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Post San Valentín por taptap

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Notas del capitulo:

Otro más :D

No sé, me siento extremadamente inspirada... ¿Será por los reviews que me habéis dejado en los anteriores? Sí, es por eso xD

Espero que os guste, otro Eunhae a la colección.

Gracias por leer <3

*Las partes en cursiva son flashbacks.

-          Oye Hae, ¿sabes lo que es el Post San Valentín? – dijo  EunHyuk riéndose.

-          No… - dije algo confuso.

-          Pues mira detrás de ti, ¡ahí tienes un ejemplo! –

Miré hacia atrás y vi a Yesung. Vestía un pijama con ositos rosas y andaba con cierta dificultad. ¿Qué demonios le pas…? ¡OSTIAS! El ataque de risa que me dio fue épico.

-          ¿Qué, Yesung? Mucha fiesta ayer por la noche, ¿no?- continuó Hyuk.

-          No hagas ni una bromita por qué te parto la cabeza, ¿entendido?- dijo Yesung algo molesto – Además, por San Valentín hay que hacer ciertos sacrificios por los que amas; aunque tú no sepas ni lo que es un sacrificio ni amar.

Miré inmediatamente a Hyuk. Su cara era un poema indescifrable, indescriptible. ¿Cómo podía ser tan mala persona? ¿Es que a caso no recordaba lo mal que lo había pasado por sacrificarse y amar demasiado a alguien? Está claro que sólo era yo el que lo había oído llorar durante noches interminables, el que lo consolaba siempre que podía; el que lo ama en silencio desde el día que lo conocí.

Salí corriendo detrás de él. Sabía perfectamente que se encerraría en su habitación y lloraría hasta que sus ojos no tuvieran más lágrimas que derramar; aunque el sufrimiento siguiera ahí. Estaría horas y horas torturándose, culpándose de algo que él no tuvo nada que ver: no fue él quien dejo de amarlo, no fue él quien lo usó como segundo plato.

-          ¿Hyukkie?-no obtuve respuesta-  Por favor, abre la puerta.

Silencio. No se oían sollozos, ni golpes, ni gritos. Sólo un silencio sepulcral que me hizo entender que mi compañía no era, ni necesaria ni requerida.

Me dirigí a mi habitación. Antes solíamos dormir juntos, hasta que él decidió que necesitaba espacio, espacio que durante miles de noches ocupaba su eterno enamorado. Miles de noches que ése maldito desgraciado le decía lo mucho que lo amaba, lo mucho que deseaba estar a su lado, lo mucho que quería pasar el resto de su vida con él. Todo mentira.

 

-          ¿Hae? – levanté la cabeza y me encontré con su mirada a través de la puerta - ¿Estás bien?

¿Yo? ¿Bien? No. No cuando a la persona que más quiero en este mundo le hacen daño, cuando le hieren con palabras despiadadas y cargadas de maldad; no cuando la persona de la que estoy profundamente enamorado no sabe nada de lo que siento por él.

-          Sí, aunque eso te lo tendría que preguntar yo a ti.- hice una pausa – Sé que no quieres hablar del tema, pero olvida lo que ha dicho Yesung, es idiota y todos lo sabemos. Siempre tiene mal humor y…-

-          ¿Te puedo preguntar algo?- dijo acercándose a la cama- Responde si quieres, no te sientas obligado.

Asentí. Empecé a sentirme inseguro, con miedo, con ansiedad. Otra vez volvíamos a lo de antes: horas y horas en las que yo ejercía de psicológo- amigo, en las que intentaba que el dolor que Hyuk sentía por culpa de aquel cabrón fueran más llevadero. Pero hoy no, hoy no me sentía con fuerzas para volver a empezar. Esto ya había quedado atrás.

-          Tú… ¿has estado con alguien durante todo éste tiempo? Es decir, desde que debutamos, todos hemos salido con chicas o con chicos, hemos tenido nuestros amores y desamores – hizo una pausa, tragando con esfuerzo– pero tú, ¿tú que has hecho durante este tiempo? –

Su mirada era un tanto inquisitiva. ¿Que qué he hecho? Amarte en silencio. Pero claro, eso no se lo podía decir; no podía arriesgarme.

