase!- y ahí estaba ella, con ese particular acento, y vestimenta curiosa, Holly no era precisamente reconocida por usar la misma indumentaria por más de una ocasión, así que sólo cabía decir que siempre lucia bien con lo que llevaba puesto. –Santana- Coquetamente Holly alzó una ceja al pasar por el lugar de la morena y sonrió cálidamente. Santana no supo al instante como reaccionar, sonrió, pero esa sonrisa fue vacía. Era obvio que Holly se había percatado de ello.

La clase transcurrió como siempre, un poco más animada a diferencia de cuando era impartida por el señor Shue, pero igual no se trataba de algo fuera de lo común. La morena tenía la mente fija en la pizarra, pero las notas en su libreta no distaban de ser espirales y rayones sin sentido. No prestaba atención a nada hasta que una nota llegó a su libreta, miró al chico de al lado quien la miraba con una tonta sonrisa y este señalo a una rubia unos cuantos espacios atrás. La nota era de Brittany.

Por orgullo, incluso por molestia, Santana sencillamente ignoró la nota, no desdobló el pequeño trozo de hoja rosa y optó por guardarlo disimuladamente en la bolsa de su pantalón.

-Santana- La latina se removió un poco en su lugar, se asustó al saber que se trataba de la profesora que en ese momento le hacia una seña para que se aproximara. Un poco nerviosa se acercó a ella.

-Yo…- comenzó la latina, pero guardó silencio al no saber qué decir. –Descuida, esa pequeña interacción de pasar notas no es el motivo por el cual te llamo- La rubia hecho una fugaz mirada a Brittany a la cual hizo la misma seña que anteriormente fue para la morena. –Sólo necesito un pequeño favor por parte de ustedes dos-

Brittany y Santana se miraron por un instante aun sin entender por completo. –Señoritas, creo que… por el día de hoy no hay más lecciones que pueda enseñarles…- Dicho eso, colocó ambos codos sobre el escritorio y sólo se dedicó a observar por breves segundos.

-Lo siento… pero no creo haber comprendido del todo la lección, todavía no me queda claro eso de los verbos y como es que Lindsay Lohan ha estado tres veces en rehabilitación…- fue la rápida respuesta de la otra rubia a la cual Holly rió sinceramente y la única respuesta que dio a Brittany fue que Santana se haría cargo de explicarle los aspectos que no comprendiera del todo.

Despachó a las chicas y al resto de la clase, salir un poco antes del término de clase era algo que a los chicos les gustaba casi tanto como Miss. Holliday. Brittany guardó un par de cosas, antes de salir de clase, esperaba ver a su mejor amiga esperándola en la entrada quizá… pero eso no sucedió. Santana ya había salido y la había dejado a ella atrás.

-No es algo sencillo para ella- Holy miró a Brittany una vez más antes de abandonar el aula. –Trata de entenderla- Más que un regaño o algo así por el estilo, esa simple oración sonaba como un consejo. Brittany no respondió con palabras, apresuró el paso para alcanzar a Santana.

Ahí estaba la morena, dando vuelta a la clave de su casillero, su semblante lucia triste y no hacía más que provocar en la rubia esa misma sensación… algo parecido a cuando no tomaba su desayuno… esa sensación a la que ella llamaba vacio. Se aproximó a ella con paso sereno pensando en lo que estaba a punto de decirle.

 

-Hey- Brittany se dirigió a Santana, ella la miró y al instante regresó la vista a su locker. -¿Puedo hacerte una pregunta?... nosotras somos muy unidas… y realmente extraño ser…- La rubia de ojos azules no pudo terminar con el argumento pues Santana la había interrumpido con su típico tono irónico, “Sigo esperando la pregunta” fue la contestación de la latina.

-¿Acaso hice algo malo?- Brittany estaba de lado a Santana, esperando por una respuesta.

-No… mira…No lo sé… ¿Lo hiciste?... todo lo que sé es que me dejaste por estar con… pero está bien, tú te lo pierdes,  porque ahora tengo la oportunidad de escribir una canción súper heterosexual para Sam que cantaremos en las regionales- Santana no sabía porque le decía esa clase de cosas a la rubia, pero el hecho era que lo hacía, no pretendía que salieran con ese tono sarcástico pues sabia como lastimaban a su amiga, podía verlo en su triste semblante.