-          No he hecho nada. Ya sabes que soy muy tradicional en esto del amor, y que soy de los que esperamos la persona indicada y correcta, en el momento preciso. El problema es que todavía no ha llegado.

Mi risa relajó un poco el ambiente. Pero tanto él como yo sabíamos que aquello no era cierto.

Se levantó de la cama y me cogió de la mano. Es curioso como un roce de manos tan inocente puede hacer sentir tanto; como una sonrisa puede hacer que todo tu mundo se desvanezca hasta el punto en el que sólo quedáis los dos.

-          ¿Sabes, Hae? Hace días que quería proponerte algo. Tengo ganas de viajar, caminar, salir corriendo de aquí para olvidarme de todo lo que he pasado. Pero me he dado cuenta de que no solo yo he sufrido, por lo que el descanso nos lo merecemos los dos.- sacó del bolsillo las llaves de su coche y me las puso delante de mis ojos – ¡Nos vamos de mini-vacaciones!

-          ¿Cómo? ¿Y todo lo que tenemos programado? Te recuerdo que tenemos que ensayar, grabar el vídeo de “Oppa”, la semana que viene me voy a Taiwán con SiWon…-

-          Todo solucionado y aplazado. Si nosotros no estamos bien, no podremos dar lo mejor, ¿no es así?-

No tardé más de 15 minutos en hacer la maleta. ¿Vacaciones? ¿Con Hyuk? Eso sonaba perfecto, aunque me traía ciertos recuerdos que creía ya enterrados.

 Las últimas vacaciones que pasamos juntos fueron aquellas donde lo conoció; donde firmó la sentencia que lo condenó a ser el muerto en vida que era ahora. Mentíamos a las fans diciéndoles que había bajado de peso para el comeback, que las ojeras eran producto de muchas horas de ensayo y pocas de descanso, pero todos sabíamos el por qué de ése aspecto tan cadavérico. Quién sabe si esta vez no ocurriría algo parecido…

 

Estábamos en el coche conduciendo hacía algún sitio que Hyuk había planeado. Me sentía realmente bien: hacía mucho tiempo que nadie planeaba nada por mí, que nadie me hacía sentir especial ni siquiera sacándome a dar una vuelta. Hacía mucho que había dejado de ser importante para él, o al menos es la sensación que él me transmitía cada vez que le proponía salir juntos. El amor es como una droga, para Hyuk, una droga que estuvo a punto de acabar con él.

Llegamos a una casa cerca de la playa. ¿De qué me sonaba a mi ésa casa? Era pequeñita, blanca, con detalles en azul. No había más viviendas alrededor, estábamos solos. Entonces empecé a recordar…

 

"-          Hyuk, ¿has visto éstas revistas?-

-          ¿Las porno? Sí, me las sé de memoria. Si coges la número 6 verás una tía que le…-

-          ¡Noooooo! ¡ÉSAS!- dije señalando con el dedo-  Las de decoración.-

-          Ah, ¿que tienen de especial Fishy? ¿Vas a dejar SUJU para ser decorador de interiores?-

-          La casa que sale en portada es preciosa. Es tan bohemia… Si tuviera el dinero suficiente la compraría para pasar las vacaciones allí. ¿Te gustaría venir conmigo? -

-          La casa es muy bonita y… ¿¡tiene playa privada!? Mola… Creo que te sentirías como pez en el agua…jajajajajaja.-"


Era ésa casa. La misma que vi en la revista. No recordaba que se pudiera alquilar, pero el caso es que estábamos allí. ¿Sería casualidad o se acordaba él también?

-          Quizás no te acuerdas Hae, pero hace mucho que vimos esta casa en una revista de interiores y…-

-          Sí. Sí que me acuerdo.- dije con un brillo especial en los ojos – Gracias por traerme a verla, me trae muy buenos recuerdos: acabábamos de debutar. Hace tanto de aquello.

-          Mejor que te acuerdes, por qué la vamos a visitar cada año.- sentenció sacando unas llaves de su mochila – Es nuestra.

¿¡QUÉ!?¿¡NUESTRA!? ¿Cómo la había comprado? Si yo llamé preguntado hace años por ella y me dijeron que no estaba ni en venta ni en alquiler…

-          ¡Vamos! No te quedes ahí, entremos a echar un vistazo… La he decorado yo, aunque quizás no te guste. – hizo un puchero infantilón.