-Espera… ¿Aún estas saliendo con Sam?... Dijiste que me amabas- La mirada de Brittany fue más sombría aun, ¿acaso Santana mintió cuando le dijo aquellas palabras?, para ella la situación también había resultado confusa, tanto que durante la noche no podía conciliar el sueño, y menos por el hecho de que la morena literalmente estaba cortando casi todo tipo de comunicación con ella.  

-…Honestamente, no sé en que estaba pensando…- La morena giró nuevamente la combinación del locker para abrirlo, nuevamente sin éxito. – Britt… ¿Podrías dejar de mirarme?... No puedo recordar la combinación- El tono de las palabras fue con una mezcla de irritación y frustración. No podía ser de otro modo, esa era exactamente la manera en que Santana se sentía. Frustrada e irritada.

Hubo un momento de silencio incomodo que se vio interrumpido por la entrenadora Sylvester. No hizo más que balbucear un par de cosas, parte de la mente de la morena capto esa conversación y la otra parte se perdía en mirar discretamente a Brittany… ahora que lo pensaba… evitar a la rubia era de lo más complicado que se había atrevido a hacer. Como fuere, la conversación con la entrenadora había sido dada por terminada por ambas y cuando voltearon a abrir sus respectivos casilleros una explosión de tierra fue lo único que recibieron en sus rostros. Fue entonces cuando Santana percibió a lo lejos la risa burlona de la entrenadora y la vista de uno y que otro mirón que pasaba por el lugar.

-No recuerdo haber puesto esto aquí…- Y ahí estaba de nuevo, los comentarios que Brittany hacia constantemente y alegraban el rato a cualquiera. Por un segundo la morena sonrió al escuchar eso, pero al recordar la previa conversación esta se borró tan rápido como se había formado.

-Aquí tienes…- Brittany miró a Santana, le extendía un pañuelo blanco y por un momento, su expresión dura parecía haberse aligerado. -…San… es tu favorito…- Articuló la rubia antes de suavemente tomar el pañuelo entre sus manos.

-Da igual…- Las mejillas de la morena se sentían arder, así que este era el momento justo para estar en cualquier  lugar, todos menos ahí… con Brittany. –Sólo devuélvemelo limpio Britt…-

Las palabras de Miss. Holliday aun seguían en la mente de la rubia… para ella misma su situación con Santana también resultaba complicada, pero aun era confuso el hecho de porque a la latina le pesaba tanto decirle al mundo lo que sentía por ella… estaba segura de que a eso se había referido Holly al decirle “trata de entenderla”… ahora el resto dependía de que la rubia realmente comprendiera los motivos y miedos de la latina… era un gran esfuerzo, pero estaba dispuesta a hacerlo.

-Santana…-

-Sólo quiero estar sola Britt…- La morena no reparó en esperar la reacción de su mejor amiga, simplemente se alejó del lugar mientras que limpiaba su rostro en el trayecto al campo de Mckinley, tal vez un poco de aire fresco y menos miradas de los perdedores la harían sentir un poco mejor.

Era la costumbre, estaba segura de ello, una vez estando en el campo, se percató de que era la hora de práctica de porristas… aun recordaba los horarios perfectamente… ya no eran Cheerios estrellas, y en parte lo extrañaba. Se sentó en el mismo lugar de siempre, no tan lejos, tampoco tan cerca, era el mismo lugar que ocupaba cuando por algún motivo no llevaba a cabo la práctica.

Delicadamente limpiaba el resto de tierra que aun tenía en la ropa, llevó su mano a hurgar en sus bolsillos con la intención de encontrar algo como un clínex para ayudar en su labor… tal vez darle a Brittany su único pañuelo no había sido lo más inteligente…

Buscando en el bolsillo contrario se percato de un diminuto papel… el mismo que la rubia le había mandado en plena clase de español. ¿Sería ya el momento de abrirlo… o botarlo? Lo miró por unos segundos…

-Es increíble que no pueda ni siquiera botar un pedazo de papel- Se dijo a sí misma para luego soltar un profundo suspiro… igual no es como si en verdad hubiese tenido la seria intención de tirar a la basura esa diminuta nota… inconscientemente solo buscaba el momento de tranquilidad para echar un vistazo a su contenido.

Aunque no estuviera dispuesta a mostrar su emoción, estaba ansiosa por saber que tenía escrito.

Suspiró una última vez… tal vez era mucho el drama, pero por dios, era la rubia de quien se trataba… de su rubia… a Santana le gustaba ese pensamiento aun y cuando tratase de mantener distancia con ella. Deshizo el dobles del papel tal y como si estuviese frente a un maravilloso tesoro, cada nota, cada detalle para ella era especial, este no podía ser diferente…

 

“Santy… yo… lo siento tanto…” Britt-Britt.

 

Si la latina estuviera buscando un único pretexto para no evitar a la rubia y dejar todo ese característico orgullo López de lado… este sería más que suficiente… ahora se sentía peor… no por ella misma, si no por el amargo sentimiento que  estaba generando en su mejor amiga. La rubia le estaba pidiendo perdón… pero ahora que Santana pensaba detenidamente en ello… ¿Perdón de qué?... Brittany no tenía la culpa de tener un novio en estos momentos, en realidad ella misma tenía un poco de culpa por rechazar aquel dueto con su mejor amiga en primer lugar…

Era un hecho que no podía negar, tendría que esperar hasta que Brittany estuviera soltera y cerciorarse de que tuviera oportunidad con ella tal y como la rubia le había dicho.

El único sonido que percibían  sus oídos era el de las porristas terminando la práctica, pronto se dirigirían hacia las duchas, y eso sólo motivó a Santana a retomar viejos recuerdos… recuerdos que las involucraban a ella, Brittany… y la ducha…

 

 

*Flash back*

¿Cuántas habrían sido las noches en que se habían dado placer? Incontables sería la respuesta, cada encuentro sutilmente diferente al anterior, pero igual de intenso, el calor, las tímidas caricias con las cuales comenzaban y que una vez olvidada la vergüenza se convertían en caricias fieras, atrevidas, pero sobre todo inolvidables. Sus cuerpos estaban marcados, sus almas también…

Quizá la latina no era la persona más expresiva hablando de emociones, simplemente no era sencillo admitir el hecho de que sentía tristeza… mucho menos miedo… las cosas se volvían más simples cuando siempre se mostraba así misma con molestia, con indiferencia y sus comentarios sarcásticos lastimaban a todo el mundo, eso le otorgaba a Santana una sensación de poder, nadie podía tocarla o refutar su ingenio mordaz. Tenía una respuesta para todo, y aunque su manera de resolverlos problemas no era del todo acertadas, evidentemente siempre resolvía los problemas… todos, excepto uno. 

Y ahí estaba, ese problema. Un problema de largas y pálidas piernas. Ese día se veía más deslumbrante de lo usual, con esa perfecta sonrisa… y una diminuta falda a tablas roja. Estúpido día, no podía ser más odioso que el hecho de estar en las gradas sin nada mejor que hacer que mirar a las Cheerios hacer su rutina diaria. Santana  había tenido una infantil pelea con Quinn por cosas claramente absurdas, era obvio que Santana tenía la razón sobre sus argumentos, al menos para ella así de simple eran las cosas, Quinn estaba equivocada y no podía aceptarlo. Inventó una excusa ridículamente creíble a la entrenadora Sue y esta había sacado a Santana del entrenamiento por el resto del día… vaya idiotez. 

Bueno, al menos podría observar sin pensar en que en algún momento la entrenadora la reprimiría por no poner suficiente atención a la práctica. La morena prestaba atención a muchas cosas a la vez, pero sólo una cosa acaparaba su atención más de lo debido. Ese problema al que observaba detenidamente. Se movía con gracia de un lado a otro, lo mejor del caso es que ella también la miraba.