Precioso. Simplemente precioso. La decoración estaba en perfecta sintonía con el exterior de la casa, con el mar, con la playa. Se respiraba un ambiente fresco, tranquilizante; lleno de sentimientos. Recorrimos la casa de arriba abajo, aunque lo mejor fue descubrir una pequeña terraza que permitía una de las mejores vistas que se podían tener de la costa. Era sencillamente espectacular.

-          DongHae , ve a cambiarte, que ya es tarde. Yo iré a la cocina a preparar la cena. – sonrió orgulloso – No te preocupes, Wookie me ha enseñado a cocinar y ya lo domino bastante. Ve arriba.

No muy tranquilo, me dirigí a la habitación que Hyuk y yo compartiríamos. ¿Una cama de matrimonio? Esto hizo saltar las alarmas. Quizás esta casa no la compró por mí, quizás la compró para tener intimidad con el capullo de su entonces novio. Oh, Hae, que idiota has sido pensando que Hyuk iba a tener un detalle contigo…  Pero bueno, al menos estamos juntos, solos, sin que nadie nos moleste.

Me puse una camiseta cómoda de tirantes y unos pantalones de deporte, todo negro. Parecía que últimamente estuviera de luto. Cuando llegué a la cocina, una copa de vino apareció delante de mí.

-          Pruébalo. Mi madre lo compró hace unos años y lo guardaba para una ocasión especial. Creo que éste es el momento preciso. – dijo guiñando el ojo.

Salimos juntos de la cocina, en dirección a la terraza. Entramos y todo estaba cambiado. ¿Cómo puede ser que ahora haya sofás en lugar de hamacas? Bien pensado, era más cómodo, aunque no entiendo por qué tantas molestias conmigo. Supongo que me parecía extraño debido a la falta de costumbre.

Hyuk se sentó pasándome una manta. “Siéntate…” me dijo. Yo obedecí sin rechistar. Ésa noche estaba especialmente guapo. Siempre me han gustado los tintes que se ha puesto, aunque el color negro siempre ha sido mi predilección: combina perfectamente la inocencia y perversión de sus rasgos.

-          Fishy, has estado muy callado desde que hemos llegado… Dime algo. – dijo con tono suplicante.

-          El vino está muy bueno – cogí aire – aunque tengo una duda: ¿Por qué esta casa es nuestra? Es decir, ¿cuándo la compraste? ¿Por qué?

Su rostro se volvió muy serio. Tardaba tanto en responder que millones de descabelladas ideas flotaban por mi mente, predominando la sensación de que había vuelto con el innombrable.

-          Verás, cuando todo terminó y creía no poder superar nunca la situación, acudí a un psicólogo  amigo de la familia. Le expliqué todo lo sucedido y me dio un consejo: “Para superar esto, debes aferrarte a los recuerdos más felices que hayas tenido en tu vida, entre los que seguro que también se encuentra él”.-

-          Y tenía razón, ¿a qué sí, Hyuk? –

-          No del todo – pasó un brazo por encima de mis hombros – por qué me di cuenta de que los mejores recuerdos que tengo son de Super Junior, son de ti. Así que decidí trabajar duro para mantenerlos y comprando está casa lo conseguí. Recordé la casa y donde estaba, y me puse en contacto con los propietarios. Eran una pareja de ancianos, que preferían volver a su pueblo antes que quedarse aquí. – hizo una pausa- Lo que yo daría por haber estado aquí antes. Irónico, ¿no?

Sin ni siquiera saber el porqué, empecé a llorar. Las lágrimas caían por mis mejillas sin haberles dado permiso, delatándome en cierta manera y dejándome en ridículo.

-          ¿Por qué lloras?- dijo secando alguna de las lágrimas que destrozaban mi imagen de chico duro.

-          Estoy feliz Hyukkie. Te he recuperado. – dije con una sonrisa ahogada.

-          Nunca me perdiste-

-          Eso es lo que tú crees. – respondí con cierto reproche en mi voz - ¿Tienes hambre? –

Notas finales:

Espero que os haya gustado por qué.... ¡TIENE CONTINUACIÓN!

Es un poquito más largo de lo habitual, pero creo que no está mal... :)

Si quereis que siga... ¡REVIEW! Aunque no os obligo a nada... *cara de pena*

Muchos besitooooos :D


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