Mientras que llevaban a cabo las rutinas, que ambas podían realizar hasta dormidas, los ojos azules rodaban hasta los ojos cafés, encontrándose con una mirada molesta en lo más superficial, pero todo era cuestión de mirar un poco más allá. Si, Santana estaba molesta, su seño fruncido, sus labios ligeramente torcidos y los brazos cruzados sobre el pecho eran claras señales de eso… estaba enojada con todos, sin embargo Brittany sabía por alguna razón que ella no se incluía en ese ‘todos’. Cuando las miradas se cruzaban, el ambiente era diferente, sencillamente se aligeraba. Era como si el hecho de estar en las gradas y la estúpida pelea con Quinn se convirtieran en detalles insignificantes, sólo dejaban de existir. Una sonrisa se escapó de los labios se Santana y aprovechando que las miradas seguían conectadas, movió sus labios.

Poco perceptible para los demás, pero para la rubia de ojos azules el mensaje estaba más que claro, Santana había sido lo suficientemente clara para que a pesar de la distancia que las separaba el mensaje llegara completo. Brittany devolvió la sonrisa, y cuando sus labios estuvieron a punto de contestar al mensaje, la voz de la enfrenadora retumbó enérgica en todo al campo.  

-¡Traten de hacer esto cargando una roca de 100 kg mientras caminan por el maldito desierto!- Hizo una breve pausa mientras que todos sus Cheerios la miraban. -¡Eso sí que es duro señoritas!... espero cosas mejores en el próximo entrenamiento- y ahí estaba, la señal de que la práctica se daba por terminada.

Santana en ningún momento había quitado la vista de la rubia, Brittany lamentablemente tuvo que desviar la suya hacia el resto de las porristas. Con paso ligero se aproximó a ellas, se despidió de unas cuantas y tomo sus cosas para dirigirse a las duchas. Santana hizo lo mismo, tomó su mochila y descendió las gradas para encontrarse con Brittany. Cuando llegó al campo algo la sorprendió de sobremanera, Quinn había cogido del brazo a Brittany justo antes de abandonar por completo el grupo de porristas. No es como si la morena tuviera un mal presentimiento de esto, es decir, la rubia no permitiría que algún comentario mordaz por parte de Quinn fastidiara la relación entre ellas. Estaba sorprendida, eso era todo.

La rubia de ojos miel había echado una mirada extraña a Santana antes de soltar a Brittany y simplemente se alejó a donde la entrenadora Sylvester. Pronto las miradas azul y café estaban a solo unos pasos de distancia.

-Siento que no hayas estado en el entrenamiento de hoy- La rubia se encogió de hombros, pero al instante su rostro mostró una suave sonrisa.

-Conozco esos pasos Britt, igual no importa mucho…- La latina guardo silencio mientras que el resto de las Cheerios pasaban a un lado de ellas. –Disfruté la vista… eso fue mucho mejor…- Ese comentario fue un completo susurro, pero la rubia lo escuchó claramente. 

La sonrisa de Brittany dejó de ser dulce, y ahí mismo se convirtió en una sonrisa un tanto más atrevida, se aproximó a Santana tanto como pudo, pero sin estar tan cerca como para que alguien pudiera malinterpretar, la rubia sabia de ante mano que eso disgustaba a la morena, así que sólo fue lo suficientemente cerca para susurrarle al oído.

-Desde luego, he sentido tu mirada en mi trasero todo este tiempo San…- Brittany se alejó, dejando a una Santana con todas las ganas del mundo por besarla, eso ambas lo sabían. La rubia se alejó sensualmente del cuerpo de su mejor amiga a sabiendas de que esta la seguiría en cualquier momento hasta las duchas, ya lo habían hecho antes, cuando las duchas estaban vacías y era raro ver un alma en la escuela, las caricias se hacían presentes, esa sensación y satisfacción de estar más que juntas se convertía en lo único importante. Sin embargo, ese día Santana no estaba dispuesta a hacerlo en un lugar tan incómodo como las duchas de Mckinley… aunque, siempre que fuera con ella… todo lugar se sentía como el mejor.

-Puedes tomar una ducha en mi casa… hoy es toda mía…- Santana miró a Brittany que ahora estaba dándole la espalda a la morena y si, descaradamente su vista bajó hasta su trasero… pretendía tocarlo, pero ese lugar y momento no resultaban ser apropiados. –Britt…- Susurró.

-Puedes tocarlo…- Fue la respuesta que Santana recibió. –Quiero que lo toques Santana… y tu quieres también…- La rubia giró el rostro en dirección a Santana, sus ojos estaban ligeramente entrecerrados e inconscientemente paseó  la lengua por su labio superior de una manera lenta y provocativa.

-…Ven conmigo entonces…- La morena mordió su labio inferior. En ese preciso instante, sentía lo único que sentía en su cuerpo, era deseo.

 

*******

 

En otras circunstancias, ambos cuerpos no tendrían plena libertad de gemir y suspirar producto de lo que sentían, sin embargo, eso no importaba. Deliberadamente escapaban los suspiros, sonidos sugestivos buscaban salida de sus gargantas. Unas manos bronceadas se aferraban a la espalda pálida, mientras que las manos pálidas subían y bajaban con lentitud tortuosa por la cadera y abdomen de la morena.

Curiosamente, la cama de la latina estaba intacta, las sábanas acomodadas a la perfección, las almohadas apiladas una sobre otra formando un innecesario montón, a fin de cuentas Santana sólo dormía con una sola de ellas, era lo mismo cuando pasaban la noche juntas, compartían la misma almohada; lo único fuera del orden, era un rastro de ropa directamente hacia la ducha de la latina, las prendas se mezclaban y no llevaban directamente un orden, una falda roja había sido lanzada a los pies de la cama mientras que un sostén negro yacía justo frente a la puerta de la ducha, prueba de que había sido una de las últimas prendas en ser arrancadas.

-Mmm…- Realmente no había manera de saber a ciencia cierta a quien pertenecían los constantes gemidos, se trataba sólo de una mezcla. Música para ellas, de eso no cabía duda.

El agua corría por ambos cuerpos, y en el ambiente se percibía el calor del encuentro. Dos cuerpos encajaban perfectamente uno con el otro en movimientos suaves y ligeras embestidas. En ningún momento las caricias fueron agresivas y aunque la desesperación por poseerse mutuamente era desorbitante todo se había llevado con total calma.

Santana había dado comienzo con besos esporádicos por todo el cuerpo de la rubia, comenzando como era la costumbre en ellas con sus labios, descendiendo por el cuello y mientras la ropa era con lentitud hacia escala en hombros y clavículas.  

La rubia seguía un camino similar al de la morena, sólo que el rumbo del las caricias se dirigía a ciertas partes más específicas. Un arma poderosa de la que la latina no podía escapar eran aquello fugaces susurros que la rubia le dedicaba solamente a ella. Eran el incentivo perfecto para que el ambiente aumentara unos cuantos grados más de temperatura.

Últimamente las veces en que ellas tenían ‘sexo’, habían seguido un curso similar, ahora eran más delicadas, se acompañaban con lindos detalles, se intercambiaban dulces palabras mientras lo hacían… algo había cambiado… en especial para Santana. Generalmente ocupada muy poco tiempo para acariciar a Brittany y buscaba sentir su cuerpo solamente… pero ahora era distinto… el sexo era bueno, de hecho era mejor que nunca. Tanto el previo encuentro como el post encuentro lo eran ya, las caricias suaves transportaban a la cheerios a un lugar donde solo existían ellas dos, donde Santana no tenía miedo y Brittany la había escogido a ella por sobre todos los demás.

Había sido una maravillosa manera de tomar una ducha, aunque todo aquello ya era parte de un ritual.

Ambas chicas habían llegado a un éxtasis agotador, pero aun así en sus rostros se veía reflejado el sentimiento placentero que experimentaban al estar juntas. La latina había sido la primera en abandonar el cuarto de baño. Secó su cuerpo y se cambio con prisa…  ¿De qué tenía prisa? Santana sencillamente no lo sabía, pero esa era la otra cara de ese ‘sentimiento’ que comenzaba a experimentar… el miedo… cada vez que su cuerpo dejaba de percibir el calor del de la rubia, se sentía desprotegida, sentía que el mundo se le vendría encina… era entonces que comprendía que nada había cambiado en su relación, al menos quizá no para Brittany, ella no era suya… y saber la realidad de aquello, estaba matando a la morena.

-San…- Brittany había entrado a su propia habitación donde permanecía una Santana bastante sería pero con un rostro inexpresivo. -¿Qué sucede?- Hubo un silencio fugaz.

-Es un poco tarde…- Santana la miró, su cabello mojado y hecho hacia un lado, su rostro reluciente… sus hermosos ojos azules que claramente reflejaban confusión.-Supongo que ya me iré… te llamo luego Britt…- Una media sonrisa fue lo mejor que la latino pudo brindar para aliviar un poco la confusión de la rubia.

  

 

 

*Fin del flash back*

 

-Demonios…- Había pronunciado esa  palabra unas 20 veces desde el momento en que abrió sus ojos para comenzar un nuevo día. Ahora la frustración crecía cada vez más.- Maldita sea Santana… todo está mal contigo…- Se dijo a sí misma en susurro para luego sólo mirar hacia el campo.

Estaba consciente de que por su ‘actitud’, la rubia… SU rubia, estaba en brazos de alguien más y no los de ella. Luego de seducirla, de hacer el amor con ella, sencillamente se alejaba por el miedo irracional que comenzaba a formarse en su cuerpo, la dejaba confundida esperando por una respuesta a su actitud… pero Santana no tenía una respuesta… solo se alejaba y terminaba por hundirse en ese frustrante sentimiento.

Si hubiera correspondido a por lo menos alguna de todas las veces en que Brittany directamente le había expresado sus sentimientos, a pesar del miedo que representaba para ella, en ese momento no estaría sola sentada en las gradas, y  por el contrario sería la chica más afortunada de McKinley… o quizá del mundo entero… estaría con la chica que ama, ¿se supone que así debería sentirse, no?... como la persona más feliz… pero ese no era precisamente su sentimiento en ese momento.  

No alejarla… no alejarla más de lo que ya lo he hecho… ese fue su pensamiento, no hay otra forma más que esperar una nueva oportunidad.

-Britt…- La morena era consciente de sus ‘temores’ pero también lo era de las cosas que quería, o en este caso… de la persona que deseaba.

Un timbre un tanto escandaloso la despertó de aquel estado en el que se encontraba, un mensaje había llegado a su móvil, ahí estaba de nuevo… pensar tan intensamente en alguien, quizá si sea una forma de llamarlo. Era Brittany, y como había sido últimamente, sus mensajes eran breves, directos y aun así aceleraban el corazón de la latina.

 

“Te espero en el Glee Club, hoy siéntate a mi lado”

 

Definitivamente Santana no podría apartarla de su lado y continuar viviendo después de eso, menos con aquellos pequeños detalles que la hacían enamorarse de la holandesa cada vez más y más. Sonrió por un momento al leer de nuevo ese diminuto texto y al apreciar un emoticón sonriente al final de este. No lo respondió, pero eso no significaba que no lo había tomado en cuenta. Suspiró antes de continuar con su labor. Santana López no le daría el gusto a los perdedores de los pasillos verla cubierta de tierra o lo que fuere que Sue Sylvester había puesto en sus casilleros. Al menos en eso podría distraer su mente hasta que llegará la hora de ir al club y enfrentar de nuevo esos ojos azules.

 -Puedo hacerlo… Brittany…- Santana se sintió orgullosa por pronunciar esas palabras, y con la vista en alto dibujó de nuevo esa sonrisa pretensiosa tan característica suya. –Puedo con esto- Un López siempre obtiene lo que quiere, así que aunque este reto de enamorar y esperar por la rubia, sería lo más importante y difícil que estaba dispuesta a hacer… lo haría y pretendía lograrlo...

 

Notas finales:

Y ahi está!

Como recordatorio... sigo con vida! hahaha


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